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CAPÍTULO 12: VOLVIENDO A LA VIDA.

Damián.

Han pasado varios días y Hunter aún no me contacta, supongo que he pedido demasiadas cosas y le va a llevar algo de tiempo hacer mis solicitudes.

Por otra parte, las cosas no están muy bien por mi lado tampoco. Hall, aún sigue intentando entrar a ver a la señorita Lennox en el hospital y aunque ella ya está consciente, no es ella misma.

La psicóloga que la estuvo revisando por un par de días, le comunicó a la familia de la señorita Alexa, que ella está presentando un cuadro crónico de depresión y de estrés por todo lo que ha vivido en los últimos meses. La señorita Alexa no habla, mantiene la mirada perdida sin importarle nada de lo que sucede a su alrededor, casi no come y ni siquiera sale de la habitación del hospital para tomar un poco de aire con las enfermeras en la silla de ruedas.

A veces cuando me quedo en las noches con ella y le leo, me parece que ella escucha mi lectura y la disfruta la mayoría de las veces, pero en total silencio.

Me duele verla en ese estado, la mujer fuerte que conozco y que siempre tiene una sonrisa para todo, al parecer había muerto en el altar ese día.

Cuando le dieron de alta, llegamos a la mansión un par de horas después, la subí hasta su habitación y las cosas siguen completamente igual, ya que ella continúa sin reaccionar. Muchas veces he estado en la cocina de la mansión bebiendo café cuando llega la señora Sonia muy triste con la bandeja de la comida intacta o con más de la mitad de la comida sin tocar.

Lisa siempre me pregunta si ya puede ver a la señorita Alexa, pero siempre le tengo que contestar que no es un buen momento porque ella necesita mucha tranquilidad y hacer mucho reposo porque aún está convaleciente.

Un día, la señora Sonia me pide que la acompañe hacer algunas compras, ya que Andy no se encuentra en la casa porque es su día de descanso y por ahí derecho, me está haciendo algunos favores.

Después de regresar de las tiendas, nos encontramos bajando los paquetes del auto cuando llega una de las empleadas de la casa diciéndome que tengo que subir rápido a la habitación de la señorita Alexa porque había acabado de ver a Lisa entrar en la habitación y la señorita Alexa se encuentra en este momento con la psicóloga y la pueden regañar.

Dejo lo que estoy haciendo para subir rápidamente hacia la habitación de la señorita Lennox, cuando veo que la señorita Alexa está hablando y está sonriéndole a Lisa, así que abro y cierro los ojos varias veces porque creo que la mente me está jugando una mala pasada.

Ella poco a poco al parecer está volviendo hacer la misma gracias a Lisa y eso me devuelve a la vida.

El resto del día hablaron, jugaron y pintaron, bueno, realmente fue Lisa la que hizo todo eso, ya que la señorita Alexa obviamente no puede moverse mucho. Ese día la señorita comió demasiado bien como hacía mucho tiempo que no lo hacía.

Es tanto el bien que Lisa produce en ella que cuando llegó la noche, Lisa le leyó un cuento a la señorita Alexa y ella se durmió profundamente.

Al otro día, me cuenta la señora Sonia muy contenta de que la señorita Alexa había dormido toda la noche, que había desayunado en su habitación con Lisa y de nuevo se había comido todo. Al parecer todo está volviendo a la normalidad de a poco.

Un día estamos en su habitación, Lisa, la señorita James y yo, jugando lotería cuando alguien toca la puerta de la habitación.

- Pase. - Responde la señorita Alexa al toque de la puerta.

- Disculpe señorita Alexa que la interrumpa, pero le llegó esto hace un momento. - Le dice la empleada del servicio que tocó la puerta.

- Qué es Aurorita?. - Pregunta en respuesta.

Inmediatamente entra Andy con un enorme ramo de rosas rojas de tallo largo, creo que son como cincuenta rosas más o menos.

- Qué es eso?. - Pregunta la señorita Lennox bastante sorprendida.

- Amiga es hermoso, será de alguno de los socios con los que trabajamos?, o será qué estás de mata corazones por ahí?. - Le pregunta la señorita James en un tono de picardía.

La verdad es que ese último comentario no me gusta para nada, pero tengo que estar preparado porque Alexa es una mujer increíble y cualquier hombre se puede acercar a ella y lo peor es que tal vez sea un hombre que realmente la merezca.

- No digas tonterías y pásame la tarjeta Kelly. - Le dice la señorita Alexa alzando una ceja.

La señorita James le entrega la tarjeta del ramo y luego la señorita Lennox la abre, la lee e inmediatamente se pone pálida quedando por unos momentos paralizada, pero luego reacciona después de unos breves segundos, rompiendo el papel en dos con mucha dificultad. Todos nos miramos.

- Qué pasa Alexa?. - Le pregunta la señorita James totalmente seria.

Ella la mira y le entrega los dos pedazos de papel, la señorita James la lee y pone una cara de ira que da hasta miedo.

- Pero a este tipo qué le pasa?, acaso no sabe que es la vergüenza?... - Dice mientras termina de romper la tarjeta en muchos más pedazos.

Cuando la señorita James hace ese comentario, inmediatamente sé que las flores las había enviado él.

- Aurorita, hazme el favor de botar esas flores, desaparécelas, no quiero verlas en ninguna parte de esta casa y pásame los analgésicos por favor, ya me comenzó a doler la cabeza. - Dice la señorita Alexa, tratando de darse un masaje en la cien con la mano que no tiene enyesada.

- Lisa, ya es hora de dejar que la señorita Alexa descanse, ven, recojamos el juego y despídete. - Le digo a Lisa mientras la ayudo a recoger.

- Adiós Alexa. - Dice al acercarse a ella para darle un beso en la mejilla.

- Adiós hermosa. - Le responde la señorita Alexa.

Luego salimos todos de su habitación. Lisa baja alegremente las escalas con la señorita James jugando a saltarlas, mientras Andy junto con Aurora bajan el ramo a la cocina.

La señorita James se ofrece a llevar a Lisa a nuestra habitación y pasar un tiempo con ella, por lo que se lo agradecí.

Comienzo a caminar por el jardín, haciendo mi recorrido habitual, vigilando cada centímetro hasta que mis pies me llevan a la parte que da hacía la terraza de su habitación.

Sé que en este momento se encuentra triste, deprimida y yo no puedo hacer nada para aliviar el dolor que siente, solo dejar que el tiempo haga su trabajo.

Sigo haciendo mi recorrido para enfocarme mejor en mi trabajo, haciendo que mire hacia el portón de la entrada para ver a un hombre parado ahí, comienzo a caminar hacia él y observo que es un vagabundo que lleva una carreta con bolsas y costales, al parecer lleva en ella material reciclado.

Una de las chicas del servicio doméstico, le está llevando unas bolsas con el reciclaje de la casa. Corro para ayudar a la chica con las bolsas, se las recibo y luego se las entregó al hombre.

- Espérame un momento, te voy a traer algo de comer. - Le dice la chica antes de volver a la casa a paso rápido.

- Gracias señorita. En esta casa son muy buenos. - Comenta el pobre hombre.

- Si, acá son muy buenos y muy amables, permítame yo le ayudo a subir las bolsas a la carreta. - Le digo para luego comenzar a subirlas.

Estudio al hombre y este tiene el cabello revuelto, la ropa rasgada, los zapatos rotos, está completamente sucio de pies a cabeza, no se le puede ver muy bien el rostro. La vida lamentablemente es muy dura, más para unos que para otros.

La chica regresa con la señora Sonia, ellas traen algo de pan, fruta, waffles y jugo de naranja para que el señor pueda comer, también le regalan un pequeño mercado que yo se lo coloco en su carreta. El pobre hombre se pone tan contento, que me toca el corazón.

El señor se sienta en el suelo y comienza a comer. La señora Sonia le dice que puede entrar y sentarse en uno de los kioscos que hay en el jardín para que pueda comer más cómodo y tranquilo, pero él le responde que no es necesario. También le ofrecen el baño para que se dé una ducha, algo de ropa limpia, pero también se rehúsa.

Al final, le digo a la señora Sonia que puede irse tranquila con la chica porque yo me haré cargo del hombre desde ahora, a lo que ellas aceptan y después de regalarle un par de zapatos y algo de ropa, se van.

Como yo estoy acompañando al señor, los demás agentes no prestan atención al hombre y las cámaras siguen haciendo su recorrido de un lado a otro en un ángulo de 360 y otras en 180 grados. Me siento a su lado en el suelo y empezamos hablar de la vida y cosas sin importancia mientras él come, después de un rato levanta su mirada hacía las cámaras.

- Qué es eso muchacho?. - Me pregunta mirando hacia las cámaras que están a los lados de la reja de la entrada a la mansión.

Su pregunta me pone a la defensiva, pero no lo demuestro y sigo como si nada.

- Eso, son cámaras de seguridad, nos ayuda a proteger la casa. - Le respondo mientras tengo mi mirada en las cámaras.

- Son de 360 o de 180 grados?. - Me pregunta mirándome en voz muy baja.

- 180 grados. - Le contesto mirándolo a la cara.

Luego me hace una señal con su propia oreja para que apague el auricular, lo hago para saber que se propone.

- Escucha muy bien lo que te voy a decir y coloca cara de que seguimos hablando normal. - Me dice mirando hacia el frente como si nada.

Inmediatamente hago lo mismo y me pongo a reír como si estuviéramos hablando de algo gracioso. Luego él comienza a estornudar, yo le presto mi pañuelo y sin quitárselo del rostro, me dice:

- El señor Hunter lo estará esperando en esta dirección a la media noche.

Se quita el pañuelo de la cara e intenta devolvérmelo, pero le digo que es un regalo. Él se levanta como si le estuvieran doliendo las rodillas, me da las gracias por la comida y yo me acerco para ayudarle a ubicarse en la carreta, mientras lo ayudo dándole apoyo con las manos, es ahí cuando me entrega un pequeño trozo de papel disimuladamente, luego le digo adiós al señor como si nos hubiéramos hecho amigos. Me arrodillo para amarrarme el zapato y guardo el papel sin que las cámaras me puedan ver, luego enciendo el auricular, me volteo hacía la cámara haciendo señales de que este está fallando. Recojo los recipientes desechables que había usado el supuesto vagabundo para tirar a la basura, quien ha resultado ser nada más ni nada menos que un enviado de Hunter, quien al parecer ya tiene información que contarme.

Luego sigo como si nada hubiera sucedido el resto de mi turno.

Ceno con Andy y con Lisa, reímos, contamos chistes, nos relajamos un poco después de semanas muy estresantes. Cuando Lisa se duerme y la llevo a la cama, Andy está en la sala jugando con las consolas de video juegos. Salgo de la habitación de Lisa y mientras me quito la camisa, comienzo hablarle a Andy.

- Hunter me ha enviado un mensaje y necesito irme, te quedas con Lisa verdad?. - Le pregunto mientras camino de un lado a otro cogiendo lo que necesito.

- Claro que sí, espero que Hunter tenga alguna información que nos pueda ayudar, pero no quieres que vaya contigo?. - Me pregunta colocándole pausa al juego de carreras.

- No te preocupes, por ahora solo es información, ya entrarás en acción. - Le comento mientras me coloco la chaqueta.

- De verdad crees que hay agentes traidores Damián?. - Me pregunta dejando el control en la mesa y acomodándose en el sofá.

- Si, es muy raro que con toda la gente buena que tenemos, la tecnología y demás, no hallamos avanzado nada. - Le contesto.

- Uff, menos mal que ya revisamos toda tu habitación y la mía, por si nos estaban grabando o escuchando. - Me dice con total tranquilidad después de hacer un silbido.

- Si, pero igual hay que estar revisando periódicamente. Si es cierta mi teoría, en cualquier momentos los pueden colocar, también hay que tener cuidado con los autos y las demás cosas que usamos. Hay que revisar todo Andy.

- Claro hermano, por algo eres el mejor, piensas en todo.

- Bueno me voy, dejaste la moto en donde te dije?.

- Siii hombre. - Me responde totalmente aburrido y bostezando.

- Acuérdate de conseguir otras placas. - Le digo saliendo por el jardín.

Salgo de la mansión muy fácilmente porque me se los puntos ciegos de las cámaras y porque conozco toda la mansión, casa de empleados, jardines y sus alrededores.

Camino como unos diez minutos hasta llegar al lugar donde Andy ha dejado la motocicleta, la empujo sin encenderla unos metros más hasta estar seguro de que no escucharan la motocicleta al encender. Saco de mi bolsillo el papel que me había entregado el enviado de Hunter, lo observo con detenimiento, me aprendo la dirección, las ubicaciones y luego me lo como. No me gusta dejar ningún rastro, ni siquiera se lo mostré a Andy y solo hasta este momento lo abrí para leerlo.

Me monto en la motocicleta y me dirijo hacia donde tengo mi cita con Hunter.