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Capítulo 3: La Prueba de Valor

Cuatro años habían transcurrido desde aquel fatídico día en el que Hans le había informado a Thandaren sobre la trágica pérdida de sus padres en la batalla final. Ahora, con 15 años de edad, Thandaren había crecido y madurado rápidamente en un mundo marcado por la guerra y la adversidad.

Dentro del bastión StormKirin, Thandaren se encontraba en la antesala de su destino. El sonido de la lluvia golpeando el techo de metal resonaba en sus oídos, como un eco de la tormenta que había marcado su infancia.

Frente a él se erguía el Capitán Draven, un guerrero curtido en la batalla y respetado por sus habilidades en el Flujo Universal. Thandaren vestía la armadura de su familia, una herencia de sus padres caídos en combate. En su mano, sostenía con firmeza un bastón de metal que había sido su compañero de entrenamiento y que simbolizaba su esfuerzo y dedicación diaria.

Las magulladuras y marcas en el bastón de Thandaren contaban la historia de sus años de arduo entrenamiento y lucha. Cada golpe, cada bloqueo y cada impacto habían dejado su huella en el metal. El bastón ya no era el mismo que cuando lo recibió por primera vez; ahora, era una extensión de su voluntad y experiencia en el campo de batalla.

El rostro de Thandaren también había cambiado con el tiempo. Su cabello color ceniza, que alguna vez fue un reflejo de su juventud, ahora estaba marcado por mechones más oscuros y una llama intensa que brillaba en sus ojos purpuras. La guerra y el entrenamiento habían forjado su cuerpo y su espíritu, transformándolo en un guerrero formidable.

Durante su arduo entrenamiento en el bastión StormKirin, Thandaren había enfrentado desafíos más allá de los entrenamientos en el patio de combate. La guerra contra los Vaxiones continuaba aunque era a muy pequeña escala, y Thandaren se había unido a misiones especiales para enfrentar en escaramuzas a pequeños grupos de alienígenas que se infiltraban en Aldarath.

El duelo comenzó con un intercambio de golpes y bloqueos. Utilizamos nuestras habilidades en el Flujo Universal para lanzar ataques y defendernos de los embates del otro. La energía fluía a nuestro alrededor, cada movimiento era calculado, cada gesto tenía un propósito.

Bajo la implacable lluvia, mi duelo contra el Capitán Draven continuaba, y mi mente se sumergía en las posibilidades que el Flujo Universal me ofrecía.

"¡Relámpago Fulgurante!" Grité mientras alzaba mi bastón de metal hacia el cielo. La energía del Flujo Universal respondió a mi llamado, y un rayo de electricidad descendió velozmente sobre el Capitán Draven. El impacto lo alcanzó de lleno, y un rugido de electricidad llenó el aire, haciendo que sus músculos se crispasen.

El capitán, momentáneamente aturdido, se recompuso rápidamente. "No estás mal, Thandaren, pero aún no has ganado", dijo con determinación, desafiándome a seguir adelante.

Decidí cambiar mi enfoque y anticiparme a sus movimientos. Con un movimiento rápido de mi bastón, generé un Tornado Eléctrico que se formó a mi alrededor. El viento y la lluvia se retorcieron en una espiral eléctrica que se dirigió hacia el capitán, amenazando con atraparlo en su furia.

El Capitán Draven respondió con un rápido movimiento de su bastón y creó un Escudo de Energía. Mi tornado eléctrico golpeó su escudo, creando una explosión de chispas y energía que iluminó la noche.

Sin perder tiempo, el capitán aprovechó la confusión momentánea causada por la colisión para lanzar una Descarga Estática en mi dirección. La electricidad se extendió desde su cuerpo y me alcanzó, causando un dolor punzante y dificultando mi movilidad.

La batalla alcanzaba su punto culminante, con un intercambio de ataques y defensas potentes y deslumbrantes. La lluvia seguía cayendo, y nuestros cuerpos estaban empapados y electrificados por la energía del Flujo Universal

La tormenta que nos rodeaba se intensificaba, y decidí dar un paso más. "¡Tormenta Acelerada!" Anuncié, realizando un movimiento circular con mi bastón. Las gotas de lluvia se convirtieron en cuchillas afiladas que se dirigieron hacia el Capitán Draven. Este se esforzó al máximo para defenderse y esquivar los proyectiles mortales.

Sabía que necesitaba un ataque más poderoso para poner fin a esta batalla. Reuniendo mi concentración, decidí desencadenar mi as bajo la manga. Mi otra Maestría del Flujo Elemental, La Llama Ígnea. Con un gesto firme, canalicé mi habilidad en el Flujo Universal para crear una Llama Ardiente en la palma de mi mano.

"¡Llama Ardiente!" Grité con determinación mientras lanzaba la bola de fuego hacia el Capitán Draven. La esfera de llamas se dirigió velozmente hacia él, atravesando la lluvia y la oscuridad. Cuando impactó contra su escudo de energía, la explosión resultante fue impresionante. Las llamas ardientes se desbordaron, y el escudo del capitán se resquebrajó antes de desaparecer por completo.

La lluvia seguía cayendo de manera implacable mientras el Capitán Draven yacía derrotado momentáneamente , envuelto en las cenizas humeantes de las llamas que lo habían consumido. Pero la batalla aún no había terminado. Con el fuego y el agua a mi disposición, sabía que podía dar un último golpe.

Con un gesto decidido, canalicé mi habilidad en el Flujo Universal para crear un poderoso Pilar Ígneo. Las llamas ardieron con intensidad, formando una columna de fuego que se alzó hacia el cielo, atravesando la lluvia. La temperatura en la zona se elevó rápidamente, y el agua de la lluvia se evaporó en contacto con el calor abrasador.

El Capitán Draven, aturdido y aún tratando de recuperarse, fue envuelto por las llamas que se alzaban a su alrededor. Su escudo de energía, debilitado por el impacto anterior, no pudo protegerlo de esta ardiente embestida. Las llamas lo consumieron y lo forzaron a caer de rodillas una vez más.

Pero no me detuve allí. Sabía que necesitaba una ventaja adicional para asegurar mi victoria. Aprovechando la combinación del fuego y el agua, dirigí la energía ardiente hacia el suelo, creando una niebla densa y espesa que comenzó a envolver la zona de combate.

El Capitán Draven, aún aturdido, intentaba levantarse mientras la niebla se espesaba a su alrededor. La cortina de vapor reducía drásticamente su visibilidad, y su voz se perdía en medio de la densa atmósfera.

"¿Dónde estás, Thandaren?" Gritó el capitán, tratando de ubicarme en medio de la niebla. Sus palabras eran apenas audibles a través de la densa cortina de vapor.

Manteniendo la calma, me moví sigilosamente dentro de la niebla, acercándome silenciosamente al capitán, quien buscaba desesperadamente en medio de la niebla. Finalmente, me encontré detrás de él y lo derribé con un golpe certero de la empuñadura de mi bastón de metal.

"La niebla oculta muchas cosas, Capitán", le dije mientras lo veía luchar por incorporarse. "En esta batalla, el dominio del Flujo Universal es mi aliado."

La niebla continuaba envolviendo la escena, y el Capitán Draven, ahora en desventaja, se daba cuenta de que había sido derrotado. La prueba del valor había llegado a su fin, y yo había emergido victorioso.