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Capitulo 19: Alas de redención

Atrás de los Rhodantianos, son divisibles torrentes humeantes de espesa negrura cual alquitrán, en pleno arribo a las alturas sobresalientes de un panorama de flamas crepitantes por los estragos de la guerra sobrevoladas por las aeronaves templarías.

Los cincuenta ángeles de alas cristalinas yacen suspendidos en el aire, de tal manera que lucen como una pared defensiva, y en medio de todos están los dos guerreros alados principales, en el que resalta el auto proclamado caballero de la tormenta, de unos azules ojos posados en los guardianes exhaustos, en específico en el guerrero carmesí, quien devuelve una mirada furibunda, tal cual fuerzas opuestas en plena colisión, como el cielo y el infierno.

Drake traga saliva al ser abordado por un hormigueo de alerta al ver los puños del caballero blanco, encharcados de sangre fresca hasta los codos.

Sudor helado corre por la piel tostada del guerrero carmesí, al tratar de mantener la compostura en una posición defensiva con todos los bellos de la nuca erizados, ante la presencia aplastante de ese ser celestial, como si fuese un sapo sin esperanzas frente a una serpiente hambrienta.

El aura eléctrica desprendida por Clint es terriblemente violenta, y poderosa que se cierne en un gran peso en los guardianes, en un ambiente pesado de latente peligro inminente, a pesar de ser supuestos aliados.

En las memorias del guerrero carmesí, vienen rumores sobre el supuesto caballero de la tormenta, escuchados a lo largo de sus viajes por las tierras templarías, lo que lleva a su mente la definición de la palabra "obsceno" como la única definición que puede dar a esos actos desdeñables.

De algo está seguro el guardián; detrás de esta fachada de guerrero angelical y porte justiciero, se oculta un monstruo abominable. Es bien sabido lo que hacen los nephilim a los malditos, inclusive a los que todavía eran niños.

«No lo entiendo ¿Qué mierda hace un bastardo como Clint aquí? Se supone que fue ejecutado o debería estar pudriéndose en una celda, de preferencia fuera de esta dimensión», escruta el guerrero carmesí, en un mar de dudas, y entonces fija la mirada en el segundo caballero.

Una luz pura irradia la blanca armadura inmaculada, carente de toda abolladura en una protección completa. Posee una hombrera en forma de la cabeza de un dragón, como protección en la extremidad derecha, mientras que en el izquierdo es la cabeza de un halcón. Las coderas son escudos de un conjunto de alas que forman un semicírculo. La coraza del peto tiene el símbolo del fénix, con relieves negros. Un faldón gris que llega hasta los muslos envueltos por placas protectoras, conectados a las botas. El casco tiene dos cuernos que apuntan hacia atrás, y el visor no deja ver otra cosa que pura oscuridad, como si no hubiese nadie usándolo por lo que debía ser alguna magia de camuflaje. Un par de alas de plumaje blanco aletean atrás de su espalda.

La llamativa armadura estigma sorprendentemente no resulta familiar en Drake, no cree haber escuchado o visto algún caballero que porte ese tipo coraza.

—Dichoso por fin el conocernos las caras, guardianes. Mi nombre es Kairos Ikaros. Perdonen nuestra rudeza, son ordenes de arriba. En vez de pelear entre nosotros podemos beneficiarnos mutuamente. —Se presenta el segundo nephilim, en una voz profunda y grave, en un porte fantasmagórico—. Todos tenemos el mismo objetivo; joder a los rebeldes, por lo que sería prudente colaborar.

—¿Qué significan esas naves?

Demanda el guerrero carmesí, en resplandeciente mirada de flamas verdes que destilan rudeza. Si algo recuerda muy bien de las enseñanzas de su mentor Rhaizak, fue la ferviente advertencia de nunca meterse y mucho menos confiar en los nephilim.

—¿Eso es todo? ¿así es como va a ser? ¿simplemente venimos a salvarlos y comienzas a exigir? —Clint dispara una lluvia de retórica descarada sobre Drake—, pudieron ser útiles en nuestra ausencia, las cosas han cambiado y no por derrotar a ese monstruo les da el derecho de no conocer su lugar. Podemos hacer esto llevadero, no querrán agregar otros enemigos a la lista. Nuestra paciencia tiene un limite

Se supone que venían a rescatarlos, pero la forma en la que los guardianes han sido rodeados, parece que los tratan como si ellos fuesen acólitos de la bruja, en lugar de ser los salvadores tras matar a ese dios elemental.

—¡Bien, no eres el único! Vienen aquí a amenazar a mi equipo, después de que dimos hasta el último aliento por ustedes.

En un ladito de corazón, Drake contempla la idea de una pelea masiva entre ambos bandos, y en como culminaría. Antes de atacar, decide sabiamente dar marcha atrás a sus impulsos, siempre y cuando el grupo contrario no tome la iniciativa.

—¡Drake, basta! ¡No queremos ninguna pelea si no es necesario! Tenemos cuentas pendientes aquí, y no las podremos resolver si le disparamos al avispero como si no hubiésemos salido a duras penas de otro —exclama Alice poniéndose delante del grupo.

—La sabiduría de chica se deja entrever... apuesto que ella es la líder —dice el segundo nephilim.

—Pueden resistirse si ese es su deseo. —Los ojos de Clint brillan en desbordante fulgor azul—, de ser ese el caso, será tomado como alta traición, anula todo tratado sobre la protección de Trisary y prometo que no sobrevivirán. Nunca he fracasado en subyugar a un maldito o cualquier estirpe en la guerra de los credos. Están advertidos.

—¡¿Qué se supone que son estos tipos?! Jamás había visto caballeros templarios de esas características —vocifera Tonatiuh en alto ímpetu. La mano enguantada tiembla por tomar la empuñadura de Titán.

Lance cubre parcialmente el rostro en protección a los ojos; imprime un gesto de aversión por lo dañina que puede resultar esa exagerada luz, desprendida del enjambre de ángeles.

—He escuchado de estos familiares... pero nunca había visto uno en el pasado —afirma el asesino oscuro recuperando la compostura, en la apreciación de esas silentes máquinas. Un vago conocimiento adquirido en el clan del eclipse, sobre esa clase de contratos refiriéndose a los ángeles de alas cristalinas—. No tienen personalidad o algún tipo de voluntad propia. Son golems en forma de armaduras vivientes... meras maquinas... los llaman serafines, mientras que ese tal Clint, y su compañero son una versión evolucionada del mismo proyecto; los nephilim son súper soldados vinculados con un ente modificado, por la iglesia de Juana para lucir como seres de porte angelical.

—En efecto. Muy bien, guardián. —Kairos aplaude la sabiduría de Lance, y se deja caer de forma contundente al suelo, liberándose una estela de polvo. Las alas blancas en su espalda se doblan y se transforman en una capa emplumada—. Tenemos alrededor de 1000 de estos golems, todos bajo el control de la señorita Flora.

—Somos los nuevos celestiales, la creación del gran Arthur Rhodantis en su esfuerzo por traer a las verdaderas huestes de dios, devuelta a la tierra —se vanagloria Clint, mirando por debajo a los guardianes.

—¿Me están diciendo que estos tipos son portadores como tú, Drake? —pregunta el guerrero del hacha.

—No son realmente portadores, Tonatiuh. Nosotros nos unimos a una entidad de forma permanente, tanto cuerpo y alma por muchos factores debido al grado de compatibilidad —corrige Drake—, estos tipos son diferentes. Como habíamos dicho, se pueden crear objetos o químicos en base a la esencia de criaturas y cristales, en un proceso alquímico.

—Por eso muchas veces, vendemos partes de los monstruos que llegamos a cazar —agrega Lance.

—Cuida tus palabras... —indica Clint en una rabia helada, ante la pregunta de Tonatiuh.

—María ponte atrás de mi...

Tonatiuh no espera a que su novia haga caso, y camina hacia adelante, lo que pone en mayor alerta a los guerreros alados, al apuntar sus espadas hacia la pareja; tal acto sube las alarmas en los guardianes, lo que los lleva a ponerse en posición de pelea con manos a las armas preparados para que se haga el primer movimiento.

La colisión de ambos bandos es evitada, ya que el segundo nephilim ordena que los serafines se mantengan en una posición de espera.

—Los serafines son otro tipo de artilugio —complementa—, usando la esencia de distintas criaturas, crean un núcleo activado por la energía de los cristales. y luego lo colocan en la armadura de marcas rúnicas, complexionada en la apariencia popular de los celestiales. No son el epitome en poder, lo que es compensando en un ascenso en la moral de nuestras tropas el tener seres divinos en nuestras filas. Estos golems son meros peones, prototipos anteriores a nosotros.

El caballero habla jovial, al mostrar una estrategia más enfocada en animar a los soldados ya abatidos en espíritu que en servir en el combate.

—Los inquisidores pertenecen a la iglesia de Juana, lo que me hace preguntar por qué el señor Bast no usaba esos golems. —Lance halla esa incongruencia.

Bast es un usuario de magia de un nivel lo suficientemente elevado, como para crear un hechizo único y a la vez simple con la capacidad de devolver cualquier ataque con el doble del poder.

—Bast no se especializa en la creación de golems, umbra... —contesta Clint de forma seca—, nuestra señorita a pesar de su apariencia joven, tiene muchas capacidades que destacan sobre otros inquisidores.

—Nos ha enviado como un equipo de extracción, y llevarlos a la nave presagio para una audiencia, para reportar de primera mano lo sucedido en este lugar. —A diferencia de su compañero, Kairos permanece relajado y hasta accesible—. Con ella podrán aclarar sus dudas, ya que nosotros no estamos autorizados para revelar cierta información.

—Para ser un equipo de rescate, creo que el amenazar con un enjambre de golems asesinos, no se consideraría muy amable.

Drake no pierde una oportunidad de ser sarcástico, al esbozar una desafiante sonrisa ladina en que muestra la blanca dentadura, en la que se oculta un ferviente enojo mezclado con nerviosismo, al resbalar gotas de sudor por la frente.

—Ordenes de la inquisidora... es un seguro por lo problemáticos que son los de su estirpe, considerándose el estar en medio de una rebelión inhumana, prevemos cualquier escenario posible y estamos autorizados para usar la fuerza. Nos dieron su reporte y nos han enviado con estos lineamientos —contesta Clint en un despliegue oratorio que se rige entre un jefe militar, y la inteligencia fría de una máquina, que de a poco dicta en tono despectivo—: una medio elfa, una niña medio demonio, un ciborg del libre pensamiento, un umbra, un salvaje y un maldito. No son la mezcla que genere mayor confianza para los templarios. Sumado que fueron capaces de destruir a esta monstruosidad. Sería prudente que se rindan ante nosotros, y nos acompañen a la nave presagio.

—Tenían razón sobre los nephilim... todos son unos...

Drake estaba por dejarse llevar por el incordio, pero rápidamente Alice pone su mano en señal de que guarde silencio. En eso el guerrero rojo se percata de como en su armadura surgen espinas, algo ha molestado a la entidad con la que se ha fusionado.

—Déjenme esto a mí —inquiere Alice inclinando levemente rostro por encima del hombro.

—Primero información que no nos dan, y ahora parece que nos van arrestar por hacer nuestro trabajo. La línea de saber quién es el enemigo, se ha vuelto bastante difusa. —Sheila rompe su silencio, al pronunciar en voz áspera esas palabras dedicadas a sus compañeros.

—Tranquila... —susurra en voz seca la líder del equipo, sin apartar contacto visual del enjambre de golems.

—Estoy tranquila... —dice Sheila al estar al lado de Alice.

—Hablaba conmigo misma... —responde sin aliento, en un estado de alta tensión y bombardeada por confusión, se esfuerza por mantener la compostura.

El sonido de cadenas moviéndose llama la atención de los guardianes; de la espalda de Drake son materializados de forma automática tentáculos como eslabones de falso metal, los cuales apuntan a los dos caballeros, y llevan consigo una sensación de peligro inclusive mayor al que lo abordó en el arribo del dios elemental.

—¡¿Pero qué carajos?! —pregunta Drake, confundido viéndose las manos convertidas en afiladas garras monstruosas. Parece ser que la armadura ha entrado en modo de autodefensa.

—¡Drake calma a esa cosa! —exclama Tonatiuh.

—Lo diré de nuevo, guardianes... que esas tres monstruosidades, bajen su nivel de agresividad o responderemos con una tormenta de rayos y sangre. —De forma totalmente despectiva, Clint apunta tanto a Drake como a Sheila y Valkiria, agregándolas en el mismo saco—. Aunque puedo sentir un enorme poder en cada uno de ellos, a diferencia del rojo, la yegua o de estos serafines; mi armadura, y la de mi compañero son de una aleación mejorada hecha de estigma y magnamis refinado por magia santa. Incluso si encontraran un punto débil en el diseño, no podrían enfrentarnos a todos al mismo tiempo. Solo retrasarían mínimamente lo inevitable.

—No deberías subestímanos... farsante...

En una total osadía, la dragona no duda en atreverse en insultar de forma garrafal al caballero de la tormenta, quien estaba por responder la agresión al alzar su mano con intención de liberar un rayo eléctrico, pero rápidamente es tomado de la muñeca por el segundo nephilim, lo que lleva ambos a verse directamente a los ojos y en silencio deciden mantener la diplomacia.

En el momento que sintió elevarse el aura asesina de Clint, los puños de la dragona se encendieron en fuego.

—Bajen las armas... —indica Kairos de forma cortante—, no es ninguna negociación y no lo volveré a repetir.

—Por favor... hagan lo que dicen... —ruega María a sus compañeros en voz pasiva.

Valkiria no tiene reparos en obedecedor a su ama, Sheila duda por segundo, pero decide finalmente apagar el fuego en sus puños y los deja caer hasta la altura de sus caderas.

Drake usa todo el autocontrol que tiene, lo que lleva a la armadura a relajarse, y la regresa a su estado normal, lo que no retira esa sensación de miedo y peligro. No se lo dice con palabras, el guerrero puede sentirlo en sus propias carnes por medio de sensaciones conectadas a su cerebro y alma.

Los demás guardianes bajan sus armas, lo que no los vuelve menos peligrosos, y siguen alerta de cualquier movimiento en falso de los Rhodantianos.

—Excelente... —dice Kairos aliviado y complacido—, es un progreso.

—¿A qué se debe este trato, caballero? hemos cumplido nuestro encargo. —La presencia poderosa de los nephilim no detiene a la lideresa, y los confronta de forma directa en total diplomacia por proteger a sus compañeros, quienes brindaron la confianza en ella para que los dirija—. Arriesgamos tanto nuestras vidas, como almas al desafiar, y derrotar a un dios. Ahora nos encontramos con legiones de naves que desconocíamos, y nos vienen a amenazar con golems y dos nephilims. ¿Qué significa esto?

—No existe otro dios que no sea el omnipotente. —Clint es contundente, y habla de forma despectiva, casi parece hasta ofendido en la proclamación de un dios ajeno al de su religión—. Los que se atreven a pensar en ser algo más allá de lo que les corresponde, no son otra cosa más que abominaciones y asquerosos herejes.

En María no cala bien ese comentario, su corazón bambolea en mayor fuerza en el pecho, al ritmo del latir punzante en la cabeza, siendo el reflejo de un ferviente estrés.

Tonatiuh aprieta los dientes, muy cerca de tomar el hacha, en un actuar rápidamente detectado por el asesino oscuro, en una negación rápida con la cabeza, ambos acuerdan en silencio de mantener una posición plenamente defensiva.

—Eso no responde mi pregunta, caballero —demanda Alicia, en mayor fiereza—, estamos en el mismo bando, he escuchado que los nephilim son una versión de portadores creadas por Arthur Rhodantis, con el fin de traer a los verdaderos celestiales de nuevo en un proyecto de súper soldado. Así como ustedes son la herencia de Arthur, nosotros somos la de Munraimund, y ambos caballeros pertenecieron a la corte del viajero, el hijo y enviado del creador al que tanto adoramos. Por nuestros antecesores, debemos llegar a un buen trato en el que todos estemos de acuerdo.

En un relato de historia resumida, Alicia toma la medida de usar las buenas relaciones que hubo entre su fundador, y el de los caballeros nephilim, con tal de ganar algo de tiempo al igual que lograr bajar las tensiones, en su búsqueda de conocer lo que estaba pasando.

—También uno de sus fundadores fue el gran traidor y el hijo de Munraimund asesinó a su majestad Arthur para lograr la independencia de Trisary. —Clint es rápido y afilado como una espada envenenada. En lugar de calmar la agresividad del templario, ha incrementado en sobremanera—. No quisiera agregar de nuevo la amalgama extraña de los miembros de este equipo. Ustedes no están en la posición como para exigir respuestas, van a venir conmigo. Nuestra inquisidora quiere hablar con ustedes o al menos la líder del equipo, el resto será escoltado por mis golems a un área médica de la nave presagio.

—Fuimos contratados por Sir Dante y el inquisidor Bast en el nombre de su majestad Salomón Lazaurs; por lo que servimos solamente a Lazarus... no a Rhodantis —expone Alicia firme en su posición en una mirada de acero—, queremos hablar con ellos primero, antes de cualquier audiencia con esa inquisidora llamada Flora.

Alicia no confía para nada en los nephilim. Una de las razones que dio ese relato a sabiendas de ese lado oscuro de la historia, fue para conocer la naturaleza de ese caballero, mostrándolo como un ser prepotente muy arraigado a los antiguos rencores de la historia.

—Los llevaré ante nuestra ama y en el concilio verán a sus patrones... —Clint ofrece su mano, como si fuese una señal de paz, que suena cínicamente falsa para los guardianes por todo lo atestiguado anteriormente.

—No, mi equipo necesita atención médica inmediatamente y serán llevados a instalaciones Lazarianas. —Alicia sube el tono de su voz, lo que aparta toda accesibilidad—, luego de unos días, iré acompañada por oficiales de mis patrones a reunirme con tu jefa

El sudor cae cuesta abajo en el rostro de la guardiana, cubierto por el yelmo verde de la guerrera de ojos azules. En su lengua de plata se definirá lo que sucederá a continuación. Necesita ganar tiempo.

—¿Están jugando con mi paciencia? — Las estelas eléctricas de sus ojos elevan su potencia, en un reflejo de una rabia helada que es entonada en una leve carcajada bajo el casco, que desata la sensación de peligro en los guardianes—, dudo que sepan con quien están tratando.

«¡Con un asqueroso monstruo!», piensa Drake a punto de decir ese improperio en voz alta. Aun cuando es su trabajo el subyugar monstruos, no puede cazar a ese tipo de monstruosidad que tiene enfrente, debido al código del guardián.

La incertidumbre sube en potencia en el instante que los siete héroes, son alcanzados por un mensaje telepático completamente repentino, venidero de la persona que menos podrían llegar a imaginar.

«Escuchen... no hagan movimientos en falsos y, sobre todo, aguanten un poco. El verdadero equipo de rescate está por llegar... no traten de razonar y mucho menos jodan con este sujeto, es un completo psicópata. Créanme, estoy de su lado. No sé las verdaderas intenciones de mi patrona, pero será mejor que se mantengan alejados de mi compañero y no aborden al presagio. Estoy seguro que hay algo verdaderamente maligno detrás de toda esta operación», el precursor de este contacto mental vino del segundo caballero, mostrándose como un inesperado benefactor para los guardianes, llevándolos a elevar el número de preguntas; ¿Qué es realmente esta rebelión?

«¿Cómo podemos confiar en ti?», María responde dudosa en uso de telepatía.

«No esperaba que lo hicieran y por el momento no puedo darles muchos detalles, lo que sí puedo asegurar es que van a necesitar un aliado entre los Rhodantianos, si es que quieren sobrevivir. Esas naves pertenecían al frente de la guerra santa, y a causa de un suceso inesperado fueron retiradas por órdenes de su santidad en Elysium, todo bajo el mando de mi inquisidora», la información dicha por el templario, aunque poca, deja perplejos a los guerreros de Trisary, en especial a la chica de cabellos violeta.

«Quiero que me respondas algo... a la que llaman ama ¿se llama Flora Lunaris? La dama fantasma», María corta la conexión mental con sus amigos, por lo que en esta línea solo está ella y el caballero.

El caballero guarda silencio por unos segundos eternos para la hechicera, hasta que recibe la pesarosa respuesta, llevándola a ser abatida por los oscuros espectros de su pasado:

«En efecto...».

El silencio parece ser perpetuo en ese concilio de Rhodantianos y guardianes, hasta ser llenado por el rugir de múltiples propulsores, los cuales se acercan desde la profundidad de los matorrales, y a la reunión llega una brigada de soldados templarios de tecnológicas armaduras doradas, complementadas con una mochila cohete, que al dar un salto se elevan por dos cañones, y bajan de forma tenue al suelo, por lo que acortan la distancia a los pocos segundos.

En el pecho de las armaduras se alza el fénix dorado, identificándolos como parte de la facción de Lazarus, los cuales sostienen rifles de asalto.

—¡Que el viajero los bendiga a todos! ¡Llegaron los Lazarianos! —señala Lance en euforia. Ese es verdadero equipo de rescate tal como lo auguró Ikaros.

La atención de Alicia es robada por como los soldados dorados se elevan, y descienden en el uso de sus propulsores. Los azules ojos se llenan de inmensa admiración, como una emoción comparable al de una niña pequeña embelesada por un juguete en el aparador de una tienda. En un chiflido de asombro, deja ir las siguientes palabras:

—Necesito cómprame uno de esos... —dice en referencia a las mochilas cohete.

El líder de los refuerzos del fénix, es el comandante Dante al emerger de la retaguardia, vistiendo una armadura dorada ligera como la de sus subordinados, con el agregado de una mochila cohete. Este tipo de templarios son bautizados como los vindicas ascendidos.

—¡Lamento la tardanza! Traten a estos jóvenes como se debe, son nuestros héroes —ordena Dante en sincera gratitud hacia los guardianes, tras conseguir una victoria que parecía imposible.

—Menos mal que ha llegado, jefe... —suspira Drake aliviado.

Los soldados del fénix, específicamente las unidades médicas asisten a los guardianes, en la verificación del estado de cada uno de ellos.

Clint desciende a la tierra, y es seguido por el equipo de magos, mantenidos en la retaguardia, lo que deja a los serafines todavía suspendidos en el aire.

—Impresionante... —espeta el asombrado comandante por los golems. La moral llega a subir a los cielos; apagando por un breve instante la dolencia de las pérdidas ocurridas en la primera guerra—. De tener a las mismas huestes del omnipotente, la victoria de seguro será nuestra. No sabía que la señorita Flora contaba con dos nephilms también. ¿Cuáles son sus nombres, caballeros?

—Sir Clint Reynard —se presenta con puño en el pecho, el líder de la brigada.

—Sir Kairos Ikaros... —continua el caballero con el símbolo del fénix.

—¡Espera! Tú eras... —Dante se queda pálido al fijarse en el caballero de la tormenta—, eras un comandante subyugador en Rhodantis, y candidato a ser el maestre.

—Y pronto lo volveré a ser... —Clint habla en aura prepotente y a la vez en una rabia apenas contenida. El ser recordado los rangos que perdió por ser encarcelado, han sembrado una semilla oscura en su ser.

—Escuché de tus crímenes de guerra... —Dante habla en tono serio, en una mueca de helado desprecio como viese al peor hereje—, ¿cómo te liberaron?

—Dios me dio la oportunidad de redimirme... es todo lo que diré —responde mordazmente—, estoy bajo la protección de la inquisidora y la santa mano de la iglesia de Juana.

—¿Qué planeaban hacer con los guardianes? —pregunta Dante, en una mirada de alta sospechas, y desaprueba inmensamente que alguien como Clint vuelva a las filas templarías.

—Una audiencia con nuestra jefa...

—Bien, eso nos corresponde a nosotros. Por el momento los guardianes requieren descanso... luego agendaremos una reunión de oficiales. —Dante impone su autoridad sobre los caballeros nephilim, lo que despierta un mayor incordio en este último—. Guardianes, por favor ¿podrían darnos un minuto? En un momento nos vamos.

La solicitud de Dante se encamina a ser clasificada como una orden, por lo que el sexteto de guerreros toma distancia, pronto se percatan que Valkiria ha sido apartada ellos, y la ven siendo observada con recelo y desconfianza por algunos soldados templarios.

—Val... quizás debas volver a tu dimensión... —sugiere María.

—Es contra todo lo estimo y creo, muñequita... voy a tener que declinar esa orden. No dejaré este plano, y mucho menos retomaré mi forma humana, hasta que estén en terreno seguro. No me agradan esos Rhodantianos.

Lo que parecía imposible sucede, Valkiria niega la petición de su maestra lo que llama la atención del resto de los guardianes, dejándolos sumamente sorprendidos

—Está bien, haz lo que creas mejor. —María acepta la petición de su familiar, dejándola vigilar por si ocurre un nuevo evento.

—¿Y entonces que hacemos? —pregunta Lance rascándose la nuca.

—Esperar, ya sabes cómo son estas cosas. "Los niños no deben interferir en discusiones de adultos" ¡mierda que necesito fumar!

Alice vuelve a quitarse el casco, y pega una profunda bocanada de aire con una mano sobre su agitado corazón. Toda esa discusión fue su segunda experiencia cercana a la muerte el día de hoy; todavía se debate sobre cuál fue la peor.

—Oye, gran discurso el de hace rato, Alice... la verdad te has lucido —Drake alaga a Alice, de forma sincera.

—Menos mal que llegó Dante a tiempo, la sentí muy cerca. Estuve a punto de cagarme en mi propia armadura —contesta Alice apenada, rascándose la cabeza y viendo con desfachatez a su compañero.

—Parece que no fui el único con ese sentimiento después de todo. —Una leve risa se quiso entrever en las palabras de Drake.

—Son asquerosos... —espeta Sheila en una mueca de aversión.

La conversación se ve interrumpida ante el repentino temblor en la tierra, a causa del golpeteo de los cascos de valkiria, en señal de advertencia de un visitante no deseado o quizás una ayuda insospechable. En completa soledad, kairos se había acercado a los guardianes, y su paso es frenado por la centaura demoniaca.

—El comandante templario ha solicitado, que nos dejen tranquilos por el momento... —La diferencia de rangos o especies importa poco para la rencarnada. Ve al caballero por debajo de sus ojos, en un aire de superioridad y en voz gélida que desprende un furibundo asco—. Por favor, de media vuelta y regrese por donde vino.

—Quisiera hablar personalmente a los guardianes... si fuera tan amable de dejarme...

Las palabras de Kairos son cortadas por el afilado sonido metálico de los estiletes gemelos de la valkiria, al ser alzados a la altura de su pecho, en señal de advertencia. Algunos Lazarianos fijan la atención preparados por si deben abrir fuego.

—Valkiria déjalo pasar... para estas alturas cruzar una palabra o dos con él, no nos hará daño.

La orden de María es aceptada sin chistar por la rencarnada, al bajar sus espadas.

—Cuidadito... —musita Valkiria y se aparta para que el nephilim se una a los seis guardianes de miradas llenas de desconfianza, como de desaprobación.

—Ya saben mi nombre y yo el de cada uno de ustedes, leí sus archivos para venir aquí. Por lo que podemos dejar las presentaciones de lado. —Kairos alza las manos de tal manera que muestra venir en paz—. No quería que fuéramos tan rudos, pero ya saben cómo funciona; ordenes son órdenes y al final todos obtuvimos lo que pretendíamos; nada personal.

—¡Eso es pura mierda! —señala Sheila furibunda—, de no ser por la llegada oportuna de Dante, de seguro tú y el puto de tu novio con sus esclavos iban a tratar de matarnos.

—¡Sheila, cálmate por favor! —implora María, esperando calmar las aguas.

—¡No pidas que me calme, este idiota estuvo a punto de ordenar que nos ejecutasen! Aún no saben cómo soy yo cuando realmente me enfado.

—Aunque me joda admitirlo, estoy de acuerdo con la dragoncita... —interviene Drake de brazos cruzados, en una mirada de seriedad—, me es muy difícil pensar que podemos siquiera confiar en este tipo.

—Ya somos dos... —agrega Tonatiuh con ojos entrecerrados.

—Lo voy a dejar claro, el que estuvo amenazándolos todo este tiempo fue Clint, por mi parte estuve en un plan neutro —se excusa—, quizás no fue de la manera màs ortodoxa lo admito... no soy una persona muy capacitada socialmente.

—¡Ja! ¡únete al club, blanquito! —Lance pega una risotada de burla, la cual no perturba para nada al caballero—. Cada cinco días nos juntamos a jugar cartas, tú traes el postre y las cervezas por ser el nuevo.

—Dejémonos de explayarnos y dinos... ¿A qué has venido? —pregunta Alice con la mano alzada, para que sus compañeros guarden silencio y permitan que pueda solucionarlo.

—Quería felicitarla a usted y a su equipo por derrotar a este elemental. —En una reverencia educada toma la mano de la líder del equipo, como si estuviese a punto de besarla, pero nunca se descubre el casco o retira la nubosidad del visor—. Debo decir que fue bastante eficiente y determinada la hora de hablar, no pudieron encontrar un mejor líder para su equipo. Me hubiese gustado haber participado en esa campaña, junto a ustedes.

—Agradezco sus palabras, caballero... hacemos nuestro trabajo. —La guardiana no opone resistencia al acto, pero tampoco muestra una señal de aprobación y no se deja engatusar por halagos—. Me gustaría saber si podría explicarnos un poco sobre esas naves, o del trato que nos quiere dar la inquisidora.

Tras esas palabras retira la mano y retrocede unos pasos, mientras que el caballero aclara su garganta para hablar.

—Me temo que mi conocimiento es limitado, y no estoy del todo autorizado por lo que no puedo dar muchos detalles. —La negativa del caballero ya era esperada por parte de los guardianes, volviéndolos desprotegidos para la contundente revelación—: Nos han informado que, en las fronteras, la republica del libre pensamiento ha juntado sus fuerzas para un ataque masivo en contra del imperio, planean llegar a la capital, y asesinar al santo emperador; por lo que han apartado las islas caminantes y a nosotros del radar de prioridad por el momento. ¿Cómo piensan hacerlo? No lo sabemos, puede que tengan alguna arma o poder nuevo.

—¿Qué significa eso? —pregunta Tonatiuh.

—Significa que la guerra santa de los cuatro credos, podría terminar de una vez por todas. —Los ojos de María se abren de par en par, al pronunciar una oración que parecía un sueño de desquiciados, y descerebrados durante con conflicto que ha durado más de un siglo—. Si uno de los credos es derrotado, la balanza en tablero de juego se aproximaría a un ganador definitivo y se queda con la tierra santa.

—Mi hogar... —dice Tonatiuh en una mezcla de nostalgia y pesar.

—Eso explica porque se permitieron el traer una flota de naves, tanto de Lazarus como de Rhodantis. —Sheila lanza esa conjetura, con la barbilla apoyada en el puño en un gesto pensativo—. Por lo que todos los reinos templarios deben estar preparados para enfrentar ganador de esa lucha, por lo que una rebelión entorpecería esos planes; subyugarla rápidamente con todo un arsenal sería la mejor alternativa.

—¿Pero tan necesario era mandar una flota de ese tamaño a una rebelión? —pregunta Drake en búsqueda de una explicación—, ocurrió lo del dios elemental demasiado rápido, no había manera que lo hubiesen sabido con antelación.

—Nadie confirma eso ultimo... —habla Lance en un porte sombrío y afilado como una hoja de negra obsidiana. Todos sus compañeros dirigen su atención en él, por poner esa posibilidad—. Flora ha estado aquí por mucho tiempo, ella ordenó los refuerzos desde Rhodantis, llegaron después de que derrotáramos a Frenyr.

—No puedo afirmar nada todavía, tengo pocos años como un nephilim por lo que mi rango es muy bajo —dice Kairos en voz templada, en la que da a entender que no puede seguir soltando información, y no hace falta que lo sigan interrogando—. Flora tiene sus propios contactos, y los rebeldes tienen mayor poder de lo que ustedes o nosotros llegamos a imaginar.

—Lo comprobamos por la llegada del dios ¡Que me lleve el puto abismo! El dios elemental no pudo ser la última arma que tengan escondida.

Drake se tensa como una saeta en un arco, a punto de disparar, y maldice a los altos mandos por ponerlo en una misión de semejante peligro, llevándolo a desear que Rhaizak estuviese aquí para cubrirlo, y con su presencia sepa que sus posibilidades de victoria son elevadas.

Antes de seguir el tema, repentinamente el caballero inclina la cabeza por encima del hombro y cambia su punto de enfoque, lo dirige al guerrero carmesí, mirándolo fijante; lo que es notado rápidamente por este último. El ambiente de por si pesado, se torna en un breve silencio incómodo.

—¿Qué tanto me ves? ¿Tengo algo en el casco? —pregunta Drake con extrañeza, alzando una ceja.

—Sí, esto es tan extraño como pensé que sería. No es común ver a otros mal--... ¡quiero decir!... portadores.

Kairos se auto corrige rápido y se da la vuelta para encarar a Drake. El silencio incomodo peligra por volver, en el tiempo que el caballero busca las palabras correctas mientras se rasca la nuca.

—Tú y yo no somos iguales, nephilm. —responde Drake de forma cortante, al continuar escéptico de si poder confiar en Kairos—. Conozco perfectamente a los de tu clase, han cazado a los malditos que no se doblegaron a la iglesia o que no podían dominar su poder, inclusive niños.

—La tetera llamando negra a la sartén ¿eh? —Kairos deja ir una leve carcajada, lo que confunde a Drake.

—¿Qué quieres decir? No me vengas con analogías extrañas, aun si nos estás ayudando; no sé si eres aliado o enemigo.

—Soy humano, igual que tú. El juzgar a alguien que apenas conoces, por pertenecer a una estirpe en la que algunos cometieron actos desdeñables a tu gente... ¿no es el mismo crimen del que acusan a los tuyos? No soy como los otros nephilim, pertenezco a una generación actual, y creo en la herencia de Arthur, y también en la de Munraimund. Ambos quisieron proteger este mundo, por lo que nosotros deberíamos pelear por esos ideales. Voy a mostrar con acciones la veracidad de mis palabras. —El cuestionamiento, sumado a las palabras del caballero, dejan con la boca abierta a Drake—. He leído tu ficha, y debo decir que, para alguien tan joven, ya tienes un amplio recorrido... espero que podamos luchar juntos como aliados y ¿Por qué no? tal vez amigos.

La mano enguatada del caballero es ofrecida a Drake, tal acto es escrutado en ojos de duda y desconfianza por el guardián, quien mira por el rabillo del ojo a sus dos compañeros de la orden de lobo, en búsqueda de silencioso concejo. Tanto Lance como Alice asienten positivamente, como si dijeran que por el momento escucharían a ese hombre de armadura blanca.

—Te estaré vigilando... el beneficio de la duda es algo que rara vez doy, no abuses de ese lujo. —A regañadientes acerca la diestra para tomar la mano de Kairos.

—Prometo que no te arrepentirás. —Al estar por rosarse los dedos, ambos entes de estigma reaccionan a la par en un efecto distintivo.

El guantelete carmesí se llena de picos, en un efecto característico del ser carmesí, mientras que la armadura blanca reacciona al aparecer un conjunto de plumas afiladas de contextura metálico en el brazalete.

Los dos malditos retroceden sobresaltados por el espanto. En un uso de fuerza de voluntad, las armaduras retoman a sus formas estándares.

—¡¿Qué mierda fue eso?! —exclama Tonatiuh con los ojos en blanco.

—Me has robado las palabras de la boca, Tony... —dice Drake sujetándose la muñeca.

—El estigma actúa de formas misteriosas. No conozco todavía el alcance de mi propio poder o todas sus funciones. —El caballero observa su mano intrigado, luego gira su vista hacia Drake, viéndolo de pies a cabeza—. Me llama la atención el tipo de persona que eres, por la apariencia que ha materializado tu armadura, creo que es bastante llamativa, aunque esa apariencia afilada y ese montón pinchos ¿intentas compensar algo?

Una leve carcajada suena por debajo del casco, en atisbo de una sonrisa burlona. Lance y Tonatiuh dejan ir una risotada, este ultimo de forma un poco más escandalizada. Alice se cubre la boca para no reír, en contra posición de María y Sheila, quienes mantienen la compostura.

—Y la tuya me dice que quieres ser una especie de pajarraco mutante... —contesta Drake sarcásticamente, al borde de una carcajada en la que instintivamente se forma una sonrisa burlona, aligerándose el denso ambiente de desconfianza.

—¡Bien, hemos terminado! —Dante acompañado por Clint se acercan a los guardianes—, van a descansar, y agendaremos una reunión de oficiales, en el que vaya solo la líder de su equipo como representante acompañada por mí y Bast.

—Me parece perfecto... —acepta Alice de buen agrado.

—Por consiguiente, nos otorgaran una compensación para nuestra ama ante la postergación de un concilio. Nos quedaremos con una porción del botín adquirido del dios elemental. —Clint apunta a los frascos en el suelo, llenos los restos del recipiente de Frenyr.

—¡¿Qué?! ¡Ustedes no pueden hacer eso!

El corazón de María se vuelve un nudo en su pecho. Todo lo que pasó para ganar esa batalla, y llevaba el consuelo de poder estudiar esas partes, e incluso crear herramientas mágicas en base a los mismos.

—Claro que podemos —afirma Clint en un cinismo maléfico, disfruta plenamente el provocar esa reacción funesta en María—. Está escrito en el contrato que ustedes firmaron. Todos los tesoros que consigan ajenos a su pago, el 60% de lo referido a oro e índole mágico, deben ser donados a la inquisición.

—Como hemos dicho, firmamos con Lazarus no con Rhodantis... —Alice se une para defender a su compañera, en un intento en vano por la negativa de Dante.

—En la parte de ese impuesto entra la inquisidora Flora, ella va a dar su parte a Bast después... reglas son reglas.

Impotentes los guardianes ven como los magos Rhodantianos recogen los frascos, llenos de la sangre, huesos y órganos de lo que fue el recipiente divino.

María no puede hacer otra cosa que apretar los dientes, con la vista baja, y sus ojos se tornan anegados; su mano es tomada por Tonatiuh, quien igualmente se nota el desagrado en su mirada, pero no había nada que pudiesen hacer.

La hechicera se relaja un poco al sentir el tacto de su pareja, aunque está lejos de desaparecer el amargoso sabor a veneno en su boca.

—¿Es todo lo que pudieron lotear?

Pregunta Kairos con pena, evitando ver directamente a los ojos purpura de la chica, cuya mente se viene la imagen del hacha gigante cargada del poder de otorgar creación, resguardada en la dimensión de bolsillo de Alice.

—Si... es todo... —miente, y todos los guardianes guardan silencio.

—¡Casi lo olvidaba! —dice Dante, como si una idea golpease su mente a ultimo segundo—, en el concilio, van a conocer un nuevo guardián contratado por Rhodantis y está bajo las ordenes de la inquisidora.

—¡Espera! ¿Cómo que hay un séptimo guardián? —cuestiona Alicia, incrédula al igual que todos sus compañeros—. Los altos mandos jamás nos avisaron de algo como esto antes.

—Este guardián es independiente a la operación de Lazarus, es parte de la armada de Rhodantis y llegó junto a la flota —explica Clint de manera mordaz, y sus alas blancas se extienden hasta su límite, en un aleteo que libera oleadas de viento—, no formará parte de su equipo de forma directa, y responde únicamente a nuestra inquisidora.

—¿Qué tanto no nos han contado? ¿Quién es este guardián?

Drake bombardea con preguntas, al borde de perder la compostura y es recibida por la gélida mirada de ojos relampagueantes del caballero.

—Dejaré que lo averigüen por cuenta propia, y, por cierto, rojo... —En completa indiferencia, Clint dicta unas últimas palabras hacia Drake—. Suerte con el pacto... si el viajero no se apiada de ti... te espera un muy largo y solitario recorrido.

No espera una respuesta, y el caballero de la tormenta simplemente se eleva a los cielos y es seguido por el resto de la brigada, dirigidos a la nave presagio.

—Idiota... —Drake escupe ese último veneno, viendo marchar al nephilim.

—Espero que para la próxima vez que nos veamos, sea en mejores condiciones... —Kairos retrocede, lo que lleva a abrir sus alas. Es una idea de último segundo llega a su mente, en cargada de frenética potencia similar a un disparo a la cabeza, llevándolo a agradecer al altísimo por iluminarlo—. ¿Cómo dijeron que se llamaba su equipo? En la documentación venia y debo llenar unos formatos, por favor no me hagan buscar ese archivo... ¿Cómo debo llamarlos?

El silencio cierne su frio velo en cada uno de los guardianes, como si sus mentes estuviesen conectadas llega a ellos un título otorgado por sus superiores en la corte de estrellas de los clanes Trisarianos; escogidos por la valía de 100 hombres, los ejércitos malignos caerán ante la llegada de ese equipo de elite.

Desconocido como el destino incierto, los seis guerreros no saben lo pretendido en ser aquel nombre al cual responder ese llamado a las armas, y gritar en viva voz por todos sus antecesores, un legado del sueño imposible de dos hombres; uno era vida y otro era muerte.

—Somos la orden de Einharts... —pronuncia Alicia en medio de sus compañeros, inmersos en el soplar del viento que agita sus cabellos y ropajes. Es unapalabra de la antigua lengua elfica, que significa "Guerreros invencibles"

—Lo recordaré... que el viajero guie sus pasos, el fénix los bendiga con larga vida y el omnipotente guie sus espadas —antes de retirarse, el caballero a punta con su dedo el símbolo en su pecho—. Por cierto, algo a tener en cuenta. Aunque sirvo a Rhodantis y se me considera de esa nación. Yo nací aquí y si el altísimo lo quiere de esa manera, aquí moriré. Por lo que he venido a proteger mi hogar y no dejaré que estos rebeldes lo destruyan.

Las alas se baten, los vientos de la guerrera se calman y los seis héroes ven marchar a un misterioso ángel, de regreso a las espesas nubes ennegrecidas, bajo un cielo estrellado en el que reina la amorosa luna de medio menguante.