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Mi matrimonio forzado: la hermosa esposa no tiene memoria

Sun Hee es una joven de 18 años. Tras haber despertado de un largo coma, se enteró de que había perdido la memoria. Ese mismo día, su malvada madre la forzó a casarse con un hombre completamente extraño para ella. Sin poder negarse tuvo que aceptar aquella extraña orden. Su esposo Jin Seong es un hombre frío, rico, arrogante y poderoso, capaz de hacer desaparecer a cualquier persona del país. Ellos dos son completamente diferentes. Sus vidas cambiarán por completo y tendrán que intentar convivir juntos aunque no se conozcan. ¿Qué pasara en su relación, terminaran enamorándose? ______________________________________________ Nota de autor: La cubierta no es mía. Por favor, no resubir esta historia

Laurasiscoyote · Urban
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132 Chs

Capítulo 97: Un beso robado

Se asustó todavía más al ver que su esposo no reaccionaba.

—¡Min Ho, llama al Dr. Kuo, rápido!—exclamó Shaoran.

Mientras que Min Ho marcaba el número del doctor, Sun Hee intentaba hacer reaccionar a su esposo.

Desesperada, intentó levantar la cabeza de su esposo ya que tenerla apoyada en la mesa sería demasiado incómodo.

De repente, noto como alguien bruscamente tiro de su camisa, luego abrió los ojos sorprendida.

Seong-Jin había agarrado su camisa para poder acercarla a él y darle un beso en los labios.

Sun Hee estaba paralizada y Seong-Jin seguía agarrando la camisa de ella con fuerza.

Min Ho estaba boquiabierto, el Dr. Kuo ya había respondido.

—¿Min Ho? Le sucedió algo al joven amo.

—Necesito que vengas inmediatamente, siento que en cualquier momento se me van a caer los ojos.

—...

Seong-Jin siguió besándola durante unos segundos más, luego, decidió soltarla.

Sun Hee estaba sentada en el suelo, antes se había agachado para comprobar que le pasaba a su esposo.

Todo su rostro estaba sonrojado, sus piernas temblaban y le impedían levantarse, las palabras no salían de su boca y los latidos de su corazón aumentaban descontroladamente.

Todavía no podía asimilar lo que acababa de suceder.

¿No estaba hace unos segundos inconsciente?

¿Todo era mentira, fingió un desmayó para poder acercar a su esposa y besarla?

¿Qué estaba pasando?

—Ese es tu castigo por haber cogido mi teléfono, también por intentar avergonzarme—explicó tranquilo.

Sun Hee seguía boquiabierta, ¿cómo sabía el plan, era adivino?

Finalmente logró comprender todo.

—T-tú maldito bastardo como te atreves a...

—Pfff, jaja por favor repitan eso, no he podido grabarlo—dijo Min Ho intentando parar de reírse.

Sun Hee miró furiosa a Min Ho, si él no hubiera propuesto esa maldita idea esto no habría sucedido.

Quería retroceder en el tiempo y cambiar el absurdo plan.

Supuestamente, el que debía sonrojarse era Seong-Jin y no ella.

—La próxima vez intenta hacer algo mejor que eso, el café estaba malo.

Cierto, si vuelves a fallar la próxima vez... No será solo un beso.

Sun Hee frunció el ceño y lo fulminó con la mirada.

¿Desde cuándo ese hombre frío se había vuelto tan atrevido y desvergonzado?

Rápidamente, ella salió corriendo del despacho, sentía que si seguía un segundo más en esa habitación su corazón explotaría.

Nunca antes se había sentido así.

Shaoran también salió del despacho, ya que él también se sentía incómodo.

Ahora solamente estaban Min Ho y Seong-Jin.

—Jaja, ¿como se te ocurrió hacer eso? Claramente ella no te perdonará, ella no es como tú.

—Min Ho... Cállate antes de que vuelva ha echarte, ¿como se te ocurre decirle que me traiga algo?

Min Ho se sorprendió al escuchar que el joven amo sabía que era él quien lo había planeado todo.

Pero claro, no se esperaba menos del joven amo. El segundo hijo de la gran familia Jin.

—Eres tú el que la beso... Yo no tengo la culpa, así que no me mires así y dame las gracias.

—Vete, ahora—dijo serio.

—Vale, vale—Min Ho encogió los hombros y salió de el despacho con una sonrisa radiante.

¡Plan exitoso, maravilloso, increíble, romántico, victorioso!

Seong-Jin puso su mano sobre sus labios, finalmente reaccionó, las comisuras de su boca se elevaron un poco, revelando una pequeña sonrisa.

¿Qué acababa de hacer?

Claramente había sido un impulsó, era culpa de Sun Hee por haberse acercado tanto.

Cualquier persona hubiera reaccionado así, o eso quería creer Seong-Jin.

Rápidamente llamo a varias mucamas para que limpiarán el suelo, la taza se había roto y un charco de café estaba extendido por el suelo.

—Joven amo, ¿se ha cortado?—preguntó una de las mucamas nerviosa.

—No.