Comprometidos

Link y Ruto aparecieron en lo alto de una rama que había sobre el lago de la fuente. Cuando Link reaccionó, Ruto le estaba mirando muy cerca y sonreía picaronamente. Ante eso, Link retrocedió unos pasos pero cayó de la rama hacia el lago. Ruto se lanzó al agua y nadó hasta Link, al cual le dijo:

-¡Tú! Eres genial... Mucho mejor de lo que creía. Bueno, en realidad sólo un poco... En fin, como me has salvado, supongo que tengo que recompensarte -Link pensó en la piedra espiritual -. ¿Qué quieres? Dímelo -Link estuvo a punto de decirle que no quería nada para no sonar grosero, pero se armó de valor y le pidió la piedra espiritual -. Te refieres a la piedra espiritual del agua, el Zafiro Zora... ¿Verdad? Cuando mi madre me lo entregó, dijo que sólo debía dárselo a mi futuro esposo. ¡Es como un anillo de compromiso! -Link se sorprendió y estaba a punto de reclamar cuando Ruto continuó -¡De acuerdo! Te daré mi más preciado tesoro: ¡el Zafiro Zora!

Entonces Ruto comenzó a nadar hacia atrás y a cierto punto se sumergió un poco, alzó las manos y apareció en el aire un destello azul, y tras unos segundos se convirtió en el artefacto que Link había visto en la sala de Bigocto. No sabía a qué se refería con "su más preciado tesoro", pero ya tenía las tres piedras espirituales. ¡Era hora de ver a la princesa Zelda!

-Pero no se lo digas a mi padre... -oyó, pero no supo si se refería al hecho de que le hubiera dado la piedra, a que se haya metido en Jabu-Jabu a propósito o a que se hubiera comprometido con él.

Una vez hecho esto, Link decidió visitar la Fuente Zora por última vez antes de ir con la princesa Zelda. Nadó un rato y después llegó a tierra firme (toda la fuente tenía agua en el suelo excepto esa parte). Ahí no había nada importante, sólo una piedra como la que había visto en la cueva de los dodongos, un árbol, algo de césped y unas piedras pegadas a una pared.

Para distraerse, Link decidió explotar las piedras, aunque sólo pudo explotar una. Cuando quiso explotar la otra, la pared a la que estaban pegadas explotó en lugar de la piedra. Entró y para su sorpresa llegó a una fuente de la Gran Hada. Llegó al símbolo de la Trifuerza y tocó la Nana de Zelda; entonces apareció la Gran Hada tras su distintiva risa y sus gritos, se acostó en el aire y dijo:

-¡Bienvenido, Link! Soy la Gran Hada de la Magia -pensó que sería la misma que la del callejón sin salida en el campo del castillo, pero de nuevo sabía que era otra Gran Hada -. Voy a concederte un hechizo mágico. ¡Acéptalo, por favor!

Ella extendió sus brazos y un destello verde apareció y tras unos segundos, ella le dio un diamante con una bola verde al centro, parecido al Fuego de Din.

-Recuerda: sólo puedes usar el Viento de Farore en el interior de las mazmorras. ¡Cuando estés cansado por la batalla, ven a verme! -y desapareció.

Al recibir el dichoso Viento de Farore, Link salió de la fuente hacia la Fuente Zora. Vio la entrada de una cueva pegada a una pared, pero se veía imposible de llegar y, como no veía a donde más ir, decidió regresar a la Región de los Zora. Ahí, junto al rey Zora, estaba Ruto, pero no quiso hablar con ella, y ésta le seguía sonriendo. Con quien sí quiso hablar fue con el rey, de modo que se subió a la plataforma y el rey le dijo:

-¡Vaya, Link! Has salvado a la princesa. ¡Te estoy muy agradecido!

Honestamente, Link esperaba que el rey le diera algo, o que de menos le dijera algo más, pero el rey, siguiendo haciendo bizcos, no dijo ni pío, de modo que Link decidió irse de la Región de los Zora para no dejar esperando a la princesa Zelda.

Cuando salió por la cascada del río, vio que ésta ya había vuelto a su posición original, aunque ahora se podía saltar a la repisa sin temor. Entonces recordó que había un hueco en la pared derecha del cañón con un manantial, así que se metió en éste y se sumergió en el túnel que había en el fondo, dado que ahora podía nadar más profundo. Cuando salió al otro lado, apareció en un pequeño estanque con una lápida al fondo, había mucho pasto alrededor del estanque y, enfrente de éste y a los lados había troncos huecos.

No podía creer que estuviera en el Bosque Perdido. O sea que la Ciudad Goron, el Bosque Perdido y el Río Zora seconectaban entre sí. Le pareció muy útil y extraño a la vez, pero como no tenía que hacer nada ahí, regresó al Río Zora. Una vez allí, decidió hacer las cosas más fáciles y se lanzó al río, sin importar que la corriente lo arrastrase. Llegó hasta donde empezaba el cañón del río y ahí regresó a tierra firme. Vio el lugar antes de irse y reconoció la imagen que el Gran Árbol Deku le habíamostrado de Nayru expandiendo las ondas azules, era ése lugar. Sin más, regresó a la Llanura de Hyrule.