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CAPÍTULO 11: CONFUSIÓN.

Alexa.

No puedo entender nada de lo que está ocurriendo, ni en donde me encuentro. Tampoco puedo hablar, al parecer tengo algo en mi boca, solo escucho las voces de muchas personas a mi alrededor y de algunas cosas sonando. Todo es muy confuso, tengo miedo pero escucho una voz que me resulta familiar y tranquilizadora, así que trato de concentrarme en ella.

De repente, siento algo en mis labios, al parecer alguien esta como soplando en mi boca, ahí es entonces cuando logro abrir mis ojos nuevamente para encontrarme otra vez con los suyos.

Damián cuando me mira a los ojos, de inmediato comienza a hablarme pero no le entiendo muy bien lo que me está diciendo porque estoy algo atontada y sigo sin entender nada, sólo quiero que él se quede cerca de mí, pero cuando alguien se le acerca para sacarlo de donde está, trato de impedirlo. Quiero hablarle y cogerlo para que no se vaya, quiero decirle que tengo miedo pero no puedo hablar ni moverme y al final terminan alejándolo de mí.

Un hombre se me acerca con un tapabocas y una ropa extraña.

- Tranquila señorita Lennox, soy el doctor Moore, yo la he estado atendiendo desde que llegó al hospital. Enfermera, inyéctele un tranquilizante por favor, quítele el tubo de la boca para que respire por ella misma y hable con el terapeuta respiratorio para que le haga nebulizaciones y lo demás que haga falta.

- De inmediato doctor. - Le responde una mujer que se ha acercado al hombre que dice ser doctor.

- Tranquilícese, estamos acá para ayudarla. - Me vuelve a decir el hombre que se había presentado anteriormente.

El doctor comienza a colocarme una luz en los ojos que me molesta y la enfermera me pincha el brazo izquierdo, luego cuelga un líquido en una bolsa, inyecta algo en ella y minutos después me siento más relajada y vuelvo a perder la conciencia.

Creo que pasaron horas porque siento como si hubiera dormido demasiado y por un largo tiempo. Vuelvo a despertar, estoy en una habitación como de paredes blancas pero en una de ellas hay una gran ventana por donde entra la luz solar.

Parpadeo varias veces porque la luz me sigue lastimando un poco, trato de moverme nuevamente pero una vez más, no puedo. Tengo algo en mi pierna y brazo derecho que me incomodan, así que trato de levantar la cabeza para mirar que es pero también tengo algo en mi cuello que no me permite moverla.

Luego trato de alzar mi otra mano pero alguien me la baja con mucho cuidado, como si fuera de porcelana.

- No se mueva señorita Lennox, se puede lastimar, tranquila. - Me dice Damián mientras yo trato de mirarlo de reojo aunque fuera.

Veo con dificultad que estira su mano y presiona un botón que está en la pared, al lado de unos tomas de luz.

- Ya vendrá alguien a ayudarla. - Me dice mientras su mirada se enfoca en mi rostro, dejando que pueda verlo mejor.

Trato de hablarle pero la voz no me sale, solo se escucha como un sonido extraño sale de mi boca.

- No traté de hablar, cálmese. - Me dice al secar las lágrimas que comienzan a correr por mis mejillas.

Su voz me tranquiliza, su contacto al secarme las lágrimas y al tocar mi rostro me reconfortan.

Desvío mi mirada por un momento porque comienzo a enfocarme en el dolor que estoy sintiendo en todo el cuerpo, no me siento nada bien y me desespera el no poder moverme. Luego empiezo a preguntarme por qué estoy aquí, ya que no recuerdo mucho, pero cuando vuelvo a enfocarme en su mirada, sé que en ningún momento lo he dejado de hacer y vuelvo a tranquilizarme.

Sus ojos tienen un brillo extraño, su rostro se ve totalmente relajado, hasta feliz. Sus ojos verdes siempre han tenido un efecto relajante en mí que nunca he podido comprender. Tienen el poder de tranquilizarme, de darme seguridad, de sentirme protegida. Así que me quedo totalmente sumergida en sus hermosos ojos verdes hasta que alguien abre la puerta y me saca como del trance en el que me encuentro.

- Ay mi niña, estás despierta. No sabes el susto que nos has pegado. - Comenta mi nana mientras se acerca a mí con lágrimas en los ojos.

La miro con angustia, no me gusta preocuparla ni verla llorar. Me siento incómoda y cuando me abraza, siento mucho dolor, sobretodo en uno de los costados.

- Señora Sonia, no la abrace tan fuerte, la está lastimando y la está angustiando un poco, tranquilícese por favor. - Le dice Damián al apartarla un poco de mí cuidadosamente. Al parecer, había visto en mis ojos la angustia y el dolor que me está provocando.

- Si hijo, tienes toda la razón. Perdóname mi niña, pero es que estoy tan feliz de verte mejor y despierta, que no me medí. - Comenta mi nana emocionada al colocar una mano sobre una de las mías y la otra en la mano de Damián.

- Buenas tardes, vengo a revisar a mí paciente milagro. - Dice el doctor Moore al entrar en la habitación.

Mi nana y Damián se van hacía el sofá que hay en la habitación para darle espacio al doctor y agradezco mentalmente cuando el doctor levanta la parte de arriba de la cama para darme la oportunidad de ver más de la habitación.

- Doctor, hace un momento la vi como incómoda, con dolor y trato de hablar pero no pudo hacerlo. - Le comenta Damián al otro lado de la habitación.

- Señorita Lennox, tiene que tomar las cosas con calma, su recuperación va hacer un poco larga. Debe comprender que tiene varias lesiones que van a ir sanando poco a poco. - Me dice mirándome y observando a la vez, los equipos que están en la habitación, luego hace un momento de silencio y después continúa.

- Estás adolorida porque tienes muchos hematomas y heridas, y eso que ya muchos han sanado, al igual que las heridas superficiales. Además, tenga en cuenta que tiene un brazo, costilla y pierna fracturados, tiene una inflamación en las vértebras cervicales, por eso está usando collarín. Le dolerá la cabeza y es normal porque usted estuvo inducida a un coma por inflamación cerebral y su cerebro esta resentido porque usted tuvo una fractura en la cabeza. La voz la irá recuperando de a poco porque como estuvo usando un ventilador mecánico de forma algo invasiva para ayudarle a respirar, pues estas algo inflamada y lastimada.

Ahora entiendes por qué te digo mi paciente milagro, porque es un milagro que estés con vida con todas las lesiones que tienes y salir sin secuelas importantes, aaa… y eso que no te he dicho otras cosas que ocurrieron en el camino. Descansa y ten algo de paciencia. - Me dice sonriendo.

- Cómo la encuentra doctor?. - Pregunta Damián.

- Está mejor y fuera de peligro, pero tienen que saber que su recuperación va hacer un poco lenta y necesitará muchas terapias. - Contesta el médico y luego sale.

Vuelvo a despertar y creo que es de noche porque esta oscuro afuera de la ventana, mi nana ya se ha ido junto con mi tío que había llegado después de la visita del doctor.

De nuevo me encuentro tratando de recordar cómo es que estoy acá, pero me vienen recuerdos borrosos y me duele la cabeza cuando entra Damián a la habitación. Al parecer, él se quedaría conmigo y lo agradecí porque él me transmite mucha tranquilidad.

- Como aún no puede hablar y me imagino que tiene muchas preguntas, vamos hacer un ejercicio. Cuando le haga una pregunta, usted me va a responder con los ojos, si la respuesta es afirmativa va a pestañear una vez y si la respuesta es negativa va a pestañear dos veces. - Me dice Damián acercándose con una silla para poder verme los ojos.

- Me comprendió, señorita Alexa?. - Me pregunta al sentarse a mi lado, a lo que le respondo afirmativamente pestañeando una vez.

- Usted se acuerda de lo que le pasó?. - Me pregunta comenzando el interrogatorio.

Le contesto negativamente con mis ojos porque aún estoy demasiado confundida y tengo la cabeza como revuelta. Como si me la hubieran metido en una batidora.

- Usted fue atropellada accidentalmente por un auto cuando estaba cruzando la calle en el malecón de la playa, recuerda eso?. - Me pregunta al final de la narración. Pienso por un momento, pero luego le contesto que no.

- Usted se acuerda del día de su boda?. – Me vuelve a preguntar.

Sí, recuerdo cuando me estaba vistiendo de novia, cuando me estaban maquillando y peinando. Una vez que organizo todo en mi cabeza, le respondo afirmativamente.

- Se acuerda de lo que pasó en la iglesia cuando iba a dar el sí?.

En mi mente llegan imágenes de cuando estaba en el altar muy emocionada, con mi velo de encaje bordado a mano y mi vestido de novia de satín con corte de corazón en la parte de arriba, con una falda sin mucho volumen y un pequeño corte en la pierna derecha que al caminar, dejaba ver un poco de piel descubierta de mi muslo y un cinturón hermoso de cristales swarovski que no era muy ostentoso.

El sacerdote me estaba haciendo la pregunta de si aceptaba a Ryan como mi esposo, así que abrí mi boca para dar el sí, cuando en la pared del altar comenzó a correr un video de mi prometido teniendo relaciones con una mujer que tenía una peluca y una especie de máscara. Ella le preguntaba sobre el compromiso y él le contestaba que me tenía comiendo de su mano y que me tenía bajo control.

Recordé todo de nuevo, así que comencé a llorar y Damián inmediatamente entendió que había recordado, así que me tomó de la mano y con la otra mano comenzó a tocarme la cabeza consolándome en silencio.

La verdad, es que no sé cómo él entiende y sabe lo que yo necesito sin decirle nada, como sabe que decirme en el momento oportuno. Realmente Damián me conoce como nadie más en el mundo, ni siquiera mi nana me conoce también como él.

Después de esa pequeña conversación y de llorar hasta quedarme dormida, los días para mí, pasaban desapercibidos. No quise recibir visitas de nadie, excepto de mi familia y Kelly que se opusieron a que estuviera sola. No me sentía preparada para ver a alguien más después de la humillación y burla que pase el día de la boda.

Ya podía respirar mejor, algunos moretones ya estaban desapareciendo, la herida de la cabeza estaba sanando bien aunque todavía el hematoma de mi ojo derecho y frente, era bastante grande y resaltaba mucho todavía. El collarín seguía usándolo y todavía tenía los yesos, pero a pesar de mí mejoría y que lidiaba mejor con el dolor, me sentía como muerta por dentro, como si me faltara algo, como si la Alexa Lennox que todos conocían se hubiera muerto en ese accidente.

La gente hablaba a mí alrededor y yo no prestaba atención a ninguna conversación, muchas veces guardaba silencio hasta que deje de hablar por completo. No dormía bien tampoco, tenía pesadillas, la comida no me sabía a nada por lo que casi no estaba comiendo.

Un día escuchaba a lo lejos que le decían a mi familia que yo presentaba un cuadro de depresión crónico y que necesitaba tomar tratamiento, porque me había encerrado en mí misma y no sacaba todo el dolor que estaba sintiendo, ya que después de haber recordado el accidente y lo demás, no había vuelto a llorar.

El médico me dio de alta y me enviaron a casa. Cuando llegamos, el pobre de Damián me tuvo que subir cargada a mi habitación por que no podía usar muletas y la silla tampoco por culpa de la escalera.

Creo que al otro día de ya estar en casa, mi nana me dice que si quería salir de la habitación se lo dijera para que me bajaran al primer piso y así poder usar la silla de ruedas eléctrica, pero la verdad, es que no me importo saberlo y hasta que mis huesos no terminaran de sanar, no podía hacer todavía terapia física y el collarín tendría que usarlo por un tiempo más.

El terapeuta respiratorio me visitaba regularmente para hacer ejercicios que me ayudaran a respirar cada día mejor y a fortalecer mis pulmones, pero a veces no los hacía correctamente.

La psicóloga iba a la casa a tener sesiones conmigo para ver si reaccionaba, pero no.

Recibía visitas de Kelly, de mi tío y de mi nana, había empleados de la casa que entraban para subirme los alimentos y para hacer la limpieza.

Los días pasaban y mi mirada seguía perdida en el horizonte, viendo los atardeceres y a los pájaros volar. Me sentía como dormida a pesar de tener los ojos abiertos, me preguntaba por qué estaba así, no me reconocía, no era yo misma.

Seguía teniendo problemas para conciliar el sueño y mantenerlo. Veía televisión por horas y horas pero sin poder prestar atención a nada. No era dueña de mi cuerpo, ni de mi mente al parecer.

Una noche, alguien abre la puerta de mi habitación, se acerca a mi cama y se sube a ella. Después veo en todo mi rango visual, un oso de peluche.

- Hola Alexa, había querido venir a verte pero mi hermano me dijo que estabas muy enferma y triste, que no era conveniente venir a verte. La verdad no le entendí mucho lo de conveniente, pero no me puedo dormir, así que me escape al jardín mientras mi hermano está dormido y vi la luz encendida de la habitación y aquí estoy. - Me dice Lisa después de sentarse a mí lado en la cama y de acariciarme el cabello.

Amo a esta pequeña, ella y Damián se han vuelto parte de mi familia y los quiero mucho a los dos.

Esa noche me contó todo lo que le había pasado en todos estos meses.

- Puedo beber un poco del agua de la jarra?. - Me pregunta observándola, creo que después de hablar tanto se cansó y le dio sed.

Muevo mi cabeza lo que más puedo para decirle que sí, por lo que se acerca a la jarra para servirse un poco.

- Huele raro. - Comenta. Prueba un poco el agua, pone mala cara y la escupe.

- Guácala, está agua sabe amarga, debe tener medicina, después bebo un poco en la cocina.

Cuando va a colocar el vaso al lado de la jarra, se enreda y tumba la jarra al suelo y como mi alcoba tiene alfombra alrededor de la cama, esta no se quebró pero el agua si se derramó por toda la alfombra.

- Perdón, perdón Alexa, no fue mi intención. - Me dice muy apenada.

- No te preocupes, yo no diré nada, es agua y ya se secará, llénala en el baño de nuevo y acá no ha pasado nada. - Logro decir con mucho esfuerzo y con una voz horrible de ronca.

Ella asiente, sale corriendo al baño y unos minutos después sale con la jarra llena de agua.

- Alexa quieres un poco?, esta si sabe rica. - Me dice llenando otro vaso con agua.

Asiento y me ayuda a beberla, en efecto esta agua sabe mucho mejor. Definitivamente no pienso volver a beber de esa agua que sabe tan amarga por la medicina y que me hace sentir tan mal.

Unos días después de que deje de beber el agua que me traían, comienzo a sentirme mejor, ya hablaría después con el médico en la próxima cita para que me cambiara ese medicamento que me cae tan mal.

La verdad no tenía mucho que decirle a los demás y todavía no podía hablar muy bien, así que preferí guardar silencio hasta que no me doliera tanto la garganta.

Un día estoy mirando por la ventana, estoy sentada en una silla bastante cómoda, con mi pierna fracturada y enyesada reposando sobre un asiento con un cojín y mi brazo descansando en un cabestrillo. Estoy en una sesión con la psicóloga, esa mujer no me simpatiza. Habla y habla, yo creo que ni siquiera respira, igual no me interesa su conversación y sólo observo el paisaje.

De pronto la puerta de mi habitación se abre y alguien entra.

- Puedo pasar Alexa?, tengo algo que contarte. - Reconozco su voz inmediatamente, por lo que miro hacia donde ella se encuentra.

- Niña, estas interrumpiendo la sesión de la señora Lennox, salga por favor. - Le dice la psicóloga a Lisa de manera grosera.

- Ella no se va, se queda. Ven princesa. - Digo enojada.

La psicóloga me mira con los ojos bien abiertos de la sorpresa por escucharme hablar.

- mmm veo que trajiste colores y tú libro para pintar. Pinta acá un rato y me cuentas lo que viniste a decirme y me haces un poco de compañía. - Digo mirando a Lisa y luego sigo hablándole.

- Hazme un favor y tráeme agua fresca corazón. - Le pido a Lisa y ella sale corriendo de inmediato al baño con la jarra en la mano.

- Creo que es mejor que se vaya doctora y no voy a necesitar más de sus servicios. - Le digo sin nada de tacto, ya que estoy muy molesta por su actitud y no la voy a permitir.

Ella recoge sus cosas y sale furiosa de mi habitación sin decir nada, luego Lisa sale del baño, me da el agua y empieza a contarme que había ido de excursión al zoológico y todo lo que había visto. Pinta muy emocionada mientras me cuenta todo.

Después de un momento, comienzo a sentir que alguien me observa, así que miro hacia la puerta que está abierta y es Damián quien me mira, bueno nos mira a las dos muy sorprendido.

Ese día comí, como hace mucho tiempo no lo hacía, claro que mi nana me ayudó, porque no tengo mis dos manos libres para comer sola. Vimos películas animadas para niños y yo las disfruté más que Lisa, luego en la noche dormí como hace mucho que no lo hacía. Lisa me contó un cuento para dormir y funcionó.