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LA PISTOLERA

ella no recuerda su nombre y no recuerda de donde viene ni porque se dirige a California; pero si recuerda una sola cosa: que su munición nunca le falte y que su tabaco tampoco lo haga su apodo es: COLT LA PISTOLERA

crazor_productions · Fantasy
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15 Chs

CAPITULO 5: LA CALMA QUE PRECEDE A LA TORMENTA Y LA INFERNAL BATALLA DE LA MINA ABANDONADA

No podían saber si era de noche o de día bajo esa mina abandonada; pero los tres estuvieron de acuerdo con dormir un poco. Nadie haría guardia. Ryan no sentía fuerzas para seguir, Jerry tampoco sentía ninguna fuerza para continuar. Solo Colt era la única que parecía tener temple en ese momento; pero sus heridas le habían debilitado mucho. Por lo que se quedo un momento allí sentada en una cama que había en las cercanías. Tomó la harmónica de la mano de Jerry para tocar el tema de ellos. La música, que componía con dicho instrumento, era angelical, de gran belleza para los oídos y a la vez emitía una gran sensación de cariño. Jerry dormitaba mientras oía eso sonrió en sueños y recordó que él había oído ese tema anteriormente. Era la canción que había compuesto con la guitarra aquella noche bajo la fogata, haría mucho tiempo atrás. Ryan por otro lado no podía consolidar el sueño. Vio a Colt y en voz baja le preguntó

- ¿Por qué te preocupas por nosotros Colt?- en su mirada se encontraba el agradecimiento y el cariño junto a la preocupación- nunca te dimos un motivo ni una razón, ni siquiera te conocemos o tú nos conoces, ¿por qué razón lo haces?

- Vi en ustedes dos algo que no suelo ver en muchas personas- le respondió Colt con calma- vi a dos personas que necesitaban ayuda. Lo sé porque, hace muchos años atrás, yo también necesite ayuda y no la obtuve de nadie, excepto de mi misma. No recuerdo porque fui capturada ni tampoco porque me azotaron; pero si recuerdo que yo misma decidí salir de ese calabozo matando a los desgraciados que me torturaron y también liberando a los demás de su cautiverio, después de eso me comprometí a ayudar a los necesitados, tú eres uno de ellos

- Vi las heridas Colt- le confesó Ryan con pesar después ahogó un gemido de dolor diciendo- lo que te hicieron… ¡fueron unos salvajes!

- Según ellos, era por el bien de la ciencia- recordó Colt con un tono irónico adoptando una expresión seria le dijo- lamento mucho el que todos te mintiesen

- Para mí, todo fue real Colt, nunca se aprovecharon de mi o mucho menos me traicionaron- recordó Ryan con un tono de resignación, viéndola con los ojos llorosos le confesó- sin embargo fuiste tú la única que me dijo la verdad en todo momento, a mí y a mi hijo

- Es un gran chico- rió Colt con ternura- debes estar orgulloso por él, ¿verdad?

- Lo estoy- afirmó Ryan acostando su cabeza sobre la almohada- ¿y qué piensas tú de él?

- Que es una pena no haber sido su madre- confesó Colt en voz baja, Ryan la vio en silencio y ella sonriendo con ternura añadió- Jerry es increíble, como lo eres tú, ahora descansa, ya es tarde

- Si- susurró Ryan conmovido comenzando a dormir

Colt se quedó unos minutos más, viéndoles con cariño, mientras continuaba tocando la harmónica.

. . .

Debió pasar menos de una hora desde que se durmieron ella veló por ellos un poco más, sin embargo supo que tenía algo nuevo por lo que pelear en ese momento. Sonriendo les dijo

- Duerman bien mis dos amorosos muchachos, yo los cuidare esta noche

Después de eso comenzó a cargar las armas.

Tomó la Winchester para comenzar a cargarla. Limpió su revólver de la marca Colt, que se encontraba empapado de sangre.

Tenía las balas de los otros revólveres, por lo que las puso sobre las cartucheras de su cinturón. Al hacerlo pensaba en Ryan y en Jerry. Pensaba en cuando los conoció, el cómo ambos sufrían por dentro y como peleaban contra viento y marea para seguir adelante. Tomó la escopeta cargándola con los cartuchos que tenían los otros Ángeles Vengadores que ella asesinó. Buscó en el otro bolsillo de su saco un objeto que creía perdido de hacia días. Era un cuchillo de la marca Bowie. Al encontrarlo Colt rió, comenzando a sentirse como una tonta por no haberlo usado antes, también sintió otra cosa al pensar nuevamente en Ryan. Era amor, ella ya lo sabía identificar; pero nunca creyó que lo terminaría sintiendo por completo con él, quizás, cuando esto terminase, ella se quedaría con Ryan, criaría a Jerry como si fuese su hijo pudiendo tener una vida tranquila y pacífica. Meneó la cabeza ante tal pensamiento. Era hermoso el considerarlo; pero ella debía ir a California. ¿Por qué? Aun no lo recordaba; pero lo haría cuando llegase al estado donde las playas eran el límite con el océano pacifico.

Sin embargo cuando ella terminase su deber en California. Allí volvería, era una promesa. Ella volvería con ellos porque los amaba. Quería con toda su alma a Jerry, era su hijo. Pudo no ser su madre; pero no importaba, para ella, aquel muchacho de cabello rubio, era su hijo. Estaba perdidamente enamorada de Ryan, no debía ser fuerte para ella, porque ella seria fuerte por ambos y porque aquel hombre le había mostrado más valentía y más cojones que todos los machos pistoleros que antes hubiese conocido en las cantinas. Sus recuerdos ya no importaban. El presente era lo que importaba y ese presente eran su futuro esposo e hijo.

Terminó de cargar sus dos rifles, su escopeta, su pistola marca Colt y logró limpiar su segundo revolver, al cual también pudo cargar. Después de eso puso el oro en la puerta de entrada del pasillo, eran rocas enormes. Al hacerlo tuvo una idea. Tomó un bolso y se dispuso a llenarlos con recuerdos de esa expedición.

Antes de acostarse buscó por las cercanías algo que suponía debía estar en toda mina, sin importar cuánto azufre pudiese tener. Luego de encontrarlo, sonriendo, se metió en la salida de aquel pasillo para colocarlas sobre un punto estratégico. Uno que oliese fuertemente a Azufre.

Después se acostó un poco para comenzar a dormir.

. . .

Ya no soñaba con su esposa, sino con aquella mujer sin nombre que se había convertido en un sostén para su familia, soñaba con ella a su lado criando a su pequeño como una hermosa familia, pasando los años y la misma vida juntos, en sueños ella tenía una camisa roja con una falda marrón, su cabello rojo estaba sujeto dejando visible su hermoso rostro con aquella admirable cicatriz que demostraba hasta que punto ella sería capaz de ir por defenderlos. Entre sueños su mano se movió nuevamente hacia donde estaba la almohada para sentir algo. Era su cabellera, sintió su respiración al lado. Dándole fuerzas para seguir adelante. Acarició su cabello a la misma vez que ella hacía lo mismo.

- Buenos días amor mío- dijo entre sueños, su sonrisa se mostro amorosa a la vez que una lagrima corría por su mejilla- te quiero mucho

- Yo también- le susurró aquella voz dulce, no era la de su esposa; pero si la de alguien a quien él amaba mucho, sintió su tacto secando su lagrima, diciéndole a la vez- yo también

Luego la mano se quedó allí tocando su cabellera y ella mantuvo la mano suya en su cabeza haciendo lo mismo. Después se durmieron nuevamente mientras las viejas heridas eran curadas en sueños y nuevos lazos se formaban en la vigía.

Ambos estaban juntos en sueños.

. . .

Los murmullos los despertaron. Al parecer las pequeñas trampas que puso habían funcionado. Si veían el oro, apilado, seguro algo dirían. Eran inaudibles dichos murmullos; pero en un lugar proclive al eco, dichos murmullos inaudibles, tenían un volumen considerable. Colt se levantó de inmediato en el mismo momento en que los Ángeles Vengadores estaban tirando las rocas de oro que ella había puesto. Antes de que alguien pudiese apuntarla, ella desenfundó su rifle y disparó a los primeros dos que estaban intentando pasar. Estos cayeron al suelo; pero al poco tiempo aparecieron niños con rifles dispuestos a ser disparados. Colt usó las últimas balas en los tres niños que intentaban adentrarse. Ryan y Jerry se subieron al vagón; pero Colt les dijo:

- ¡No!, ¡tenemos que huir a pie ahora mismo!, ¡vamos!

- ¡Pero Colt!- protestó Jerry

- ¡Sin peros!, ¡vamos!- le ordenó Colt que caminaba hacia atrás disparando con el segundo rifle a los otros que intentaban entrar

- ¡Jerry, si tu madre te dice algo!, ¡debes obedecerla!- exclamó Ryan tomando su brazo y obligándolo a dirigirse a la salida del lugar, el rostro de Jerry se mostraba en completo shock al oír eso; pero su sonrisa se ensanchó a la vez que corría con su padre

- Gracias- le respondió Colt quien tomaba con su mano herida el bolso con gran esfuerzo, para luego colocárselo por la espalda.

Después de eso salió corriendo de allí. Los pobladores quitaron las pilas de rocas doradas para ir en búsqueda de los blasfemos, poco le importaban los bienes materiales en ese momento.

La tormenta había comenzado.

. . .

Colt continuaba disparando con su rifle a los Ángeles Vengadores que se acercaban para matarlos. Ella logró vaciar el cargador con tres ancianos y dos adultos mayores; pero las mujeres se acercaban con sus propias escopetas. Colt desenfundo la escopeta disparando a una de las mujeres en la cabeza. Esta reventó en una mancha sangrienta y sus brazos se movieron involuntariamente disparando su escopeta a donde tenía su compañera cerca la cual cayó al suelo muriendo también en el acto.

Colt solo tenía sus pistolas en ese momento, por lo que desenfundo el revólver derecho y mató a la anciana que intentaba eliminarla; pero erraba cada tiro. Colt se acercó a su trampa, por lo que continuó disparando a los demás pobladores, los cuales continuaban acercándose más. Era más que una turba furiosa, eran una legión de asesinos fanáticos y religiosos. Por lo que Colt decidió ir a donde estaba su trampa y rogar por que funcionase.

. . .

El Profeta se estaba acercando un poco más a la pista de baile subterránea. Cuando la vio a distancia su respiración se corto por completo. Habían descubierto ese pasaje secreto de la mina, sus Ángeles Vengadores poco le importaba en ese momento dicho lugar; pero al Profeta si le importaba, con rapidez se acerco a donde estaba el sitio para entrar en él. Cuando llegó, lo primero que vio fue todo el oro que podía sacar de allí y a su viejo colega, Bill Billswourd, que al parecer tenía una nota cerca de su cadáver. El Profeta se agachó para leerla y después masculló.

- Mierda

Los demás continuaban con la persecución. No prestaban atención a nada. Eso era lo bueno de tener fanáticos a su mando. Podría hundirse un barco y ellos continuarían paseando a su alrededor sin importarles el agua. Sin embargo El Profeta no era un fanático. Era un hombre centrado. Por lo que, aterrado, buscó otra cosa que debía estar por allí. Cuando no la encontró fue que dijo en voz alta:

- ¡Oh mierda!

Después de eso dio media vuelta y comenzó a huir.

. . .

Ryan y Jerry corrían lo más rápido que podían hasta que vieron unos barriles cerca de un costado que olía fuertemente a azufre. Colt se acercó a ellos y les gritó

- ¡Continúen corriendo y no se detengan ante nada!

- ¡Colt!- gritó Jerry aterrado- ¡¿qué es esto?!

- ¡Nuestra esperanza!, ¡ahora huyan!- les respondió Colt guardando su revólver, parada frente a la turba fanática que intentaba matarla sacó una caja con cerillas

Los Ángeles Vengadores se acercaban mientras gritaban

- ¡Muerte a los blasfemos!, ¡larga vida al Profeta!, ¡gloria a Dios Todopoderoso!

Colt se acercó a los barriles tomando tres objetos cilíndricos de color rojo que estaban atados y una tenía una mecha. Colt buscó en su bolsillo, nuevamente, un poco de papel; pero este estaba húmedo todavía. Por lo que molesta decidió buscar en el bolsillo de su saco un habano que ya estaba formado y seco. Se lo puso en la boca luego encendió la cerilla y lo acercó al cigarro.

- Lo estaba reservando para una buena ocasión- gruñó en voz baja, a la vez que comenzaba a fumar- supongo que esta es una buena ocasión

Acercó su habano a donde estaba la mecha de los objetos, los cuales tenían un papel que los identificaba como "DINAMITA", encendió la mecha con el fuego de su habano para después dejarlo cerca de los barriles que tenían una inscripción, la cual no se podía leer en la oscura mina; pero la luz proveniente de la mecha los ilumino un poco mostrando su leyenda. Esta decía: "POLVORA"

Colt corrió con toda la velocidad que pudo. El Profeta también corría, tenía que llegar lo más pronto posible a la parte superior de la mina, era su única salvación.

Los Ángeles Vengadores continuaban acercándose cuando notaron dos cosas: la primera eran los barriles de pólvora y lo segundo fue que su Profeta no se encontraba cerca de ellos

- ¿Mi señor?- preguntó uno de los hombres que allí se encontraban

Colt corrió lo más rápido que pudo hasta que le pareció ver una luz al final del túnel, en medio de sus gemidos de cansancio y dolor escucho a Jerry gritarle

- ¡COLT!

El Profeta también corría como podía, su corazón corría mas rápido que sus piernas; pero estaba tan cerca de llegar a donde estaba la parte superior, tan condenadamente cerca.

El fuego, que quemaba la mecha, llegó a su destino y la dinamita explotó. El fuego de la dinamita se combino con la pólvora y con el azufre. Después de eso fue el infierno en la tierra.

Una gran pared de fuego cubrió a todos los pobladores de Miracle, niños, adultos y ancianos murieron por igual en ese fuego purificador. Colt corrió con todas sus fuerzas mientras que el muro de fuego se esparcía a sus espaldas. Ella dio un salto al mismo tiempo que la gran llamarada salía por la entrada a la mina. Cayó al suelo con la llamarada casi tocándole los talones.

Ryan y Jerry corrieron a donde ella estaba tirada. Era en plena arena. Ryan la tomó entre sus brazos dándole un fuerte abrazo diciéndole

- ¡Por Dios Colt!, ¿estás bien?

- No- gruñó ella viendo como su habano estaba sucio y un poco quemado- mi cigarro se arruino

- ¡Mamá!- exclamó Jerry corriendo a abrazarla

- Tranquilos pequeños, todo está bien, ya todo se encuentra bien- luego mirando que el ocaso se estaba acercando fue que dijo- volvamos a casa

Luego, con la ayuda de Ryan y Jerry, Colt se levantó para colocarse nuevamente su sombrero y caminar junto a su familia hacia su hogar.

Sujetándose, como podía, de un riel que había quedado todavía en pie cerca del abismo. El Profeta intentaba subirse para poder continuar camino hacia la salida. Había llegado en el último minuto, se encontraba cerca de la parte superior cuando todo se fue al carajo. Las viejas vías se destruyeron, debido a la fuerza de la explosión. Corriendo, El Profeta dio un salto a tiempo para poder sujetarse de la viga que parecía haberse mantenido en pie. Ahora, con todas sus fuerzas, intentaba no caerse al abismo. Furioso pensó en Colt. Ella le costó todo, años armando ese plan para poder quedarse con todo el maldito oro. Pudo engañar al padre de Ryan al decirle que compartirían la ganancia, después de que él se diese cuenta de sus intenciones reales de quedarse con todo, fue que Stuart lo asesinó por la espalda. Después decidió esperar a que todo el asunto fuese olvidado, estaba cerca de lograr dicho propósito hasta que llego ese metiche de Jim, él y sus amigos habían oído de la existencia de la mina de oro. Ante ese riesgo, El Profeta fingió ser amigo de Jim para luego decirle a su Ángel Vengador que esos sujetos eran adoradores de Satán. Una emboscada mientras buscaban el oro y después dejar ir a la mujer con la promesa de que le contaría, al que la encontrara, de que fueron atacados por Apaches. Ahora, que estaba tan cerca de obtener la victoria, esa perra entrometida apareció de la nada para arruinárselos definitivamente; pero él aun estaba vivo y, mientras respirase, nunca cedería. Con eso en mente, su fuerza aumentó a niveles sobrehumanos. Pudo levantarse tomando, con la otra mano, el risco que tenía cerca. Subió con esfuerzo para terminar de pie a la entrada de la parte superior. Furioso se dirigió a la salida. Era hora de terminar esto de una vez por todas.