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La Novia no Deseada del Alfa

Jazmín es la primera hija del gran Alfa Bale. Debido a su condición de hija bastarda, vive una vida maltratando, fregando suelos y atendiendo a las necesidades de su padre, madrastra, hermanastros y toda la manada. Pero su vida da un giro drástico cuando la cambian por la hija legítima de su padre para casarla con el guapo y despiadado Alfa Xaden. Xaden está determinado a castigar a Jazmín por los pecados de su padre que había masacrado a toda su familia, aunque ella no se parece en nada a su padre. El odio lentamente se convierte en deseo, pasión feroz y finalmente en amor. Pero, ¿qué ocurre cuando Xaden descubre que Jazmín fue plantada como espía para provocar su caída y que de hecho no era la princesa original que le habían prometido? —Que esto sea una lección para todos. Real o no, Alfa o Omega —declara—. Se alejarán de lo que es mío. En mi propio territorio. En mi manada. Con eso, lanza el brazo ensangrentado a un lado y se lleva a Jazmín lejos de su mirada impactada.

Stephanie_king1 · History
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161 Chs

PROFECÍA

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Elena cerró la puerta, bajó las escaleras y caminó hacia donde los hombres estaban sentados comiendo y bebiendo.

Sabía dónde lo encontraría.

Él estaba afuera con su caballo, cuidándolo con gentileza, y la luz de la luna brillaba sobre ellos.

Ella lo observaba y podía ver su corazón. Lleno de odio y desesperación. Pero había una parte de él que podía preocuparse. Podía cuidar de un animal con tanto cariño y aun así intentaba apartar cualquier muestra de humanidad en él.

Ella se acercó a él.

Él la miró. No iba a hacer la pregunta, pero ella sabía lo que quería saber.

—Ella está bien —dijo ella—. Ya despertó y está descansando.

Él no dijo nada por un rato mientras sacudía el pelo de su caballo.

—Bueno, ya nos vamos a ir —dijo él.

Ella lo detuvo en seco. —No harás tal cosa.

—Dijiste que está despierta —dijo él—. ¡Hemos estado aquí durante una maldita semana! ¡Sin hacer nada! ¡Esperando a que la bella durmiente despertara y ahora que está despierta no me dejas irme?!

—Fuiste bruto con ella —ella le recordó.

Cuando la habían traído al borde de la muerte, Elena se había sentido furiosa y repugnada.

¡Especialmente después de haber examinado a la pobre chica! Ella había querido azotarlo, pero se había controlado y continuó sanándola con sus habilidades.

—No tuve la oportunidad de hablar contigo, pero ahora que está despierta, puedo —dijo ella—. ¿Cómo pudiste hacer eso? ¿Violar a una chica inocente?!

—¿Inocente? ¿Has olvidado lo que su padre hizo a mi madre? ¿A mi familia? ¿A mi compañera? ¿A ti? —bufó él.

Ella sintió el pinchazo y los recuerdos volvieron, los apartó.

—Ella no es su padre —ella le dijo.

—¡Al diablo con eso! ¡Ella es su simiente! ¡Y yo la arruinaré por el resto de su vida! ¡Me he unido a ella! ¡Ella me pertenece hasta la muerte! —escupió él—. Haré lo que me dé la gana con ella!

—¡Te estás convirtiendo en Bale mismo! —dijo ella.

Sus ojos de ónice brillaban y su lobo interior aullaba, ella podía oírlo.

En un abrir y cerrar de ojos, sus manos estaban alrededor de su cuello.

—¡NUNCA ME LLAMES ASÍ! —le espetó él.

Ella apenas podía respirar y luego sus ojos se apagaron y, como si se diera cuenta de lo que acababa de hacer, la soltó rápidamente.

La culpa estaba escrita en todo su rostro.

—Yo… Yo… —ella sabía que no podía decir lo siento. Pero sabía que lo estaba. Nunca había dicho lo siento en los veinte años que lo conocía.

Ella se aclaró la garganta.

—Necesitas controlarlo. O se apoderará de ti —dijo ella.

Él no dijo nada y se dio la vuelta.

—No puedes disuadirme, Elena. Nada de lo que hagas me disuadirá. Ya he tomado mis decisiones —dijo él.

Y eso era lo que más le dolía.

Ella se acercó a él y le acarició la mejilla.

—Todavía eres el niño pequeño que encontré muerto en esas ruinas —le dijo ella.

Había sido un niño. Muerto, pero su alma se aferraba.

Su lobo se había negado a irse y ella lo había traído de vuelta y lo había criado.

Solo tenía siete años.

Ahora era un hombre que había crecido con venganza y todas sus enseñanzas de perdón habían sido en vano.

Ella sabía que, hiciera lo que hiciera, él ya había tomado una decisión y eso era lo que más le dolía.

Había sido como un hijo.

El hijo que había perdido.

—A pesar de lo que pienses —dijo ella—. Ella es inocente.

Él se apartó de ella y escupió.

Ella suspiró.

—La chica no se parece en nada a su padre —dijo ella.

—¿Tuviste una profecía? —preguntó él sarcásticamente.

Ella estaba callada y le dijo.

—La odias, pero un día ella será la que más necesites. Te lo prometo.

Y con eso, ella regresó a la casa.