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Mi matrimonio forzado: la hermosa esposa no tiene memoria

Sun Hee es una joven de 18 años. Tras haber despertado de un largo coma, se enteró de que había perdido la memoria. Ese mismo día, su malvada madre la forzó a casarse con un hombre completamente extraño para ella. Sin poder negarse tuvo que aceptar aquella extraña orden. Su esposo Jin Seong es un hombre frío, rico, arrogante y poderoso, capaz de hacer desaparecer a cualquier persona del país. Ellos dos son completamente diferentes. Sus vidas cambiarán por completo y tendrán que intentar convivir juntos aunque no se conozcan. ¿Qué pasara en su relación, terminaran enamorándose? ______________________________________________ Nota de autor: La cubierta no es mía. Por favor, no resubir esta historia

Laurasiscoyote · Urban
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Capítulo 111: ¿Qué debían hacer ahora?

El ambiente había vuelto a cambiar completamente, el trabajo que le había costado para relajar un poco la tensión se volvió inútil.

Ella solamente quiso hacerle un pequeño cumplido a su esposo, pero por alguna razón eso le molestó bastante.

Le costaba mirar directamente a sus ojos ya que él estaba frente a ella.

Seong-Jin seguía quieto y con el ceño fruncido, esperaba la respuesta de su esposa.

Sun Hee se mordió el labio con fuerza, ¿qué se suponía que debía decirle ahora? ¿Debía halagarlo otra vez?

—Bueno... yo... creó que me gusta...

Finalmente, no pudo acabar su oración, no podía decirle directamente algo que sabía que la avergonzaría e hiciera que se sonrojara.

Seong-Jin suspiró, luego sin darle más importancia al asunto se levantó para poder irse del dormitorio.

Sun Hee observó su espalda mientras se marchaba, cuando vio que finalmente él estaba abriendo la puerta dijo algo sin pensarlo dos veces.

—Espera, ¿ahora que has hecho que dejase mi trabajo te vas?

No te comportes así y quédate un rato más—dijo mientras cruzaba sus brazos.

En verdad, lo que había dicho era cierto, desde el principio ella tenía planeado hablar con su esposo y marcharse durante tres días, como le había indicado Min Ho. Pero inesperadamente, no todo salió como ella lo tenía planeado.

Sun Hee en realidad pensó que solo tardaría cinco minutos y que tendría tiempo de llamar a Wu Xiang para aclarar un poco mejor lo del programa en el que iba a participar. Ahora, debido a su tardanza Wu Xiang ya habría terminado sus horarios de trabajo y seguramente estaría en su casa.

Su única opción ahora era quedarse en la villa, asi que lo mejor para ella era tener una buena relación con su esposo y evitar que se enfadara.

Sun Hee enseguida salió de sus pensamientos, casi al instante miró a su esposo, el cual todavía estaba al lado de la puerta y con una mano apoyada en el manillar.

Sorprendentemente, todavía no se había marchado, era extraño ya que Sun Hee después de decirle que se quedase estuvo durante un minuto en silencio y perdida en sus pensamientos.

Finalmente, fue capaz otra vez de abrir su boca para decirle algo.

—¿Porqué sigues ahí? Ven.

Sun Hee volvió a sonreír tiernamente, espero impaciente a que su esposo se acercará.

Seong-Jin logró soltar el manillar de la puerta, pero seguía quieto como una estatua.

Todavía era incapaz de moverse por alguna razón que no entendía, lo único que podía hacer en ese momento era observar la tierna sonrisa de su esposa.

Había algo que él no entendía, ¿porqué Sun Hee de repente actuaba así? Le sorprendió darse cuenta de que ella siempre evitaba el contacto físico con él pero ahora era ella la que le acababa de ofrecer sentarse junto a ella otra vez.

Afortunadamente, Seong-Jin pudo caminar nuevamente, antes sentía que tenía los pies pegados al suelo y que era incapaz de moverse.

Con pasos lentos pero a la vez apresurados se acercó a ella, sin pensarlo dos veces se sentó en la cama quedando a unos pocos centímetros de ella nuevamente.

Raramente, Seong-Jin no sabía que hacer en algunas situaciones, esta era una de ellas.

Observó a su esposa al lado de él que ni siquiera parecía reaccionar, estaba tranquila y su sonrisa aún no había desaparecido, parecía que no le molestaba estar al lado de su esposo.

El ambiente comenzó a relajarse y volvió a ser como antes, solamente había un problema.

¿Qué se suponía que debían hacer ahora?

No podían ver la televisión ya que otra vez Sun Hee había pedido el mando.