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La Novia no Deseada del Alfa

Jazmín es la primera hija del gran Alfa Bale. Debido a su condición de hija bastarda, vive una vida maltratando, fregando suelos y atendiendo a las necesidades de su padre, madrastra, hermanastros y toda la manada. Pero su vida da un giro drástico cuando la cambian por la hija legítima de su padre para casarla con el guapo y despiadado Alfa Xaden. Xaden está determinado a castigar a Jazmín por los pecados de su padre que había masacrado a toda su familia, aunque ella no se parece en nada a su padre. El odio lentamente se convierte en deseo, pasión feroz y finalmente en amor. Pero, ¿qué ocurre cuando Xaden descubre que Jazmín fue plantada como espía para provocar su caída y que de hecho no era la princesa original que le habían prometido? —Que esto sea una lección para todos. Real o no, Alfa o Omega —declara—. Se alejarán de lo que es mío. En mi propio territorio. En mi manada. Con eso, lanza el brazo ensangrentado a un lado y se lleva a Jazmín lejos de su mirada impactada.

Stephanie_king1 · History
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PROSTITUTA SUCIA

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Mordisqueaba las puntas de mis dedos por la ansiedad, tratando de recordar si él había visto realmente mi espalda.

Era algo que hacía cuando estaba ansiosa y asustada.

La cachetada llegó inesperadamente.

Primero mi mano fue golpeada y apartada y luego una bofetada cayó sobre mi cara.

Debido a lo débil que estaba por mi agresión, caí al suelo.

—¡Idiota! —gritó Luna María—. ¡Mi hija no se come las puntas de los dedos como una cabra! Si quieres actuar como ella, ¡mejor hazlo con inteligencia!

Sentía la sangre entre mis piernas empezar a gotear por mi pierna y mi cara parecía mareada.

—¡Levántate! —me ordenó.

Mientras luchaba por hacerlo, caí al suelo nuevamente.

Todo parecía borroso.

—¡Qué pata torpe es esta! —exclamó Luna María con desdén—. ¡Mira! No puede ni sostenerse en sus dos piernas. Dará la excusa de que fue porque la violaron. ¡Como si ella fuera la primera persona en ser violada!

Levanté la vista y vi la ira en los ojos de Alfa Bale.

No, no podía permitir que él estuviera enfadado conmigo.

Le causaría vergüenza y decepción. Quería demostrar que no era inútil y que era más que una esclava. Yo era su hija.

Quería hacerlo sentir orgulloso de mí.

Así que apoyé mi mano en la pared y con todas mis fuerzas aunque mi cabeza daba vueltas y mi corazón latía aceleradamente, me puse de pie.

Luego miré mis manos con vergüenza. —No, él no vio las marcas en mi espalda.

Hubo silencio.

—Mejor que no las haya visto —me advirtió mi padre—. Si las hubiera visto, toda la culpa habría sido tuya. Es tu culpa que seas una loba latente. ¡No puedes sanarte! Si pudieras sanar, nada de esto estaría pasando.

Tragué las lágrimas que se acumulaban en mis ojos.

—¡Asegúrate de que no vea esas marcas en tu espalda! —me advirtió—. Urma dijo que tienen una semana para desaparecer. ¡Así que más te vale que hagas algo inteligente al respecto!

Asentí de manera precipitada.

Entonces alguien entró y mi padre se giró para ver a la persona.

Vi a Luna María mirando por la ventana.

Sabía que estaba de luto por la pérdida de su hijo.

Me acerqué a ella y toqué su hombro.

—Su majestad. Lo siento mucho por su pérdida —dije—. No puedo comprender el dolor que siente. Abel no merecía eso.

Ella se quedó helada y luego se giró para enfrentarme.

Su rostro estaba lleno de total sorpresa, y luego se torció en ira.

Alejó mi mano de su hombro.

—¡No me toques, prostituta! —gritó.

Me sorprendí.

Solo quería decirle cuánto lo sentía, ¿por qué estaba tan enfadada?

—¿Qué sucede? —escuché preguntar a mi padre desde atrás.

—Esta bastarda tuya acaba de decirme la razón por la cual Xaden estaba furioso cuando salió de la habitación —dijo—. Ella no es virgen.

Jadeé.

—Ella ha estado acostándose con hombres de la manada. ¡Algo que mi propia hija, de quien ella es impostora, nunca haría! —gritó.

—Eso no es verdad —conseguí decir.

Pero entonces llegó otra bofetada contra mi cara.

Fue mi padre quien me golpeó, nunca me había pegado una sola vez en mi vida.

Pero Luna María acababa de mentir y él le había creído ciegamente.

¿Ella había mentido porque le dije que lo sentía por la pérdida de su hijo?

¿Era culpa? ¿Que siempre había sido tan mala conmigo y ahora yo estaba siendo amable con ella?

Sentí que la cabeza me daba vueltas. —¡Ni siquiera puedes cerrar las piernas! ¡Y aquí estás llorando que él te violó! —eso fue lo que dijo mi padre.

Comencé a sollozar.

Entonces una sombra apareció en la entrada.

—¿Qué está pasando aquí? —era Xaden.