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Mi matrimonio forzado: la hermosa esposa no tiene memoria

Sun Hee es una joven de 18 años. Tras haber despertado de un largo coma, se enteró de que había perdido la memoria. Ese mismo día, su malvada madre la forzó a casarse con un hombre completamente extraño para ella. Sin poder negarse tuvo que aceptar aquella extraña orden. Su esposo Jin Seong es un hombre frío, rico, arrogante y poderoso, capaz de hacer desaparecer a cualquier persona del país. Ellos dos son completamente diferentes. Sus vidas cambiarán por completo y tendrán que intentar convivir juntos aunque no se conozcan. ¿Qué pasara en su relación, terminaran enamorándose? ______________________________________________ Nota de autor: La cubierta no es mía. Por favor, no resubir esta historia

Laurasiscoyote · Urban
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Capítulo 26: Encuentro inesperado

Poco después se colocó bajo una parada de autobuses, se sentó en el banco de la parada y sacó su teléfono para llamar a Min ho, quería qué alguien fuera a recogerla, cuándo quiso encender el teléfono se dió cuenta de qué no le quedaba batería.

Estaba completamente mojada, tenía frío y por si fuera poco no había ningún taxi cerca, ningún autobús pasaba cerca de la mansión y ni siquiera sabría a cuál debía subir.

Sun hee miraba hacía las nubes esperando a qué parase la lluvia, abrazaba sus piernas y apoyaba la cabeza sobre ellas.

Quería llorar, "¿porqué todo me tiene qué salir mal".

Su pelo mojado se pegaba en su hermoso rostro, sus labios temblaban del frío y sus ojos dejaron de brillar.

Una voz hizo qué se girara asustada, a lo lejos vio a una mujer qué parecía su madre, los ojos de Sun hee se abrieron al verla con un hombre agarrada de la mano y bajó el mismo paraguas.

Cualquiera qué los hubiera visto pensaría qué eran una pareja de recién casados felices, bueno casi todos.

"Seguro qué a seducido a otro hombre rico" susurraba Sun hee mientras dejaba de abrazar sus delgadas piernas.

Sin poder resistir la tentación se levantó y comenzó a seguirles, volvió a aquélla fría lluvia...

Los siguió cautelosamente ya qué no quería qué su madre la viera, lo qué menos necesitaba en esos momentos era problemas.

Poco después llegaron a una calle qué giraba a la izquierda, Sun hee se quedó en la esquina de la pared y asomó un poco la cabeza para escuchar la conversación.

—Cariño tranquilízate todo saldrá bien— Decía Kuyng Shin mientras ponía sus brazos alrededor del cuello de aquél hombre.

—Más te vale— Su tono de voz era furioso.

"¿De qué estarán hablando?"

Cada momento qué pasaba aumentaba la intriga de Sun hee.

—Sigo teniendo la firma, no te preocupes ¿vale?

—Perfecto—El hombre hizo una risa malévola.

"Esos dos son la pareja perfecta"

Sun hee no podía evitar pensar en la firma qué estaba guardada en la caja fuerte, antes no le daba importancia pero ahora qué escuchaba hablar a su madre de eso sabía qué algo tramaba y no era nada bueno.

El hombre agarro la mano de Kuyng Shin y siguieron caminando.

Sun hee prefirió dejar de seguirlos, quizás podrían darse cuenta de qué estaba allí.

Decidió ir a alguna tienda y pedirle qué le dejaran llamar al número de Hye para qué la recogiera, era él único número qué se sabía de memoria.

Empezó a caminar con grandes pasos bajo la lluvia, parecía qué ya se estaba terminando.

Sun hee iva tan distraída qué no se dió cuenta de qué dos hombres altos la seguían, uno de ellos hizo un ruido qué llamo su atención, sin darse la vuelta miró disimuladamente. No eran jóvenes rondarían ya los 50, sin mirar atrás siguió caminando esta vez acelerando un poco el paso, al ver qué no dejaban de seguirla se paró y cerro los puños.

Los dos hombres empezaron a reírse muy fuerte, uno de ellos se colocó detrás de ella y comenzó a decirle todo tipo de frases, desde piropos hasta insultos.

Sun hee no pudo evitar elevar un poco las comisuras de sus labios, luego frunció el ceño y espero alguna reacción de los tipos.

—¡Tú pequeña mocosa!

El hombre de delante suyo estiró el brazo para poder agarrarla del cabello, pero no se imaginó qué en menos de un segundo caería al suelo y comenzaría a retorcerse del dolor.

Sun hee había agarrado su brazo con fuerza, luego le dió un fuerte golpe en la cara haciendo qué cayera al suelo.

El otro hombre estaba sorprendido, intentó retroceder pero ya era demasiado tarde, ella ya lo había agarrado de la camisa después pateó con fuerza la zona íntima del hombre.

Sun hee miraba a los dos hombres del suelo, se echaba su cabello para atrás y volvió a elevar las comisuras de sus labios claros.

Empezó a gritarle a los hombres un montón de insultos, estaba liberando toda la furia qué llevaba dentro. Dejo a esos malditos tirados allí y volvió a caminar hacia la tienda.

"10 años de karate no fueron en vano"