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Sin Límites

Jessica Romanov era sinónimo de desastre. Su hermosa y delicada apariencia  no revela  ni la mitad de los demonios que lleva dentro. La lucha constante en su interior por expresar quien realmente es y quien los demás quieren que sea conlleva a muchas situaciones que ella no esperaba. Sobre todo no esperaba conocerlo a él ... Stephen, el socio millonario de su padre. Una noche de alcohol en Las Vegas  bastó para que sus personalidades se vean totalmente expuestas y con ello se llevarán más de una sorpresa. Ella es impulsiva, descontrolada, desconfiada, vive su vida sin importarle lo que dirán y hace lo que le nace en el momento. Toda situación que involucre a Jessica, siempre será una aventura. El, al contrario, es obsesivamente controlador, poderoso, reservado y precavido. Sabe muy bien lo que vale y no dejará que ninguna mujer lo atrape, porque ninguna tiene lo que él necesita. O eso es lo que cree hasta que la conoce. Cada vez que sus mundos se crucen, se verá el estallido de fuegos artificiales... O la detonación de una bomba nuclear. Se prohíbe expresamente la distribución, copia o plagio de esta obra sin previo consentimiento del autor, ya sea fuera de esta plataforma o en la misma. Respeta el trabajo ajeno.

NaiiRomanova · Urban
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31 Chs

| El Legado Maldito |

Llegue casi por inercia hacia mi habitación de hotel, después de repasar todo lo que me había sucedido esta mañana y los problemas que pudo haberme ocasionado el seguir siendo tan irresponsable.

Ni bien puse un pie en el dormitorio, mi mejor amiga apareció . Con los brazos en la cintura, una postura que indicaba que estaba preparada para combatir conmigo, el maquillaje corrido y el cabello hecho una maraña extraña muy despeinada.

—¡Jessica Angelique Romanov Simmons! — gritó enfadada —¿Donde carajo has estado?.

—No me grites, por favor. ¡Bastante he tenido este día como para tener que aguantarte a ti también!

—¡Estaba muy preocupada, mujer idiota! Casi llamo a los hospitales, las comisarías, a tus padres.

Pues había solo un lugar donde debía buscar. De solo recordarlo la piel se me erizaba y me provocaba escalofríos. Me volví hacia mi amiga, quien me hacía reclamos pero siempre se desaparecía sin dejar rastro alguno. 

—¡Debería preguntarte a ti porque me has dejado sola a mitad de la noche y has desaparecido!—masculle furiosa.

—Lo siento, estaba muy ebria. Cassy hizo unos amigos nuevos y fuimos a otra fiesta. Te buscamos pero no te encontramos por ningún lado —replica.

Y claro, si yo estaba muy concentrada dándole el si al idiota de tatuajes.

—Debiste buscarme en la capilla —respondí haciendo una mueca.

—¿Por qué te buscaría allí? —entorno la mirada con curiosidad.

—¿Recuerdas al primo de los hermanos James?.

Caminé quitándome los tacos hasta la botella de agua que se encontraba en el pequeño refrigerador  de la habitación y la bebí como si no hubiese tomado líquido por días.

Mi cerebro estaba deshidratado y seguramente esa sea la razón de por que no pensaba con claridad las cosas.

—No lo conozco, pero Theo ha dicho que estaba hospedado en el Bellagio —comentó observándose en el espejo y haciendo una expresión de horror al notar su rostro todo manchado con el maquillaje de anoche.

—Bueno, pues yo si. Lo he cruzado varías veces y la última vez nos hemos besado.

—¿Alex sabe eso? Podría apostar que está muy interesado en ti.

Puse los ojos en blanco de solo pensar en Alexander James y la pesadilla que se había vuelto. Era un hombre atractivo, pero demasiado absorbente y no estaba dispuesta a tolerar hombres así, mucho menos después de haber despertado en Santorini con su hermano y haberme casado en las Vegas con su primo.

Alexander James estaba vetado de por vida de mi lista.

—¡Alex está interesado en cualquiera que tenga pechos!

—¿Que sucedió con el primo? —pregunta tratando de peinar su cabello —Adivinare, han tenido sexo toda la noche.

—Pues la verdad, no lo recuerdo. Nos embriagamos tanto que terminamos contrayendo matrimonio en la capilla de la calle principal.

Mackenzie me observa atónita por varios minutos, sin emitir ni una sola palabra. Parece ser que le ha dado algo, porque se ve más pálida que lo que estaba cuando llegue.

—¡Dime que es una maldita broma!.

—¡No lo es, parece ser que cuando me embriago recuerdo tus brillantes ideas! —masculle — ¡Me he casado con un desconocido Gracias a ti!.

—¡Oh, por Dios! —se llevó las manos a la boca —¡Vittorio va a asesinarte!.

—Déjame explicarte que...

Mi amiga negaba con la cabeza, mientras me interrumpía, no dejando que explicara toda la situación.

—¡Me asesinara a mi también por no estar allí para impedirlo! —dijo, tomándose de la cabeza.

—Debes tranquilizarte, resulta que...

—Jessica, has puesto en juego tu patrimonio. ¡Tu padre enloquecerá! —volvió a interrumpir, esta vez gritando.

Mackenzie seguía sin entender mi serenidad. Sus ojos estaban tan abiertos que me causaban mucha  gracia. Suspire pesadamente arrojándome a la cama.

—Si me dejarás terminar de hablar, sabrías que use la identificación falsa de Juliet Stone para contraer matrimonio... —me removí acomodándome bien entre las colchas —¡En teoría el matrimonio es falso!.

—Scott siempre salvándote el culo, rubia —dijo emitiendo una sonrisa, pero al darse cuenta de mi tristeza al mencionarlo, cambia de tema rápidamente —¿Que dijo el hombre cuando lo descubrió?.

Sonreí mostrando todos los dientes.

—Quedó consternado, yo diría que herido en su orgullo de macho —le comentó a mi mejor amiga —Todavía más cuando supo que yo era la famosa Jessica.

—¿Famosa? —preguntó divertida.

La tensión que había sentido anteriormente estaba completamente evaporada. Mi amiga se recostó a mi lado, con intensiones de seguir escuchando la historia.

—Si, parece que los primos se han peleado y me han mencionado, no lo sé.

—Y bien, ¿El mayor de los James es atractivo?.

—Mucho. Tiene el cuerpo repleto de tatuajes, mucha musculatura y un rostro que se vería muy bien entre mis piernas.

De solo recordar su cuerpo escultural me daba calor, era muy seductor, guapo y deslumbrante. Me invadió una absurda pero poderosa ráfaga de placer en solo imaginarlo desnudo y transpirado mientras me hacía ver las estrellas.

—¡Asquerosa! —me arrojo un almohadón que impactó directamente en mi rostro.

—Lastima que el hombre es un idiota. Piensa que todos van tras su dinero.

—Típico de estirado.

—Típico de imbecil —respondí, levantándome para ir  al baño —Me bañare y bajaremos a comer algo, ¡estoy hambrienta!.

El resto de la tarde lo pasamos de compras y por suerte para mi, no tuve rastros de la familia James.

Debía olvidarme por completo de Stephen.

❤︎❤︎❤︎

Volví de las Vegas sin ningún otro exabrupto y me prometí a mi misma tratar de hacer una vida tranquila al menos por un tiempo.

Se habían acabado las fiestas en lugares que me incitaran al descontrol, y viajes sin supervisión.

Me había librado de una muy grande como para seguir retando al universo.

Mi celular sonó, y la fotografía de mi madre ocupo toda la pantalla. No estaba de humor para hablar con ella, siempre hacía muchas preguntas.

No era fácil tener una madre Psicóloga y mucho menos una profesional tan reconocida a nivel mundial, teniendo tantos problemas en la cabeza.

Tampoco era fácil para mi que en cada encuentro intentara meterse en mi psiquis y analizar mis comportamientos.

El celular suena con insistencia, así que lo tomé y atendí.

—Doctora Simmons —respondí con sequedad.

—¡No me digas así, soy tu madre!.

—Hola mamá.

Solo quería darle el gusto, ya que palabra madre le quedaba muy grande. Escuche el suspiro de frustración que emitió del otro lado. No me encontraba con ganas de hablar con ella, ¿Acaso no podía entenderlo?.

—Así está mejor. ¿Cómo estás, Jess? —preguntó, simulando estar interesada —¿Por qué no me atendías el teléfono?.

—Estoy bien, estoy en casa. No te preocupes. Adiós.

—¡Jessica! — recriminó con molestia.

—Me llamas en un momento donde no puedo hablar —dije, acomodando la ropa de mi maleta en el vestidor.

—Bien, entonces deberías preparar té. Estoy subiendo al pent house.

No llegue a objetar que ya me había colgado el teléfono. Así era Lara Simmons, llegaba sin preguntar y se creía en la autoridad de poder tomar decisiones en la vida de otros.

—Debiste decirme que vendrías—masculle ni bien el ascensor se abrió, dejándola ver.

Camino hacia mi con sus hermosos tacones Louboutin Negros retumbando por toda la sala, vestida con un elegante traje de diseñador muy sofisticado. Si había algo que no se podía decir era que Lara Simmons no tuviese estilo propio. La elegancia y fineza destacaba a esta mujer entre los tumultos.

Mi madre era sumamente atractiva para ser una mujer de cuarenta años, y las cirugías no permitían que aparentara tener más de treinta. Había contraído matrimonio con mi padre a los dieciocho años y se había quedado embarazada prácticamente a los meses de formalizar su relación.

Seguramente esa había sido la razón por la cual nunca había aprendido el verdadero significado de lo que implicaba ser la responsable de una niña pequeña, y a medida que fui creciendo, se convirtió más en la hermanastra malvada que en una madre ejemplar.

Se acercó y colocó sus manos en mis hombros para darme un beso en cada mejilla. Sus grandes ojos verdes del mismo color que los míos me analizaron.

—Te ves cansada, linda. ¿Has dormido bien?.

—Acabó de llegar de Nevada —dije, invitándola a sentarse en el sillón mientras acercaba la bandeja con las tazas de té.

—Oh, mejor no pregunto qué has estado haciendo allí.

Si se enterara, me mataría.

Mejor que no pregunte.

—No, mejor no. ¿Qué haces aquí?

—Vengo porque te he extrañado. Has dicho que pasarías página de lo que ha sucedido pero no veo que sea así, así que estoy dispuesta a dar el primer paso para mejorar nuestra relación.

Vaya, eso era una revelación.

Aunque hacía falta mucho más que eso para poder olvidar todo lo que había sucedido.

—Hago lo que puedo, es difícil enterrar tanta mierda bajo tierra —exclamé sopesando.

—Ha pasado mucho tiempo, Jess.

—No el suficiente —dije, dedicándole una mirada poco expresiva.

No se cuanto tiempo necesitaría, pero sabía que no había pasado tanto como para recomponer una relación que nunca había existido entre nosotras. Ella estaba poniendo de si misma y lo apreciaba, pero seguía sin ser suficiente.

Tenía mucho rencor dentro de mi, y me envenenaba gradualmente cada vez que recordaba aquel episodio que arruinó mi vida.

—Se que aún en tu cabeza crees que Scott es inocente, pero la justicia ha demostrado...

—¡No quiero hablar de eso, y menos si pretendes que intente pasar pagina! —interrumpí su frase antes que la terminara.

No podía dejar que siguiera culpando a Scott por algo que no había hecho.

—Tienes razón —dijo suspirando —He venido a invitarte a una tarde de Spa el viernes a la tarde. Estaremos relajadas y perfectas para la gala empresarial.

—No creo que concurra a eso.

—Debes ir. Tu padre no aceptará un no por respuesta —aseguró observándome con seriedad.

—Tendrá que conformarse. No se me dan esas cosas y la verdad es que tampoco me interesan. Quiero expandirme en mi campo.

—Jess...

—Está Justin Addams. El sigue a mi padre hacia todos lados y parece amar lo que hace. Es el indicado para dirigir la empresa — indique.

—¡Justin no es su hijo! Deberías comenzar a preocuparte por tu legado, ¿No te parece?.

Para las personas de la alta sociedad, el legado era sumamente importante, los hijos debían seguir los pasos de sus padres.

Pero para mi madre, el legado era algo crucial. Estaba muy molesta por mi actitud, pero intentaba disimularlo. Dio un sorbo de la taza con mucha delicadeza y cerró los ojos, intentando tranquilizar los nervios que yo le despertaba.

—Tengo lo suficiente. No necesito más.

—El dinero no crece en los árboles, si quieres mantener tu estilo de vida debes aprender a invertir. Eres muy inteligente, Jessica. Con tu potencial Sky Corporation llegaría a niveles globales.

Y aquí vamos de nuevo.

—No iré, lo siento —exclamé negando con la cabeza.

—Sabía que dirías eso, así que llame refuerzos —dijo colocando la taza de té en la mesa.

El ascensor se abrió, y mi mirada fue directa al pasillo. Mi padre caminaba dando zancadas demasiado molesto. Dirigí mi vista hacia mi madre, quien encogió los hombros dándome a entender que era una intervención.

—Papá...

—¡Prometiste que irias a la gala! —gritó, haciendo eco en todo el salón.

Su rostro estaba color carmesí, y sus ojos verdes me analizaban. No sabía si quería asesinarme o hipnotizarme. Yo optaba por la primera.

—No me gusta ese lugar. La gente es muy frívola, manipuladora y narcisista —masculle, haciendo un gesto con la mano.

—¿Ah, si? —dijo cruzándose de brazos —Creo que no has entendido aún, no es una petición. ¡Es una orden!.

—¡No puedes obligarme!.

—Si puedo. Y lo haré —pasó la mano por su calva con ofuscación —Te he dado el espacio que necesitabas después de lo que sucedió con Scott pensando que era lo mejor para ti, pero estaba equivocado.

Sentí una opresión en el pecho al escuchar nuevamente su nombre. No superaba las cosas aún y tener que recordar día a día, me debilitaba mentalmente.

—¿Por qué siempre meten a Scott en las conversaciones que tenemos? —pregunté tragando duro.

—Ya basta, Jess. ¡Es un ultimátum!.

—¿Que harás? —pregunté desafiándolo —¿Quitarme de tu testamento? Pues hazlo.

No me interesaba el dinero de mi padre. Mark Simmons al morir me había dejado gran parte de sus bienes, para decepción de mi madre.

Parece que era de familia no llevarse bien con los padres.

En la lectura del testamento de mi abuelo, mi madre casi colapso y estuvo varias semanas sin hablarme. Yo no estaba enterada que el abuelo Mark me dejaría tanto dinero ya que nunca lo había siquiera mencionado, pero así sucedió, y aunque Lara diga que eso no ha afectado nuestra relación ha habido un antes y un después.

—No, pero no me provoques. Solo te estoy pidiendo que le des una oportunidad a la empresa de tu padre —dijo tajante ante la mirada expectante de mi madre.

—¡Pero no es lo que quiero, aún así quieres obligarme! —mi voz salió casi susurrando.

—Está conversacion está zanjada, Jessica. Quiero verte en la gala, y espero que estés allí.

—¿Es una amenaza? —pregunté.

—Tómalo como gustes.

Mi madre se levantó tomando el enorme bolso de Hermès que llevaba consigo y camino hacia Vittorio con galantería.

—Cariño, iré contigo —dijo amablemente.

—No, no puedo —el hombre quito la mano de Lara de su brazo —¡Tengo cosas importantes que hacer!.

Esta declaración decepcionó a mi madre, quien pasó la mano por su cabello rubio perfectamente peinado en una coleta y bajo la mirada.

—Ah, bien. Me quedare entonces.

—Adiós, Jess —plantó un beso en mi mejilla que no correspondí.

Todavía me encontraba furiosa, no era justo que decidiera por mi. Yo tenía una carrera, tenía dinero. Solo quería alejarme de los recuerdos escabrosos y comenzar de nuevo. Ser una nueva Jessica.

—¿Que dices si vamos de compras? —mi madre me quito de mi ensoñación.

—Ve tu, tengo que estudiar —mentí —Adiós mamá.

Subí la escalera hacia mi habitación y fui directamente hacia el baño. Las náuseas habían logrado que vomitara lo poco que quedaba en mi estómago por los nervios.

¿Como es que siempre termino  cediendo a mis padres?.

¿Realmente me veo como una empresaria?.

El le pone mucha fe a mi capacidad, pero lo más probable era que la fundiera la primera semana de trabajo. Quizá la solución era probar un tiempo y demostrarle que no era para mi, así desistiría de la idea de seguir temiéndome allí bajo su ala.

Yo había nacido para volar lejos y se lo iba a hacer entender.

❤︎❤︎❤︎

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