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CAPÍTULO 11: HA PASADO TIEMPO...

Al abrir la puerta de mi oficina, puedo observar que Christofer camina de un lado para el otro, como si fuera hacer un hueco en el piso.

 

- Y bien... que ocurrió?, qué hablo con mi padre?. - Me bombardea con preguntas al verme.

 

- Tranquilo... son muchas preguntas al mismo tiempo. - Le respondo riéndome un poco por verlo algo nervioso antes de continuar.

 

- Se lo resumiré en esto... puede estar tranquilo ahora. De ahora en adelante... Virginia Hazzard no podrá volver a poner un pie en ninguna de las instalaciones de esta empresa, por lo que usted podrá trabajar con la tranquilidad de que ella no volverá a molestarlo.

 

En cuanto termino de hablar, Christofer se abalanza sobre mí, cogiéndome por la cintura y dándome un par de vueltas en círculos por los aires, provocando que mis pies vuelen.

 

- Gracias, gracias... - Me dice al oído mientras me da las vueltas.

 

- De nada. - Le digo cuando me deposita en el suelo, intentando no caerme por lo desubicada que estoy por culpa de las vueltas.

 

- Y como lo consiguió?. - Me pregunta al ayudarme a tomar asiento.

 

Le cuento rápidamente en forma de resumen lo que había ocurrido hace un momento en la oficina de su padre.

 

- Definitivamente... usted es mi héroe, ha logrado lo que mi hermano y yo no hemos podido hacer durante años que es dejar en jaque a los Hazzard. - Me dice muy contento.

 

- Solo hice lo que era necesario, pero he de confesarle que me ha tocado decir que mi arquitecto líder se ha retrasado algo con su trabajo para que sonara un poco más grave el problema. Lo siento mucho si lo pongo en aprietos con su padre. - Le digo muy apenada por el problema en que lo he metido.

 

- No se preocupe por eso, no sería la primera vez... y si es por un buen propósito que es sacar a esa mujer de acá, me doy por bien servido. - Me contesta sin darle importancia a mis palabras.

 

- De todas maneras Christofer, tenga cuidado con esa mujer. Yo le ayude con ella para que no vuelva a la empresa, pero por fuera... la situación es distinta y una mujer obsesiva como ella, humillada, rechazada, herida... se vuelve muy peligrosa.

 

- En ese caso, tendré que venirme a vivir a la empresa. - Los dos nos sonreímos pero luego vuelvo a ponerme seria.

 

- Seriamente Christofer... tenga mucho cuidado con ella, hasta el punto de no recibirle ni un vaso con agua, tome sus precauciones. La vida me ha enseñado a que no hay que confiar prácticamente en nadie y menos de personas así.

 

- No se preocupe, la tendré y muchas gracias por lo que acaba de hacer por mí. - Me contesta serio, pero luego de darme las gracias nuevamente, se acerca al escritorio y me toma de las manos para besarlas sin dejar de mirarme, por lo que no puedo evitar colocarme algo nerviosa.

 

De repente, su celular suena como si le hubiera acabado de entrar un mensaje, por lo que suelta mis manos para poder sacar su celular del bolsillo derecho de su pantalón, ve el mensaje, suspira y me mira.

 

- Parece que mi hermano necesita hablar conmigo urgentemente. - Me dice algo fastidiado y preocupado a la vez.

 

- Bueno... pues no lo haga esperar, yo creo que nosotros ya hemos terminado. - Le digo al colocar mis manos en la laptop.

 

- De todas maneras, muchas gracias nuevamente por lo que acabo de hacer por mí, estaré eternamente agradecido... nos vemos, no le quito más su valioso tiempo con mis cosas y que tenga un resto de feliz día. - Me dice mientras se dirige hacia la puerta.

 

- Igualmente... - Le contesto y él me regala una sonrisa antes de marcharse.

 

En cuanto lo hace, dejo la laptop y observo mis manos que aun sienten el contacto de las suyas y cuando me acuerdo de que él las besó, no puedo evitar sonrojarme un poco.

 

Es evidente, que a pesar del tiempo que ha pasado, del tiempo en que nos hemos dejado de ver y que él no me reconoce por los cambios que tuve que tener por culpa del accidente que sufrí... su contacto y su cercanía, todavía me afecta y más de lo que me hubiera podido imaginar, como si el tiempo no hubiera pasado.

 

Después de dejar que mi mente divagara por un buen rato, caigo en cuenta de algo, por lo que me apresuro a coger mi celular para hacer una llamada.

 

- Buenos días Max. - Saludo apenas me contestan al otro lado de la línea.

 

- Buenos días señorita Hayden.

 

- Stefania, Max...

 

- Stefania.

 

- Hoy ocurrió algo que cuando regreses te lo contaré, pero por ahora, necesito que me ayudes con algo y ese algo es que contrates seguridad para Christofer Hoffman. Necesito personas que sean discretas, que se comporten como fantasmas, que desaparezcan y aparezcan cuando sea necesario, mejor dicho... que sean indetectables.

 

- Conozco a los indicados. - Me responde muy serio y preocupado.

 

- Perfecto, gracias Max. - Le digo para luego colgar.

 

Observo las paredes y el ventanal de mi oficina por un momento y comienzo a sentirme como encerrada, por lo que decido irme y no trabajar por el día de hoy acá, recojo mis cosas y salgo de la oficina. Antes de irme, le aviso al grupo de empleados que están cerca de mi oficina, que me ausentaría por el resto del día y que si alguien de los Hoffman me necesitaba, que me llamen al celular, luego salgo de las instalaciones para irme en mi auto sin rumbo fijo.

 

Después de conducir por algunos minutos, tomo la decisión de ir a visitar a mi madre por un rato. Conduzco hasta allá, compro en la entrada del cementerio un ramo de flores y luego me dirijo hacia su tumba.

 

Al llegar, puedo ver que su tumba se encuentra muy diferente a cuando la visité por primera vez después de muchos años de ausencia. Esta vez, se ve limpia, ya no tiene moho, tiene muchas flores, sus letras pueden verse y leerse sin manchas de barro, hasta las han vuelto a pintar. Me arrodillo y organizo junto con las que ya tiene, las flores que acabo de traerle.

 

- Hola mamá, discúlpame porque de nuevo te he vuelto a fallar y no he venido antes como te lo prometí. Además... sé que no estás de acuerdo con lo que estoy haciendo, aunque debes de saber que yo no planee venir acá desde el principio, ni mucho menos volverlos a integrar a mi vida. Pero al parecer, el destino tiene otras cosas planeadas para todos nosotros y yo ya no puedo permitir tanta injusticia y tanta maldad...

 

Después de estar un rato en el cementerio, salgo de este y veo la hora en el celular, es hora de almorzar y se me acaba de ocurrir una idea, ya que así podría comer muy rico y podría volver a verla después de tanto tiempo, a la vez que me puedo asegurar por mí misma, que todo está en orden con ella y su familia.

 

Me subo al auto y conduzco por algunos minutos más hacia el lugar al que quiero ir, después llego y aparco cerca, me bajo y camino hacia el restaurante de los Fix. Al llegar a la entrada, suspiro antes de ingresar y cuando ya me siento lista, abro la puerta. En cuanto lo hago, puedo ver que está cogiendo algunos pedidos en la barra del restaurante que separa a la cocina del resto del lugar. Doy un vistazo por el lugar para encontrar una mesa disponible y para mi fortuna, encuentro una al lado de una de las ventanas, avanzo hasta la mesa y tomo asiento en una de sus sillas.

 

A pesar de que ha pasado tiempo, puedo ver que siguen siendo una familia muy unida y trabajadora, porque sin importar lo ocupados que estén, se abrazan o se dan besos en las mejillas como muestra de cariño.

 

- Buenas Tardes. - Me dice Gwen al acercarse a mi mesa.

 

- Hola... buenas tardes... qué tienes para almorzar?. - Le pregunto con una sonrisa y un poco nerviosa.

 

- Aquí tienes la carta. - Me contesta al entregarme un folleto.

 

- mmm todo se ve tan rico que no sé qué pedir... qué me recomiendas?.

 

- Que le parece el arroz mediterráneo con langostinos, pulpo...

 

- Si, me encanta... regálame un plato por favor. - La interrumpo al pedir la comida que de verdad se me antoja.

 

- Vino?... - Me pregunta mientras toma nota en su pequeña libreta.

 

La observo por un momento y puedo darme cuenta de que no ha cambiado mucho, su esencia es la misma... sigue siendo amable y muy sonriente. Su aspecto físico ha cambiado algo porque ahora es un poco más alta, le pongo que mide tal vez un metro con sesenta y dos centímetros. Tiene su cabello negro largo, recogido en una cola de caballo, piel blanca y ojos de color gris, con cuerpo atlético porque siempre le ha gustado hacer ejercicio. Es tan bonita, que cuando camina por las mesas, algunos de los clientes se quedan embobados al verla pasar.

 

- Si... por favor. - Respondo cuando escucho que nuevamente me hace la pregunta de si me trae vino para beber con la comida.

 

En cuanto le contesto, ella se aleja para pedir mi comida en la barra y mientras la vuelvo a observar, caigo en cuenta de que por su actitud y trato hacia mí, ella tampoco me ha reconocido como todos los demás a los que ya he visto.

 

Mi mejor amiga de la infancia no me reconoció y no la culpo, ya que por la gran cantidad de cirugías a las que fui sometida durante los cinco años de recuperación, algunas de ellas fueron estéticas para borrar cicatrices, por lo que quedé muy diferente a quien era antes. Sin contar, que ya habían pasado diez años desde la última vez que los vi a todos antes de regresar.

 

- Qué le pareció la comida?. - Me pregunta Gwen al servirme el postre que es una tarta de manzana.

 

- Delicioso... muchas gracias. - Le contesto nuevamente con una sonrisa.

 

- Cuál es tú nombre?. - Le pregunto supuestamente por cortesía, ya que en teoría, yo no la conozco.

 

- Me llamo Gwen, Gwen Fix. - Me responde mientras me sirve la taza de café.

 

- Mucho gusto en conocerte Gwen, mi nombre es Stefania Hayden. Hay algún problema si me quedo en esta mesa trabajando?, seguiré consumiendo y...

 

- No hay problema. - Me responde al interrumpirme.

 

- Gracias. - Respondo, ella se aleja y yo saco mis cosas para comenzar a trabajar en el lugar.

 

Después de pasar toda la tarde ahí, logro terminar todo el trabajo que tenía para hacer, me estiro un poco y veo el paisaje por la ventana del restaurante. Hace una tarde maravillosa, veo nuevamente el reloj y son las cinco de la tarde, así que decido que ya es hora de irse porque Dastan me espera en casa. Le hago una señal a Gwen para que me traiga la cuenta, ella llega unos minutos después y me la entrega, miro el valor y le entrego más de lo que es.

 

- Quédate con el cambio. - Le digo mientras recojo mis cosas de la mesa.

 

- Pero es demasiado, está segura señorita Hayden?.

 

- Claro... además, también estoy pagando por apoderarme de la mesa toda la tarde, evitando que alguien más consuma en el local.

 

- No se preocupe por eso y puede volver cuando quiera. - Me responde Gwen.

 

- Te tomare la palabra... - Le contesto al levantarme de la mesa.

 

- Acá están los datos del restaurante por si llega a necesitar servicio a domicilio. - Me comenta al entregarme una tarjeta.

 

- Perfecto, gracias Gwen, nos vemos...

 

- Adiós y fue un placer conocerla. - Me responde con una enorme sonrisa.

 

Salgo del lugar para dirigirme hacia el auto y después irme hacia mi casa.