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Renacidos

Frente a él estaba nada más y nada menos que el nieto de Agustino de iturbide el primer emperador de México, Agustín de Iturbide y Green.

Esto sorprendió a Guillermo se supone que Iturbide y Green, en su historia original sería un niño para esta época, pero este es un joven de no más de 19 años. Este había sido adoptado por los Habsburgo en 1862.

''O me sorprende que me conozcas no pensé que nuestros padres, te hablarían de mí después de todo estaban furiosos y decepcionados porque me fui del país''. Diría Agustín.

Realmente Guillermo no tenía recuerdos de él, lo reconoció por los recuerdos de las fotos de Agustín del mundo de Francisco.

''¿Qué haces aqui?, ¿qué es lo que quieres?''. ''Si lo que quieres es el trono, lamento decirte que no podrá ser''. Diría Guillermo serio.

''O tranquilo hermano no estoy aquí para tomar el trono, vine aqui para ver los resultados de este nuevo imperio tuyo, supe que derrotaste a los Estadounidenses''.

''Bueno, si la verdad no fue difícil''. Diría Guillermo

''Claro, después de todo con esas armas tuyas, no fueron rival para tú ejército, lo bueno es que ya nos liberamos de la maldición de tener su presión sobre nosotros''.

''Bueno si era una maldición, tenerlos tan cerca fue mala suerte, como diría cierta persona ''Tan lejos de Dios y- ''. En ese momento Agustín interrumpe a Guillermo.

'' y cerca de Estados Unidos''. Diría Agustín con una mirada analítica hacia Guillermo.

Este sobresalto a Guillermo era imposible que en esta época la célebre frase de Porfirio Díaz existiese. La mirada de Agustín lo decía todo, solo había una explicación para esto.

Guillermo iba a hablar pero agustin interrumpió.

''Pablo Ramos, o al menos ese era mi nombre en nuestro mundo''. Diría Agustín.

Guillermo estaba sorprendido había conocido a otro reencarnado y era un familiar suyo al menos en este mundo.

''Y-ya veo, no soy el único.'' Diría Guillermo sorprendido.

''Supe que también eras un reencarnado en cuanto vi esas armas, era imposible que con la tecnología general actual en el mundo se construyeran tanques y armamento así, la única opción era que el que creo los diseños era un reencarnado y resulto que fuiste tú''. Diría Agustín.

Guillermo no lo había pensado, si había otros reencarnados sus acciones habrían llamado la atención. Pero actualmente tenía otras dudas.

''¿Como llegaste aqui?, ¿Quién eras en nuestro mundo?''. Diría Guillermo.

''Era un empresario, nací en 1960, tenía 39 años cuando morí, funde mi empresa a los 29, era una empresa de tecnología y manufactura, fabricábamos más que nada maquinaria para otras empresas e industrias extranjeras y Mexicanas''. Dice Agustín.

''Un empresario?, vaya eso es interesante, al parecer tú si cumpliste tus metas''. Dice Guillermo.

''¿A que te refieres?''. Dice Agustín con duda.

''Bueno yo quería fundar mi propia empresa en nuestro mundo, pero morí antes de eso en un tiroteo, y ahora tengo una de las empresas más grandes del mundo con el nombre de Imperio''. ''Aunque un país sea como una empresa, igual no es como yo quería cumplir mis metas''. Dice Guillermo

''Bueno al parecer el destino tenía algo diferente planeado para nosotros, supongo que moriste en los que los Mexicanos de nuestros tiempos llamamos ''un momento Culiacán'', ¿estoy en lo correcto?''. Dice Agustín

'' Ja, ja, ja, estas en lo correcto, solo que no fue Culiacán, sino Sinaloa, al parecer a unos narcos se les ocurrió que sería buena idea esconderse en un barrio residencial, llego una camioneta del ejército y se armó una tiroteo, quede en el fuego cruzado''. Dice Guillermo.

''Ya veo''. Dice Agustín

'' Y tú ¿como moriste?''. Pregunta Guillermo.

Agustín se acomoda el pelo y mira de manera seria a Guillermo

''Morí de un paro cardiaco, mientras me reía de una película''. Dice Agustín.

La habitación se queda en silencio y Guillermo pone una cara de póker.

''Lo sé...es vergonzoso''. Dice Agustín decaído.

''Sí...''. Dice Guillermo.

''Bueno, pero porque estas aqui''. Dice Guillermo dudoso.

''Vine aqui para ofrecerte mis servicios''. Dice Agustin

''¿Servicios?''. Dice Guillermo con duda.

''Bueno soy un empresario, quería ofrecerte mis servicios como director de hacienda y secretario de economía, después de saber que casi te quedaste sin dinero durante tu industrialización y salió adelante por la suerte que tus empresas se activaron a tiempo para rellenar las arcas. Así supe que no tenías buena experiencia administrando dinero''. Dice Agustín.

Guillermo estaba sorprendido por lo que decía, pero tenía razón. Su proyecto casi se va a la mierda por su mala administración, de verdad que le convendría un economista que supiera controlar grandes cantidades de dinero.

''Bien acepto, pero tengo condiciones, la primera es que también serás mi Asesor Real y la segunda es que solo podrás recomendarme no tendrás autoridad para desobedecer órdenes mías''. Dice Guillermo.

''No tengo objeciones''. Dice Agustín complacido.

''Bien, a partir de ahora puedes vivir en el palacio te necesito cerca actualmente y más ahora''. Dice Guillermo.

''¿Qué es lo que planeas?''. Dice agustin.

''Ahora que sé que no soy el único, quiero mantenerme alerta no sé si puede haber reencarnados en otros países, que puedan usar sus conocimientos para ser un problema para nosotros,además estoy planeado volver a modernizar mi ejército''. Dice Guillermo.

''¿Obtener tanques y equipo adelantado al menos 5 décadas no es suficiente?'' Pregunta Agustín.

''El desempeño de los tanques me decepciono, además de que los bombarderos y su corto alcance nos causaron problemas, por eso ahora cambiare tanto los tanques, como los bombarderos y los aviones de apoyo cercano''. Dice Guillermo.

''Y supongo que ya has estado trabajando para solucionarlo, ¿no?''. Dice Agustín.

Guillermo sonríe con soberbia.

Mientras tanto en el Imperio Ingles, estaba la reina Victoria en su trono y a su lado el ministro de defensa William Wallace. Frente a ellos estaba un hombre joven de unos 20 años, pelo castaño, 1.70 cm y complexión delgada.

''Y bien, ¿para qué estamos aqui reunidos si se puede saber?''. Dice la reina.

''Mi señora, estoy aquí para presentarle algo que le permitirá poner a su ejército e industria al nivel tecnológico del Imperio Mexicano, incluso superar su nivel actual''. Dice el joven.

''Así, y ¿qué es lo que nos presentaras?''. Dice la reina.

Este le entrega esquemas con un dibujo tanto a la Reina como al ministro defensa.

''Se llama M4 Sherman''. Dice el joven

Fin.