webnovel

Mi matrimonio forzado: la hermosa esposa no tiene memoria

Sun Hee es una joven de 18 años. Tras haber despertado de un largo coma, se enteró de que había perdido la memoria. Ese mismo día, su malvada madre la forzó a casarse con un hombre completamente extraño para ella. Sin poder negarse tuvo que aceptar aquella extraña orden. Su esposo Jin Seong es un hombre frío, rico, arrogante y poderoso, capaz de hacer desaparecer a cualquier persona del país. Ellos dos son completamente diferentes. Sus vidas cambiarán por completo y tendrán que intentar convivir juntos aunque no se conozcan. ¿Qué pasara en su relación, terminaran enamorándose? ______________________________________________ Nota de autor: La cubierta no es mía. Por favor, no resubir esta historia

Laurasiscoyote · Urban
Not enough ratings
132 Chs

Capítulo 122: ¿Me echabas de menos?

—No me voy a ir hasta que no dejes de trabajar, ¿cómo es posible que lleves toda la noche ahí?—dijo finalmente ella mientras se acercaba a la mesa nuevamente para poder dejar aquél contrato, ya que veía que su esposo no parecía tener la intención de levantarse.

Sin duda, él por ahora no se levantaría, pero Sun Hee tampoco tenía planeado irse con las manos vacías.

—Mirate, casi no puedes abrir los ojos, ayer pensé que estabas enfadado ya que no viniste al cuarto...

Enseguida Seong-Jin levantó un poco su cabeza para poder observar disimuladamente a la mujer frente a él que parecía haber venido para reclamar algo, ella tenía sus manos apoyadas sobre la mesa y estaba un poco inclinada, haciendo que algunos de sus mechones de cabello cubrieran su rostro.

—¿Qué pasa? ¿Acaso estabas triste porque no dormí contigo, me echabas de menos?—preguntó él con tono burlón mientras observaba el rostro de ella, que por ahora parecía normal.

Sin embargo, la expresión de Sun Hee era la misma de antes, tranquila y seria, solo que ahora parecía incluso más seria.

—Si tienes tiempo para bromear también tienes tiempo para dormir. Hazme caso aunque solo sea esta vez, por favor.

Sun Hee en verdad no quería que él siguiera con aquéllos comentarios capaces de hacer que se alterará, pero milagrosamente esta vez logró disimular su sonrojo ya que de cierta forma ella... ¿estaba preocupada por él?

Claramente para ella aquello era normal, vivía con él las 24 horas del día, otbiamente se tenía que preocupar por él, era la explicación más lógica.

—Realmente estoy ocupado, la próxima vez dormiré contigo, en cualquier momento... ¿Vale?—respondió él sabiendo que no era eso a lo que se refería su esposa.

Finalmente Sun Hee reaccionó ante uno de sus comentarios, pero no de la forma en la que él se esperaba, pudo observar perfectamente como ella se atragantó sin nada y comenzaba a toser.

Incluso llegó a imaginarse un golpe, en verdad quería un golpe para que le ayudase a despertarse un poco... pero no se esperaba que ella se ahogara tan torpemente.

—Tú... de verdad que eres insoportable... ¿no puedes levantarte pero si puedes molestarme?

Seong-Jin arqueó una ceja y la observó como si realmente no la entendiera.

—¿Cuál es el problema? No pienso que sea incómodo hablar sobre eso, dormimos juntos y no es algo raro... ¿porqué no podemos hablar de eso?

—Esta bien, esta bien, hablame de todo lo que quieras más tarde... por ahora, solamente levántate y vete a descansar, si realmente ese trabajo es importante llamá a la familia Wang y explícale la situación, no es tan complicado—dijo Sun Hee mientras apartaba su cabello porque comenzaba a incomodarla bastante.

Seong-Jin no tuvo otra opción, logró darse cuenta de que no lograría hacer que su esposa se marchara sola de aquél despacho, sus ojos seguían brillando y estaban llenos de motivación.

Aunque intentara vaciar esa barra de energía que estaba al cien porciento, solo lograría que el mismo se agotara más de lo que ya estaba.

Finalmente, apoyó con fuerza las manos sobre la mesa para poder levantarse, provocando un fuerte ruido que significaba la victoria para Sun Hee.

Observó detalladamente como ella se giraba vigorosamente y caminaba sin decir nada hacia la puerta, como si realmente si hubiera ganado una guerra.

Sin embargo, Seong-Jin tampoco quería irse con las manos vacías, él también quería un premio de consolación por aquella humillante derrota.

Enseguida inspeccionó la habitación en busca de algo y luego rápidamente miró la bandeja que estaba solamente a unos pocos centímetros de distancia.