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El ataúd helado

La explosión sincronizada de más de 1000 estatuas fue un espectáculo bonito, aunque me protegí con una barrera de viento y psique, esto no dejó de ser apabullante cuando miles de trozos de hielo salieron disparados en todas direcciones.

Una descarga de alta tensión había sobrecargado sus núcleos de energía detonándolos, y sus cuerpos sufrieron una reacción en cadena de dentro hacia afuera.

Cuando todo el estruendo, el ruido, y los trozos de hielo dejaron de volar por todas partes, el espectáculo acabo. Levité entre los cuerpos destrozados de las estatuas, trozos apenas reconocibles estaban por todas partes...

"Felicidades al jugador por ser el único en alcanzar el nivel 10 durante el tutorial. Puede buscar un maestro para que le enseñe un oficio"

¿buscar un maestros? Bueno ahora había cosas más urgentes que atender ya habría tiempo de eso...

No habían objetos recuperables, o botín que sacar de todo ese caos de hielo roto... como ya esperaba yo al fondo de la sala en una hornacina en la pared estaba el medallón con el copo de nieve.

Se que pensaréis que desplegar tal poder abrumador era exagerado, que podría haber pasado sin riesgo a través de las grietas con mi bullet time para esquivar... Se que incluso puede ser decepcionante para los amantes de las luchas encarnizadas, pero vuelvo a decir que yo no era un gran guerrero, pese a mis estadísticas mejoradas, pese a mis nuevas habilidades, mil combates era mil posibilidades de cometer un error...

Además ¿porque desperdiciar toda la experiencia que me daría el fin de las estatuas? Usar un poder abrumador era una buena forma de hacer las cosas para un cheater.

Cuando llegué al pasillo me senté a meditar y reponer mis energías, no quería llegar a mi última etapa en este santuario sin estar en mi mejor forma, tenía frio pero la tranquilidad que me daba la meditación y la agradable sensación de recibir mana en el cuerpo era de ayuda. Sin embargo con lo vacías que habían quedado mis reservas de mana de fuego y de rayo, tardaría un buen rato... demasiado para estar parado en medio de un túnel helado.

Saqué uno de los frascos de líquido inflamable lo lancé contra un rincón cerca de mí, el pequeño fuego calentó durante un minuto el ambiente... Fui gastando frascos a intervalos, sin abusar, solo para calentarme cuando el frío comenzaba a mermar mi concentración y salud.

Cuando acabé de meditar aun me quedaban 110 frascos de liquido inflamable, me moví hacia la siguiente puerta que apareció poco después.

Antes de entrar me tomé la poción de inmunidad al frio, todas las pruebas tendían a crecer en dificultad de forma exponencial...

Un metro después de traspasar la puerta esta literalmente desapareció... en su lugar solo había una pared. Lejos de sorprenderme por el extraño fenómeno seguí avanzando por un pasillo ascendente.

Poco después se abrió una sala, grande unos 10 metros de diámetro, aunque los más sorprendente es que en ella en la pared opuesta había una criatura congelada dentro de lo que podría describir como un ataúd de hielo, no podía identificar que raza era, ni verle bien los rasgos, pero allí estaba congelada.

Parecía que hubiese sido atrapada en la sala, y en el fondo era como una advertencia o un presagio de lo que podía pasar en esta prueba.

En el centro de la estancia había un enorme reloj de arena que en cuanto puse un pié en la sala comenzó a funcionar, fluyendo la arena de arriba a abajo.

Por el ritmo que marcaba en la caída de la arena el margen sería de unos diez minutos.

La temperatura de la sala que ya era baja, unos menos 10 grados y comenzó a bajar rápidamente, bajando 20 grados en solo medio minuto y parecía sin intención de detener la caída térmica...

Haciendo cálculos rápidos para cuando acabasen los 10 minutos la temperatura habría bajado hasta el 0 absoluto o más allá si eso era posible... Imposible sobrevivir sin recursos externos, pociones, o magia usada inteligentemente...

Aguantar 10 minutos... sin la poción seguramente moriría congelado antes...La prueba era simple aguantar el frio y sobrevivir...

Una idea graciosa se me pasó por la cabeza... y si... me acerqué al ataúd helado y comencé a amontonar contra él los más de 110 frascos de líquido inflamable, mientras deformé la piedra del suelo para hacerme un parapeto donde refugiarme de lo que haría a continuación... Concentré todo mi mana de fuego en la palma de mi mano derecha, no debía ser una bola de fuego, tenía que darle forma para que no explotase pero si afectase a máxima intensidad al ataúd de hielo... Con la mano izquierda concentré una pequeña cuchilla de aire y apunté a los frascos.

Ambas magias se lanzaron al mismo tiempo, la rotura de los frascos provocó que estos se incendiaran al contacto con el aire, la magia de viento alimentó las llamas tanto como se podía, ya magia de fuego fue el catalizador para que el Ataúd de hielo fuese sometido a la temperatura de un alto horno de siderurgia.

Una pequeña burbuja de aire me reservó un margen de seguridad, ya que con el fuego el oxigeno de la habitación desaparecía a marchas forzadas...

Para cuando el fuego se extinguió quedaban solo dos minutos en el reloj... me asome detrás del parapeto y entonces lo sentí... El cuerpo dentro del ataúd que ahora estaba derretido estaba vivo... débil pero vivo... posiblemente no pude detectar esa pequeña chispa de vida detrás de la pared de hielo... aunque entre las quemaduras que le había provocado mi fuego y el tiempo que había estado en de congelación poca vida le quedaba...

Corrí hacia el cuerpo moldeando mi burbuja de aire para que nos cubriese a los dos, le aparté el pelo de la cara y era una mujer, una mujer elfa, y quizás la criatura más bella que jamás había visto... No solo era delicada, tenía un bonito pelo cobrizo, atado en una complicada trenza a la espalda, un cuerpo firme pero delicado a la vez, voluptuoso pero sin romper la armonía (serían todas las elfas así de guapas).

No os riais, no es que estuviese teniendo malos pensamientos con la pobre moribunda ni nada de eso, era solo mera curiosidad... mera admiración...

Aparté estos pensamientos y comencé a concentrar toda mi magia de vida en ella... La recuperación fue lenta, estaba muy débil, terriblemente débil, aunque las quemaduras superficiales que yo le había hecho ya estaban curadas, su cuerpo congelado durante quien sabe cuanto tiempo se resistía a sanar... Mi magia de vida se agotó y ella aún no se había recuperado al punto que de seguir a este paso su cuerpo acabaría muriendo...

El tiempo del reloj se agotó y allí en la pared donde había estado el ataúd de hielo, en una hornacina estaba el colgante de la prueba... La temperatura de la sala volvió a los cómodos -20 grados (notese la ironía)...

Me senté en el suelo al lado del cuerpo de la elfa y comencé a meditar, en cuanto tenía un poco de mana de vida y de fuego, le aplicaba tratamiento y aumentaba la temperatura a nuestro alrededor.

Repetí el proceso una y otra vez, no conocía a esa elfa, incluso se podría decir que era un desperdicio de esfuerzo, pero mi instinto me decía que no debía abandonarla.

Cuando su cuerpo estuvo lo suficientemente recuperado para poder moverla me trasladé al pasillo cargándola en brazos, en el pasillo hacía -10 grados, así que el gasto de energía sería mucho menor, al igual que el tratamiento contra su congelación sería más fácil...

De este modo aplicando el tratamiento, meditando y cargándola en brazos fui acercándome

a la sala de la balanza, no podía arriesgarme a terminar con la energía de hielo, puesto que no sabía si sería transportado fuera del santuario y no quería dejar morir a la cautiva...

Por suerte la sala de la balanza estaba a una temperatura de solo 0 grados, esto no hizo sino acelerar el proceso...

Seguía inconsciente pero su pulso se había estabilizado, aunque no había recuperado todo el color, su cara ya no tenía la palidez mortal... al poco tiempo comenzó a balbucear...

"la caj... tengo que recuperar la caja..." se removía en sueños...

No era difícil deducir que estaba buscando la caja del gnomo cuando debió entrar en la sala del ataúd de hielo... a lo mejor ese era el final si fallabas la prueba... morir congelado, o quedarte en estado suspendido dentro de una prisión eterna...

Tomé la precaución de retirarle las armas que llevaba encima, el arco, las flechas, y las dos espadas cortas y curvas que portaba... No sabía que reacción tendría al despertar, así que mejor no arriesgarse a que una elfa enloquecida me atacase nada más verme.

El proceso de meditar, recuperar, y gastar energía de forma continua suponía una fuerte carga mental, acabé apoyándome en una de las paredes de la sala de la balanza mientras dejé a la elfa apoyada en la pared contraria.

Abrió los ojos, unos preciosos ojos verdes como esmeraldas, su mirada perdida al principio en seguida se enfocó y sus ojos se clavaron en mí.

"Por fin despiertas..." dije en español aunque no creía que me entendiese...