CAPITULO 4

Diana y yo terminamos de recorrer el pueblo.

—Es... Lindo... Tienen granjas, jardines, tiendas... Aunque la escritura de este mundo es rara.

—Pero podemos hablar su idioma... Creo que es gracias a la magia de Melfi.

—Sí... Supongo... Aún no puedo creer que no podamos regresar... Pero viendo el lado positivo, tener magia puede ser genial... Aparte de que aquí hay chicas muy lindas. - Digo con una pequeña risa.

—¡¡Pervertido!!

Me da un golpe en la cabeza.

—¡¡No me golpees!!

—¡¡Te lo mereces!!

—¡¡Loca!!

—¡¡¿A quién llamas loca, idiota?!!

Se prepara para golpearme.

Me pongo en guardia con la espada.

—¡¡Atrás, no me obligues a usarla!!

Me da una patada en la entre pierna y me pongo de rodillas.

—¡¡No tienes las agallas para lastimarme, idiota!!

—Carajo.

Un perro pastor alemán se acerca a mí.

—Vaya, un perrito. Que lindo.

—¡¡¿Por qué dejas que te golpee?!! ¡¡Defiéndete, cobarde!!- Grita con una voz de chica.

—¡¡¿Habló?!!

—¡¡Lo hizo!!

Me levanto y me alejo de él, cubriéndome detrás de Diana.

—¡¡En este mundo los animales hablan!!

—¡¡Que miedo!!

La perra se acerca a nosotros.

—¡¡¿Puedes entender lo que digo?!! ¡¡Increíble!!

—¿Nadie más te entiende?

—No.

Una Elfa pasa caminando a lado de nosotros.

—Disculpa, ¿Los perros hablan en este mundo?

—No, ¿Por qué?

Me acerco a la perra emocionado.

—¡¡Increíble, podemos hablar con los animales!!

Diana se acerca a la perra también.

—¡¡Genial!!

—¿Son los nuevos Melfis? Escuché de ustedes.

—Vaya... Llevamos en este lugar media hora y ya somos famosos.

—Escuchen, los demonios son muy poderosos... Si no quieren morir, deben entrenar bastante.

—¡¡Lo haremos!!

—¡¡No te preocupes!!... Aunque extrañaré mi hogar.

—Diana... Intenta olvidar... Es lo que estoy tratando de hacer yo... Ya no podemos regresar... Vive el presente y olvida el pasado.

—E-está bien.

—¡¡Debo irme, adiós!!

La perra se va corriendo.

—Bueno... Eso fue raro y genial.

—Será bastante interesante estar en este lugar.

-Unas horas después-

Estamos en una especie de campo de entrenamiento a lado del pueblo.

Kia y Kiasan están con nosotros.

—Deben fortalecer sus músculos para que los ataques sean más poderosos.

—Hagan mil abdominales.

—¡¡¿Mil?!! - Gritamos los dos.

—Sí... No se preocupen. La magia de Melfi acelera la recuperación de su cuerpo, así que sus músculos se recuperarán rápidamente cuando se dañen por el ejercicio, fortaleciéndose rápidamente.

—Lo que significa que ustedes pueden volverse muy fuertes en poco tiempo.

—¿Podemos recuperarnos rápido?

—¿Nuestras heridas sanan rápidamente?

—Exacto.

—¡¡Genial!!

—Empiecen.

Diana y yo empezamos a hacer abdominales.

—Cuando me desperté esta mañana, nunca me imaginé que terminaría haciendo abdominales en otro mundo.

—Es algo que nunca imaginaríamos... Que flojera.

-Siete horas después-

Es de noche y estamos caminando juntos lentamente.

—Mil abdominales.

—Mil sentadillas.

—Mil lagartijas.

—Y correr alrededor del pueblo... Pero seguimos de pie después de todo eso, Ángel.

—Nuestra resistencia aumentó gracias a nuestra magia.

—Eso es bueno... Me pregunto si nuestros padres estarán buscándonos.

—No pienses en eso, Diana... No lo pienses... Trata de olvidar... Ya no podemos regresar.

—Lo sé... Lo sé...

-Un año después-

Diana y yo estamos esquivando los ataques con espada de Kia y de Kiasan fácilmente.

Me alejo y toco el suelo con mi mano derecha. Hielo sale del suelo, congelando los pies de Kiasan.

Diana toma a Kia del brazo y fuego empieza a rodear el brazo de Kia.

—No me quema... Excelente, controlas el calor de tu fuego a la perfección, Diana.

—Gracias.

El fuego desaparece y Diana suelta a Kia.

El hielo que rodea los pies de Kiasan se vuelve agua.

—Controlas bastante bien tu hielo, Ángel... Realmente se volvieron unos guerreros admirables.

—Gracias.

—Es momento de que se vayan.

-Varios minutos después-

Estamos reunidos en las afueras del pueblo y todas las Elfas están con nosotros.

—¡¡Buen viaje!!

—¡¡Buena suerte!!

Kia se acerca a nosotros.

—Escuchen, es importante tener compañeros. Consigan compañeros aventureros poderosos. Si tienen varios compañeros, más fácil será derrotar a los demonios.

—Entendido.

—Está bien.

Toma mi mano y me entrega un pequeño diamante.

—Vende este diamante para que consigan dinero.

—Está bien.

Un portal se abre detrás de nosotros.

—Buena suerte.

—Regresen con vida.

—Lo intentaremos... Adiós.

Entramos al portal y se cierra. El portal nos dejó algo lejos del volcán.

—Lo difícil comienza ahora.

—Fue un año bastante duro, pero valió la pena todo ese entrenamiento... ¿Lista?

—Lo estoy.

—Vámonos.