webnovel

La Leyenda del Scire

Vlas Windsor vive en tranquilidad en su reino natal, Remia... Con una alta posición en la sociedad, fama, dinero, influencia y reconocimiento, se considera feliz, mayormente recordando que siempre se encuentra acompañado de sus mejores amigas: Zenda y Kora Allen. Quizás su vida parecía demasiado perfecta para ser real, pero en realidad había únicamente una cosa que lo atormentaba desde aquella fría noche que tuvo lugar diez años atrás... Esas pérdidas que lo marcaron para siempre. Rhys Windsor reside en Fons, acompañado de su hermosa esposa, Lara Harch, y de la hija adoptiva de ambos, la joven Leah Foster, además de otras personas que conoció en su recorrido por el mundo en el transcurso de unos largos diez años; a quienes terminó por tomarle mucho cariño. Con la idea de protegerlos y darles felicidad tiene sólo un propósito en su cabeza... Acabar con su padre de una vez por todas. Pero aunque parezca algo simple para él y todas sus hazañas logradas, se torna complicado cuando los fantasmas del pasado reaparecen y debe cumplir esa promesa que parecía haberse roto hacía demasiado tiempo, volver a por su hermano y su madre a su hogar, Remia, temiendo que el dolor por aquella fría noche que tuvo lugar diez años atrás todavía siguiera latente. Luego de esa repentina caída de asteroides en Remia todo cambia para los hermanos Windsor. Rhys regresa a Remia dispuesto a acabar con la tragedia en su familia para siempre, y la vida de Vlas da un giro inesperado dejando a su destino esperando por él... Con esa decisión que lo torturará por lo que dure su vida. Quizás el talento y la estirpe Di Rem-Windsor fueron su mayor perdición, pero poder superar los obstáculos que hicieron presencia en sus vidas a causa de sus inevitables destinos es el impulso que los hace seguir adelante... Lo único que desean es no ceder ante aquello que siempre despreciaron, y que al final, les terminó quitando todo...

FlageAc · Action
Not enough ratings
11 Chs

Capítulo 5: La partida de ajedrez

Remia, Crystel, Residencia Windsor - 3 de Junio - Año 525

—Buenos días Rhys. —Vlas apreció la figura de su hermano entrando a la sala, entre bostezos—. Veo que dormiste bien —bromeó señalando su reloj, eran casi la 1:00 p.m.

—Sí, lo sé... Intenté acomodar mi sueño luego de lo del viaje, además de que anoche me dormí tarde... Veo que tenemos visitas —dijo, señalando a Zenda y Kora, quienes se encontraban ahí. 

Él quería pensar que podía distinguirlas, pero se le hacía tan difícil, porque cada vez que las volvía a ver, aun sabiendo que las había visto sólo una vez, siempre se veían distintas, y sus nombres se entrelazaban bajo la imagen de sus ojos. Parecían un espejo, como si fuera la misma persona multiplicada por dos.

—Sí, ellas son Zenda y Kora, las conociste ayer... ¿Recuerdas? —preguntó Vlas. Señalando a ambas, siguiendo su nombre... Primero a Zenda, y luego a Kora.

En ese momento fue cuando Rhys pudo encontrar las diferencias que necesitaba para saber cuál era cuál. El día anterior se le había tornado fácil ya que Kora había tenido el pelo atado, en cambio, su hermana lo llevaba suelto, y este era ligeramente más lacio. También notó que el tamaño de sus ojos era distinto, los de Kora eran apenas más grandes que los de Zenda, un detallo algo imposible de percibir para cualquier persona, tuvo que hacer un esfuerzo inhumano en su vista para darse cuenta. No pudo encontrar más diferencias, de hecho cada vez que se fijaba más, encontraba muchas más similitudes, aunque con sus descubrimientos fue suficiente para diferenciarlas, además de tener en mente que ellas no eran tan idénticas... Sólo un poco.

—Sí, recuerdo —contestó Rhys, apoyándose en la barandilla de la escalera que daba hacia la cocina—. Buenos días chicas, siéntanse como en casa —saludó a las hermanas esbozando una simpática sonrisa.

—Gracias señor —respondieron ambas al unisonó.

Eso le dolió a Rhys. Ni que pareciera tan grande.

—No... Por favor, no me digan «señor», es horrible —rio bajando su rostro, hasta cierto punto lo avergonzaba­—. Mejor díganme por mi nombre —aclaró.

—No queríamos ser inoportunas, no lo conocemos lo suficiente todavía —respondió Zenda.

—Tranquilas, eso es lo de menos, si son amigas de Vlas no somos del todo extraños —Rhys sonrió de nuevo.

—Mejor así... Rhys. —Kora fue la primera en animarse a llamarlo por su nombre.

—Sí, gracias... Rhys. —Zenda la siguió.

—Ven... Hasta es más fácil —señaló, entre risas—. Cambiando de tema, ¿Ya desayunaron? —preguntó dirigiéndose a Vlas nuevamente. 

—Sí, de hecho hemos almorzamos también —respondió Vlas—. Lara almorzó con nosotros, estuvo un rato y luego se fue, dijo que tenía cosas que hacer —contó.

«Probablemente fue a buscar a Leah», pensó Rhys, recordando que ella llegaría en el vuelo de la mañana.

—Cierto, ella tenía una reunión hoy, y otras cosas de las que encargarse, supongo que se despertó temprano —recordó Rhys—. Ella trabaja mucho, siempre está de un lado al otro.

—Sé que es parte de la Corporación Harch, lo dijo ayer cuando le pregunté, pero, ¿Qué puesto ocupa? —inquirió Vlas.

Rhys notó que las chicas lo miraban con la misma curiosidad que su hermano llevaba en el rostro... Si habían estado con ella hacía no menos de dos horas, ¿Por qué no se lo preguntaron? Eso hubiera sido más razonable.

—Es la Directora Ejecutiva... La máxima autoridad de la Junta Directiva, en pocas palabras: La que manda —explicó Rhys.

—Oh, wow... Ella es muy importante entonces, por eso sus padres la conocían, ayer lo dijeron —dijo Vlas, dándole una ligera mirada a Zenda y Kora.

Ellas asintieron.

—Sí, Lara es muy famosa en Fons, quizás la persona más conocida del país luego del rey, no sé si tanto en Remia, pero para las personas como nuestros padres, o empresarios y gente que está en ese mundo su nombre es demasiado conocido —declaró Rhys—. Igual, eso es algo que pueden descubrir buscándola en internet o preguntándoselo a ella, quizás hay cosas que no le gustaría contar y yo aquí librando todos sus secretos. —Comenzó a reír—. Por cierto, ¿No dejó nada dicho?

—Oh, sí, eso... Dijo que te dejáramos saludos, y que no te olvidaras de lo que te pidió anoche... Tú sabrás —le informó su hermano.

—Si, eso... —asintió, dándose la vuelta, enfilando por las escaleras—. Bueno, voy a la cocina a comer algo, nos vemos luego —agregó, hasta que luego del último escalón, dejó de verse su figura.

—Claro, nos vemos en un rato —devolvió Vlas. Y su mirada todavía se sostuvo aun luego de dejar de ver a su hermano.

Pareció muy preocupado cuando le recordó lo dicho por Lara, asintió con seriedad y al instante se fue. No sabía a qué se refería con eso, seguro eran temas de pareja, pero para que Rhys de la nada cambiara su cara era extraño, no quiso sobrepensar mucho, porque su hermano ya era un adulto, y había cosas que él todavía no podía llegar a comprender... Aunque sólo anhelaba que no fuera nada grave... Sino él también se terminaría por preocupar por Rhys.

—Rhys me cae muy bien, Vlas... Parece que al final siempre tuviste razón.

Kora lo distrajo de sus pensamientos.

—Sí, vieron que no exageraba cuando dije que era lo mejor. —El orgullo asaltó el humilde corazón de Vlas apenas darse la vuelta.

Tener a Rhys bajó la manga y poder decir que era su hermano era algo que siempre agradeció.

—Si... Y además es demasiado apuesto... Quizás hasta sexy. —Cuando de la boca de Zenda salieron esas palabras los tres quedaron en silencio. Las caras de Vlas y Kora eran un poema, ¿Ella realmente había dicho eso?­—. Emm… ¿De que estábamos hablando? —Bajó el rostro y quedó roja de la vergüenza, parece ser que no estaba totalmente consciente cuando dijo eso y sus palabras la hicieron sofocar.

—Haré como que no escuché eso. —Vlas no le dio demasiada importancia y comenzó a reírse de la respuesta de Zenda—. Aunque no lo niego, es muy apuesto, además de ser muy popular con las chicas... Pero lastimosamente para todas ellas ya dejó en claro que realmente tiene algo especial con Lara —agregó.

—Me esperaba que saliera con una chica tan hermosa... Jamás vi a nadie con un color de cabello tan maravilloso... ¿Será natural?

Ahora era a Lara a quien Zenda halagaba, se había vuelto rápida admiradora de ambos. Vlas y su hermana se miraron confundidos, ella no paraba de sonreír con admiración.

—Parece que sí... Rhys dijo que busquemos su nombre en internet si queríamos saber algo, quizás encontremos algunas fotos suyas de joven. —Vlas tomó su celular e hizo la búsqueda, varios artículos de ella aparecieron en un instante, aunque él se trasladó a la sección de imágenes... Y confirmo que sí era famosa, muy famosa—. Vaya, hay demasiadas, de todas las etapas de su vida... Hasta de niña, miren... —Les mostró una imagen de Lara.

—¿Esos son sus padres? —preguntó Kora, notando que en una foto salía acompañada de dos adultos muy parecidos a ella.

La mujer tenía su mismo color de cabello, y era tan hermosa como ella, el hombre por el contrario se veía más tosco y forjado, tenía barba, pero esos ojos azules era imposibles de pasar desapercibidos.

—Si... Thomas y Marie Harch... Ellos ya fallecieron —respondió Vlas luego de leer un poco sobre ellos también. Terminó por guardar su celular al final, le pareció extraño no encontrar nada sobre ella y Rhys.

—Ayer dijo algo por el estilo cuando tu padre le preguntó... Parece que fue hace mucho tiempo, ya que dijo que Rhys la ayudó a superar esas pérdidas. —Zenda intentó recordar.

—Debe de ser doloroso tener pérdidas de esa magnitud... Después de todo, los padres son algo así como lo más importante que una persona puede llegar a tener en su vida, el amor que estos dan es incomparable, y algo así no lo tendrás de vuelta... Yo no sé qué haría si los míos murieran.

Las palabras de Kora hicieron pensar a Vlas.

El razonamiento de ella tenía sentido, pero una idea complicada pasó por su cabeza y no pudo evitar imaginar que pasaría en una situación hipotética que terminara con la muerte de sus padres... ¿Lloraría por ellos? La probabilidad decía que sí, por su madre más que nada, sería el mismo dolor que sintió luego de perder a su hermano... Aun así, eso no quitaba que siguiera con la sensación de que lo que más dolor y sufrimiento le causaría sería perder a Zenda, o a Rhys... Luego de lo Demian abandonó la idea de querer vivir una experiencia así de nuevo, pero el destino era obvio e ineludible, y no iba a evitar ver morir al menos a uno de ellos... Tan solo se quedó pensando entonces... ¿Quién sería el primero? ¿O al final ellos lo verían morir a él?

—A todos nos sucederá algún día... Es difícil enfrentarlo, lo digo por experiencia propia, pero aprendes a vivir con el dolor y la aceptación de que no volverás a verlos otra vez en tu vida, y todo se vuelve esperanza, esperanza de encontrarlos de nuevo en otra vida o más allá de la muerte —dijo.

Él no podía evitar creer que algún día volvería a abrazar a Demian, pero su propia mente e inseguridad lo hacía caer a la realidad... Las personas no eran eternas, quizás la muerte sólo era un vacío enorme, un vórtice infinito que se tragaba tu consciencia, y era muy probable que al final ni siquiera supieras que has muerto... Y a todos les pasaría, por eso intentaba no amagar la idea de que en algún momento esta vendría por él... Sólo quería que fuera antes que Zenda, la pregunta que se hizo antes se respondió al instante... No iba a sentir nada luego de su muerte si ella acababa sufriendo, pero el pensamiento de que ella podría desvanecerse frente a él y dejarle con ese dolor lo que quedara de su vida era algo que jamás podría aguantar... No pudo ser más egoísta al querer eso, pero ya lo había pensado antes, no quería volver a vivir algo así de nuevo. Y sin ella... ¿Cómo saldría adelante?

—Somos demasiado jóvenes para pensar en la muerte... Sólo vivamos, no veo el futuro, pero planeo elegir el día que moriré, es mejor eso que hacerlo abruptamente, todas las sensaciones no serían las mismas... Sólo serian sueños que no pudiste cumplir.

Zenda era una chica algo inocente y optimista, siempre intentaba buscarle el lado bueno a todo, por eso Vlas la protegía tanto, porque él sabía que el día que conociera el verdadero mundo se daría de lleno contra una pared llamada realidad... Así que sólo la dejó con su idealizada imagen de la muerte, no quiso retrucar su pensamiento, era mejor eso que intentar convencerla de la verdad, además de que sería inútil, él se había propuesto no dejarla sola nunca, por lo que pasara lo que pasara con su vida siempre estaría ahí para ella... Siempre.

—Se nos fue la conversación hacia un terreno totalmente deprimente... Creo que debemos hacer algo para borrar este ambiente. —El entusiasmo de Kora se hizo presente—. Vlas... Así como tú acabas de investigar a Lara, yo anoche investigué a Rhys... No me preguntes por qué... Es mejor que no lo sepas —bromeó, con una sonrisa encantadora.

—Ya me lo esperaba... También sé que ambas lo hicieron juntas, son demasiado cómplices.

Vlas rio y miró a Zenda quien ya no podía aguantar su propia risa luego de las palabras de su hermana, parecía ser que esta vez él no se había equivocado.

—Kora quería saber a qué se debía su fama y bueno... Terminó enterándose de algo que le encantó —señaló Zenda.

Su hermana lentamente comenzó a acercarse a Vlas, de la nada, su emoción se hizo notar en su rostro, ¿Por qué?

—Tu hermano es campeón de ajedrez... Y parece que hasta tiene mi nivel... Quiero jugar con él.

Realmente estaba inquieta buscando que Vlas aceptara su propuesta. Ella todavía no tenía gran confianza con Rhys por lo que pedirle algo así se le hacía vergonzoso.

—Sabía que cuando te enteraras ibas a pedírmelo... A ver Kora, sí, Rhys es campeón de ajedrez, pero creo que será mejor que no te enfrentes a él... Tú sabes, por el bien de tu reputación.

En pocas palabras, Vlas intentaba hacerle saber que ella no iba a tener oportunidad jugando con su hermano.

—¿Estás diciendo que me puede ganar? —preguntó confundida, y recibió de respuesta el «sí» de Vlas asintiendo con su cabeza—. Eso ya es imposible... Soy la mejor en esto.

Ella era obstinada y orgullosa, obviamente no le haría demasiado caso a lo que Vlas le intentaba decir, así que cedió.

—¿Quieres probar? —preguntó Vlas esbozando una sonrisa, una gran idea vino a su mente.

La única forma de demostrarle su punto era con un ejemplo.

—Sí, ¡Hazlo! Demuestra de lo que eres capaz Kora.

Como una fan empedernida, Zenda alentó a su hermana con emoción.

—Bueno, no pierdo nada por intentarlo. ­—Ella estaba muy segura de sus habilidades, así que no pensó dos veces la posibilidad de demostrar que era la más grande ajedrecista de la historia, y los ánimos que le daba su hermana la hacían sentir aún más segura­—. Llámalo —se decidió al fin.

—Espero sepas lo que haces Kora. —Vlas se puso de pie y se acercó a la escalera que daba a la cocina—. ¡Rhys! ¡Baja por favor! —gritó esperando que su hermano lo estuviera escuchando.

Y así fue... No pasaron muchos minutos cuando apreciaron la figura de Rhys bajando por la escalera, lo esperaron en silencio hasta que él llegó al primer piso y logró pararse bajo el umbral de la puerta, con algunos sándwiches en la mano... Todavía seguía masticando uno.

—¿Qué sucede? —preguntó luego de tragar su comida, también se limpió algunas migajas de su mejilla con su antebrazo.

—¿Cierto que tú eres muy bueno en el ajedrez? —preguntó Vlas.

Rhys alzó la mirada recordando una época que siempre lo hacía sentir orgulloso, casi quince años atrás, cuando todavía era el príncipe de Remia y su apodo de Chico Prodigio tenía un gran respaldo. Después de eso vino una media sonrisa.

—Emm... Si, igualmente hace años no juego, pero nunca fui vencido, de hecho era el campeón de ajedrez en el colegio —respondió Rhys intentando parecer modesto, cuando era joven ser arrogante le trajo muchos problemas, y ya no se lo permitía a sí mismo.

—Espera... Escuché al director Archie hablar de «ese» campeón de ajedrez invicto... Te llamaban: el Chico Prodigio, ¿No es así? —indagó Zenda, con un poco de curiosidad en su rostro.

—Sí, soy yo... Parece que soy más famoso de lo que creía... Aunque no sólo eso, también salí campeón y tengo reconocimiento en todas las disciplinas a las que me dediqué: Tenis, natación, futbol, tiro con arco, artes marciales... Y eso sólo por nombrar algunas, así que si pierdo en algo es porque no dediqué toda mi vida a una sola rama, soy más polifacético de lo que parece —explicó Rhys dejando salir algo de ego y luciendo su impecable registró estudiantil, siempre se sentiría conforme con su gran época dorada. Una que terminó demasiado pronto.

—No vale empezar con excusas Rhys… Si tan bueno eres debes demostrarlo —declaró Vlas riendo.

—Bien, comprendo... Así que quieren que demuestre mis habilidades, ¿Qué debo hacer? —preguntó, dando un vistazo alrededor de la sala, intentando buscar algo que se relacionara con lo que intentaban proponerle.

—Rhys, quizás te interese mi propuesta... ¿Una partida de ajedrez? —Kora asumió ser la retadora, con una seguridad reflejada en su sonrisa.

—Obviamente. —Rhys aceptó al instante—. No me sentiría más halagado de que la mejor jugadora de ajedrez de la historia quiera retarme a un duelo —respondió con el mismo entusiasmo que ella tuvo en primer lugar—. Ven a la sala de juegos, ahí está el tablero —agregó, abandonando la sala de estar al pasar de nuevo por la puerta de entrada.

—No sabes en lo que te acabas de meter Kora, todavía tienes tiempo de rescindir... ¿Segura de esto? —preguntó Vlas, alcanzándola mientras todos caminaban por el pasillo hacia la sala de juegos.

Aunque parecía que Vlas no confiaba en ella, si lo hacía. De hecho, confiaba tanto en ella que no quería que su hegemonía se viera truncada por Rhys... Kora no iba a tener oportunidad con alguien como él, lo sabía él y lo sabía cualquier persona que tuviera el mínimo conocimiento sobre el ajedrez... Él conocía a Kora, entendía que el orgullo que ella poseía sobre su talento al ajedrez era inmenso... Así que sin siquiera haber empezado la partida ya conocía el desenlace.

—Eso veremos.

Ella no iba a ceder, así que con más seguridad de la que tuvo al inicio, siguió a Rhys hacia la sala.

 

Unos minutos más tarde…

 

La partida ya había comenzado, el principio dejó en evidencia la preocupación de ambos en la partida, los dos se encontraban pensando bien sus jugadas, y no querían hacer un movimiento del que se lamentarían después. Así siguió la partida por unos minutos más, hasta que Rhys dejó de contenerse y alargar el juego, por lo que comenzó a tomar la delantera y... Fuera a los peones, a los caballos, alfiles, torres, hasta que... ¡Jaque!

Kora se había puesto nerviosa, nadie la había puesto contra las cuerdas nunca, un movimiento en falso y la partida terminaría por un humillante Jaque Mate, y no se lo podía permitir, ya que de ese juego dependía mucho más que sólo su reputación... Nadie la podría comprender.

Intentó de todas las maneras posibles pero hiciera lo que hiciera, todo fue en vano ya que...

—¡Jaque Mate!

Esas palabras de Rhys destruyeron los sueños de Kora en sólo un segundo.

Seguido, la habitación entera quedó en silencio.

—Me ganaste. —El desánimo de Kora se hizo notar al instante con esas palabras frías y en voz baja.

Estaba en shock y no sabía cómo reaccionar... Era su primera derrota después de todo. Su primera derrota... Pero, ¿Por qué fue tan dura?

—¿Tan fácil?

La pregunta de Vlas fue algo inocente, él también estaba sorprendido de la rapidez con la que Rhys había despachado a Kora, aunque pudo predecir el desenlace de esa partida jamás se imaginó lo humillante que sería.

—¡¿Por qué no cierras la boca, imbécil?! —Kora se puso de pie luego de apoyar las manos tan fuerte sobre la mesa del tablero que volteó todas las fichas, algunas cayeron al suelo. Y lo enfrentó.

—Ey, tranquila, no estaba intentando burlarme de ti —se defendió.

Pero su intento de disculpa fue en vano, ya que sólo unos segundos después los ojos de Kora se llenaron de lágrimas y la frustración se acumuló en ella.

—Maldita sea contigo Vlas... Vete a la mierda. —Salió corriendo de la habitación dejándolos a todos impactados con su actitud.

Un silencio inmenso resonó en la sala, todos se miraron sin comprender muy bien lo que había sucedido, seguido de una ambiente tan inexplicable como incómodo... ¿Qué había pasado?

—No pensé que se lo tomaría tan en serio, veo que no le gusta perder —Rhys habló, rompiendo el hielo... Su tono de voz comprensivo se vio acompañado por una media sonrisa que se dirigió hacia Vlas—. De todas formas la chica es extremadamente buena en esto... No debe tirarse abajo por sólo una derrota —agregó poniéndose de pie, y luego dio unos pasos hasta ponerse al lado de su hermano Vlas.

—¿Qué sucede? —Vlas lo miró confundido notando que se paró muy cerca de él.

—Ve tú... —Rhys le tocó el hombro y miró a Zenda con una sonrisa, él sabía que ella estaba a punto de salir a buscar a su hermana, pero había sólo una persona que debía hacerlo.

—¿Yo? ¿Por qué? —protestó Vlas, desorientado con la cuestión de Rhys.

—Si... Tú —respondió Rhys caminando hacia la puerta—. Tú fuiste quien la hizo ponerse así en primer lugar, es tu culpa y debes disculparte con ella... Ayúdala... Lo necesita —agregó, saliendo la habitación en silencio dejando a Zenda y Vlas solos.

—¿Debo ir? —Vlas miró a Zenda esperando una respuesta lógica.

Él seguía pensando que quizás no era totalmente necesario ir a por ella, pero fue Rhys quien se lo dijo... Alguna que otra razón debía de tener, él era alguien inteligente que sabia entender el contexto, algo vio en la situación que lo hizo razonar de esa forma.

—Si yo se lo hubiera dicho no habría reaccionado así, no sé qué le sucede con respecto a ti, Vlas... Pero quizás este es el momento en el que ambos se pongan de acuerdo e intenten arreglar sus diferencias.

La idea de Zenda era clara, Vlas sintió que probablemente tenía razón.

—Nosotros no tenemos diferencias Zenda... Nos llevamos muy bien, si lo dices por las discusiones que hemos tenido creo que puedo llegar a entender tu punto, pero son discusiones cotidianas, no se puede estar de acuerdo en todo con otra persona, hasta a nosotros nos sucedió.

Zenda lo miró delicadamente antes de sonreír, una loca idea había pasado por su cabeza. 

—Quizás deberían hablar sobre lo que sienten el uno por el otro.

Esas palabras lo tomaron de sorpresa, y miró a Zenda con confusión, esperando haber escuchado una equivocación

—Zenda, ¿No acabas de asumir lo que yo creo, cierto?

No podía ser real. Él creyó sabía que aunque quería a Kora, la única persona a la que amaba era a ella, su hermana era su hermana, no iba enamorarse de ella y luego romperle el corazón, no tenía tales sentimientos hacia Kora.

—No me refiero a ese tipo de sentimientos, Vlas —ella lo interrumpió—. Me refiero a algo más profundo, como una explicación lógica al por qué se tratan así o qué los hace relacionarse de esa manera... ¿Nunca te pusiste a pensar qué fue lo que hizo que te volvieras amigo de Kora en primer lugar?

Una pregunta sensata, y con una sola respuesta.

—Tú... Ella es tu hermana, relacionarme contigo me llevó inevitablemente a terminar teniendo algún tipo de amistad con ella, pasan mucho tiempo juntas después de todo.

Vlas bajó la mirada, y ella se acercó para darle una suave palmada en la espalda.

—Entonces ve y dile todo lo que sientes... No quisiera que las dos personas que más quiero a mi lado estén peleadas, tampoco quiero tener que elegir a una sobre la otra, y sé que tú tampoco quieres llevarte mal con ella.

Él la miró a los ojos y ella los dirigió hacia la puerta. Esa señal no tenía doble interpretación, era eso, y nada más.

—Zenda —musitó.

Pero ella rápidamente alzó su dedo índice, evitando que siguiera.

—Yo estaré aquí, vuelvan cuando se hayan comprendido.

Las palabras de Zenda lo terminaron por alentar. Aunque en realidad la duda también lo invadía, jamás se había puesto a pensar en qué radicaba su relación con Kora y si en ese momento tenía la oportunidad de poner las cosas claras no la iba a desperdiciar. 

 

Unos minutos después…

 

Vlas llegó al jardín y la vio sentada en un columpio que había en el patio... Lentamente se acercó a ella, sin hacer mucho ruido, no quería seguir molestándola. Al rodear el columpio pasó por delante de una hamaca y tomó asiento a su lado. Ni una sola mirada se dirigió hacia él de su parte.

—Hola —la saludó, todavía mirando hacia adelante, casi susurrando, quería sonar comprensivo, ella no podía sentir que estaba siendo hostil, la conversación iba a perder sentido si algo así pasaba—. Te busqué por toda la casa, no pensé que estarías aquí —agregó, intentando comenzar con serenidad la conversación.

—¿Qué haces aquí? No recuerdo haberte dicho que vengas —ella lo dijo con frialdad.

Pero Vlas pudo llegar a entender el motivo de su actitud. Ella todavía tenía la voz algo quebrada luego de la situación anterior, le había afectado más de lo que él creía.

—Rhys y Zenda me dijeron que era yo quien debía venir a pedirte perdón... Tú sabes, por lo que dije.

Sí que era un ambiente incomodo.

—¿Y jamás pasó por tu cabeza hacerlo? ¿Tienes que hacer todo lo que dicen los demás? Eso no muestra ni un poco de autonomía de tu parte.

Esas palabras sí que habían sido crueles. 

Vlas la miró sorprendido de lo que acababa de decir, no estaba siendo irónica como lo hacía siempre... Esta vez lo decía en serio.

—Sí, pasó por mi cabeza... Pero viendo la actitud de niña berrinchuda que tuviste jamás pensé que había sido mi culpa tu reacción, debes aprender a entender que no todos estarán detrás de ti todo el tiempo... Se llama madurar.

Había sido severo con lo dicho, lo que ella había dicho anteriormente le había dolido y ya que estaban sincerándose el uno con el otro tenían que dejar todas las dudas despejadas.

—Lo dice el niño malcriado... El príncipe que siempre tuvo todo al alcance de su mano y que jamás se esforzó para conseguir todo lo que tiene... ¿Sabes, Vlas? No todos tenemos las mismas posibilidades y algunos debemos luchar el doble para cumplir nuestros sueños.

Extrañamente ella no estaba molesta al decir eso, o quizás sí, en su rostro no parecía, pero Vlas bajó la mirada y observó como tenía su mano cerrada y el puño apretado.

«No me vayas a golpear ahora, por favor», rogó para sí mismo.

—Tienes una visión equivocada sobre mi vida, Kora... No puede ser que me conozcas hace diez años y todavía no sepas todo lo que tuve que pasar para llegar hasta aquí, es incluso una conclusión estúpida —dijo eso intentando tranquilizar la situación, bajó la voz y comenzó a hamacarse cuando el viento empezó a soplar a su alrededor.

—No soy mi hermana, Vlas... Y no siento lo mismo que ella siente por ti —al decir eso giró su cabeza hacia la izquierda contrariamente a donde Vlas estaba, el intento de evitar mirarlo era demasiado obvio.

—No te pido que seas Zenda... Sólo quiero que entiendas que lo que acabas de decir es algo vacío, no tienes argumentos para sustentar tus dichos, no puedes decir que siempre lo tuve todo, y que nunca me esforcé en nada.

—¿Y no es así?

—No... No es así.

—Entonces dime, Vlas Windsor... ¿Qué es lo que te permitió llegar hasta dónde estás ahora? ¿Seguro no fue tu apellido?

Esta vez lo miró con actitud y sin quitarle su mirada de encima, buscó la respuesta.

—Zenda y tú... Me ayudaron demasiado a superar las heridas que me había dejado la partida de mis hermanos, y eso realmente es algo que les voy a agradecer toda la vida —respondió él

Kora lo miró atónita a causa de su respuesta... ¿Ella lo había ayudado? Pero si ni siquiera llegaron a hablar alguna vez sobre los sentimientos de Vlas en cuanto a esos sucesos, todo lo que sabía sobre sus pensamientos eran cosas que su hermana le contaba a veces, ella nunca fue de preocuparse mucho por eso, pero él tampoco parecía ser quien se lo contara a todo el mundo. Y cuando lo conoció... No daba la apariencia de alguien que estuviera roto por dentro.

—Desde que ustedes aparecieron en mi vida soy una mejor persona todos los días, me intento superar sabiendo que no importe si me equivoco o si caigo de nuevo, porque sé que ustedes van a estar ahí para sostenerme en mi peor momento... Entiendo a lo que te refieres con Zenda, y no lo voy a negar, ella es mi vida en pocas palabras, pero eso no quita que tú también me importes y te quiera ver bien... Eso fue lo que me hizo venir aquí en primer lugar, no quiero perderte, y menos por culpa de una estúpida partida de ajedrez —no pudo evitar soltar una risa luego de decir eso ultimo.

Kora bajó la mirada y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro también, sintió que la incomodidad y la tensión se habían dispersado de la situación.

—Así que en realidad estas aquí porque tú quieres... Ya veo, te importo yo también. —Su voz se emocionó un poco.

—Si... Lo haces, y mucho, y no es porque seas hermana de Zenda, sino que también eres mi amiga, Kora... Mi mejor amiga.

—Es gracioso que digas lo de Zenda... ¿Qué es lo que hizo que seamos amigos?

La misma pregunta que su hermana le había hecho y a la cual todavía no podía encontrarle una respuesta.

—No lo sé... Pasar mucho tiempo juntos supongo, nos terminamos conociendo mucho y acabaste cayéndome muy bien... Lo demás fue natural, yo no intenté ser tu amigo, sólo surgió.

—Yo me acerqué a ti porque me parecías lindo... Y lo sigues siendo por si quieres saberlo —bromeó soltando una risa tierna—. Pero Vlas... Hay algo que me hizo interesarme en ti demasiado... Y eso fue tu relación con ella.

Vlas comprendió que con esas últimas palabras se refería a Zenda, pero... ¿Por qué a ella en específico? Acababa de decirlo, Kora sabía lo importante que su hermana era para él, no había una razón para poner en duda lo que sentían el uno por el otro.

—¿Sigues pensando que no eres Zenda y que nuestra relación no se asemeja a la que tengo con ella? Kora, no lo comprendo muy bien, no sé por qué quieres compararte con ella, ¿No crees que ese sea el problema?

—No... Yo sé a la perfección las diferencias que ambas tenemos y que jamás seré como ella al igual que ella jamás será como yo... ¿Sabes a lo que me refiero? Ella está enamorada de ti, no es un secreto y no te hagas el tonto, porque tú lo sabes... Tú sabes perfectamente que eres el amor de su vida, y esa es la cuestión, yo también la amo a ella, y no quiero que salga lastimada por algo que pase entre ustedes... Por eso desarrollé una relación contigo, si yo te conocía sabría qué hacer si algún día eso pasaba entre tú y Zenda... Lo vi sólo como una manera de proteger a mi hermana, pero al final terminaste siendo alguien muy importante para mí también. —Eso sí que había sido desahogador. Sintió desvanecerse la pesadumbre de su pecho luego de tal discurso.

Vlas no supo que responder, lo que Kora había dicho lo conmovió... Ella no era una persona que expresara sus sentimientos de esa forma, incluso con su hermana. Que ella estuviera en ese momento abriendo su corazón hacia él no sólo era un avance en su relación, sino que también era un avance para ella misma. 

—Gracias por eso —dijo él, sonriendo—. De todas formas eso no justifica tu actitud.

—¿Qué? ¿Qué actitud?

—Ese «berrinche»... Fue sólo una partida de ajedrez, no creo que te haya afectado tanto... ¿O sí?

Ella soltó una risa y bajó la cabeza, para luego quedarse en silencio unos segundos, pateando algunas piedras del suelo gracias al vaivén que causaba el movimiento de la hamaca.

—El ajedrez es mi vida... Cuando estaba triste luego de abandonar Basil fue lo único que me hizo recordar mi vida ahí, lo práctico desde incluso antes de llegar a Ajax y desde ese momento no me ha abandonado... Tú sabes lo que es querer algo con tantas ganas y que en un instante se te sea arrebatado... Es una horrible sensación de impotencia y sentirse inútil, no pude sustentar mis palabras y el ego desmedido terminó por destruirme... Hoy por fin pude entender lo que es que una persona esté en la cima, tu hermano me bajó los humos.

Era ilógico, para Vlas, todo lo que dijo era comprensible pero absurdo. Ella no levantó la cabeza así que él se bajó del columpio y se acercó agachándose frente a su lugar.

—Te he visto jugar ajedrez tantas veces que lo único que puedo decir es que estás muy equivocada en lo que estás diciendo... No debes sentirte así por perder contra Rhys, Kora... Rhys es alguien tan único que nadie le puede ganar en nada, por más que te esfuerces toda tu vida en algo, no lo harás... Pero dejando de lado lo obvio, creo que esto vas más allá que sólo perder una simple partida de ajedrez. —Intentó animarla, él no quería que ella se tirara abajo.

Era muy peligroso llegar hasta ese punto y las ideas que pasan por tu cabeza cuando estás en ese lugar son peor de lo que cualquier persona podría imaginarse. Él lo vivió, podía asegurar que era una pesadilla.

—Ja... Eres alguien inteligente, Vlas... Pero realmente creo que fui muy obvia con mi actitud, ¿Sabes por qué no quería perder? —con su voz baja, casi susurrando, respondió esa misma pregunta sin permitir que Vlas asintiera—. Cuando era pequeña mis padres se preocupaban por mi demasiado, viéndolo en retrospectiva era necesario, yo era una niña tímida y solitaria, no tenía amigos, no hablaba con nadie... Comprendo su inquietud, Zenda era todo lo contrario a mi e incluso para ser gemelas era extraño que fuéramos ambas totalmente distintas, pero a su vez dos caras de una misma moneda... Ellos siguieron algunos consejos de un psicólogo infantil e intentaron alentarme para que comenzara a hacer algo que me gustara, y a mí realmente no me gustaba nada, pero para que ellos dejaran de preocuparse por mi decidí comenzar a practicar ajedrez.

»Eso terminó por cambiarme la vida, extrañamente comenzó a sentirse algo bueno, me hice mejor todos los días y empezaba a relacionarme con mis compañeros y rivales, pero el momento de irnos de Basil llegó y terminé dejando todo eso atrás... A su vez, un extraño miedo me comenzó a invadir, para suprimir a este miedo me aferré a sólo dos cosas que fueron lo único que pude mantener de mi vida en Basil... Zenda y el ajedrez, y es algo que todavía tengo hasta el día de hoy, en Ajax... Pero te estaba hablando de mi traslado, fue muy difícil, ya que desde ahí hacia adelante mi vida se fue innovando de una manera descomunal, Ajax es una ciudad tan agitada que me tuve que acostumbrar a un nuevo lugar, nuevas personas, nuevo colegio, nueva vida, y esto inevitablemente me hizo cambiar a mí también, pero me propuse a mí misma seguir jugando ajedrez y convertirme en la mejor para así jamás perder la verdadera esencia en mí... ¿Ahora entiendes por qué esto significa tanto para mí? No quiero volver a tener miedo ni volver a ser otra persona, todavía tendría a Zenda, pero, ¿A que me aferraré cuando ella ya no esté a mi lado?

¿Qué podía responder él? Si también estaba en el mismo dilema, pero ignorando el hecho de la importancia de Zenda para ambos se quedó pensando en su «miedo». Él pensaba que ella era una chica de carácter fuerte que era segura de sí misma, pero se había equivocado, en realidad si tenía varias inseguridades que cubría con su máscara de «mejor jugadora de ajedrez de la historia». Una sola derrota bastó para que todo su cascaron se viniera abajo.

—A mí me pareces una chica hermosa en todos los sentidos, tu personalidad me encanta, eres demasiado atractiva físicamente, pareces ser fría pero en realidad eres muy simpática y tu empatía es algo que admiro... Aunque, si somos claros, en realidad te admiro a ti, creo que eres una chica capaz de lograr todo lo que se proponga, además, después de todo tienes una vida por delante, donde encontrarás personas superiores a ti en demasiadas cosas, también volverás a perder, obviamente, nadie es perfecto y no se puede ganar siempre, pero si confías en ti y te esfuerzas podrás llegar a ser la mejor en lo que sea, pero recuerda eso, confía en ti, sé lo mucho que amas y necesitas a Zenda en tu vida, pero como tú dijiste... Cuando ella no esté a tu lado debes de salir adelante, y si confías en ti podrás superar esa pérdida, o pérdida que sea.

Vlas pensó que él también debía seguir su propio consejo, pero de eso podía preocuparse luego, en ese momento estaba intentando apoyar a Kora.

Ella recibió una fuerte mirada de esos profundos ojos verdes, una mirada que insólitamente le trajo tranquilidad y calma, estar en silencio frente a él podía llegar sentirse muy confortante... También le había prestado atención a cada palabra suya y había quedado anonadada, no podía creer que Vlas tenía esos pensamientos sobre ella, no sabía que responderle cuando sorprendentemente la abrazó. Se sintió tan reconfortante que no quería separarse de él, tanto que cuando lo hizo casi protesta.

—Espero que estés mejor, perdóname por ser un idiota y haberte hecho sentir mal, no pensé que detrás de esa chica bromista y hermosa se esconde todo eso... Piensa lo que te dije, quisiera verte bien, Kora, no te desanimes por cada partida que pierdas... Luego de cada caída debes de levantarte más fuerte —las disculpas de Vlas vinieron con una increíble lección de vida, sus palabras eran tan impropias de su persona que ni siquiera él mismo se creyó capaz de decir algo así—. Iré adentro, tu hermana estaba preocupada, puedes entrar cuando te sientas mejor, nos vemos —agregó.

Al abandonar el patio no quiso voltear a verla, sólo siguió su camino hasta la puerta de entrada, y su figura se perdió entre los pasillo. Ella sí lo hizo, sostuvo su mirada en él, todo lo que él le dijo la había dejado sin palabras, y replantándose la idea que siempre sostuvo sobre ella misma.

Al final, perder su primera partida de ajedrez le trajo más sorpresas que penas... Fue tan satisfactorio ese momento con Vlas que lo único que hizo fue sonreír.

—Gracias Vlas.

Sus palabras se vieron envueltas en honestidad, esa sonrisa de su parte la hizo estremecerse, y a su vez, le agradeció haberle abierto los ojos.

Quizás desde ese momento debía comenzar a pensar más en sí misma, después de todo, era su vida la que vivía, y la de nadie más.