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El Hongo

Relativamente estaba siendo un día normal. Regresaba a mi casa luego de hacer la compra, con la bolsa en la mano y observando todo lo que me rodeaba. No cuestioné nada hasta que cruzando una calle, me fijé en que estaba el enano bostero haciendo un asado en medio de la calle. Increíblemente, no desperté de inmediato, por lo que me di cuenta que estaba soñando. O bueno, eso quería creer, ya que si no estaría completamente decepcionado de mí mismo por no haberle pedido una foto. Ya que descubrí que estaba en un sueño lúcido, decidí continuar mi camino intentando imaginar cosas para que aparezcan, pero por alguna razón ninguna funcionaba. Quizás entiendo mal el concepto de sueño lúcido, pero genuinamente me desilusioné. En lo que pasaba el tiempo intentando imaginar cosas, me fijé en que me encontraba a pocas cuadras de mi casa. Supuse que me despertaría al llegar, hasta que comencé a escuchar a mucha gente. No tengo idea de porqué, veía a muchísima gente reunida en una calle, pero ninguna se movía a pesar de que no estaba pasando nada y mucho menos había tránsito que impidiera el paso. Llegué a la esquina y por alguna razón sentí que tuve que parar ahí mismo. Sin poder avanzar, analicé mi alrededor, notando que a mi lado había una chica bastante peculiar. Tenía un cabello café largo y bonito, y unos anillos en los dedos de corazones muy llamativos. 

De un momento para el otro, noté como si el mundo empezara a funcionar luego de que se pausara el tiempo, y la chica de la cual me fijé se puso a caminar como si no hubiese peligro, siendo que se acercaba un auto bastante rápido. No tenía idea porqué, pero no pareciese alguien que quisiera morir, o no me dio la impresión, pero tampoco escuchaba a nadie. Pensé en intentar hacerme el héroe, pero apenas di un paso me dio miedo. En ese lapso de tiempo, un chico saltó para salvarla, empujándola de la trayectoria del auto. El problema fue, que el auto volteó hacia mí.

Y ahora, estoy en un lugar muy raro y que no huele muy bien. Está frío, parece una cueva, me duele muchísimo el cuerpo, pero a la vez siento que no me pasó nada. Lo último que recuerdo fue haber sido atropellado, pero no recuerdo la sensación ni lo que sucedió luego de eso, como si hubiese muerto instantáneamente. En frente de mí, una entrada que al parecer lleva a un bosque, de alguna manera terminé aquí, con una chica albina brillante observándome. No me atreví a decir ninguna palabra, pues me intimidaba una mujer albina que apenas podía contemplar porque brillaba muchísimo, me daba vibras de una diosa. Ella solo me observaba, hasta que comencé a oír a una persona hablando mientras se acercaba al lugar. La chica albina me sonrió y desapareció, llevándose con ella toda la luz del lugar dejándolo bastante más oscuro.

Pasaron unos segundos hasta que pude ponerle cara a la voz. Era una chica peliverde con coletas, una ropa bastante más grande que ella y maltratada de color café, y pantalones del mismo estilo igualmente maltratados. En sus manos, llevaba lo que parecía ser un slime celeste, con el cual supongo que estaba hablando.

Ella se quedó viéndome un momento, y yo le devolví la mirada. Noté que ella tenía ojos verdes claros como su pelo, pero sinceramente no fue lo que pensaba mientras la veía. Estaba cuestionándome muchísimas cosas en ese mismo momento, no entiendo qué está pasando, no sabía si seguía siendo un sueño o algo así. El slime se parecía a algo que había visto y la peliverde parecía Hatsune Miku versión moco o algo así, ni idea. Pero perfectamente son cosas que podría hacer mi imaginación, por lo que en el rato en el que ella me miraba y no decía nada, pensé todo eso.

—¿H-Hola?- Escuché salir de su boca. La noté sorprendida aún, pero no parecía reaccionar mal.

—Hola...- Dije, un poco en voz baja, intentando levantarme sin conseguirlo debido a que todavía me encontraba adolorido.

Al mínimo movimiento, la chica me apuntó con una espada de madera.

—¡E-Espera! ¡No tengo ninguna intención de hacer algo malo, te juro, no tengo idea de cómo acabé aquí o quién eres o qué está pasando...!- No dudé ni siquiera un momento en rogar por mi vida.

Cómo no sentí movimiento, quité los brazos de mi cabeza y abrí los ojos, notando en su rostro una expresión de ilusión, sobre todo en sus ojos, los cuales realmente brillaban como si fuese una caricatura.

—¡Síiii! ¡Un vagabundo!- En ese momento, dejé de prestar atención a lo que estaba diciendo. Ella se acercó a mí y me analizó por completo mientras decía demasiadas cosas con un tono muy alto innecesario y sonando como si fuese un personaje irritantemente optimista y feliz. También, me preocupaba por si estaba bien de la cabeza, y por si realmente parecía un vagabundo. Puede que no tenga el mejor aspecto del mundo, pero no creo parecer un vagabundo...

No tuve la oportunidad de cuestionar más cosas porque de pronto recibí una cachetada de ella.

—¿¡P-Por qué!?- Pregunté, adolorido pero sobre todo molesto y un poco preocupado.

—Quería comprobar si estaba soñando.- Dijo.

«Creo que eso no funciona así...» Pensé para mí.

—Oh, lo siento. Es que me emocioné. Te traeré algo para comer, ¿te gustaría un plato de...

Me gustaría mucho saber qué dijo después de eso, pero en mi mente solo sonó como un cortocircuito, como... un sonido de estática de televisión. Es rarísimo, pero ella no dudó ni un segundo en ir a servirme un plato de estática o algo así. Me quedé solo en el lugar con el slime celeste observándome. Sin dudas tenía cara, por lo que este lugar no podía ser mi mundo, a no ser que por alguna razón en algún país existan y vivan en cuevas junto a chicas peliverdes extrovertidas y ambas sean como especies en extinción y por eso se alegre tanto de ver a una persona normal. En ese caso, entendería su reacción. 

Sinceramente era mucho para procesar por mi mente. A mí me gustaría seguir imaginando que esto solamente es un sueño pero está claro que no lo es. Mi mirada estaba fija en un slime con cara y encima uno con cara de mala onda, era increíble, ni siquiera tiene cejas pero sé que me mira de mala gana, como si apenas tuviese puños los fuese a utilizar para darme la mayor paliza de mi vida. No he tenido momento para reaccionar a todo lo que ocurrió, y ahora estoy con un... ¿ser vivo? que solo he visto en animes o videojuegos, viéndome mal. No sé qué lugar sea este, pero espero que la chica peliverde no sea caníbal, o bueno, que el slime tampoco. Tengo miedo, pero al mismo tiempo no estoy siendo capaz de procesar mis emociones correctamente. ¿Esto es lo que pasa después de la muerte, eres simplemente transportado a otro mundo como si nada? Es que realmente suena imposible...

—¡Hola, volví!- Oí con mucho ánimo de la chica peliverde. Volvía con un plato de madera. Interrumpió mi monólogo existencialista, pero se lo agradezco. Ahora mismo prefiero distraerme de eso.

Ella acercó el plato hacia mí, y yo me senté. Se sentó a mi lado, y podía fijarme de reojo que me observaba con una ilusión que se podía sentir. Me sentía demasiado raro, ella no parece una persona normal, está claro que es de otro mundo. Y si no lo fuera me preocuparía por su salud mental, aunque lo hago de todas maneras. Volteo a ver el plato, y parecía una sopa rara como de hongos tan solo que no eran hongos si no que algo parecido...

Lo vi de lejos juzgándolo un poco, hasta que volví a mirarla de reojo, y me dio pena no probarlo. Por lo que lo hice, y apenas lo probé, me fascinó. Sabía riquísimo, no recuerdo una comida tan rica en mi otro mundo, o bueno, ahora mismo no recuerdo ninguna comida muy bien, pero la sensación que me da esta comida no recuerdo haberla sentido. La tomé por completo, y de repente comencé a sentirme mucho mejor de mi dolor físico, y a su vez la chica sonrió. Pese a ser una situación extremadamente rara y hasta incómoda, por algún motivo el que haya sonreído me hizo sentir bien, como si fuera una niña a la que hice feliz.

Ella se levantó en frente de mí, y tosió levemente para despejar la garganta como si fuese a dar un discurso increíble.

—¡Me llamo Shair! Soy una... aventurera.- Cuando dijo eso, me dio curiosidad el cambio de tono de emoción a algo como entre duda y pena. —¡Y me gustaría que seas de mi equipo!- Exclamó, estirando su mano en mi dirección. Teniendo claro que seguramente moriría sin su ayuda, aún así me estaba costando asimilar toda la situación. Para mí estaba siendo súper rápido el aceptar mi muerte y estar entendiendo lo que estaba pasando a mi al rededor.

Sin hacerlo muy largo, de manera obvia estreché su mano. 

—Claro...- Pude haberlo dicho con más pasión, pero mis emociones están igual de muertas que yo, o bueno, eso creo, ni idea.

—Pero... ¿cómo te llamas?- Preguntó Shair, emitiendo una pequeña risa decepcionada, pues esperaba que me presentara.

Yo... no podía recordar bien mi nombre. O quizás sí, es un sentimiento muy extraño. Estaba intentando recordarlo hasta que noto que la peliverde iba a decir algo.

—Kairo.

Apenas dijo eso, me quedé viéndole esperando que dijese algo más.

—¿No te gustó? Pensé que era un buen nombre...

Ahí fue cuando entendí que me estaba poniendo nombre.

—No me desagrada...- Contesté, intentando hacerle sentir bien, no podía decirle que me parecía un nombre rarísimo a la chica de la cual seguramente depende mi vida, al menos por ahora.

—¡Bien!, entonces, mañana iniciamos.- Habló con ilusión para llevarse el plato y dejarme en la habitación. Se llevó al slime que me daba malas vibras, y me quedé solo con mis pensamientos en una habitación de una cueva oscura, extraña y un poco fría.

Ahora mismo solo puedo esperar dos cosas. Despertar en un hospital luego de un coma de un par de días, recuperándome, o... que este mundo tenga magia. Eso, y quizás psicólogos. Por si acaso.

—¡Hasta mañana, Kairo!- Escuché desde lo lejos de Shair.

—Hasta mañana, Shair.- No me atreví a responder con el mismo tono, así que susurré.

Espero mínimo tener buena capacidad mágica, es lo que me merezco.