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Bloodline System : Werewolf

Un hombre despierta desnudo en un bosque sin saber en donde esta, cuando de repente ¡APARECE EL SISTEMA EN SU SOCORRO! El sistema Bloodline que le permite dar un tiro único para un linaje, emocionado por el sistema comienza a hacerse ilusiones, pero se dio cuenta muy tarde del detalle de "Tiro único", tocándole el linaje del hombre lobo. Armado con el linaje del hombre lobo, tendrá que enfrentarse a un mundo de dioses, demonios, ángeles, ángeles caídos y...TETAS. Así es, reencarno en el conocido mundo DXD, donde las tetas tienen el poder de destrucción planetaria. Pero en lo profundo de este pervertido mundo hay seres que no son una broma, un dragón que encarna los sueños, una niña que encarna el infinito, entidades de horror cósmico, dioses abstractos que buscan invadir el mundo, dioses de otro mundo que desean hacer de la tierra su patio de juegos, mechas gigantes que buscan expandir su cavilación en la tierra, espera, estamos seguros que este es mundo de DXD? No son estos algunas amenazas de FATE? Esto no parece el mundo de OPPAIS que todos conocemos.

Lidenskap · Anime & Comics
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Capitulo 25: Juicio en el Palacio Celestial

Nota del autor:

Disfruten del capitulo y lamento la demora tuve algunos trabajos y exámenes de la uni, pronto subire el siguiente capitulo y especial. Por el momento disfruten que en este arco me tomare mi tiempo para cocer la historia y ya no arremeter con nuevos personajes a cada rato.

-Lidenskap

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Palacio Celestial, Japón(Otra dimensión), 20 de Junio de 2005, Hora desconocida.

—¡Zorra!—

Un vaso de té tradicional japonés fue lanzado brutalmente sobre una hermosa rubia de voluptuoso cuerpo, el contenido se derramó tanto en ropa, rostro y cabello. La sangre comenzó a gotear de su frente mientras miraba estoicamente a la persona que tenía al frente mientras se arrodillaba y recogía tranquilamente los fragmentos de la taza.

Todo esto estaba sucediendo en una habitación espaciosa para la reunión que se estaba dando, la habitación en cuestión era una de tantas del palacio divino de la Diosa de sol desaparecida, Amataerasu. Dicho palacio se encontraba en otra dimensión, las nubes y el cielo azul era lo único que se veía por las ventanas del palacio divino hecho de oro, jade y madera de sauce divino. 

Con una belleza sin igual que trasciende lo mortal y una figura etérea, sus ojos negro como la noche, cabello rizado y largo, una presencia maternal que irradia seguridad y abundancia, una Diosa de la fertilidad y prosperidad. Pero ahora esa belleza y aura maternal se ven distorsionadas por el rostro deformado por la ira y el disgusto por la mujer rubia con orejas y colas de zorro que está arrodillada ante la diosa.

La mujer con rasgos de zorro tenía cabello rubio y ojos dorados, su cabello era tan largo que casi sobrepasaba su cintura, rasgos faciales delicados y sus cejas muy cortas y redondas, un símbolo de nobleza. Su cabello está atado en una cola de caballo suelta, llegando hasta las piernas que termina en espiral, con vendajes tensos para mantenerlo en su lugar. Vestida con un atuendo tradicional de doncella del santuario, y sobre eso llevaba una bata blanca cerrada por una cinta roja y una corona dorada. 

—Lo siento, Kushinadahime-sama.— Dijo neutralmente la mujer rubia, aunque sus palabras y voz no temblaron, sus puños se apretaron hasta sacar sangre, tranquila por fuera pero indignada y furiosa por dentro.

El rostro de la Diosa Kushinadahime se arrugó aún más por el disgusto.

—Deberías, zorra asquerosa, por tu maldita culpa mi hermano y esposo, Susanoo murió.— La ira apenas se podía contener en el hermoso cuerpo de la diosa de la maternidad.

—Vamos, vamos Inadahime-san, no puedes echarle toda la culpa a la pequeña e inútil zorra. ¿No ves que ahora está temblando?— Alguien interfirió en la diatriba de la diosa, su voz juguetona y relajada, aunque era dudoso si realmente la defendió en primer lugar. 

—Más bien deberías ser consciente que en parte TÚ esposo tuvo la culpa por ir descuidadamente a ese pueblo a morir.— Sus palabras afiladas e insultantes no pasaron desapercibidas para la diosa quien se enfureció y planeaba ponerlo en su lugar.

Pero una sola mirada del dios Fujin quien insultó a la diosa, silenció a la presuntuosa diosa de la fertilidad.

Él DIOS en cuestión era un hombre endiabladamente guapo para los estándares humanos, rostro afilado, ojos celestes como el cielo, cabello rojiblanco y despeinado por una ráfaga de viento que se coló en la habitación de la reunión, vestido con un pantalón holgado de origen indio y un kimono atado en su cintura como un faldón, una correa de perlas azules como el mar con el ovillo siendo una medalla con el símbolo de una cuchilla de tres puntas. Aun con toda esa belleza salvaje e indómita había algo que delataba su origen no humano y hacía cuestionar su posición como dios.

Un afilado y monstruoso cuerno tan blanco como el marfil que sobresale de su frente.

Era un ogro, un ogro que alcanzó el estatus y nivel de los dioses en su momento, pero ahora. El superó a los dioses presentes en la reunión, su poder actual había sido rivalizado por Indra del panteón de la India y su hermano Reijin.

Fujin estaba sentado en una nube, sin tocar el suelo que los dioses pisaban, habiendo silenciado a la diosa caprichosa y malcriada por su estatus como esposa de Susanoo y cuñada de la Diosa principal del panteón Sintoísta, Amaterasu.

"Alguien débil pensando en intimidar al fuerte con su estatus, patético." Un pensamiento que irritaba al generalmente dios relajado y juguetón. Miro de reojo aburrido a los demás dioses del panteón sintoísta sentados alrededor de la mujer kyubi, buscando a alguien que se opusiera a él por faltarle al respeto a la esposa de Susanoo pero nadie dijo u objeto nada, no por respeto al dios del viento, nadie decía ni hacía nada porque todos en la sala lo temían a él…excepto su hermano Raijin que estaba dormido en su nube, con los pies y brazos saliendo de la nube y tocando el suelo, sus ronquidos hasta ahora no se habían escuchado por la constante diatriba e insultos de Inadahime hacia la débil Kyubi ante sus ojos. 

—Pero a todo esto pequeña zorra, como te declaras ante el juicio divino de los dioses. Culpable por incitar y meter en la dura cabeza de Susanoo a ir a investigar con Amaterasu a la anomalía en ese pueblo de Kuoh y ser asesinado a manos de la bestia ursina, provocar la desaparición de la Diosa del Sol Amaterasu junto al cuerpo de Susanoo; o Inocente por ser ignorante sobre los peligros inminentes en ese pueblo de mierda?— Aburridamente declaró Fujin, sin duda cansado y super aburrido por toda esta mierda política divina, sin duda el dios del viento quería terminar rápido independientemente si la mujer Kyubi terminará culpable o inocente, por lo que era claro que algunos dioses a su alrededor apretaron los dientes por emitir mal el juicio pero nada pudieron hacer cuando él simplemente tomó la iniciativa de terminar el juicio si estaba bien o no.

Pero entre todo este pequeño caos en la habitación, en una esquina apartado de los demás dioses que miraban juzgadoramente y con desprecio al kyubi, alguien observaba tranquilamente como todo con tranquilidad y serenidad, dicha deidad tenía una belleza que no tenía nada que envidiar a la diosa de la fertilidad y a las diosas del amor de otros panteones, su gracia etérea sin duda fascinará y dejará aturdido a todos quien lo observe por tal elegancia que desprende de él, cabello largo hasta la cintura y ojos oscuros como la misma noche, todo en él gritaba TRANQUILIDAD y SERENIDAD. Vestido con un kimono azul oscuro, un arco largo se posaba sobre sus muslos mientras miraba a la acusada. 

Este dios era Tsukuyomi, Dios de la Luna y ex esposo de la Diosa del sol, Amaterasu, quien estaba desaparecida y era la razón del caos en el panteón sintoísta.

Tsukuyomi ignorando las palabras y juicio de Fujin, habló con serenidad sin ningún prejuicio u odio hacia la mujer zorro, los dioses que presentes se sorprendieron al notar por primera vez en la reunión/juicio la presencia del dios lunar pero este ignoró sus miradas, pero a todo eso por supuesto que Tsukuyomi también ignoró olímpicamente la mirada ardiente y furiosa de Fujin por alargar el juicio, aunque el dios de la luna sin duda era más "débil" que Fujin y ciertamente le "temía" por su poder, eso era dejado de lado para saber sobre su ex esposa.

—¿Porque?—

Aunque el dios de la luna no dijo exactamente la razón de su pregunta, era dolorosamente obvio para todos los presentes.

La acusada, Yasaka le respondió humildemente 

—Disculpe Tsukuyomi-sama.— 

Al ver que no obtendría una respuesta de la Kyubi, el dios lunar solo suspiro cansado y se levantó para irse de la habitación, nadie lo detuvo.

Fujin chasqueó molesto al ser interrumpido por Tsukuyomi pero lo dejó pasar por ser el único Dios en esta habitación que tuvo las pelotas suficientes como para desafiarlo e ignorarlo, sin duda lo que hace el amor en un hombre enamorado. 

—Bien, me canse. Me largo.— 

Pero eso no detuvo a Fujin de hartarse y también decidir largarse de la habitación. No sin antes arrastrar la nube en la que dormía su hermano Raijin quien ha estado durmiendo durante toda la reunión/juicio, sin duda un rasgo que en estos momentos envidia Fujin de su hermano, poder dormir en cualquier lado, lugar o estado.

Los dioses al ver que los dos hermanos Oni se retiran aprovecharon no para largarse, no, sus músculos se relajaron ante la falta de la presión que la sola presencia de ambos hermanos ejercen sobre los dioses.

Ellos los dioses que siempre se jactan de poder absoluto sobre los mortales y los elementos que dominan y tienen autoridad, se acojonaron, temblaron de miedo ante un mero Oni que se hacía llamar Dios de los Vientos, no poseía divinidad en sí pero nadie se atrevió a contradecir o rechazar su estatus como Dios en su momento, ni antes ni después, no a menos que quieran convertirse en alimento de unos de los hermanos Ogros.

Si alimentos, los hermanos Ogros ganaron la infamia como caníbales al intentar conseguir divinidad de los dioses que mataron en su travesía por el poder al devorarlos, pero no ganaron divinidad pero sí cierta autoridad sobre ciertos elementos, Fujin es un claro ejemplo, el ganó cierta autoridad sobre los vientos pero no uno completo, una autoridad muy débil para los dioses y de lo que ellos se burlaron en su momento, pero él complemento su dominio sobre los vientos con técnica y fuerza bruta para poder someter los mismos vientos con sus puños y su bolsa en el que puede contener los vientos para soltar huracanes con solo presionar ligeramente la bolsa. Estas acciones congelaron y dejaron en shock a los dioses por tal pobreza, incluso la misma Amaterasu quedó sorprendida en su momento y ella reconoció los títulos autoimpuestos como dioses a los hermanos Oni, poco después los hermanos fueron invitados personalmente por la Diosa del Sol. Esto sin duda disgusto a la corte divina pero se vieron obligados a tragar sus quejas ante la mirada mortal de los hermanos, Fujin y Raijin, y de la misma Amaterasu.

Esto sin duda produjo una relación amistosa entre los hermanos Oni y la Gobernadora del reino celestial. 

Razón por la que ambos hermanos asistieron a la reunión/juicio para discutir sobre la desaparición de Amaterasu, pero ciertamente lo que se convirtió la reunión planeada sobre cómo encontrar a su líder en un sala para humillación pública de los dioses hacia un mísero zorro que apenas tiene algo de poder, ciertamente disgusto y aburrió a Fujin y Rainjin, quien este último decidió echar un siesta e ignorar completamente todo con respecto a la reunión para recabar energías y realmente hacer algo con respecto a la desaparición de su amiga.

Volviendo con el juicio hacia Yasaka, los dioses dieron un suspiro de alivio al ver partir a los hermanos Oni, sus músculos que no sabían que estaban tensos se relajaron al ya no sentir la abrumadora presencia de dichos hermanos.

Kushinadahime también fue una de los dioses que se sintieron secretamente aliviados al ver la partida de esos hermanos, pero con la partida de ellos la atención de la diosa de la fertilidad y demás dioses se centraron nuevamente en Yasaka con más intensidad que antes.

 

La susodicha no se inmuto ante las intensas miradas de los dioses, ella les respondió con neutralidad pero sin verse desafiante realmente.

—Yasaka, por la presente, se te considera culpable por la muerte de Susanoo y la desaparición de Lady Amaterasu y Lord Susanoo. Se te privara de tu conexión con los dioses y tu chispa divina que te brindo Lady Amaterasu, tu "facción".— Declaró con frialdad la diosa de la fertilidad con contundencia sus sentencias pero cuando llegó a la parte de su facción hubo desdén y desprecio pero lo que dejó a continuación causó más burlas hacia Yasaka. —O lo que tú llamas "facción", "Gobernante" de los Youkais, serán privados de las bendiciones y protección de los dioses, serán repudiados como la chusma que son ustedes, Youkais, ratas callejeras que se aprovecharon de la benevolencia de Amaterasu-sama, ustedes quedan anexados del Panteón Sintoísta y solo por la benevolencia de los dioses de la que ustedes son dignos, se les podrá seguir permitiendo residir en nuestros territorios. La sesión termina.— Impuso la Kushinadahime con arrogancia y desprecio hacia Yasaka y la gente que ella protege y lidera, claramente cuando menciono el título de Yasaka se burló, ella la diosa de la fertilidad desdeña la importancia que cree tener la zorra mugrienta que tiene frente a ella.

Todos los dioses se levantaron de sus lugares y comenzaron a retirarse uno por uno, no sin antes de lanzar miradas despectivas a Yasaka, otras contenían lujuria hacia el cuerpo de la Kyubi con los pensamientos de secuestrarla después de la reunión, unos la miraba con repulsión y odio como si vieran a una rata inmunda que manchara su alfombra más valiosa. Todos y cada uno de los dioses despreciaban la existencia de la Youkai que pensaba ser su igual, ellos ya tenían suficiente con los hermanos Fujin y Raijin, no querían a otra sucia rata empañar el título de dios.

Después de que todos los dioses se fueron, solo quedo Yasaka y Kushinadahime, siendo esta ultima mirando a Yasaka de manera odiosa, no pudiendo soportar mirarla, no, la diosa de la fertilidad no deseaba otra cosa mas que destriparla y desollaarala viva, arrancarle su hermoso rostro del que un inmundo Yokai era inmerecedor de tal hermoso rostro, sentía como si su belleza empañara el concepto mismo de la Belleza, pero tal cosa era imposible.

Kushinadahime era muy consciente de que en términos de poder y fuerza ella era…inferior a Yasaka.

Algo que la amargaba, sabía que si intentaba hacerle algo que podría ponerla en peligro, Yasaka no se quedaría de brazos cruzados, la Kyubi sin duda reaccionaría con violencia.

Impotente de poder siquiera intentar desfigurar el rostro de Yasaka, a menos que sea en un juicio o tuviera a algunos dioses que la ayudarán a someter al Kyubi, cosa que sin duda no faltan, Kushanadahime no podría lastimar seriamente a la líder de la ahora independiente, facción Youkai.

La diosa de la fertilidad, Kushinadahime, se levantó elegantemente y con una última mirada desdeñosa y altiva ella se retiró finalmente de la habitación donde se había concretado la reunión/juicio, no antes de cerrar con fuerza el shoji (puerta deslizante japonesa).

Sola en la habitación, la líder de los Youkai se quedó en el mismo lugar inmóvil, sentada en silencio aun después de que los dioses desaparecieran y se retiraran con burlas o desdén, sus puños comenzaron a temblar y la sangre comenzó a gotear de sus manos…y labios.

Su rostro antes estoico se ocultó brevemente por los mechones de su cabellera rubia antes de revelar su rostro distorsionado por la ira casi enloquecedora, sus dientes mordieron sus labios en un intento de ahogar un grito desgarrador.

Pero un estruendo resonó en la habitación.

Un puño se había estrellado contra el tatami hecho de sauce divino, dejándolo hecho trizas.

Quien fue la causante fue la Kyubi que demostró su gran fuerza a pesar de parecer una mujer frágil, ella sin duda contiene una gran fuerza en bruto a pesar de su apariencia delicada.

—...Bastardos, malditos hipócritas, malditos, HIJOS DE PUTA, TODOS ELLOS.— Su rostro cada vez se contorsionaba por la ira y el odio abrumador que sentía, su corazón palpitaba con fuerza, la sangre bombeaba a mil por hora ocasionando que sus venas resaltaron en su bello rostro que se veía empañada por la desagradable expresión en su rostro.

Yasaka siguió insultando con todo su ser a los dioses en la solitaria habitación, desahogándose hasta quedar exhausta, la líder de la facción Youkai decidió por fin retirarse de la habitación no sin antes de volver a poner su expresión estoica sin mostrar sus verdaderas emociones o debilidad a los dioses.

En el camino la kyubi llegó a un pasillo del palacio imperial donde las ventanas dejaban ver el hermoso cielo azul con las nubes tranquilas, paseando por el infinito cielo.

La gobernante zorruno quedó mirando por unos instantes el hermoso cielo, aturdida por su belleza pero pronto su rostro por unos instantes se vio empañado por la amargura antes de su máscara de indiferencia volviera, con el objetivo de no quedarse ni un minuto más en el palacio celestial ella se dirigió rápidamente a la salida del palacio pero antes de siquiera dar un paso alguien la intercepto.

Sereno y tranquilo. 

Tsukuyomi estaba frente a Yasaka, impidiendo el paso con una sonrisa cortés y elegante mientras mantenía cerrado sus ojos, la sola sonrisa del dios haría que cualquier diosa se ponga roja como un tomate pero Yasaka se mantuvo firme en su expresión estoica al dios de la luna antes de hacer una reverencia en respeto para luego intentar pasar al lado del dios lunar, pero este mismo nuevamente volvió a cortar el paso de la Kyubi.

Ella frunció ligeramente el ceño e intentó avisar suavemente al ex esposo de su patrona que la dejara pasar pero antes de siquiera abrir la boca, el cielo azul iluminado y bañado por el sol, se oscureció.

La luna se alzó sobre el mar infinito de nubes hasta alcanzar la cumbre y cubrir el sol.

Un eclipse.

Y con ello el ambiente de todo el pasillo dio un giro de 180° grados, el aura antes tranquilo y sereno Tsukuyomi comenzó a volverse inquietante y escalofriante, Yasaka comenzó a tener un mal presentimiento acerca del extraño comportamiento de Tsukuyomi.

—Dime Yasaka, ¿Dónde está Amaterasu?— Volvió a preguntar el dios lunar, aun teniendo los ojos cerrados mientras su sonrisa cortés aún seguía vigente.

—Lord Tsukuyomi, disculpe, yo desconozco- — Nuevamente Yasaka rechazó divulgar información comprometedora pero antes de siquiera darse cuenta el ambiente se olvidó pesado, ella no pudo seguir hablando al sentir como se ahogaba, sentía que el aire se escapaba de sus pulmones, comenzó a hiperventilar al sentir un aura abrumadora.

Temblorosamente Yasaka fijó su mirada en el dios frente a ella y lo que vio la desconcertó.

El cabello azabache como la misma oscuridad comienza a decolorarse frente a sus ojos, su aura que al menos conservaba la serenidad y tranquilidad característica de Tsukuyomi había desaparecido y había sido reemplazado por una locura indescriptible, pero eso no captó la atención de Yasaka, no, lo que vio la inquieto.

Dos pares de ojos se abrieron por debajo y arriba de los ojos de Tsukuyomi, los seis pares de ojos la miraban fijamente como si en ellos guardara secretos, conocimientos profundo que no deberían pertenecer al mundo, estaban llenos de una vorágine de emociones y pensamientos que comenzaban a filtrarse en la mente de Yasaka, era tantas cosas que sin darse cuenta ella comenzó a sangrara por los ojos, nariz, orejas y boca.

La mente del Kyubi estaba colapsando y la luna que ocultaba al sol provocando un eclipse, comenzaba a cambiar, el sol estaba siendo consumido rápidamente hasta no quedar ni una chispa de luz solar, la luz de la luna llena prevaleció y alumbró al lamentable estado en el que se encontraba Yasaka.

Sus piernas hace mucho habían colapsado e incapaz de mover su cuerpo o articular una palabra, su mente colapsó y su esclerótica se enrojece ante la sangre de las venas que habían estallado por la presión emitida por la mera presencia de "Tsukuyomi" o lo que realmente sea el dios lunar. Porque ante los ojos de Yasaka lo que veía ya no se asemejaba a una figura humana, su forma había sido consumida por las sombras, desdibujado y deformado a una cosa imponente y aterradora en constante cambio oculta en las sombras que produce la luz lunar.

Los seis ojos comenzaron a desdibujarse por unos momentos ante el constante cambio de su forma en las sombras, sus seis ojos pronto se convirtieron en tres pares de ojos en orden piramidal que la seguían observando.

De las sombras emergieron tentáculos hechos de oscuridad que comenzaron a aferrarse y enrollar todo el cuerpo de Yasaka.

Ella no reaccionó, no podía aunque quisiera, ella se había quebrado y la cordura comenzaba a perderse al ver esos tres ojos rojos en las sombras cambiantes.

¿Donde?

Miles de voces, pensamientos, gritos, susurros, gruñidos, o cualquier forma de comunicación asaltaron los oídos y mente del Kyubi.

Pero incapaz de dar una respuesta los tentáculos comenzaron a ejercer presión sobre su cabeza y un cúmulo de sangre escapó de la boca de Yasaka.

La respuesta que dio apenas fue entendible por los gorgoteos y balbuceos incoherentes, las lágrimas habían comenzado a llenar sus ojos mientras un pensamiento y palabra salieron de su boca.

—...Massachusetts…Salem…—

Fue ahí que una mano apretó suavemente el hombro de Yasaka y todas las cosas que ella vio y presenció desaparecieron como si en primer lugar no existieran, como si fuera sacada de una ilusión, no, una horrible y aterradora pesadilla.

—Vaya vaya, pensar que tuvieras esa cara Tsukuyomi…o siquiera es ese tu verdadero nombre.— Una voz desafiante y poderosa fue captada por la aún aturdida líder de los Youkai.

Cambiando su vista de Tsukuyomi que aún sonreía cortésmente mientras sus ojos seguían cerrados, antes de la pesadilla, volvió su mirada al dios que puso su mano en su hombro desnudo.

La luz del sol iluminando suavemente la cabellera rojiblanca que se veía opacada por el gran cuerno de marfil sobre su frente, ojos celestes como el vasto cielo mirando desafiante y orgullosamente al dios lunar.

Fujin había entrado en escena.

—Me pregunto, cómo es que Izanami e Izanagi pudieron pasar por alto a alguien como tu Tsukuyomi o prefieres que te llame por otro nombre…Dios Exterior.— Habló casualmente mientras miraba divertido al dios frente a él pero pronto su voz cambió abruptamente a uno más serio y amenazante. —No, una mejor pregunta, cómo ellos pudieron dejarte desposar a Amaterasu y como ella logró engancharte? En serio, no veo como alguien de tu tipo se enamoro de ella.— Pero nuevamente cambió su tono a uno casual mientras seguía hablando con él, como si fueran viejos amigos y sin temer ninguna represalia por parte del dios, aun cuando él afirmó que Tsukuyomi era un Dios Exterior. Pero Yasaka a través del contacto de la mano del Oni en su hombro pudo sentir los ligeros temblores, agarre firme y manos empapadas en sudor, revelando su miedo y nerviosismo a Yasaka ante Tsukuyomi, aunque no fuera intencional por parte de Fujin.

La sonrisa cortés del dios lunar cayó y sus ojos como la noche se revelaron.

Ignoró las preguntas de Fujin y pasó a su lado no sin antes dejar un mensaje para ambos.

No divulgues nada.— Miles e indescriptibles susurros de niños, ancianos, hombre y mujeres cayeron en oídos de Fujin y Yasaka.

Y sin más Tsukuyomi se retiró en silencio, su figura se perdió a lo lejos en los pasillos del palacio celestial de Amaterasu, todo mientras sus pasos no se oían ni por un segundo mientras caminaba.

Ambos se quedaron en silencio por unos instantes antes de que fuera roto por la risa enloquecida de Fujin mientras una de las manos se agarraba el rostro y el otro a su corazón aún palpitante por la adrenalina en su sistema.

Tsukuyomi, bastardo, pensé que fue el amor que te hizo valiente ante mi, pero nunca imagine que fue porque eras ese tipo de ser. Carajo, hijo de puta, mi corazón aun sigue palpitando por el miedo, miedo hacia ti.— Murmuró para sí mismo sin importarle si la Kyubi la pudiera escuchar, tan centrado en sí mismo hasta que volvió a estallar en una risa casi psicótica.

En su rostro había una sonrisa plasmada en la cara de Fujin, aunque llamarla sonrisa de felicidad no era completamente correcto, porque en ella había odio, miedo y por supuesto emoción.

Sin más que hacer el dios del viento se retiró del pasillo sin dirigirle una sola palabra a Yasaka, dejándola sola, arrodillada mientras ella sollozaba en silencio ante lo que vivió y con incertidumbre si realmente lo que vio y presenció fue su imaginación aunque las pruebas eran claras, fue real, pero ella quería y seguía negándose a aceptar esa realidad.

Con su psique dañada la líder de los Youkai se levantó temblorosamente y se retiró también, queriendo salir del palacio imperial de su patrona, incapaz de seguir estando en el lugar, en esta dimensión donde estaba esa cosa.