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UNA NUEVA VIDA

Todo me daba vueltas, mi visión enfocaba y

desenfocaba de manera incontrolable hasta llegar a

vomitar, me encontré tirado en una cabaña al menos

eso parecía con lo poco que podía reconocer una

persona a mi lado me sostuvo para no caer del catre

donde me encontraba, llevaba un collar de oro que

choco con la luz quitándome la vista al instante, sentía

que el techo se me vendría abajo alterando mis

reflejos a cada momento, sentía un ardor

corriéndome por las venas arrancando cada nervio,

retorciéndome cada musculo interno. Una taquicardia

casi infartante me dejo boquiabierto podía escuchar

cada parte de mi ser crujiendo, palpitando,

secándome por dentro, un dolor intenso aprisiono mi

pecho deteniendo los sonidos… ya nada se escuchaba

mi corazón se había detenido por completo pero

como podía seguir con vida?

-y que te hace creer que sigues con vida?- replico una

voz áspera con un tono de burla Ya pasado un mes de mi "muerte" y de la caída del

imperio de Kam, mi cuerpo se adaptaba a esta "nueva

vida",

Mi salvador ahora mi mentor me había encontrado

agonizando entre otros cuerpos descuartizados en la

batalla al parecer me creyeron muerto o al menos a

punto de. Los árabes habían ganado la batalla pero la

peste entro por la puerta grande solo les dio unas

horas más de pesadilla...

De cierta forma mi cuerpo murió pero volví desligado

de cualquier mortalidad, mis sentidos más

agudizados, una fuerza excitante un renacimiento

más real, una oportunidad de volver como algo más

evolucionado, vestido y educado con las costumbres

que mi mentor me inculco fui rebautizado con el

nombre de Stefan Ivanok , Bajo la tutela de los Ivanok

aprendí las artes del lema del clan

"Los que poseen el verdadero poder rara vez

necesitan usarlo. Hay muchos de nosotros Que no conoces y nunca conocerás".

Tras años de estudios me interne en la ciencia, un

centenar de libros ocupaban mi habitación prefería

mantener los lujos al margen posible pero mi Mentor

solía mandar mucamas al cuarto para que me

bañasen y vistieran, algunos cuadros pintaban las

paredes rozando un ventanal cubierto por unas

delgadas cortinas de seda egipcia que se balanceaban

de un marco de plata moldeado, me internaba en la

lectura durante largas horas nocturnas entre más y

más sabia más quería aprender tenía una eternidad

para ello; unas seis décadas vi pasar sin notar un solo

cambio en mi ser , mis cabellos crecían muy

lentamente casi indetectable y el color de mis uñas

exageraban un blanco marfil inhumano, un día la

familia Ivanok fue visitada por el Voivoda del clan,

significado de reconocimiento a la familia pero la

razón era más vana.

-tu, si tu acércate- dijo el Voivoda señalándome Estaba rodeado por hombres de traje negro con

remaches blancos al parecer tenían unos 300 años

-estoy enterado de que presenciaste la caída del

imperio de kam- dijo con mirada fija en mi

-si Mi señor fue en las últimas horas de mi vida como

humano- respondí

Uno de los hombres se sacó una foto de su bolsillo y

se la paso al Voivoda, este la observo por un

momento perdiéndome de vista por unos segundos

-reconoces a este hombre- me mostro la foto sin

quitarle la vista, era el comandante del ejército árabe

invasor

-su nombre es raj kali, sabes porque estaba en ese

lugar cuando tu caravana llego?- me pregunto el

Voivoda con una mirada que me pedía a gritos que

respondiera con otra pregunta

-no, no es por lo que crees- se adelantó en replicar lo

que no dije. -Raj Kali estuvo en ese lugar porque sabía que era el

punto de encuentro de nuestro clan, serviste durante

tu vida Humana a un TremeréPor

un segundo reviví momentos de muerte y agonía

de esa época, los Tremeré, asquerosas garrapatas que

se arrastran por La tierra usando la magia a su favor,

malditas larvas. Luego de una larga charla el Voivoda

partió y pasado los años no volvió, el porqué de su

interés en mi presente muerte en el campo de batalla

se volvió un misterio para mí y una sombra para la

familia Ivanok.

Me traslade a Inglaterra en la búsqueda de nuevos

conocimientos, con mi apariencia de hombre de 30 y

experiencia de más de 600 años, se me hizo sencillo

internarme en ese nuevo mundo tan frágil y

cambiante, ver a esos insignificantes seres aclamados

así mismos como la cabeza de la cadena alimenticia

pasearse por las calles, arrastrarse en su corta

existencia hasta llegar a marchitarse completamente

dejando una mancha de polvo en la tierra. Es

vergonzoso pensar que llegue a ser parte de algo tan

bajo, mis manos tiemblan de solo pensar que mi suerte hubiera sido otra. Escuche muchas historias

interesantes de mi raza, con el tiempo las historias se

convirtieron en caminos a seguir entre los que más

me apasionaban eran lo de aquellos bosques de

Valaquia, el hedor de la imperfección enmarcado con

sangre tras la tortura excitante de las manos sobre la

piedra que tallaría cada grito, música para mis oídos,

la sed de ver sangre escurrirse entre mis dedos debía

ser saciada cada noche, recordar los días en la casa de

lo Ivanok cuando mi mentor se regocijaba al ver como

los esclavos burbujeaban la sangre en su propio

charco.

Los ingleses escupían el ego entre sus dientes chuecos

y amarillentos, en mi estadía me localice retirado en

una casona que logre comprar con la fortuna de la

familia la cual me fue facilitada, ubicado lejos de la

civilización pasaba cada noche estudiando más y más

artes de tortura mi necesidad era calmada con cada

una de las gotas rojas que exprimía de aquellos

aldeanos patéticos que solo servían a de éxtasis para

mi deleite. Aplicando mis conocimientos de Genética

quise rehacer aquellas fabulas de creaciones de guardianes para mi uso personal, no podía dejar de

pensar que los Tremeré estaban cerca podía olerlos

Había explotado una Guerra de nuevo la humanidad

atravesaba por su 2da guerra mundial, una de sus

figuras emblemáticas era un hombrecito de curioso

mostacho pero mi interés no era en el Führer sino en

el Doctor Lundt que servía para el "SS" dedicado a

crear "no-muertos" en orden de Nacionalsocialismo,

sus conocimientos acariciaban mi curiosidad. Pero yo

no era el único, otro grupo de Tzimisce ubicados más

cerca de un Campo de concentración lograron dar con

él, no era sorpresa alguna para mí ver como el clan se

movilizaba creando fuerzas enormes, mi búsqueda

continuo.