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CAPÍTULO 3: PESADILLA?.

- Señorita Stefania... ya es hora de irnos, ya van a cerrar el cementerio. - Me dice Max al interrumpir mis pensamientos silenciosos mientras me sigo encontrando sentada al lado de la tumba de mi madre.

 

- Max..

 

- Si dígame...

 

- Te podrías encargar por favor de que la tumba se mantenga limpia, con flores... que nunca más vuelva a estar así de abandonada. - Le pido al levantarme del duro, sucio y frio suelo.

 

- Por supuesto que si señorita, yo me encargo.

 

- Gracias Max.

 

- El señor Hoffman me llamo hace un momento y me pidió que le comunicara que quiere verla mañana para mostrarle su oficina que tendrá en sus instalaciones y otras cosas más. Así que también me pidió que le preguntara a que horas aceptaría verlo. - Me dice Max mientras avanzamos hacia la puerta del cementerio.

 

- Dile que mañana a las diez de la mañana en punto estaré en su oficina. - Le contesto a Max y este de inmediato saca su celular del bolsillo para hacer una llamada y por lo que logro escuchar, sé que habla con el señor Hoffman para infórmale la hora y concretar la cita para mañana.

 

- La cita ya está concretada para mañana a la hora que usted solicitó señorita Stefania. - Me dice mientras me abre la puerta del auto para que me suba.

 

- Ahora voy a llevarla a su nuevo departamento para que se instale, para entregarle su celular con su nueva línea telefónica mientras está en Londres y todo lo demás que debe de tener aquí. – Me dice y yo solo suspiro al pensar en el resto de tarde y de noche que me espera.

 

Doy gracias cuando ya puedo estar acostada en mi nueva cama para tratar de descansar un poco, porque ha sido un día bastante largo. Apago las luces, me acomodo y trato de dormirme hasta que caigo en una profunda inconsciencia.

 

- Eres una vergüenza para esta familia!!!. - De inmediato siento un golpe en mi mejilla, dejándome un gran dolor, ardor y la zona caliente en cuanto me llevo una de mis manos hacia el lugar donde me acaban de pegar.

 

- Pero yo... - Trato de decir, pero recibo un golpe en el estómago que de inmediato me tira al suelo y me saca el aire.

 

- Como pudiste robarle a tu madre y a tu hermana, cuando ellas solo se han preocupado por ti. - Vuelve a recriminarme sin dejar que me defienda, para levantarme del suelo cogiéndome por el cabello para volver a darme un golpe en el estómago, provocando que escupa sangre. Caigo al suelo sin poder moverme por el dolor, abro mis ojos y veo a su espalda, que ellas se están riendo por la golpiza que me están propinando.

 

- Espero que esto te sirva como lección... - Me dice, pero antes de irse del sótano donde vivo como si fuera peor que un animal, me da una pata cuando aún estoy en el suelo.

 

Inmediatamente me despierto bañada en sudor y automáticamente me llevo una de mis manos hacia la mejilla en la que me habían golpeado en la pesadilla que había acabado de tener porque aún siento el golpe, por lo que también me llevo la otra mano hacia mi estómago. Me vuelvo a recostar en la cama, pero no puedo evitar acurrucarme hacia un lado en posición fetal y ponerme a llorar, pero Dastan de inmediato se sube a la cama y se acurruca a mi lado para que lo pueda sobar e irme calmando para no entrar en un ataque de pánico, porque Dastan aparte de ser mi mascota y mi amigo de compañía, es también mi perro de terapia.

 

Después de algunos minutos, escucho que alguien llama a la puerta y luego esta se abre despacio.

 

- Señorita Stefania, se encuentra usted bien?, la escuche gritar... - Me dice Max al entrar a mi habitación.

 

- Si... solo tuve una pesadilla que parecía bastante real. Creo que me afectó más de lo que pensé el volver a verlos, sobre todo a él...

 

- Tome su medicamento y no se preocupe que yo estoy con usted... - Me dice al tenderme una capsula con un vaso de agua que tengo en mi mesa de noche.

 

El resto de la noche me fue imposible volver a conciliar el sueño, la pesadilla había sido tan vivida, tan real, que aún me acariciaba la mejilla y el estómago, por lo que al final decido cambiarme el pijama por un conjunto deportivo para salir a correr un poco con Dastan.

 

Una calle me lleva a otra y resulté yendo a una casa en donde trataron de darme el cariño que me faltaba. Un lugar en donde trataron de cuidarme y de protegerme, pero que por sus pocos recursos y por el poder de ellos, los trataban de aplastar constantemente. Ellos eran uno de mis principales motivos por el que había decido regresar, ya que ahora soy yo la que tengo que ayudarlos y protegerlos de los alcances que ellos siguen teniendo para dejarlos en la calle y en la miseria. 

 

Al sentarme en una banca a lo lejos, puedo ver al señor Fix salir a dejar la basura en el lugar para eso. Puedo observar que los años le han pasado un poco la factura, está más canoso, tiene algunas arrugas en su rostro y por el informe que vi, sé que tiene un problema en su espalda que no le ha permitido trabajar, por lo que organizó junto a su esposa, un pequeño restaurante en el primer piso de su casa para poder sobrevivir, ya que a Gwen tampoco le ha podido ir bien en los trabajos que ha tratado de conseguir por culpa de mi verdadera familia que le han hecho la vida imposible, solo por haber sido mi mejor amiga, por haber tratado de ayudarme junto con su familia y por no haberse acostado con mi hermanastro.

 

Definitivamente mi familia biológica por decirlo así, siguen siendo unas personas nefastas que les gusta hacer el mal a los demás solo por capricho o porque les conviene según sus planes, pero eso ya no puede seguir siendo así. Los Hazzard tienen que pagar por todo lo que han hecho...

 

Un auto negro se detiene al frente de la banca en donde estoy sentada con Dastan, bloqueándome la vista.

 

- Señorita Stefania... ya es hora de regresar para que se aliste para la reunión con el señor Hoffman. - Me dice Max al bajar la ventana del automóvil. 

 

- Con que te diste cuenta de que salí y me estabas siguiendo. - Le digo al entrar al auto por una de las puertas traseras.

 

- Es mi trabajo y me prometí que mientras usted este aquí, yo voy a estar al pendiente de usted las veinticuatro horas al día, los siete días a la semana.

 

- Max, mientras estoy con el señor Hoffman... voy a necesitar que te hagas cargo de los Fix. Quiero que pagues sus deudas, incluida la hipoteca, que te encargues de los permisos que les han negado sin ninguna justificación para que no los vuelvan a tratar de sacar de su casa o de cerrarles el negocio. El dinero necesario está en mi cuenta

 

- Por supuesto.

 

- También cuando ya tengas un tiempito libre, quiero que investigues los centros hospitalarios para saber en dónde puedo llevar a Dastan como perro de terapia como lo hacía en Vancouver.

 

- Delo por hecho.

 

Un tiempo después, voy caminado de nuevo por el pasillo grande e iluminado del día anterior junto a Max, miro mi reloj y son las diez en punto como había quedado con el señor Scott, por lo que en cuanto llego a su oficina, la secretaria me deja entrar.

 

- Muy buenos días señorita Hayden, me encantan las personas tan puntuales como usted. - Me dice al estrecharme la mano.

 

- Buenos días señor Hoffman. - Le respondo sonriéndole. 

 

- Tomen asiento por favor. - Nos dice después de saludar a Max.

 

Hablamos con el señor Hoffman durante un buen rato y después de conocer el itinerario que tendría el día de hoy, Max me deja con el señor Scott para comenzar a hacer lo que le había solicitado en la mañana antes de venir.

 

Luego de que Max se fuera, salgo de la oficina junto al señor Hoffman para conocer la que sería mi oficina en los próximos meses o por lo menos eso es lo que yo espero.

 

- Señorita Hayden, espero que le guste su nueva oficina, no es por nada, pero mi nuera se esforzó mucho con su decoración y el diseño de Christofer la ayudo mucho para que fuera todo lo que usted necesita. - Me dice en cuanto llegamos a una puerta para después abrirla.

 

El señor Hoffman se hace aún lado para permitirme pasar e ingresar a la habitación y quedo muy sorprendida. Es una habitación muy espaciosa, con dos paredes blancas porque otra es un gran ventanal con una vista espectacular a un bosque, que al parecer, hay en la parte trasera de la constructora y la otra pared que queda a la derecha, tiene un acabado en piedra y por ella corre agua como si esta fuera una pequeña cascada. Todos los muebles son blancos con alfombras negras y mesas de cristal, incluida la mesa de mi escritorio. También hay plantas florales y lámparas de cristal con adornos plateados en forma de cuadrados. Definitivamente, es una oficina hermosa, muy lujosa y demasiado moderna, tiene un gran diseño.

 

- Esta seguro señor Hoffman de que esta es mi oficina?. - Le pregunto aún atónita.

 

- No le gustó su oficina, señorita Hayden?. - Pregunta otra persona que no es el señor Hoffman.

 

Me giro para responder, sabiendo quien habla ahora.

 

- Christofer... - Susurra su padre al verlo a su lado en la entrada de la puerta.

 

- Claro que sí, de hecho me encanta, pero creo que es demasiado. Ni siquiera en Vancouver tengo una oficina de esta magnitud, no soy de cosas muy llamativas y lujosas. - Al responderle, creo ver por un segundo en la expresión de Christofer Hoffman, algo de sorpresa y una media sonrisa.

 

- Creo que esta oficina es más para alguien como ustedes que son los dueños de la empresa. - Continuo al seguir observando a mi alrededor.

 

- Señorita Hayden... - Intenta hablar el señor Scott pero su hijo lo interrumpe.

 

- Acéptela por favor señorita Hayden, para nosotros usted es igual o más importante que nosotros. Es en este momento, nuestro cliente más importante y por lo tanto queremos consentirla y mimarla en lo que más podamos. Además, mi cuñada la señora Bárbara Hoffman, se esmeró mucho por organizar este lugar.

 

- Pues no quiero sonar como una persona malcriada por lo que la aceptare. De verdad les agradezco su amabilidad y hospitalidad conmigo...

 

- Como dijo mi hijo señorita Hayden, déjenos mimarla un poco. - Comenta el señor Scott.

 

- Bueno, pues creo que voy a tomar posesión de ella en este preciso momento si no les importa. - Digo aún maravillada con el lugar.

 

- Por supuesto que sí, este espacio es suyo ahora y si me disculpan, los dejo un momento. - Vuelve a decir el señor Hoffman al mirar su celular, pero antes de salir, se acerca a su hijo y le dice algo al oído.

 

- Señorita Hayden... si quiere puedo hacerle en este momento un tour por las instalaciones de la empresa. Creo que es mejor hacerlo en este momento para después no tenerla que interrumpir, ya que mi padre está atendiendo algo ahora.

 

- Si, no hay problema. Déjeme y coloco esto por acá. - Le digo al colocar un maletín que tengo encima del escritorio y luego cojo mi celular para llevarlo conmigo.

 

- mmm señor Hoffman, la seguridad... - Intento decirle cuando me tiende una tarjeta.

 

- Esta es su llave de seguridad, nadie más la tiene, es única. Solo con cerrar la puerta queda protegida, solo se volverá abrir con esa tarjeta. Trate de no perderla.

 

- Gracias. - Le contesto para luego quedarme esperando a que él me indique el camino para seguirlo.

 

- Después de usted... - Me dice para que termine de salir de la oficina.

 

Mientras Christofer me lleva por todas las instalaciones de la constructora y me explica algunos procesos de esta, veo como todas las mujeres se quedan mirándolo, quedando totalmente embobadas por él por lo que no puedo dejar de sonreír. Es más que evidente que muchas cosas siguen sin cambiar a pesar de los años y está también es una de ellas. Una vez más, me parecía estar viviendo lo que me ocurrió hace más de diez años atrás.