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LA PISTOLERA

ella no recuerda su nombre y no recuerda de donde viene ni porque se dirige a California; pero si recuerda una sola cosa: que su munición nunca le falte y que su tabaco tampoco lo haga su apodo es: COLT LA PISTOLERA

crazor_productions · Fantasy
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15 Chs

CAPITULO 4: RYAN DESCUBRE LA VERDAD SOBRE SU PADRE

El azufre se sentía con mayor intensidad en sus narices, a pesar de que estas se encontraban tapadas con un pañuelo. El carro se había adentrado tanto que les era imposible pensar que se dirigiesen a una salida. Fuera de la oscuridad que les rodeaba, no había mas nada en ese lugar. Ryan continuaba conduciendo a oscuras manteniendo una velocidad cauta, lo suficiente como para no ser atrapados por los hombres del Profeta y para no desbarrancarse, aquellos nervios le obligaron a preguntarle a Colt.

- ¿Sabías de este lugar amiga?

Ella le miró con sus ojos azules en silencio durante unos minutos, sin embargo ella le contestó con calma y sinceridad

- No- con un tono tranquilo añadió- pero, al parecer, los amistosos pobladores de Miracle Town si lo sabían

- ¿Por qué piensas eso Colt?- le preguntó Ryan sorprendido

- Parecían saber dónde estaban los vagones y como guiarse por la zona- le respondió Colt con pesar- Ryan, ahora me corresponde preguntarte ¿tu sabías de esta mina abandonada?

- No- le respondió Ryan mirando hacia otro lado

- No me mientas- le dijo con dureza Colt

- ¿Papá?- preguntó Jerry completamente triste

- En realidad no sabía que existía; pero si había oído hablar de ella antes- les contestó Ryan con un suspiro de resignación añadió- Jerry, tu mamá vino a mi casa después de ser atacada por los Apaches mientras buscaba esta supuesta mina con un grupo expedicionario

- No puedo creerlo- murmuró Jerry bajando la cabeza- entonces ella si sabía de la mina

- Puede ser posible hijo; pero yo le dije que no existía esta mina

- Como tampoco los Apaches que ella menciono- continuó Colt con total tranquilidad

- ¡¿A que te refieres?!- le preguntó hoscamente Ryan

- Ryan, del tiempo que vives aquí, ¿alguna vez tuviste problemas con los Apaches?- le preguntó Colt con tranquilidad

- Bueno, no; pero es porque nosotros no hemos ido a sus territorios- le contestó Ryan sorprendido

- Para los Apaches, todo el desierto es su territorio- le contó con frialdad Colt - dime Ryan, ¿acaso los pobladores de Miracle comenzaron a tratarte mal después de que le dieses cobijo a tu esposa?

Ryan no dijo nada; pero en la expresión de sorpresa que tenía su rostro se podía ver todas las respuestas que Colt necesitaba oír. Era verdad que antes de darle cobijo a la que sería su esposa los pobladores de Miracle no le molestaban ni tampoco se mostraban reacios a estar cerca de él; pero después de casarse las cosas cambiaron mucho. Tras la boda llegaron las burlas, los comentarios maliciosos y las miradas de resentimiento y odio.

- No fueron los Apaches quienes atacaron la caravana de tu esposa Ryan- terminó de contestar Colt- fueron los hombres del Profeta, posiblemente pobladores que si sabían de la existencia de esta mina

- Se llamaba Jenny- murmuró Ryan todavía en su asombro- Jennifer Stalheim, ¿te suena conocido dicho nombre amiga?

- Si- le respondió Colt con pesar bajando su cabeza añadiendo- era la famosa esposa de Jim Stalheim, el aventurero más conocido en toda la costa este, al parecer su última aventura se dio varios años atrás cuando contrajo la fiebre más peligrosa de todas

- ¿Cuál?- gruñó Ryan

- La fiebre del oro- sentenció Colt

- Mientes- murmuró Jerry sorprendido, aquella sorpresa se transformo en ira y mirando furioso a Colt se arrojó sobre ella gritando- ¡ESTAS MINTIENDO!

Ella dejó que Jerry le pegase con la poca fuerza que tenia, debido al cansancio y a la edad que poseía.

- ¿Acaso te he mentido en todo este tiempo Jerry?- le preguntó Colt con serenidad viendo como el pequeño continuaba pegándole en el pecho con ira debido a esa revelación- nunca te mentiría, yo no

- ¡No sabes ni tu propio nombre!- gritó Jerry con dolor a la vez que continuaba pegándole debido a su tristeza- ¡¿cómo puedes saber algo de mi mama?!

- Porque fuimos amigas en el pasado Jerry- le contó Colt usando un tono amoroso con el cual la describió - cabello rubio, ojos azules, voz cantarina y dulce, una forma de ser amorosa como también sobreprotectora, conocí Jennifer hace años atrás, antes de que se casase con Jim, en una pequeña aventura que ambas tuvimos, muchos años atrás

- Tu… mientes- jadeó Jerry dejando de atacarla, devastado rompió a llorar colocando su cabeza sobre el regazo de Colt

- No yo, Jerry, nunca yo- le dijo Colt amorosamente abrazándolo, con ese mismo cariño le acaricio el cabello, con un gran pesar dijo- lo siento mucho Ryan

- No hay problema Colt, siempre lo sospeché; pero nunca dejé que eso me impidiese ser feliz a su lado- le respondió Ryan dándole la espalda, Colt no veía su rostro; pero por su tono de voz, ella sabía que él estaba derramando lagrimas- lo mejor es que busquemos la salida más cercana.

Antes de poder decir algo mas, el Vagón se adentro a un túnel luminoso que los llevo a lo que parecía una especie de salón de baile subterráneo. Este estaba lleno de grandes joyas y oro; pero no eran pepitas de oro sino rocas solidas de color dorado. Algunas del tamaño de una gran roca de cantera. Ryan detuvo el Vagón sorprendido ante lo que miraba. En aquel salón lleno de oro pudo notar otra cosa. Un esqueleto que se encontraba en el suelo con una nota en la mano. Este estaba vestido con una camisa blanca, un chaleco marrón y unos pantalones del mismo color con unas botas negras. Ryan salió del carro; pero Colt, de un salto, se adelantó llegando antes al esqueleto. Con esfuerzo se agachó tomando, con su mano sana, aquella nota. Comenzó a leerla y después le dijo a Ryan

- Dime Ryan, ¿acaso tu padre se llamaba Bill?

- S… si- le respondió Ryan totalmente nervioso

- Entonces creo que te interesara leer esto- le dijo Colt pasándole la nota a Ryan para que el comenzase a leerla

. . .

En la nota decía lo siguiente:

"querido hijo, si lees esto es porque ya sabes de la mina y también de mi verdadero pasado. Lamento mucho haberte mentido; pero de no haberlo hecho entonces habrías venido cuando niño aquí exponiéndote a peligros que me harían temblar. Ya que el oro puede conseguir muchas cosas; pero nunca el amor o un hijo maravilloso como tú. La sangre corre por mis manos en este momento, por lo que debo ser breve. Hace varios años atrás tu madre y yo descubrimos, gracias a la información de un buen amigo nuestro llamado Stuart, que había un gran yacimiento de oro en el desierto, pasando el territorio Texano. Yo, tu madre, quien en ese momento estaba embarazada, y Stu nos fuimos a buscar dicho yacimiento. No diré que fue fácil; pero lo logramos. Pasado un año en el que tú naciste, fue que aprovechamos nuestra suerte explotando la mina. Sin embargo Stuart, queriendo ayudarnos, logró convencer a varias personas sumamente religiosas que huían de la guerra civil para que nos ayudasen. Todo fue bien durante los siguientes años. Hasta que descubrí que Stuart estaba haciendo algo extraño. Al parecer no solo nos ayudaba con los pobladores sino que parecía guiarles, como si de un profeta loco del desierto se tratase. A las pocas semanas descubrí lo que Stu planeaba hacer. Pensaba asesinarnos a todos para quedarse con el oro para sí mismo, por fortuna o desgracia, el yacimiento no solo poseía oro sino también grandes cantidades de azufre que, si continuábamos cavando, podríamos terminar haciendo explotar la mina. Lo descubrimos mientras Stuart, en sus delirios religiosos, hacia construir este palacio subterráneo para que los fieles pudiésemos vivir en paz y harmonía hasta el día del juicio final. Totalmente asustado decidí enfrentar a Stuart; pero ese desgraciado con su lengua de plata me engaño al decirme que se iría del pueblo y me dejaría en paz. Cuando le di la espalda, él me disparó por sorpresa, para después huir. Ahora escribo esto mientras oigo como logró convencer a todos de que el azufre estaba inundando la mina en peligrosas grandes cantidades. No creo sobrevivir; pero si dejare estas últimas palabras escritas para ti. A pesar de haberte dicho que fueras fuerte, ciertamente estoy orgulloso de ver que eres un muchacho que no necesita mostrarme prepotencia o una actitud de macho, para saber el hombre de provecho que serás en el futuro. Ahora que lo pienso, tú fuiste mi más grande tesoro.

Tu padre que te ama, Bill Billswourd."

Ryan tomó la carta y la puso sobre su corazón apretándola fuertemente a la vez que comenzaba a largar sollozos, con la voz entrecortada dijo

- Yo… también… te amo… papá

Entonces largó a llorar. Colt se acercó a Ryan dándole un fuerte abrazo con su mano libre. Ryan le respondió el abrazo colocando su cabeza sobre su regazo. Jerry también se acercó a su padre para abrazarlo. Los tres estuvieron así durante un largo rato dándole cariño y consuelo a un hombre lo suficientemente fuerte como para soportar aquello sin derrumbarse de forma emocional y moral.

. . .

Los pobladores no viajaron en los vagones sino que caminaron por los rieles de forma lenta y silenciosa. Estaban todos allí, niños, mujeres, hombres y ancianos o ancianas. Todos estaban dispuestos a ir a matar a los blasfemos de la familia Billswourd en nombre del Profeta y de Dios todopoderoso. El Profeta estaba como líder; pero no iba a la cabeza. Sabía que si esos idiotas terminaban disparando sobre una fuga de azufre todo se iría a la mierda, desde el frente hasta donde estaba el idiota que tenía delante. El Profeta sabía que la familia Billswourd era un obstáculo. Pudo haber continuado explotando la mina; pero ese infeliz de Bill logro advertirle a su esposa de que si algo llegaba a pasarle y la mina continuaba abierta, enviase una carta a la caballería. No podía matar a la esposa de Bill sin un motivo valido y ella nunca se los dio. Su hijo era otra historia; pero ahora, con ese infeliz de Ryan y su hijo mequetrefe muertos, él podría continuar con lo que comenzó haría años atrás. Su nombre había sido olvidado por todos, menos por él mismo. Para todo Miracle Town, él era El Profeta; pero para los fantasmas de sus antiguos colegas y camaradas, él era Stuart Zincoll, el mejor amigo de Bill Billswourd, antes de que lo matara, claro está.