Capitulo 2: Recuerdos y propósito

Después de estar agonizando durante varios minutos, finalmente el dolor de cabeza desapareció, permitiéndome respirar con más facilidad. Mientras recuperaba el aliento, una oleada de recuerdos inundó mi mente.

jadeando, me esforcé por concretar los puntos importantes.

Ren Wilson, a sus escasos 16 años, era un huérfano que había conocido poco más que la soledad y la lucha por sobrevivir desde que su madre falleció poco después de su nacimiento, seguida por la muerte de su padre debido a una enfermedad. Su vida había sido una constante lucha por la supervivencia en un mundo despiadado.

"Por lo que veo, este cuerpo ha tenido una mala vida", murmuré para mí mismo, contemplando la habitación en mal estado que me rodeaba una vez más.

Decidí ignorar por un momento el entorno y me sumergí en mis recuerdos. En el año 1778, me encontraba en la ciudad de Silver, en un barrio marginado y de bajos recursos. Era un momento de primicias, y las sombras del pasado se proyectaban sobre el presente.

Hace más de mil años, tres seres se presentaron como gobernantes del mundo, del sol y de la luna, manteniendo un delicado equilibrio en el mundo. Sin embargo, la codicia de uno de ellos desató una guerra que sumió al mundo en el caos y la destrucción. La guerra terminó con la muerte de los tres gobernantes, dejando su influencia y poder en el mundo, y desencadenando la evolución de criaturas y monstruos que ahora deambulaban por él.

Las criaturas se clasificaban en diferentes grados de peligro, desde los monstruos más débiles hasta las amenazas que podían poner en peligro la existencia misma del mundo.

Estas criaturas eran catalogadas como grados, el grado bajo, grado medio, grado alto, grado especial, grado calamidad: cada grado eran la fuerza y el peligro de una criatura, los grados bajo son los mounstros mas debil, y los grados especiales son criaturas que rara vez aparecen, su mera aparición provocan destrucción capaces de destruir una ciudad completa por si sola, los grados calamidades solo hubo dos casos que aparecieron, estos mounstros son amenazas que pueden causar la destrucción del mundo

Los humanos, desprovistos de poderes, luchaban por sobrevivir, hasta que comenzaron a surgir los "Destinados", humanos con poderes especiales destinados a cumplir un propósito importante en el mundo.

Los poderes, conocidos como clases, se alimentaban de la esencia de los antiguos gobernantes, y aquellos dotados con ellos recibían títulos que reflejaban su fuerza y propósito en el mundo.

habia muchos tipos de clases las cuales eran, alquimias, elementos, habilidades, conocimiento, control de energia, invocadores, sanacion, oraculos, profetas; habia muchos tipos de clases

estas personas tienen un sistema de clasificacion las cuales son; retornados, santos, sagrados, supremos, celestiales, eternos, monarcas

La humanidad se recuperó lentamente, construyendo fortalezas y ciudades, formando clanes y academias para entrenar a los Destinados y protegerse de las amenazas que acechaban en las sombras.

"Guau... Esto realmente es un mundo de fantasía", susurré para mí mismo, asimilando la magnitud de la realidad en la que me encontraba.

Respiré profundamente, centrando mi mente en los pasos a seguir. "Lo primero es explorar y adquirir más conocimientos sobre este mundo", reflexioné, decidido a comprender mi situación y encontrar una forma de regresar a casa. No quería permanecer en este mundo para siempre; no era donde pertenecía.

Un pensamiento inquietante cruzó mi mente: ¿dónde estaba el remitente de este cuerpo? Esperaba que no hubiera muerto, pero la incertidumbre me carcomía por dentro.

Caminé lentamente por la habitación, deteniéndome frente al espejo roto que adornaba una pared. Una pregunta surgió en mi mente: ¿cómo se rompió el espejo? Observé los fragmentos de vidrio esparcidos por el suelo, pero mi memoria no ofrecía respuestas.

"Extraño", murmuré, sintiendo una ligera incomodidad en mi interior.

Desvié mi atención hacia el reflejo que me devolvía el espejo, analizando el cuerpo que ahora habitaba. "Mmm... bastante atractivo, supongo", comenté con una mezcla de autoevaluación y modestia. Era joven, demasiado joven para mi gusto, pero tendría que acostumbrarme a ello.

Después de unos minutos de introspección, mi mirada fue atraída por un objeto sobre la mesa de madera: una carta. Me acerqué con curiosidad y tomé el papel entre mis manos, examinando el sello y leyendo el texto impreso: "Academia DEVA".