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Mi matrimonio forzado: la hermosa esposa no tiene memoria

Sun Hee es una joven de 18 años. Tras haber despertado de un largo coma, se enteró de que había perdido la memoria. Ese mismo día, su malvada madre la forzó a casarse con un hombre completamente extraño para ella. Sin poder negarse tuvo que aceptar aquella extraña orden. Su esposo Jin Seong es un hombre frío, rico, arrogante y poderoso, capaz de hacer desaparecer a cualquier persona del país. Ellos dos son completamente diferentes. Sus vidas cambiarán por completo y tendrán que intentar convivir juntos aunque no se conozcan. ¿Qué pasara en su relación, terminaran enamorándose? ______________________________________________ Nota de autor: La cubierta no es mía. Por favor, no resubir esta historia

Laurasiscoyote · Urban
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132 Chs

Capítulo 24: Si quieres guerra, tendrás guerra

Sun Hee caminaba hacia la entrada, deseaba que al atravesar aquella puerta todos sus pensamientos se aclararán.

Segura de si misma, atravesó la gran puerta, enseguida se fijo en el auto que había, enfrente de aquél lujoso auto estaba un chófer esperándola.

Enseguida se encaminó hacia él, sin embargo, una voz seria la detuvo.

—¿Dónde vas?—preguntó Seong-Jin esperando paciente una respuesta.

Lo primero que Sun Hee recordó cuando vio su rostro fueron sus duras palabras, él le dijo de manera clara que no tenía necesidad de darle una explicación.

La obligaron a casarse con él y no podía saber al menos un motivo, aunque fuera un pequeño detalle aceptaría lo que sea.

Decidida, eligió el mismo caminó que Seong-Jin, si el quería guerra tendría guerra.

—No tengo la necesidad de decírtelo, ¿cierto?

Seong-Jin arqueó una ceja y la miró sorprendido.

—Haz lo que quieras—respondió Seong-Jin finalmente.

Sin nada más que decir, Sun Hee se dio la vuelta e hizo como si su esposo no existiera. Mientras iba dirrección al auto, tenía la sensación de que su esposo se había molestado, afortunadamente no era así.

Cuando logró sentarse, miró a su esposo desde la ventana del auto.

El chofer enseguida comenzó a conducir mientras que Sun Hee seguía mirando de reojo a su esposo.

Le pareció una despedida, por una parte ella no quería volver a verlo, pero por otra... ya se había acostumbrado a su personalidad. Aunque el tuviera una actitud arrogante e fría, sentía que él estaría siempre en el momento más desafortunado para ella.

El chófer estaba sorprendido de que Sun Hee no le hubiera dicho ni una palabra en todo el camino.

Finalmente, llegaron a la entrada del cine, Sun Hee bajo deprisa y se despidió del chófer, le pidió con respeto que si alguien de la mansión le pedía que le contara donde estaba ella debía contestar que no lo sabía.

Enseguida Sun Hee entró al cine, compró una entrada para una película estrenada hace poco, el tráiler que vio le había parecido interesante.

Se le hacía extrañó comprar solo una entrada, casi todas las personas iban acompañadas.

Ella no podía evitar mirar a todas las personas de alrededor, para Sun Hee era curioso observar a los grupos de amigos.

Poco después comenzó la película, aparecían varios actores qué pudo reconocer, las escenas estaban muy bien elaboradas, en algunas escenas incluso parecía que los actores lo sentían de verdad.

Incluso cada segundo hacía que ella admirara a esos actores aún más.

Al terminar la película todos aplaudieron, la calidad, los actores, los escenarios, los guiones, todo era perfecto en aquella maravillosa película.

Sun Hee salió del cine recordando sus escenas favoritas de la película.

Un rato después se encontraba en medio de toda la multitud caminando, todos se dirigían a sus trabajos.

Enseguida algo captó su atención inmediatamente.

Había una tienda de relojes, el suyo se había roto hace poco.

Sin dudarlo decidio entrar.

Pudo encontrar toda clase de preciosos relojes, uno en especial le llamaba la atención, era de un color dorado y tenía pequeñas perlas incrustadas.

Alegremente, Sun Hee le preguntó el precio a la mujer qué atendía la relojería.

—Señorita, son 1.000.000 de yuanes[1]

Sun hee sintió un nudo en la garganta al escuchar tal cifra, no eran perlas, eran diamantes.

—¿Qué? Gracias, pero prefiero no comprarlo.

Cuando ella término de decir aquello una llamada de Min Ho la interrumpió.

En cuanto ella contesto, él comenzó a hablar.

—Señorita, ¿dónde esta ahora?

—En una relojería.

—Oh... ¿Se va ha comprar algo?

—No.

Ella le contó rápidamente la situación a Min Ho mientras que él la escuchaba atentamente.

—Señorita, debe comprarlo.

—¿Qué?—realmente la respuesta de Min Ho la había dejado paralizada.

—Señorita si usted le pidiera ahora mismo al joven amo que le comprara toda la tienda, él lo haría sin pensarlo dos veces. No necesita preocuparse por el dinero.

Sun Hee estaba sorprendida, toda la tienda claramente era una exageración.

—Señorita, si no compra ese reloj, le contaré la situación al joven amo.

En menos de media hora tendrá todos los relojes en su habitación.

—Vale, lo he entendido, lo compraré.

Min Ho se despidió de ella y corto la llamada, poco después Sun Hee ya tenía guardado el reloj en una elegante caja.

1. Equivalente a 140 mil dólares aproximadamente.