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El santuario

La llegada fue como siempre, una sensación de inexistencia y otra de caída, era como volver al cuerpo tras haberte ahogado, estaba en una plaza grande, redonda de por lo menos 30 metros de diámetro, catorce calles salían en todas direcciones y el centro de la plaza estaba presidida por una estatua de lo que parecía ser una diosa... Era una estatua colosal de más de 5 metros de altura, pero lo más extraño es que por más que te movieras alrededor la estatua siempre te miraría a ti...

 

Solo de verla se podía saber que había magia en ella, pero más que eso se sentía un halo de divinidad, de santidad emanando. Cada una de las calles tenía un pequeño obelisco con un símbolo, una llama, un copo de nieve, una ola, una montaña, un rayo, un símbolo vacío, algo que parecía un árbol, un hueso, un reloj de arena, un... horizonte, un sol, una mancha oscura, un ojo, un ser empujando una piedra... con la información que tenía podía adivinar la mayoría, no había que ser muy espabilado.

"Jugador mientras estés en el santuario no tendrás hambre, sed o sueño, explora el santuario hasta que pidas salir, mueras o encuentres la salida"

Antes de hacer nada saqué la gema que me quedaba y me concentré en ella mientras meditaba. Mi respiración se acompaso, comencé a sentir la gema, no como era por fuera sino sentirla palpitar y notaba la energía que tenía acumulada, no era mucha, apenas una pequeña llama, me concentré en esa sensación y dejé que me invadiera... al cabo de unos minutos no podía sentir más la energía dentro de la gema, y mi porcentaje de afinidad con el mana de las gemas cambio a 5/100.

Sin embargo en ese estado de relajación podía sentir otro mana fluir lentamente hacia a mi desde la estatua, me acerqué más a ella y seguí meditando, esta energía era cálida, como sentarse para tomar unos rayos de sol en una mañana de invierno. El tiempo paso y ese flujo de energía no se detuvo... Cuando me quise dar cuenta la voz de data anunció:

"Felicidades por ser el primer jugador en completar un núcleo de mana secundario durante el tutorial"

Núcleo de mana espiritual Nivel 1. 1/1000

Habilidad especial meditación. 223/1000

La sensación fue como si otro corazón latiese en mi riñon derecho, era extraño, al mismo tiempo podía sentir que sin necesidad de meditar esa energía seguía fluyendo hacia a mi, más tenue pero el lazo no se había roto...

Me acerqué a la estatua, intentando devolverle esa misma energía para interactuar con ella, no paso nada, o quizás sí, por un segundo me pareció ver que la estatua sonreía y por otra milésima de segundo sus ojos apuntaron a mi derecha en vez de estar fijos en mí...

Había tres posibilidades en frente... el símbolo del fuego, el ojo, y el hombre empujando la montaña... paseé por delante para intentar decidirme, cuando pasé por el símbolo del fuego se me erizaron los pelos de la nuca, solo fue una sensación, pero guiado por mi sexto sentido lo descarté ¿cual eligiría de los dos caminos? Ninguno me daba una intuición especial así que lo eché a suertes, cara el ojo, cruz el hombre empujando la piedra. Salió cruz, me dirigí a la entrada del túnel, este tendría un metro y medio de ancho, con las paredes de mármol blanco puro y el suelo pavimentado como con losetas rectangulares también de mármol.

Andé en línea recta durante diez minutos sin que hubiese ningún cambio, una antorcha cada 25 pasos, una vez a la derecha, otra a la izquierda, nada fuera de lo normal, sino pensásemos a mi ritmo el tunel debía tener mas de 1 kilometro, y no se veía el final...

Otros diez minutos pasaron sin llegar a ningún sitio... por si mis sentidos me engañaban me hice un pequeño corte en un dedo, lo suficiente para dejar una marca en la pared...

Avancé durante otros veinte minutos sin llegar a ninguna parte, sin encontrar mis marcas... frustrado me decidí a desandar el camino...llegue de nuevo a la plaza tras 40 minutos de caminata... no había truco eran 40 minutos...

Recompongamos el puzle, un pasillo enorme con antorchas a derecha y a izquierda, cada 25 pasos exactos... Examiné el pebetero de la primera antorcha, no se podía girar, empujar, no parecía haber mecanismos ocultos... solo quedaba apagar la antorcha... repetí la operación cada 25 metros... apagando todos los fuegos detrás de mi, esta vez me llevó 40 minutos llegar a la marca de una X que había dejado en la pared, avancé otros 30 o 35 minutos (apagar las antorchas se me daba cada vez mejor...) hasta que alcancé mi última marca, un círculo....

Seguí avanzando durante otra hora en línea recta, apagando las mismas antorchas... creía que el esfuerzo era inútil, que el pasillo era eterno, que no habría nunca un cambio en la monotonía del mármol... cuando comenzaba a desesperarme se produjo el primer cambio, no podía ver la luz continua de las antorchas por delante de mí, tres antorchas más encendidas y después la completa oscuridad...

No apagué la antorcha encendida, es más volví a atrás para recoger otras cinco que estaban apagadas y meterlas en mi mochila, antes de meterme a ciegas en la oscuridad tantearía las aguas.

Cogí la antorcha del pebetero de la derecha, la última encendida y avancé por el túnel... a los

25 pasos otro pebetero a la izquierda se veía, la antorcha estaba apagada... avancé alumbrado por la antorcha otros 25 metros pero esta vez no había más pebeteros...seguí otros 25 y tampoco nada, otros 25 y sin rastro de más antorchas... Dí media vuelta hasta la antorcha apagada, y la encendí con la ayuda de la que llevaba en la mano... no se porqué pero decidí devolver la encendida a su lugar original y apagarla...

Volví al punto de luz ahora único que había en el pasillo...

La decisión obvia era apagar también esta, pero antes de eso volví a avanzar los 25 metros para comprobar que no había otro pebetero, así era, sin embargo algo, un instinto, me decía que siguiera avanzando hasta el límite de la luminosidad que había dejado atrás... Cuando vas por un pasillo recto, sin cambios, sin viento, es como andar en una calma continua, sin embargo más adelante en la oscuridad, se podía notar una corriente de aire desde mi izquierda... Con mi visión tenue podía ver como el túnel seguía adelante, recto como antes, pero me dirigí a ese muro... lo palpé... en el liso mármol el bloque de la derecha sobresalía apenas 2 milímetros... traté de agarrarlo, pero no pude así que empujé hacia un lado y nada. Empujé hacia el otro y tampoco pasó nada, así que golpeé con mis nudillos para escuchar el sonido que hacía, sonaba a hueco... golpeé fuera de ese bloque para comparar devolviendo las paredes un sonido más solido, amortiguado...

 No todo tenía que ser precisión, así que cogí el hacha de mano y golpeé el bloque de mármol en lo que creí que serían la parte más débil, el centro... El primer golpe solo saco lascas, haciendo una pequeña grieta, con el segundo la grieta se agrando en varias direcciones, al tercer golpe, un trozo del tamaño de mi puño cayó del otro lado... no tardé en reducir a escombros el bloque y descubrir una pequeña cavidad de 1 metro de alto, por 80 centímetros de ancho y unos dos metros de fondo... Bingo, un pequeño cofre de madera, no tenía cerradura, por sí había alguna trampa abrí la tapa haciendo palanca desde cierta distancia con la punta de mi lanza... por suerte no pasó nada, dentro había lo que parecía un lingote de oro de unos 10x5x4, otro de las mismas dimensiones de plata, y otro igual de bronce... no había nada más... 

Recogí el botín y volví a la antorcha que quedaba encendida... la apagué... envuelto en la oscuridad seguí caminando con la clara voluntad de llegar al final del camino avancé con la mano pegada a la pared de mi derecha... No se deciros cuanto tiempo pasé así, para mi fueron horas, pero no podía calcularlo... Pude ver como el túnel acababa... una pared de mármol cerraba el extremo...

Maldecí, me desesperé, golpeé la pared y la palpé... pero no había nada, ni sonidos huecos, ni filos que sobresalían, ni mecanismos... nada....intente ver si detectaba alguna magia pero no sentí nada, solo el frío de la piedra...

Si esto era una prueba tendría que haber llegado a algún sitio, ¿no? ¿o llegar hasta aquí era la prueba en sí misma?, tenía que haber algo... tras descansar y barajar mis opciones volví esta vez apoyando mi mano en la pared contraría del túnel... Debió pasar otra media hora de andar en la oscuridad cuando mis dedos notaron un pequeño resalte, golpeé con los nudillos y para escuchar ese maravilloso ruido a hueco. Volví a romper el muro con la esperanza que detrás estuviese la solución, pero solo era otro cofre con otros tres lingotes.

Durante lo que supongo que fueron horas avancé en la oscuridad... Escuchar la voz de data me sobresaltó...

"Felicidades al Jugador por alcanzar el siguiente nivel con la habilidad visión tenue. Habilidad visión tenue*común* Rango Experto: 1/5000...

La diferencia era notable, antes en plena oscuridad solo podía ver los contornos de las cosas, los bordes, ahora sin embargo era como ver en blanco y negro...

Seguí andando durante lo que creo que fueron días, al no sentir hambre, sed, o sueño, era un caminar continuo... en el proceso otros 23 nichos con lingotes aparecieron... tenía un total de 25 lingotes de oro, 25 de plata y 25 de cobre... para que cupiesen en la mochila tuve que vaciarla de las antorchas, de las cuales solo me quedé una, pero el problema no era el espacio... era el peso, cada lingote pesaba unos 500 gramos de media (cada metal pesaba distinto), así que a mi espalda cargaba la friolera de 37 kilos y medio... soportable, pero esto era como hacer una caminata del camino de santiago cargado hasta arriba... si le sumamos el peso de mi equipo y armas seguramente estaba cargando con más de 50 kilos de forma continuada...

Me resistí a creer que esta prueba había acabado... que no había nada, además la vuelta estaba siendo infinitamente más larga que la ida, y jamás me encontré con las antorchas que por mucha desorientación no debían estar a más de 4 o 5 horas del borde, y estaba seguro que había sobrepasado con creces ese tiempo.

No tenía sueño, no tenía hambre, ni sed, pero en ese viaje eterno me dolían las piernas, me dolía la espalda... Fui abriendo más nichos a medida que avanzaba... cuando conté más de 150 lingotes ya no me cabían en la mochila, las correas amenazaban con romperse, dejé la mochila en el suelo y comencé a arrastrarla...fue un alivio aunque avanzar se hizo más lento arrastrando ese peso...

 Los siguientes nichos fueron un nuevo problema, no tenía una bolsa donde meter los lingotes, aflojé las correas de mi coraza y comencé a almacenarlos allí aprisionándolos entre la coraza y mi ropa... cuando no cupieron más, comencé a meter algunos en las cañas de mis botas, en mis antebrazos... 

Seguramente muchos os preguntéis que porque seguía acumulando tanto peso, que sentido tenía, sin embargo yo solo podía ver la imagen del símbolo de este túnel, un hombre empujando una piedra... le estaba imitando... cuando no me quedó hueco donde meter lingotes los alojé dentro de mis pantalones de tela... Perdí la cuenta pero seguramente otros 75 lingotes llevaba en el cuerpo, más los 150 que arrastraba...

Lento, agónico, avanzaba en ese mundo en blanco y negro sin detenerme más allá de coger aliento... sin embargo no aparecieron más nichos, solo un túnel infinito...

Una luz... Una luz al final del túnel...