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Mi matrimonio forzado: la hermosa esposa no tiene memoria

Sun Hee es una joven de 18 años. Tras haber despertado de un largo coma, se enteró de que había perdido la memoria. Ese mismo día, su malvada madre la forzó a casarse con un hombre completamente extraño para ella. Sin poder negarse tuvo que aceptar aquella extraña orden. Su esposo Jin Seong es un hombre frío, rico, arrogante y poderoso, capaz de hacer desaparecer a cualquier persona del país. Ellos dos son completamente diferentes. Sus vidas cambiarán por completo y tendrán que intentar convivir juntos aunque no se conozcan. ¿Qué pasara en su relación, terminaran enamorándose? ______________________________________________ Nota de autor: La cubierta no es mía. Por favor, no resubir esta historia

Laurasiscoyote · Urban
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132 Chs

Capítulo 8: ¿Y?

Con la cara sonrojada, Sun Hee intentó arreglarse él peinado, solamente lo empeoró.

Su madre Kuyng Shin la miraba con cara de odio, no paraba de repetir en su mente porque tuvo qué criar a esa niña.

Cuándo Sun Hee termino de enredarse todo el cabello miró a su esposo.

—Que joven mas tierna, ¿verdad cariño?—la madre de Seong-Jin dió unos pequeños golpes con cariño en la espalda de su esposo.

Luego se levantó de la silla y se dirigió a Sun Hee. Con sus pequeñas manos arreglo el cabello de Sun Hee delicadamente.

¿Enserio esa bella mujer era la madre de ese hombre frío?

—S-señora, ¿como se llama?

—Oh, me llamó Jin Eun y esté es mi esposo Jin Seok—señalo a su esposo—Pero puedes llamarme mamá.

Mamá... mamá, esas palabras se quedaron grabadas en la cabeza de Sun Hee, ¿realmente tenía una madre? Se giró para mirar a su madre, la cuál la miraba con la misma expresión de antes...

Enseguida varias mucamas vinieron con varios platos de una pinta exquisita.

—Digame joven Seong-Jin, ¿porqué quiso casarse con mi hermosa hija—el tono sarcástico de su voz resaltaba mucho.

—¿Yo? No tengo porque darle explicaciones a usted—comentó relajado mientras bebía una copa de vino.

Si alguien hubiera visto la cara enfurecida de Kuyng Shin...

—P-pero joven si no responde como voy a saber qué podrá cuidar a mi hija, no puedo permitir qué le falte dinero.

—Cuidar a su hija, ¿o cuidarla a usted?

Jin Eun estaba muy pendiente de la conversación, le pareció entretenido.

El ambiente se tensaba más a cada momento, Sun Hee se dedicaba a mirar la expresión de su madre, la cuál no era muy agradable.

—Joven Seong-Jin, parece qué esta muy alterado, realmente no quiero molestarlo pero no puedo permitir qué estés casado con mi hija si no puede mantenerla.

Cuándo Seong-Jin escuchó esas palabras su rostro se oscureció y mantuvo los ojos clavados en la codiciosa madre de Sun Hee.

—Aquí tengo un contrato en él qué usted afirma qué si no es capaz de mantener a mi hija, el matrimonio puede ser anulado inmediatamente.

—¿Y?

Esa simple palabra fue capaz de callar a Kuyng Shin, todos estaban sorprendidos por la respuesta de Seong-Jin.

—¿Creés qué ese simple papel puede cambiar algo?—una sonrisa maliciosa apareció en su rostro.

Cuando Sun Hee, horas atrás se enteró del nombre de su esposo lo busco por todos lados para poder averiguar algo, nada salía sobré él, solo qué él era capaz de hacer desaparecer a cualquiera persona del país.

—¿Enserio quiere arruinar su carrera por un simple papel?—apoyaba su cabeza sobre sus manos mientras esperaba una respuesta de esa codiciosa mujer.

Los ojos de Kuyng Shin se abrieron cómo platós, lentamente se sentó en la silla con los puños apretados.

La señora Jin Eun disfrutó bastante el espectáculo, para relajar un poco el ambiente empezó a preguntarle cosas a Sun hee mientras arreglaba la corbata de su esposo.

—¿En qué secundaria te graduaste, piensas hacer una carrera, qué tipo de comida te gusta?

—Realmente no recuerdo mucho pero me gradué en la mejor secundaria del país S.

No me gusta elegir entre la comida.

—Dime... ¿cómo es mi hijo?

Seong-Jin frunció el ceño esperando una respuesta.

—Mmm, bueno su hijo... Todavía no he tenido oportunidad de conocerlo muy bien, no puedo decirle nada.

Si Sun Hee hubiera dicho lo qué pensaba... un hombre frío, con una mirada capaz de asesinar, pero tampoco pudo negar qué era el hombre más apuesto qué habia visto.

Paso un largo rato, todos terminaron de cenar y los invitados ya tenían qué irse.

—No quiero irme me apetece hablar más con la hermosa esposa de mi hijo, quiero ver cómo serán mis nietos.

Sun hee se atragantó con su propia saliva mientras que Seong-Jin solo estaba cruzado de brazos con su inexpresiva mirada.

—Un gusto conocerla señora Jin Eun.

—Porfavor dime mamá.

—Sí... mamá.

Todos se fueron, Sun Hee volvió ha quedarse sola, fue a su dormitorio ha quitarse su atuendo verde y ponerse su pijama con estampado de corazones.