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Prólogo

En la iluminada aula de clases del colegio mágico de Alcirión, el grupo de alumnos esperaban aburridos la llegada del profesor Maclion. Era la peor clase y la más aburrida que tendrían ese semestre, historia del mundo mágico. Cualquier otra cosa, desde la tecnología mágica, a fundamentos de la escritura mágica, era más atractivo para esos niños de ocho años que comenzaban su tercer año de educación mágica.

Era el primer día de clase, pero Maclion ya veía la cara de decepción y hastió en la cara de los niños. Se subió lentamente al estrado mientras todos le observaban. Llevaba más de setenta años dando esa clase y sabía que siempre era así al principio, había aprendido de la experiencia, era mejor comenzar con algo impactante para conseguir cautivarles.

"Buenos días, alumnos del grupo C, si están hoy aquí es porque todos se merecen pertenecer a uno de los mejores colegios mágicos en Athair, son la élite, seguro que se creen capaces de grandes proezas mágicas y que esta clase de historia de la magia no les produce ningún interés, pero es imposible enfrentarnos al futuro si no conocemos el pasado, ¿cómo vamos a evitar cometer los mismos errores en el futuro?, por eso en este trimestre estudiaremos la verdadera historia de los siete omnimagics, y aunque parezca raro no empezaremos por el primero, por Lion, sino por el último por el hombre que le devolvió la magia a la humanidad ¿alguien sabe como se llamaba?"

Un chico de la tercera fila levantó la mano, aunque todos tenían en los ojos la chispa de interés que indicaban que sabían de quién se iba a hablar.

"Profesor Maclion, todos conocemos la leyenda de Bastian Marcs, es el héroe de la humanidad, ¿porque perdemos el tiempo con las leyendas de héroes que nos han contado miles de veces desde pequeños?"

El profesor estaba sorprendido, en esa clase había buen material, la rebeldía era siempre un síntoma de inteligencia.

"Dígame su nombre, muchacho"

El chico en cuestión lo miraba desafiante y con descaro, el resto de la clase parecía reír por lo bajo. Todos esperaban que el muchacho fuese castigado por su osadía.

"Alex Hodson, profesor"

"Alex tú me hablas de leyendas, de cuentos para niños, y sobre todo de héroes, yo no voy a contaros esa historia, os voy a contar la verdad, la historia de un contrabandista, de un criminal, de una persona que se movía como pez en el agua entre la peor escoria de la humanidad, y sobre todo la historia de un ser violento, un asesino despiadado que mató a más de ochenta mil personas con sus propias manos ¿sabías todo eso?"

El muchacho parecía que se iba a quejar por todo lo que acababa de escuchar sobre su héroe preferido de la infancia, estaba mirando el pupitre pensando en su respuesta.

"Pero profesor, Bastian nos salvó de la opresión... nos dio este futuro..."

"Claro que sí, pero la cosa no es lo que consiguió y lo importante que ha sido, la cosa es todo lo que tuvo que hacer para eso... Bastian es un héroe, es un símbolo, nos ha dado todo lo que tenemos ahora mismo, pero no era perfecto, no podemos decir que fuese... ¿Buena persona?, por eso sus defectos, sus luchas, sus problemas, y sus crímenes son tan importantes... Sois niños, ahora es fácil verlo todo como un cuento con buenos y malos, pero la vida y esto es lo que tenéis que aprender este semestre, está llena de grises, de zonas morales donde la propia supervivencia, las propias metas se imponen al bien común, en el fondo Bastian es un héroe porque ganó, ¿pero qué historia estaríamos contando si no lo hubiese logrado? Seguramente esto no sería un colegio mágico y vosotros estaríais aprendiendo las bondades del imperio, bueno, corrijo, todos vosotros estaríais muertos, ya que cuando Bastian nació toda persona que tenía más de diez núcleos mana era asesinado..."

La clase continuó con los datos del nacimiento de Bastian, de los exámenes que le hicieron, de como se libró de la extirpación de todos sus núcleos de mana conservando solo cuatro afinidades principales y varias secundarias. Esto sorprendió a muchos, tener solo cuatro núcleos de mana era para la mayoría poco menos que ser un deshecho, un inútil, un bueno para nada. Las leyendas hablaban de un omnimagic, alguien capaz de usar todas las energías mágicas, no de un chico con limitaciones, con problemas, y mucho menos con una familia poco convencional.

La gran nave mágica donde estaba ubicado el colegio mágico de educación primaria Alcirión siguió su curso de circulación sobre los continentes de Athair. Dentro en esa clase del grupo C setenta alumnos escuchaban embelesados una historia de verdad. Una historia dura, mundana, y en el fondo triste sobre uno de los mayores Héroes de la humanidad.

Durante los tres milenios que la humanidad llevaba en Athair desde que se salvó de su destrucción en la tierra, había habido muchos más de siete omnimágics, pero solo siete de ellos habían cambiado el rumbo de la historia. De los más antiguos quedaban muchos registros recuperados en Sentria, pero de los tres anteriores a Bastian había pocos datos, solo de ese muchacho con una vida difícil había registros de toda su vida y todos sus actos.

El nuevo gobierno unido no tenía miedo a la verdad, no tenía miedo a que las cosas no fuesen cuentos de hadas contadas por los vencedores, la verdad y su significado real era mucho más importante en el camino de la humanidad hacia la trascendencia.

Si el mayor héroe tenía que ser descubierto como un asesino frío y despiadado, para que esos muchachos aprendieran algo, ese era un precio que merecía la pena pagar. El profesor Maclion dio un salto comenzando la historia real de los hechos en un día concreto, un día en el que Bastian ya tenía diecisiete años, un día de mierda que cambio el futuro del muchacho para siempre.

Hacía quinientos años en una región fría y norteña rodeada de bosques vivía Bastian con su abuelo, abuela y su tío, no vivía en la ciudad, en la zona de seguridad, Bastian vivía en la zona salvaje...