webnovel

Mi matrimonio forzado: la hermosa esposa no tiene memoria

Sun Hee es una joven de 18 años. Tras haber despertado de un largo coma, se enteró de que había perdido la memoria. Ese mismo día, su malvada madre la forzó a casarse con un hombre completamente extraño para ella. Sin poder negarse tuvo que aceptar aquella extraña orden. Su esposo Jin Seong es un hombre frío, rico, arrogante y poderoso, capaz de hacer desaparecer a cualquier persona del país. Ellos dos son completamente diferentes. Sus vidas cambiarán por completo y tendrán que intentar convivir juntos aunque no se conozcan. ¿Qué pasara en su relación, terminaran enamorándose? ______________________________________________ Nota de autor: La cubierta no es mía. Por favor, no resubir esta historia

Laurasiscoyote · Urban
Not enough ratings
132 Chs

Capítulo 92: Señor Grosero

Deseaba que Min Ho contestara su llamada, le acababa de quitar el teléfono a su esposo y sabía que si el no contestaba podría cavar su propia tumba.

El aura de Seong-Jin había cambiado por completo en un instante, era aterrador estar cerca de él en ese momento.

Cuando Sun Hee finalmente escuchó la voz de Min Ho al otro lado del teléfono, se sintió aliviada.

—¿Joven amo?—dijo sorprendido, no se esperaba la llamada.

—¡Min Ho! Por favor regresa, no quiero estar aquí sola. No quiero que vosotros dos no vengáis más.

Min Ho sintió como se le salía el alma poco a poco, era imposible que la señorita tuviera el teléfono de Seong-Jin.

Tuvo que revisar inmediatamente su teléfono para comprobar que en verdad era el número de Seong-Jin, todo su cuerpo se congeló cuando comprobó el número.

Lentamente imagino lo que tenía que estar pensando el joven amo.

—¡Min Ho! ¿Sigues ahí?

—S-sí, señorita, ¿c-cómo es posible que usted tenga el teléfono del joven amo?—tomo una pausa—¿E-está el joven ahí?

Lo único que el quería escuchar en ese momento era no.

—Sí.

—Señorita, la llamaré después si es necesario, es mejor que le devuelva el teléfono inmediatamente al joven amo.

Antes de que Sun Hee pudiera decirle que viniese otra vez, Min Ho colgó.

Sun Hee miro el teléfono sorprendida, luego giro la cabeza para poder ver a su esposo.

El cual la estaba mirando con la peor expresión posible.

Con las manos temblorosas ella intentó devolverle su teléfono.

—¿Ahora me lo das? ¿Quién te ha dicho que pudieras coger mi teléfono?

—P-pero tú echaste a... Tu propio hermano y al mayordomo que trabajó contigo durante tantos años.

No es justo, los echaste solamente porque no pudieron hacer bien lo que les ordenaste.

Son personas, es normal que se equivoquen, no todo puede salir bien siempre.

Seong-Jin suspiró y espero a que su esposa terminara de explicarle los motivos por los que debería darles una segunda oportunidad.

Durante un momento Seong-Jin ignoro a su esposa, acababa de recibir un mensaje de Min Ho en el que preguntaba que estaba pasando.

Sun Hee se dió cuenta de que su esposo acababa de ignorarla, esta vez no pudo evitar enfadarse, no era la primera vez y sabía que tampoco sería la última.

—Tú... Para de ignorarme, solo te pido que traigas otra vez a esos dos.

No seas tan grosero y diles que vuelvan.

Seong-Jin frunció el ceño cuando escuchó que su esposa lo había llamado grosero.

—¿Grosero?—comento esperando a que ella lo retirase.

—¡Si! Señor Grosero, ¿quién echa a su propio hermano?

Seong-Jin prefirió no hacerle caso, y dudando cogió el teléfono para pedirle a esos dos que volviesen.

En verdad, el no quería, al menos, prefería dejarlos durante un mes fuera para que se acordaran de como debían hacer su trabajo correctamente.

Pero... Por alguna razón era incapaz de que por su culpa, su esposa estuviera decepcionada.

Ni él mismo se entendía.

—No vuelvas a coger mi teléfono... Los traeré otra vez, pero esta es la primera y última vez qué miras mi teléfono.

Enseguida todo el enojo de Sun Hee desapareció en un instante, quería disculparse por haberle dicho grosero pero sabía que ya no era importante.

Para agradecerle, se acercó a él y le dió un beso en la mejilla.

Bastante corto, pero para ella eso ya era suficiente.

Se preguntaba si quizás debía empezar a ser un poco más cariñosa con él. Nunca la había tratado mal y era algo que ella le agradecía sinceramente.

Cuando por fin volvió a la realidad, se dió cuenta de que se había sonrojado...