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Capítulo 3: El reloj de la promesa

Es una mañana bastante soleada el día de hoy ¿Sabes? Los pájaros estaban entonando hermosas canciones al ver como el sol salia nuevamente un día más para iluminar las vidas de las personas.

Después de visitar a mi amigo anoche, descansé en una posada cercana a la taberna de anoche para asi asegurarme de que el muchacho de ayer ya no le diera más problemas a esa dama y al viejo en su negocio. 

Por la mañana me desperté tranquilamente, me vestí y me preparé para salir a desayunar lo más pronto posible, sin embargo, de repente alguien tocó violentamente la puerta del cuarto dentro de la posada en la que me quedaba, era una voz gruesa que gritaba:

—¡En el nombre del conde Banyronix, abre la puerta! 

Alguien rompió la ventana a mi izquierda al mismo tiempo que se escuchaba eso y un hombre de armadura negra entró, apuntandome con una ballesta con la intención de disparar a quemarropa si intentaba algo. Simplemente me quede sentado en mi cama como si no me importaran tales acciones. 

¡CRACK!

Después de que la patearon violentamente, ahora la puerta estaba rota. Algunas personas con varios tipos de armaduras de color negro rodearon mi cama apuntándome con sus armas. No presenté resistencia alguna ante eso, aunque era sorprendente que todo esto sucediera de la nada, esperaba que me sacara de la monotonía. Esperé a que se me diera una explicación de tal situación.

—Ehhh… Disculpen, están en mi cuarto, creo que el de a lado está desocupado. 

Yo, despreocupado como siempre, hablé hacia los hombres, sin embargo, los hombres estaban serios, sin mencionar una sola palabra.

Se escucharon pasos detrás de ellos y los hombres abrieron paso a su aparente líder que hizo su aparición. Un hombre de casi 2 metros de altura, complexión fornida, cabello largo y atado en una cola de color cafe oscuro, su armadura era negra también, pero con la diferencia de que tenía dibujada una estrella blanca en la parte derecha del pecho, no portaba armas, el me hablo de manera despectiva.

—Mocoso ¿Sabes a quien acabas de hacer enojar? 

—Te digo que la habitación de al lado está desocupada, pero si tanto quieren esta, se las doy, cielos.

Me levanté de la cama de un salto y todos parecían estar a punto de atacar, sin embargo el líder evito eso haciendo una especie de seña con su mano para que no atacaran, él se acercó a mí para hablar.

—Ayer golpeaste al hijo de un noble y a sus guardias ¿No es verdad? 

—Bueno, ayer golpee a un tonto en una taberna, aunque él me atacó primero ¿Por qué?

Dije como haciendo memoria del evento de ayer, al parecer ellos estaban aquí, no por la habitación, si no porque trabajan para míni Banyronix. Al escuchar mi respuesta el hombre asintió, como asegurándose de que yo era la persona correcta y uno de los soldados le pasó algo parecido a unas esposas, me miro amenazantemente, diciendo:

—Necesitamos que nos acompañes, si no quieres ir por las buenas, entonc…

—No hace falta tanto drama amigo, de todos modos, iba a visitarlos pronto jeje. Pero qué invitación tan formal de su parte. 

Interrumpí sus palabras para no alargar esto más. El punto es que querían llevarme con los descendientes Banyronix por que se los ordenaron, era su trabajo y de todos modos los iba a ir a ver uno de estos días, al parecer eso sería hoy. 

Al ver ni buena disposición y mi comportamiento algunos de los soldados no sabían si fingía o si solo era un tonto, pero para asegurarse aún así me pusieron las esposas. 

—Bien, pues esto es solo por protocolo, vamonos hombres, ¡Qué alguien lleve el mensaje de que encontramos a la persona!

Me empujaron un poco para empezar a caminar en dirección de la mansión Banyronix, las esposas no me gustaban, así que simplemente me las quite con suma facilidad ya que estaban hechas de metal. Aparentemente parecía que no lo habían notado, igual camine como normalmente lo haría, las personas me veían raro cuando pasábamos. 

—Ehh ¿El festival del dragón blanco está bastante cerca, no? 

Pregunté al líder, picando un poco su espalda con mi dedo, este se sorprendió por mi repentina acción, pero parecía alguien bastante estoico en mi opinión. 

—¿Eh? ¿Y tus…? ¿Cómo demonios te quitaste las esposas? 

—Oh…

Se me olvidó que me las había quitado, más que enojado, parecía sorprendido de que me las haya podido quitar. Se detuvo e hizo una seña a uno de sus hombres que le trajo otro par de esposas para ponermelas. Este se aseguro de ponerlas bien y luego emprendimos el viaje nuevamente, fue lo suficientemente amable como para responder mi pregunta anterior.

—Así es, el festival de este año será muy especial ya que se dice que el honorable emperador vendrá a ver el festival también, aunque esto es solo un rumor. 

—Ohh… Ya veo, ya veo, parece que se pondrá bueno.

Me quité las esposas nuevamente mientras hablábamos haciendo uso de mi poder. Fue tan sutil que otra vez nadie lo notó. Después de hablar durante un tiempo me dijo que su nombre era Derek y que era parte de algo llamado guardia del dragón blanco junto con sus hombres. Es una especie de guardia personal de élite que se le asigna a el patriarca actual del clan por el emperador del momento, lo cual era extremadamente raro, ya que el emperador era sumamente importante y solia estar bastante ocupado. 

Pronto llegamos a la mansión del clan Banyronix, parecía mas una especie de pabellón gigante que una mansión "¿¡Wha!? ¿¡Qué es esto!? ¡Todo ha cambiado tanto!" Pensaba para mis adentros sin ocultar mi sorpresa. Había patios enormes donde se entrenaban los soldados, estatuas por doquier de los patriarcas antiguos y sus contribuciones al clan y algunas estatuas de dragones peleando contra soldados, todo parecía genial. Parecía que había cambiado mucho desde la última vez que vine a la sede del clan, ya que la última vez que estuve aquí fue hace unos 380 años o algo así. Iba de aquí para allá, mirando todo y subiendome a las estatuas de dragones.

—¡Woaaah! ¡Todo es muy bonito! 

—¡Hey! ¿¡Cómo diablos te quitas las esposas!? ¡Vuelve aquí!

En este punto ya me había quitado 6 esposas, parecía hasta cómico como de alguna manera intentaban mantenerme quieto aquellas personas sin saber que realmente yo estaba ahi por voluntad propia. Podía irme en cuanto quisiera, pero tenía algo que hacer aquí.

Llegamos finalmente hasta una puerta grande de color rojo que se abrió, fui recibido por un montón de soldados formados en dos columnas a un lado y al otro. Al final de estas filas de guardias, había un asiento en el que un viejo estaba sentado con un joven a su lado. Parecía que ese era mini Banyronix. Al verme, su rostro cambió a uno de ira, apuntando con el dedo en mí dirección, exclamando:

—¡Padre, es él!

—Ya veo…

Parecía que el padre esperaba a alguien con un semblante más peligroso que el mío. A lado de estos hombres parecía más que estaban recogiendo a un niño de la escuela que escoltado a un criminal peligroso, en dado caso, no me consideraba ninguno de esos dos casos, simplemente soy un amigo visitando la casa de otro después de un largo tiempo.

—¡Hey, mini Banyronix! ¿Ya vas a dejar de acosar a esa niña? Se ve que está enojada contigo.

—¿Qué dem…? ¿Cómo te atreves a hablarme así en esta situación? ¿No le temes a la muerte?

Claramente me estaba refiriendo a la chica de la taberna, parecía que él me entendía, por que su cara cambió nuevamente a una aún más enojada, yo no estaba preocupado en lo absoluto por eso, de hecho, lo consideraba bastante gracioso. 

—¿Ehh? ¿Qué situación? Vine aquí por cuenta propia, en todo caso, yo no estoy encerrado con ustedes, ustedes están encerrados conmigo. 

Todos parecían algo sorprendidos en el momento en que yo declaré tal cosa, sobre todo el viejo que estaba sentado a lado de mini Banyronix, su padre. 

Este ultimo llamó mi atención por un momento, ya que colgado de su cuello había un reloj dorado, me parecía familiar y debido a eso, comencé a caminar en su dirección. Los guardias en todas partes intentaron moverse para evitarlo, más fue en vano, ninguno podía moverse ni un centímetro. 

—¿Qué? ¿Qué está pasando? 

—¿Esto de nuevo?

—¡No puedo moverme…!

—¡Tú, detente! 

Comentarios de los soldados, incluyendo de la élite estaban sonando por todo el salón, desesperados por mover siquiera un dedo mientras mi avance era inminente. El joven Banyronix parecía tener sudor frío recorriendo su rostro, poniendo un semblante de terror cada vez más aparente en cada paso que daba, el viejo, por su parte no parecía tan preocupado.

—¿¡Qué demonios están haciendo!? ¡Detenganlo! 

Dijo mini Banyronix mientras retrocedía un paso con bastante miedo, pero en esta ocasión yo no iba por él, si no por su padre, acercándome hasta el punto en que estaba frente a él.

—Noveno patriarca del clan Banyronix, tienes el reloj de la promesa del primer patriarca ¿Sabes cómo funciona? 

—¿Cómo sabes todo eso? ¿Eres un espía? 

Parecía sorprendido por mi comentario, obviamente yo sabía qué era ese objeto por que yo fui quien se lo entregó a Orvyn en primer lugar. Cuando falleció, se lo di a Gareth, el primogénito de mi amigo y segundo patriarca del clan. 

—¿Quieres ver a tu progenitor en su juventud? 

—¿Qué estás diciendo…?

Sin esperar una respuesta de su parte, el reloj se movió hacia mi mano derecha, aunque levitando sobre ella. 

Empezó a emanar energía eléctrica de mi cuerpo, con esto, el reloj se abrió y las agujas tanto del reloj como de la brújula empezaron a moverse de manera alocada.

Los ojos del anciano se abrieron como platos y su boca estaba tan abierta que un huevo cabría en ella, pero estaba asustado, parecía que creía que estaba por romper el reloj. 

Pronto, una luz emanó del reloj y proyectó una imagen en el aire por encima de nuestras cabezas. 

Era una imagen clara y a todo color de un joven pelirrojo con una túnica oscura abrazando a un joven de blanco. Obviamente el de blanco era yo, en cuanto al de negro, era Orvyn. Tomé esta foto hace 422 años y la guardé, codificandola en runas que se activaban mediante la electricidad, lo cual hacía que la imagen se pudiera percibir visualmente mediante el mecanismo del reloj que también sirve como un proyector.

—El primer patriarca… Sólo lo había visto en pinturas viejas…

Dijo el anciano mientras admiraba la imagen proyectada, lo cual probablemente creía que era magia y pues en cierto modo lo es, aunque es más algo así como "Tecnología." 

Debajo de la imagen se encontraba una inscripción dorada, la cual decía: 

"Primera cláusula: El clan Banyronix promete proteger a su gente hasta que el Guardián vuelva." 

Después de asegurarme de que todos hayan visto aquello, deje de proporcionar energía al reloj, el cual volvió a su estado original, posteriormente devolviendolo al anciano, el cual me miró con un semblante diferente, uno como de incredulidad. 

Por otra parte, yo regresé por el mismo camino que crucé antes hasta quedar nuevamente en medio de los guardias que me escoltaron, ninguno estaba ya bajo el efecto de mi habilidad, pero parecía que o no se habían dado cuenta o no querían moverse. 

—…

—…

—…

El silencio que se formó después de eso fue uno sepulcral e incómodo que parecía eterno ¿Será algo que dije lo que lo provocó? Bueno, no importa, el viejo se levantó y abrió la boca algo nervioso.

—¿Le molestaría… acompañarme para hablar un segundo, señor?

Parecía que el anciano era inteligente y asumió un papel un poco más servil en este momento. Mini Banyronix parecía sorprendido al escuchar el "Señor" de su padre hacia mi persona con sus ojos abiertos de par en par, pero no solo él, también todos los guardias que me rodeaban tenían esa aura de sorpresa. 

—¡Claro! ¿Tienes comida? 

—Por supuesto, mandaré a que hagan algo para que comamos mientras charlamos.

—¡Bieeen!

Corrí felizmente para llegar a su lado, esta vez nadie intentó impedir que yo llegara hasta allá. El anciano me guió hacia otro salón dentro de la mansión Banyronix y no permitió que nadie más entrara, a no ser que fueran los sirvientes que traían la comida.

Una vez que entramos al salón, pude ver que era más bien parecido a una sala se estar, amueblado con sillones, una mesa de centro y sillas labradas y bordadas de manera finísima, tambien había una gran ventana con vista hacia uno de los hermosos patios del clan y una alfombra de terciopelo carmesí bajo mis pies, con las paredes siendo decoradas con linternas y cuadros de hermosos paisajes.

El ambiente dentro era uno tal que parecía un salón para recibir invitados especiales. El anciano me invitó a sentarme y yo sin dudar accedí a esto, sentándome en uno de los cómodos y bonitos sillones. Él tomó asiento frente a mí, unos segundos después de sentarnos llegaron algunos bocadillos, específicamente galletas y empecé a comerlas, el anciano empezó a hablar, preguntando para saber más acerca de mi origen.

—Señor, me gustaría saber...¿Cómo puedo referirme a usted? 

—Mi nombre según mi lengua materna es…

En ese momento se escuchó un ave que golpeaba la ventana por accidente, hizo el suficiente sonido y confusión al viejo como para evitar que él me escuchara claramente.

—Ese es mi nombre, no tengo apellido, pero puede que sea difícil para ti pronunciar mi nombre correctamente en mi lengua, así que dime como quieras.

Diría tranquilamente mientras masticaba las galletas, estaban bastante buenas para haber sido hechas de manera precipitada. El anciano sacó un libro y lo ojeó por un segundo, suspiro como dándose cuenta de algo que faltaba, después de eso me hizo otra pregunta:

—¿Cómo sabía acerca del reloj y su funcionamiento? 

—Porque yo lo hice y yo se lo entregué a tu progenitor, posteriormente se lo di a Gareth, su primogénito y segundo patriarca de tu clan, pero no le enseñé cómo usarlo.

Casi automáticamente di mi respuesta, el anciano parecía sorprendido por ello. Él ojeó el libro nuevamente, parecía que había encontrado algunas cosas más según le iba respondiendo. Ya me había acabado las galletas, pero pronto llegó un carrito con comida, como pollo y similares, empecé a comer mientras el anciano meditaba mi respuesta.

—No es posible… ¿¡Entonces tú… eres…!?

—¡Así es! ¡Soy el Guardián del primer patriarca del clan Banyronix! O creo que así es como se me conocía en ese entonces… 

Dije aún con la boca llena, levantándome, apuntando a la cara del anciano con el hueso de una pierna de pollo. El semblante del anciano se puso blanco al recibir esta respuesta, como si estuviera viendo a un fantasma, como si hubiera reconocido que debía arreglar algo en ese preciso instante, su cara se torno a una solemne y habló,  diciendo:

—Señor Guardián, los sirvientes le indicarán el camino al comedor para que siga degustando los platillos, yo tengo que disciplinar a un hijo malcriado y desleal.

—Eh… okey. 

Ups… Creo que mini Banyronix tiene problemas ¡Pero tengo más comida ahora!

Fin del capítulo 3.

Próximo capítulo: La siguiente semana.

Muchas gracias por leer hasta aqui. Si te gustó esta parte, me ayudarias mucho con un voto 🐢