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Harry Potter y las realidades deseadas de Samantha.

Samantha descubre el nuevo mundo de los viajes a diferentes realidades, es una huérfana, que descubre las aventuras de Harry Potter y piensa ser parte de ellas. Cueste lo que cueste. Créditos y todos los derechos reservados a J.K. Rowling por personajes, escenarios y trama. Lo único que hago es modificar las escenas y agregar nuevos personajes.

manzanaverde · Book&Literature
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9 Chs

Capitulo VIII: Navidad y el espejo de Oesed

Vista de Samantha:

-¡Chicos!- exclamo levantándome de mi lugar en el jardín, Potter y el niño colorado, reían mientras caminaban, a lo que parecía su casa. Me saludaron emocionados y esperaron a que llegara hasta ellos.- pensé que pasarían las fiestas en sus casas...

-No, por suerte- susurra Ronald, Harry aguanta su risa y niega.- Además tenemos cosas mas importantes que hacer.

-¿Como? No me digan que Hermione les dejo deberes para repasar.-Ronald parecía ofendido por lo que he dicho.

-¡Esa loca jamás me controlara! Estamos con un tipo que... ¡Oye Harry!- exclama el pelirrojo, molesto y adolorido del brazo, por tremendo golpe, que Potter le había ocasionado. No necesitaba insistir para saber de que hablaban, siempre es la misma historia, sabría todo lo que este trio de amigos haga.- No hacemos nada.

-No eres bueno evadiendo cosas, ni mucho menos mintiendo. - parece apenado porque el azabache le estaba mirando de una manera amenazadora.- Nicolás Flamel ¿No? El alquimista. Hagrid tampoco es bueno escondiendo secretos, estaba muy preocupado el otro día en la biblioteca. Le advirtió a la señora Pince que no despegara sus ojos de ustedes...

-No se te escapa nada ¿Verdad?- me encojo de hombros sin parecer tan interesada, pero estoy mas que eso, me encuentro desesperada de saber que es lo próximo que harán. Me tomaría en serio cuidar a Harry Potter y por que no a sus amigos, también estaba planeando una estrategia para que Draco evitara a su padre lo mas pronto posible, pero el seguía siendo muy dócil ante el.

Con los chicos nos sentamos en los escalones frente a la entrada del castillo, exactamente en el mismo lugar en el cual McGonagall nos recibió a comienzos de año. Me estaban contando lo que hicieron ayer, jugaron al ajedrez mágico, Seamus sabia jugar y al salir de la enfermería, dos días después de mi, lo recibieron con eso. Hasta planeamos en que trataría de entrar a Gryffindor en la mañana de Navidad para no pasarla a solas.

Vista del escritor:

En la víspera de navidad, Samantha se fue contenta y deseando, que su familia envié regalos. Aunque trataba de no ilusionarse mucho, porque la situación de los Jones era complicada y no esperaba mucho de su abuela. En cuanto la mañana llego, la niña no dudo en saltar de su cama, solo se puso un abrigo sobre el pijama y zapatos para despedirse de su habitación, lo mas rápido posible. Bajando las escaleras a la sala, donde yacía un gran pino decorado con luces blancas, al rededor de este, se encontraban como unos diez regalos.

Por supuesto, que de todos esos, solo tres eran de ella. Los niños de Slytherin casi siempre pasaban navidades en sus hogares, muchos nunca lograban acostumbrarse al castillo, sin embargo, Jones esperaba nunca irse. Se guardo la emoción de abrir los regalos en ese instante, los acomodo entre sus brazos y partió hacia la torre de Gryffindor.

-"Hocico de cerdo"- susurro a la Dama Gorda, era tan temprano que la pintura apenas abría sus ojos del cansancio. No dudo en dejar pasar a la niña de otra casa y siguió con su siesta profunda. Ayer, en la charla de las escaleras, Harry dejo escapar, a propósito, la contraseña de su casa, mas que nada; los niños sentían pena por Samantha y no querían dejarla sola- ¿Seria inapropiado ir a sus cuartos... ¡Chicos, feliz navidad!

No le dejaron ni pensar a la castaña, cuando Ronald y Harry, bajaban con sus regalos, aun sin abrir, en brazos.

-¡Feliz navidad Jones! Lamento no ser el mejor amigo de todos, nunca ningún Weasley fue amigo de un Slytherin.-le dijo el niño, medio sonrojado, le entrego un obsequio, que al tenerlo entre sus manos, Samantha, diferencio una prenda de ropa. Trataba de convencerse de que no iba a emocionarse, pero no lo contuvo y se lanzo a abrazar a ambos niños.

-Ahora abramos los regalos- susurra Potter emocionado. Como tanto insistió, fue el primero en abrir un paquete, era una flauta tallada por parte de Hagrid, luego recibió una moneda de parte de sus tíos, un suéter Weasley, chocolates de parte de Hermione y...

-Una capa invisible- exclamaron Samantha y Ron a la par, del asombro, nunca han visto una y realmente es llamativa, era una capa brillante y plateada; lo obligaron a que se la pruebe y casi caen de sus asientos.

-¡Lo es! Tus pies desaparecieron... ¡Mira ha caído una nota!- los tres estaban tan acelerados, que el corazón parecía querer saltar de sus pechos.

"Tu padre dejó esto en mi poder antes de morir. Ya es tiempo de que te

sea devuelto. Utilízalo bien. Una muy Feliz Navidad para ti." sin ninguna firma.

-No si, que miedo- dijo la niña, acercándose para sentir el tejido de la prenda. Sin despegar la vista de los niños, de la capa, siguieron abriendo regalos. Ron recibió muchos dulces, tejidos de su madre y muchas cartas de parientes lejanos. Y finalmente, era turno de Samantha, sus cuatro regalos los ordeno de los mas pequeños a lo que ella veía como, enormes.

El primero estaba envuelto en un papel de regalo bonito y simple, era negro con lo que parecían flores plateadas, venia por parte de Draco, unos dulces y un collar con las iniciales de Malfoy y Jones. El segundo también decía, que era de Draco Malfoy, aunque esa letra cursiva no era de su amigo: reconoció la letra de su madre al instante, de la caja de madera se desplegó un típico gorro de bruja y un estuche de terciopelo rojo para su varita.

-Quien habrá sido el que envolvió esto- agrega Ron, pasándole a Sam, el tercer regalo de navidad. Eran pergaminos viejos, que se unían mediante sellos de cera roja. Era difícil saber de donde provenía la marca pero lo dejaron pasar para ver lo que habia dentro de la gran caja. Un kit de escritura, con plumas, diarios, pergaminos y sellos.- Vaya regalo, también tienes una nota.

"Veo que tratas de cumplir lo que te pedí, muchas gracias Samantha. Te dejo este valioso regalo, se que te servirá, por lo que me has contado de esos guiones. Feliz navidad"

La azabache sonrió, sabia perfectamente quien era, de alguna manera le aliviaba saber que Albus estuviera al tanto de todo. Por ultimo, abrió el regalo que Ron le entrego en medio de la sala, era un suéter como el de Harry pero tenia una S en el medio.

-¡Me encanta! Dile gracias a tu madre por el detalle, es super cómoda.

-Si tu dices...

Jones no paraba de reír con las anécdotas de Ronald y su madre, seguían en la sala, cubiertos de mantas y Harry Potter, observando su capa desganado. El niño se sentía extraño, ¿Quién seria el de la capa? Iba a olvidarse del tema y pasarla bien con sus amigos, en cuanto el menor de los Weasley, no pudo dejar pasar la cara de su amigo.

-¿Harry que sucede...- Pero antes de que pudiera decir algo, los gemelos Fred y George entraron, Harry guardo la capa como pudo y sonrió forzado a los mayores.

-¡Feliz Navidad! ¡Fred mira, todos recibieron el jersey de mama!

-Que suertudos- susurra George mirando hacia su regalo, llevaban jersey azules con las iniciales de sus nombres.- Los de Samantha y Harry son mejores, como se nota que se esfuerza mas con los que no son de la familia.

-Molly nos cree tontos, puso etiquetas con nuestros nombres, no somos tan estúpidos. Sabemos que uno es Fred y otro es George...

-¿Que es todo este ruido?- todos abrieron sus ojos de sorpresa y tomaron a Samantha de los brazos para esconderla debajo de las mantas. Percy no es tan blando como sus hermanos, no le importaría echar a nadie del lugar y menos a la niña de primer año, que había estado tirando palabras llenas de basura, desde un comienzo.

Casi sin aire, la niña escucha la conversación y el ruido de como Percy comenzó a abrir sus regalos por el camino.-¡Percy también recibió un suéter! P de prefecto, vamos ¡Pruébatelo! Hasta Harry tiene uno.

-No quiero- agrega Percy molesto. Los gemelos no lo escucharon y lo obligaron a ponerse la prenda.

-Además no te sentaras con los prefectos hoy- agrega George- La navidad es para pasarla en familia.

Finalmente decidieron de tomar, a su hermano mayor, de los brazos directo al comedor para que la niña pudiera salir de su escondite.

Samantha Jones no había celebrado en su vida una comida de Navidad como aquélla. Un centenar de pavos asados, montañas de patatas cocidas y asadas, soperas llenas de guisantes con mantequilla, recipientes de plata con una grasa riquísima y salsa de moras, y muchos huevos sorpresa esparcidos por todas las mesas. En el orfanato solo podían elegir dos aperitivos de la mesa y nada de regalos, para la niña, sin dudas eran gloriosas estas festividades. Hubiera sido la mejor de todas, sino fuera por que su mesa de la casa estaba vacía, Minerva antes de cenar le hizo miraditas para que se vaya a sentar con todos los leones, que estaban encantados por la idea (excepto por Percy)

Harry, Sam y los Weasley pasaron una divertida velada, luego del almuerzo fueron al parque y tuvieron una batalla con bolas de nieve. Mas tarde fueron por helados y comida que había sobrado del mediodía. Mientras merendaban, la lechuza de la única niña, llego con una carta de Hermione Granger, donde le pide que también busque sobre Flamel, también diciendo que cuide a los chicos y que sean responsables.

Al final del día, todos se sentían hartos y llenos de la panza, se quedaron una ultima hora molestando a Percy y finalmente, todos a sus camas.

Vista de Samantha:

No pude dormir mas de dos horas, no era opción volver a dormir, soñaba con mi realidad recurrente donde soy huérfana y nadie mira por mi. Sin embargo, ya sabia con que ocupar el tiempo, solo me puso los mocasines que Astoria olvido en el dormitorio, mi abrigo y la varita.

Esta noche Harry Potter entraría a la sección prohibida de la biblioteca y necesito cuidarle la espalda. Estuve pensando y las profecías no pueden cambiarse, apuesto que Dumbledore sabe eso. Yo solo puedo cuidar los costados de Potter, pero el destino ya esta hecho.

-"lumos"- susurro apuntando con mi varita hacia los pasillos, la biblioteca quedaba lejos de las mazmorras pero valía la pena. La capa era mas escurridiza de lo pensé, ni siquiera distingo el movimiento de la tela, aunque lo delata Harry sacando la mano para rascarse la cabeza.-Harry...

-Por Merlín Jones- susurra enojado tirando de mi suéter Weasley, para esconderme debajo de la capa.-Como rayos te enteraste que veía hacia aquí.

-No te estaba buscando a ti, buscaba a Snape, un niño de tercero se descompuso. Que haces aquí de todas formas?

-Vamos a leer acerca de Nicolas Flamel

-¿Vamos?- asiente mirando hacia el frente. La biblioteca estaba oscura y tenebrosa, encendí la lampara que traía Harry para ver las filas de los libros. La sección prohibida se encontraba en el fondo del lugar, pasamos con cuidado la soga que los separa de los libros permitidos. Debíamos caminar en sintonía, para que nuestros pies no escapen de la capa.

De igual manera, los libros no decían mucho, algunos no tenían ni títulos, otros lenguas inentendibles y hasta uno tenia manchas de sangre. Deje la lampara con cuidado y observamos la estantería de la derecha, Harry agarro un libro de contextura grande, de colores plateados y pesado, sin embargo al abrirlo, desprendió un grito desgarrador.

Lo había olvidado completamente, tape mis oídos y mi compañero lo cerro lo mas rápido posible.-Debemos irnos, seguro Filch nos escucho...- susurro obligándonos a ir, sabia perfectamente a donde íbamos. Ver a sus padres será reconfortante para Potter.

Habíamos llegado a un lugar lleno de armaduras, de nuevo lo guie lejos de allí, ya que Snape y Filch hablaban de que alguien se coló a la zona prohibida. A la izquierda del pasillo lleno de armaduras, había una puerta entreabierta.

Era nuestra única esperanza.

Nos deslizamos, conteniendo la respiración y tratando de no hacer ruido. Entramos en la habitación sin que nos notaran. Pasaron por delante de nuestro, Harry despistado tenia pensado seguir caminando, pero lo empuje contra la pared, mientras escuchábamos como los pasos que se alejaban.

-Ya estamos a salvo- susurro saliendo de la capa de invisibilidad.

Era el aula en desuso. Las sombras de sillas y pupitres amontonados contra las paredes, una papelera invertida y apoyada contra la pared de enfrente... Había algo que parecía no pertenecer allí, como si lo hubieran dejado para quitarlo de en medio.

Era un espejo magnífico, alto hasta el techo, con un marco dorado muy trabajado, apoyado en unos soportes que eran como garras. Tenía una inscripción grabada en la parte superior: Oesed lenoz aro cut edon isara cut se onotse.

Harry se acerco al espejo y tuvo que tapar su boca con las manos de la impresión, yo no podía ver lo mismo que el pero se lo veía emocionado.

-¿Mamá... papá? - se quedo eternos minutos contemplando el reflejo, quise intentarlo pero me entro miedo. ¿Qué podría haber para una muggle impostora como yo?- Vengamos mañana con Ron.

...

-¿Estas seguro que entramos todos? Mis brazos se ven- dice Ronald con una mueca, volteamos los ojos con Potter. Comenzamos el recorrido todos apretados, Ron tenia frio y se quejaba todo el tiempo, Harry comenzaba a perder la paciencia y yo, solo quería que Severus no se de cuenta de que seguimos merodeando por la biblioteca, luego del incidente de ayer.

-Ya llegamos- susurro Harry emocionado, nos deshicimos de la capa y abrimos la puerta para entrar. El azabache corrió exaltado hacia el espejo para enseñárselo a Ronald.-¡¿Ves!?

-Harry ahí no hay nada, solo es tu reflejo...

-¡No! Ven y mira bien- tomo a Ron del brazo y lo estiro hacia el frente del espejo.

-¡Mírame! -dijo Ron.

-¿Puedes ver a toda tu familia contigo?

-No... estoy solo... pero soy diferente... mayor... ¡y soy delegado!

-¿Cómo?

-Tengo... tengo un distintivo como el de Bill y estoy levantando la copa de

la casa y la copa de quidditch... ¡Y también soy capitán de quidditch!

Ron apartó los ojos de aquella espléndida visión y nos miro emocionado.

-¿Crees que este espejo muestra el futuro?

-¿Cómo puede ser? Si toda mi familia está muerta... déjame mirar de

nuevo...

-Lo has tenido toda la noche, déjame un ratito más.

-Pero si estás sosteniendo la copa de quidditch, ¿Qué tiene eso de

interesante? Quiero ver a mis padres.

-Chicos...- les digo acercándome.

-No me empujes.- entre los débiles empujones, mi reflejo me deja ver una chica mas grande, con el cabello largo y mi cuaderno que Albus me regalo entre sus manos. La pelea de los chicos ya me es ajena y solo puedo observarme, siendo mayor y muy bonita, pero no lo es todo, mamá me acaricia el hombro y papá, un hombre pálido y de cabello medio largo y desordenado negro, me saca la lengua haciéndose el chistoso.

-Ojala fueran mis verdaderos padres- susurre aguantándome el llanto. Observo mi ropa del reflejo y llevo el uniforme de Slytherin, en el suelo a mi alrededor, habían cosas que pertenecían a mi orfanato y por ultimo un álbum de fotos cerrado. Tenia detalles de hojas doradas en una cuerina negra.

Un súbito ruido en el pasillo puso fin al momento. Apenas se habían dado

cuenta de que hablaban en voz alta.

-¡Rápido!

Ron tiró la capa sobre nosotros justo cuando los luminosos ojos de la Señora

Norris aparecieron en la puerta. Permanecimos en silencio hasta que se fue.

No puedo descansar de estos chicos, de nuevo discutían por el espejo, Harry quería volver por tercera vez y ya no me daba gracia acompañarlo. Rowling no menciona nada acerca de una tercera vuelta por esos pasillos.

...

Desayune junto a los gemelos, mientras observaba todos los movimientos del director.-Saben por las dudas a donde va Dumbledore después del desayuno...

Pero Fred y George negaron con la cabeza porque tenían la boca llena de calabaza. Espere sentada, tanto que los Weasley se despidieron de mí golpeándome con una servilleta por la nuca. No tengo prisa, pero de la nada, el director se levanta de su asiento: acomoda su ropa y camina entre las dos mesas del medio, hacía la salida.

-Señor...- susurro, el voltea su cabeza hacia mi y me guía con sus ojos para que lo acompañe. Sus pasos parecen muy apresurados y no me da el tiempo de hablar.- Quería decirle algo, que considero importante. Harry descubrió el espejo de Oesed.

Abruptamente bajo su marcha y espero a que llegue junto a el.-¿Y que sucede?

-Estábamos dando unos paseos en la noche con la capa invisible, se que estuvo mal pero teníamos que escapar del profesor Severus y de Filch. Entramos a una habitación y ahi estaba el espejo, a la próxima vuelta se lo enseñamos a Ronald y ahora... Harry quiere volver otra vez.- respiro por primera vez entre palabras y continuo.- estoy preocupada de que pueda obsesionarse con el espejo, extraña mucho a sus padres señor...

-Gracias por decírmelo, por mera causalidad, ese espejo abandonara mañana el castillo para siempre. No debes buscarlo nunca Sam ¿Entendido? A veces, llevarse por los sueños, puede ser muy peligroso y doloroso también... solo deja ir a Harry y yo hace el resto.- de nuevo la preocupación me invade ¿Que podría hacerle?- Solo hablaremos... no te preocupes.

Retome el camino a las mazmorras pero una capa larga y negra, golpeo mi rostro. No tuve que mirar para saber que fue el profesor Severus Snape, no me intimidaba para nada, bueno, un poco.

-Si vuelvo a enterarme que San Potter y tu están merodeando por las noches y tratando de entrar a la sección prohibida de la biblioteca, no temblare en restarle puntos a mi propia casa ¿Entendido?- asentí frenéticamente, sonaba molesto pero su rostro demostraba lo contrario.- Igual al mismísimo Jones, ya deja de hacer líos...

-Si señor- susurro asustada mientras lo veo seguir la dirección del director Dumbledore, si le cuenta lo de la sección prohibida estaremos acabados, no será fácil de explicar y menos para Harry, Hermione y Ron, que hasta molestaron al perro de tres cabezas.

Aunque me siento mas tranquila contando sobre el espejo a alguien, si Harry seguía exagerando todo lo que hacía, me convertiría en la chismosa del director Albus Dumbledore.