webnovel

CAPITULO TRIGÉSIMO: LA BATALLA FINAL

1

Explorer todavía sobrevolaba los cielos pero, por suerte, sus flechas incendiarias se habían acabado y, al parecer, no tenía más balas. Sin embargo si tenía un satélite en miniatura en la parte superior de sus alas y con ella empezó a llamar a los meteoritos.

- ¡ASESINASTE A MI BEBE LINNET!- rugía Explorer por medio de su voz metálica- ¡A MI PEQUEÑO PINOCHO! ¡AHORA ELIMINARE A TODOS LOS MIEMBROS DE LA RAZA HUMANA DE ESTE UNIVERSO Y TAMBIEN DE TODOS LOS DEMAS! ¡PAGARAN POR LO QUE HICIERON!

- ¡Eres una cobarde hipócrita Explorer!- exclamó con severidad Linnet- dices que maté a tu hijo pero ¿Cuántos hijos, padres y madres asesinaste durante tus "limpiezas"? ¡maldita maquina homicida!

- INTENTA CONVENCERME TODO LO QUE QUIERAS LINNET; PERO ESTA NOCHE TODO TERMINARA ¡MIRA ARRIBA! AQUÍ VIENEN LOS METEORITOS

Miramos arriba y era verdad lo que aquel mosquito metálico nos decía, eran cientos de ellos. Sería una bella lluvia de estrellas si no fuese por el pequeño inconveniente de que caerían en el planeta.

- ¿No puedes dispararle con tu arma a Explorer, Linnet?- le pregunté tratando de no perder el poco temple que me quedaba

- Ese tiro fue el ultimo que tenia John- me respondió ella con un suspiro de pesar

- ¿Tu mano en llamas?- continué preguntando contemplando todas las opciones viables en ese momento.

- No creo que pueda darle con mi llamarada a tiempo- se lamentó ella al ver que su propia llama brillaba de forma tenue en aquel frio ártico

- ¿Entonces qué es lo que harás?- le pregunté asustado y desesperado. Linnet vio a las estrellas que provenían del cielo, luego observó el suelo helado que estaba bajo nuestros pies, pude ver en sus ojos un brillo de pesar muy grande seguido de un brillo de esperanza.

Tras pensarlo durante unos largos, e incluso fundamentales, minutos. Me miró con un gran cariño y me contestó

- Siempre en mi corazón significa que siempre serás importante para mí y que sin importar donde te encuentres, yo estaré allí para ti y tú para mí. Te quiero mucho Johny- su sonrisa se acentuó junto con la melancolía de su mirada

- ¿Qué piensas hacer?- pregunté sorprendido debido a semejante respuesta

2

No tuve una respuesta, solo un beso. Uno distinto al que recibí anteriormente, uno lleno de pasión, lleno de tristeza y de mucho cariño. Un beso de despedida.

Continuaba besándome cuando desapareció y reapareció donde estaba Explorer

- ¿QUE PIENSAS HACER LINNET?- le preguntó aquella maquina furiosa como también sorprendida

- ¡Pienso salvar este mundo aunque me cueste la vida!- exclamó Linnet con decisión sosteniéndose de la puerta de entrada de la maquina

- ¡TÚ YA ESTAS MUERTA!- le recordó Explorer dando vueltas en círculos intentando quitársela de encima

- Pero no soy indestructible- le respondió Linnet rompiendo el vidrio de la entrada de aquel mosquito - y creo que tu tampoco

Todo lo que sucedía me era confuso; pero podía verlo con claridad incluso cuando la oí hablarme de forma mental.

3

"John ¿puedes escucharme?" me preguntó Linnet quitando la coraza de vidrio de aquel mosquito y tirándola al hielo rompiéndolo en pedazos.

"si" le respondí de forma mental intentando quedarme quieto en donde estaba; pero me era imposible, solo pude retroceder unos centímetros de donde se daba el combate.

"la única forma de salvar este mundo es destruyendo a Explorer" me explicó Linnet sosteniéndose con fuerzas de los movimientos bruscos de aquel Mosquito que hacia volteretas en el aire para poder quitársela de encima.

"¿cómo piensas hacerlo?" le pregunté alejándome un poco más de la zona de combate. Podía ver que Explorer continuaba con su movimientos evasivos; pero ella continuaba sujeta adentrándose al interior de aquella maquina.

"cayendo con ella. Su panel de control está destruido por completo, no ofrecerá mucha resistencia. Quizás, la única forma de destruirlo, sea tomar su mando y estrellarla manualmente" me contestó Linnet sentándose en el interior de esa cosa tomando su palanca de mando

"¡perfecto, hazlo!" exclamé de forma mental sintiéndome feliz de que había aun esperanza para la humanidad, los meteoritos estaban a una distancia muy cercana y el tiempo corría.

"hay un problema" suspiró Linnet con pesar golpeando lo que ella llamaba tablero de mando con su mano desnuda. Los Meteoritos estaban cada vez más cerca

"¿Cuál?" pregunté asustado debido al tono que Linnet estaba empleando, en cualquier momento aquellas rocas ingresarían a la órbita terrestre y sería imposible detenerlos con o sin antena

"tengo que estar con el mando hasta el final. Podre estar muerta John; pero mi cuerpo tiene un límite en cuanto a la destrucción se refiere. Si me destruyo por completo… muero de nuevo" me contestó Linnet logrando estabilizar aquel mosquito quien emitía gruñidos electrónicos de forcejeo

"¡¿Qué?!" pensé con horror ante tal confesión. Los meteoritos estaban más cerca todavía.

"te quería decir algo antes de morir definitivamente. Quería decirte que, desde el tiempo que nos conocemos, nunca me he sentido tan viva y tan feliz. Por eso solo puedo agregar: muchas gracias, por ser el maravilloso Varoncito Valiente que eres… ojala te hubiese conocido antes. Te quiero mucho Johny" se confesó Linnet mirando las estrellas por lo que parecía una última vez "son hermosas John, como lo eres tú"

- Linnet- susurré horrorizado viendo el desenlace final delante de mío sin que pudiera hacer nada para ayudarla o evitar su sacrificio.

Dentro del Mosquito Linnet sujetó con fuerzas el mando. Los meteoritos se acercaban demasiado a la órbita de la tierra, estaban a nada de entrar a ella. Mi corazón dio un fuerte palpitar y, por un momento, estuve a su lado en el interior de aquel enorme mosquito, estuve en su interior mientras que ella estaba en el mío. Ambos estábamos juntos dentro de la maquina

- ¡BASTA LINNET TÚ TAMBIEN MORIRAS DEFINITIVAMENTE!- gritaba Explorer con desesperación al ver como el blanco suelo helado se acercaba a ella

- Lo dices como si fuese algo malo- sonrió Linnet cerrando los ojos y afrontando lo inevitable.

El aparato se acercó al suelo de una forma tan rápida que vi el fuego que surgía de su interior al chocar con el suelo. El Mosquito emitió un grito eléctrico y explotó en frente de mí. Los meteoritos cambiaron radicalmente su curso a unos centímetros de la órbita terrestre, continuaron camino hacia el planeta Mercurio. La tierra estaba a salvo.

4

Caí de rodillas sintiendo el frio suelo en el que estaba parado. La lluvia de estrellas se veía con mucha claridad desde ese enorme horizonte. El fuego hizo que la maquina se hundiese en el hielo, Explorer fue enterrado junto a su hijo. Rompí en un llanto tan fuerte que parecía un niño pequeño. El frío, del cual no me había percatado anteriormente, comenzaba a invadirme. No intenté siquiera cubrirme con los brazos, era tan inútil como un pedazo de porcelana. Solo faltaba que me asustasen los ratones para ser como había descrito anteriormente a las mujeres. Me acerqué a donde se encontraba el enorme agujero, que era la tumba de Explorer, con intenciones de ver si Linnet podía encontrarse allí; pero no había nada. Al final aquella hermosa fantasma había encontrado la paz eterna.

- Adiós amiga- me despedí con pesar y comencé a retírame del lugar. Debí alejarme unos centímetros cuando lo escuché, era un latido pero no era mío. Me di vuelta y vi que salía del hielo. Se encontraba con la ropa hecha harapos; pero aun estaba viva.

5

- ¿Linnet?- pregunté esperanzado, al punto de que las lagrimas corrían por mis mejillas ante su presencia

- ¿Me puedes dar una mano John? Creo que tengo un pedazo de hélice en donde no brilla el sol- me dijo intentando levantarse

- ¡Linnet!- grité con todas mis fuerzas corriendo a donde ella se encontraba. Al llegar la abracé con todas las fuerzas que me restaban

- ¡Argg!- gimió dolorida al recibir dicho abrazo- ¡no tan fuerte John que me duele todo! podre estar muerta pero igual me duele

- ¡Eres una tonta!- gimoteé dejando de abrazarla, dándole pequeños golpes inofensivos con mis puños cerrados en lo que quedaba de su camisa, del mismo modo que las mujeres suelen golpear a los hombres cuando están asustadas y felices a la vez de que ellos estén bien - ¡Casi me muero del susto! ¡Creí que te perdería!

- Nunca lo harás- me tranquilizó, acariciando mi cabello. Dando fuertes sollozos, coloqué mi cabeza en su regazo rompiendo a llorar.