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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

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Mundo Shinobi - PGM - 208

Una vez que Kumogakure se retiró a las montañas nubladas, Tobirama mando a construir un campamento provisorio para que los shinobis de Konoha descansaran hasta que llegaran los refuerzos y los evacuaran a Konoha. La guerra había terminado en la nación del Trueno.

Por su parte, Tobirama estaba vigilando a Hiruzen y Danzo dentro de una carpa. Él estaba sentado, leyendo algunos pergaminos con información respecto al estatus de las otras regiones. El resultado no fue el óptimo, pero se llegó a un punto satisfactorio. Su única preocupación en este momento era la actitud que tomo Kain Uchiha y como habían salido las cosas en la capital de la nación del Hierro.

Un anbu con una máscara de perro entro a la carpa, ubico a Tobirama y se acercó a él. Se agacho y le susurro algo al oído. Tobirama asintió con seriedad y el anbu se dio la vuelta para retirarse.

-¿Qué hora es?- preguntó Tobirama

-Las once de la mañana- dijo el anbu

Tobirama solo asintió y se quedó mirando las paredes de la carpa mientras pensaba en la nueva información que recibió. Kain Uchiha había completado su misión de forma satisfactoria, sin ningún daño a la infraestructura de la capital de la nación del Hierro. También había hablado con el alcalde de la ciudad y le había confirmado la retirada de las tropas de Iwagakure. Ese monstruo se había movido de manera silenciosa y efectiva, enviando a los shinobis de Konoha de vuelta y evitando sus pérdidas. Tobirama ya había arreglado ese pequeño desliz. Sin embargo, faltaba un nombre o, mejor dicho, un cadáver de su listado.

-¿Dónde estás Ooyama Akimichi?- murmuro Tobirama, tomo una profunda respiración y se preguntó si la desaparición del shinobi tenía algo que ver con el extraño movimiento de Kain Uchiha. El cual se estaba desplazando al Norte con dirección a la nación de La Cascada. Que Tobirama sepa, ahí no había nada de valor. Se llevó la mano a cara y soltó un largo suspiro. Muchos objetivos se estaban escapando de sus manos, pensó, y otras cosas no estaban resultando como él esperaba. Peor aún, tenía miedo de que Kain Uchiha ocasionara otro catastrófico incidente similar a la muerte de su sobrino Minoru. Pero no, era imposible, en la nación de La Cascada no había nada de importancia. Solo los refuerzos de Mu, que ahora en lugar de funcionar como una fuerza en espera, estaban trabajando como médicos para cuidar de los shinobis que habían sobrevivido en la nación del Hierro.

-Anbu- dijo Tobirama en un tono firme. Al instante siguiente aparecieron tres anbus con máscaras de animales y capuchas negras arrodillados detrás de él. Tobirama continuo -sigan a Kain Uchiha y vigilen lo que hace. A menos que haga algo que atente contra la seguridad de Konoha, no hagan nada-

-Sí- respondieron los tres y desaparecieron.

Tobirama se destapo el rostro y se llevó ambas manos a las sienes, se masajeo en círculos y soltó un suspiro de cansancio. Después se levantó y se dirigió a un mueble apegado a la pared del frente, donde había una jarra y vasos. Tomo la jarra, después un vaso y lo llenó de agua. Después llevó el vaso a la boca, miró el agua a través del cristal en todo momento, esperando encontrar algún rastro de veneno u otra cosa, pero el agua estaba limpia. El agua estaba deliciosa y refrescante, pero pensó que la hubiera disfrutado más si hubiera estado en Konoha. Gracias a estas pocas semanas había acumulado mucho estrés, al punto de que pensó que se estaba haciendo viejo para estas cosas.

Entonces Tobirama se dio la vuelta y miró a Danzo y Hiruzen acostados en sus camas. Ambos dormían de forma pacífica gracias a la medicina. Danzo había luchado como nunca cuando fueron atacados la vez anterior y él fingió su muerte. Por otro lado, Hiruzen se mantuvo fuerte pese a todas las adversidades. Incluso si Tobirama lo degrado, lo regaño y humillo delante de todos, se mantuvo fuerte. Lo que demostró su madera de líder y para el final, convertirse en el pilar de todos y a su vez, todo el mundo escucho sus órdenes de forma incondicional. Lo que dejaba conforme a Tobirama y le aseguraba que Konoha en un futuro tendría un digno hokage. Danzo también podría ser un buen hokage, pero gracias a sus circunstancias y condiciones de la niñez, había generado una dependencia, lo cual no servía si a futuro moría. Como lo pensó desde un principio, Hiruzen Sarutobi era el mejor candidato para tomar el cargo de hokage.

Ahora, solo tenía dos peros; primero, el padre de Hiruzen era un pedazo de mierda. Sin embargo, eso se podía arreglar matándolo. Una vez eliminado ese factor, Hiruzen podría seguir adelante sin nada que lo pudiera interrumpir en su crecimiento. Lo segundo, era su monstruoso amigo, Kain Uchiha, lo cual era un enorme demerito.

-Hay que hacer algo con los Uchihas- murmuro Tobirama y se fue a sentar a su silla. Tomo otro pergamino y continúo leyendo los informes que detallaban los resultados del "entrenamiento conjunto" con Sunagakure.

-Como siempre, Orochi-sensei es muy agudo y preciso en su criterio. Por otro lado, Torifu funciono mejor de lo que esperaba. Puede que tenga replantearme su posición- murmuro Tobirama, viendo como los jóvenes shinobis sin experiencia habían crecido de forma exponencial bajo la tutela del anciano y su discípulo. Entonces recordó al hijo de Orochi y su nuera. Bajo el pergamino y se quedó mirando el techo, pensando en las posibilidades y en las decisiones que tomo. Al final, llegó a la conclusión de que eliminar los rastros de su experimento fue lo mejor. Incluso si dentro de ellos estaba la familia de su antiguo sensei.

De repente Tobirama noto que Hiruzen comenzó a mover sus dedos de la mano izquierda. Se levantó de su silla y se acercó a la cama. Entonces vio como Hiruzen abría los parpados con dificultad.

-¿Cómo estás, Saru?- preguntó Tobirama con un rostro serio

-Bien…sensei- respondió Hiruzen con dificultad -¿Estamos vivos?-

-Claro que estás vivo, no te dejaría morir- dijo Tobirama -lo hiciste muy bien, estoy orgulloso de ti-

-Pero, sensei-

-¿Te degrade?-

Hiruzen, con un rostro cansado y ojos apenas abiertos, asintió.

-Un líder no se forma entre flores y lujos, Hiruzen- dijo Tobirama -un líder es alguien que soporta el peso de las vidas de las personas que comanda sobre sus hombros. Sin importar las circunstancias, debe pensar primero en sobrevivir, proteger a su gente y después en luchar. Los temerarios y los autocompasivos no sirven-

Los ojos de Hiruzen se llenaron de lágrimas y le dijo con una voz quebrada -pero muchos murieron-

Tobirama tomo una profunda respiración y dijo -todo fue parte del plan. Había que hacer salir al raikage de alguna manera…-

Mientras Tobirama le explicaba la situación a Hiruzen, Kain corría al lado de un extenso rio en la nación de las Cascadas. El pasto verde cubría las orillas del rio mientras los bosques a tres metros de la orilla crecían grandes y densos.

Kain seguía avanzando en paralelo junto con treinta serpientes de agua mientras buscaba indicios de la madre y hermana de Kiyomi. Para su mala suerte, unos matones de la ciudad habían descubierto a las tres descendientes Uzumaki y las habían vendido a las tropas de Iwa. Kain no lo sabía, pero, así como había un mercado y un precio para sus ojos, también había un mercado para la sangre y órganos de los descendientes de un kekkei genkai. Un Uzumaki no tenía un poder ocular, pero tenía una vitalidad que muchos envidiarían, además de que, si los educabas de la manera correcta, podía transformarse en un maestro de sellos (un bien demasiado escaso en estos días). Por supuesto, los shinobis de Iwa no le pagaron ni un ryo a los matones. En ese momento habían declarado ley marcial en la capital, así que los mataron a todos con impunidad. Otros shinobis se dieron cuenta que la pequeña que estaba con Naoko también era Uzumaki, pero como Onoki había sido estricto en el cuidado de la mujer, no se atrevieron a separarlas.

Según el gran Ooyama Akimichi, la madre y la niña fueron llevadas al Norte, hacia la nación de Las Cascadas. Según la conversación que escucho de unos tipos llamados Manabe y Ryota, iban a ocupar la gran vitalidad de las Uzumaki para sanar a las tropas que habían quedado heridas. Lo cual le pareció extraño a Kain. Dentro de su mente solo cabía la posibilidad de hacer a un Uzumaki un maestro de sellos, a lo mejor enseñarle primeros auxilios como su sensei, pero ¿Sanar con la gran vitalidad?

De repente Kain se detuvo a la orilla del rio y miró hacia su derecha, como si pudiera atravesar el bosque y ver mucho más allá sin la necesidad de activar su mangekyo. Entonces conectó su visión a la de su serpiente de agua y vio una fortaleza con muros de roca al otro lado del bosque; a unos diez kilómetros de distancia. El lugar estaba rodeado por un ancho rio como si fuera un islote, con guardias apostados en la parte alta de la muralla mientras solo había una entrada.

Kain movió su mano en horizontal y desvaneció a todas las serpientes. Después corrió hacia el bosque evitando los matorrales y piedras, saltó a una rama y después de árbol en árbol. Diez minutos después llego al otro lado del bosque y se ocultó detrás de un árbol para mirar la fortaleza. Nada era tan fácil, el islote estaba rodeado por un gran campamento de shinobis de Iwa. Si Kain quería entrar de la forma tradición sería casi imposible, pero él tenía criaturas que lo servían. No obstante, gracias a la densa humedad y el rio, las arañas no serían de utilidad. Así que Kain junto sus manos, creo diez cuerpos acuosos y después entrelazo sus dedos para que los cuerpos tomaran la forma de las serpientes.

-Vayan- dijo Kain ordenando a las serpientes, las cuales asintieron y se deslizaron por los pastizales. Bajaron por una larga pendiente hasta un rio y ahí se sumergieron en el agua.

Kain solo tuvo que esperar unos veinte minutos para ver algo más que solo las profundidades del rio. Entonces empezaron a aparecer dentro de su mente diez posiciones diferentes. Una bodega, unos pastizales, campos de entrenamientos y un hospital. Las imágenes se entrecortaban a veces durante varias decenas de segundos y hasta minutos, lo cual significaba que las serpientes tuvieron que volverse liquidas para escabullirse. No obstante, en una pequeña habitación dentro del hospital, una de sus serpientes encontró lo que estaba esperando.

El lugar tenía dos camas, un escritorio y una silla de cada lado. En ese momento solo había dos personas; una mujer adulta y una niña de diez años. Una tenía el cabello rojo vibrante igual que el de Mito y la otra tenía el cabello naranja; así que Kain dedujo que eran ellas. Sin embargo, aunque no tenían heridas o algún indicio de que estuvieran enfermas, parecían decaídas.

Justo en ese momento que observaba, la serpiente de agua repto debajo de la cama y miró desde abajo. Alguien abrió la puerta y un shinobi de Iwa entro. No le pudo ver la cara, pero lo vio sentarse de un lado del escritorio. La mujer se levantó de la cama con pasos torpes, pero el tipo negó con la mano y señalo a la niña. La mujer se negó varias veces, pero el shinobi negó con el dedo. La mujer avanzó, lanzó un puñetazo, pero estaba tan débil que se desplomo sobre el escritorio. El shinobi se levantó, la llevo de vuelta a la cama y llevo a la niña de la mano. Entonces la niña extendió sus brazos sobre el escritorio y el shinobi preparo una larga jeringa. El shinobi le clavo la jeringa en el brazo y succiono toda la sangre que pudo. Después retiro la aguja y le señalo a la niña que se fuera a su cama. Sin embargo, cuando la niña se levantó, sus piernas perdieron sus fuerzas y cayó al suelo.

La serpiente repto por debajo de la cama y se acercó a la niña para verle la cara. Tenía unos increíbles ojos verdes, pero sus parpados estaban negros por la constante extracción de la sangre. Al mismo tiempo, Kain notó que las pupilas de la niña se abrieron al ver a la serpiente de agua, pero no grito ni nada. Por otro lado, el shinobi de Iwa se levantó de su silla, camino hasta la niña y la levantó de un brazo.