Annia

∆[ Meses antes del encuentro familiar ]∆

En una habitación blanca, una niña yace durmiendo sobre una camilla de hospital, rodeada de mesas llenas de instrumentos quirúrgicos. Otra pequeña niña intentaba empujar un taburete con una mano para subirse y despertarla mientras que su otra mano sostenía un conejo de peluche viejo y sucio. "Cesarina, ya no puedo soportar vivir aquí, ¿Vienes conmigo?".

Cesarina despertó adolorida después de haber sufrido otra serie de experimentos en ella. "Annia moriremos si huimos sin un plan, ten paciencia, solo falta que llegue el día de Navidad" respondió con una voz débil.

Llevan viviendo en ese lugar desde que tiene memoria, recuerda que antes había muchos niños huérfanos aquí. Pero

Annia y ella son las únicas que han sobrevivido hasta ahora. A excepción de Aldric, él logró escapar con éxito hace 2 años, o eso es lo que queremos creer.

Annia por fin pudo subirse a la camilla y miró con preocupación a la otra niña. "¿Cómo estás? Si vuelvo a presenciar que intentan hacerte algo más, no podré soportarlo, y te juro que les clavaré esas tijeras en sus ojos, les cortaré sus manos y los arrojaré a su maldito perro guardián" dijo con odio.

El discurso entre ambas era increíble teniendo en cuenta que Cesarina tenía apenas 6 años y Annia 8. Pero si no fuera por su inteligencia no estarían en ese lugar, ya que esas personas tienen "requisitos" para sus presas. Primero deben ser huérfanos y segundo, su iq debe estar por encima de la media.

Cesarina miró al techo con ojos en blanco perdida en sus pensamientos. Ella también estaba harta, probablemente era mejor morir que seguir viviendo así. Pero no podía adelantarse, solo faltaban 2 días para que sea Navidad, extrañamente estos tipos que hacen estas cosas inhumanas, creen en Dios y festejan la navidad. Este es el único día en el año en el que son libres y el lugar queda completamente solo a excepción de ellas dos. El problema es que queda un enorme mastín tibetano como guardia lo que hace imposible escapar.

Annia empujó su brazo al no recibir respuesta "Estoy bien, no te preocupes, solo faltan 2 días. Después de eso seremos libres" le dió lo que esperaba fuera una sonrisa feliz.

2 días pasaron muy lentamente, pero finalmente llegó el día. Las dos niñas estaban más nerviosas que nunca cuando vieron al último hombre dejar el lugar tarareando una melodía navideña.

Cesarina corrió hacia el laboratorio combinó tiletamina y zolazepam para crear un anestésico. Esta droga fue algo que le llevó un tiempo encontrar mientras estudiaba a escondidas los libros en la biblioteca de esos seres desagradables.

Al terminarla después de varios intentos fallidos, sonrió genuinamente al ver el frasco con el líquido transparente. Esperaba que funcionara. De todas formas hizo mucho por si lo necesitaba.

Llenó el líquido en varias jeringas y llamó a Annia, le dió una botella llena y salió corriendo, era momento de comenzar.

El plan consistía en mezclar un poco del líquido en su comida, pero no tendrá mucho efecto si es vía oral, por lo que también lo inyectarán en él cuando comience a perder un poco de fuerza. Annia regresó a los pocos minutos, el mezclarlo en su plato con agua fue un éxito. Ahora solo queda esperar.

Las horas pasaban lentamente, las niñas comenzaban a perder la paciencia. El gran perro finalmente estaba dormido, ya se habían asegurado de observar si tomaba del agua. Para asegurarse que estaba completamente dormido, Cesarina lanzó un frasco de vidrio cerca de donde dormía. No hubo reacción alguna a pesar de que hizo un ruido tan grande al romperse. Decidieron que ya era momento. Le dió 5 jeringas llenas a Annia por si acaso y el resto las metió en su ropa. Antes de intentar inyectar el anestésico, tenía que atarlo en la columna de mármol que se encontraba a unos metros de él, para asegurarse de que si despierta, solo debe hacer un paso hacia atrás y el no podrá alcanzarla. No es fácil atar su cuello sin despertarlo pero entre eso y que una enorme aguja penetre sus venas, supongo que es más difícil despertarlo en comparación. Se acercó lentamente después de atar y hacer varios nudos en la columna. Tomó una larga rama con la que se ayudó a llevar la cuerda hacia la cabeza del perro. El efecto psicológico de estar tan cerca del perro al que presenció asesinar cruelmente a otros niños, era muy pesado; el mantener distancia con esa rama, ayudaba a calmar sus nervios. Fue un trabajo difícil pero lo logró, comenzó a relajarse mientras Annia observaba detrás con nerviosismo y sostenía en una mano un arma improvisada hecha con un caño de las cortinas y un bisturí en la punta mientras en su otra mano el conejo de peluche. Cesarina sudaba mientras con sus manos ajustaba el nudo para que estuviera asegurada. Extendió una pata delantera con su mano derecha y palpo en busca de venas, cuando encontró la inyectó inmediatamente con la mayor calma posible. Después de vaciar dos jeringas en él, Annia notó que había abierto los ojos quiso gritar pero su voz no salía de su garganta, estaba completamente horrorizada. Afortunadamente nada ocurrió, Cesarina se levantó del sitio y camino hacia Annia. El perro se veía débil y aunque intento moverse, no lo logró.

Era momento de comenzar a buscar la salida de este laberinto, tenían que apresurarse, el tiempo no las espera.

Habían comenzado a crear un mapa del lugar junto con Aldric hace 3 años, pero una noche él escapó con el mapa usando como sebo a otro niño, y nunca volvieron a verlo. Solo quedó el cadáver del niño sacrificado por él.

Después de 2 años ambas pudieron volver a recrearlo, el tema es que la única salida al exterior que encontraron es una ventana en el segundo piso. Pero no se preocuparon por eso, estaban emocionadas cuando llegaron a la puerta de la habitación con la ventana al exterior. Empujaban grandes bolsas llenas de sábanas y ropa, incluso un colchón desgastado que encontraron en el sótano. Su plan era tirar todo por la ventana y al saltar caer en eso para no herirse gravemente. Pero los hechos no siguen el plan, escucharon un ladrido feroz detrás de ellas. Al voltearse vieron con horror al perro mostrando sus colmillos y la cuerda que se suponía lo mantendría atado, estaba destrozada colgando del cuello escondiéndose en su pelaje largo. Cesarina estaba impactada, no entendía que fue lo que salió mal pero los hechos demostraron que no importa cuan inteligente sea, no estudió medicina y apenas tiene 6 años. Mientras estaba desesperada, Annia corrió hacia la ventana arrojando todo antes de que el perro las alcanzara y antes de que reaccionara a lo que estaba pasando, la arrastro a la habitación le dió su conejo y cerró la puerta dejándola dentro después de sonreírle y decirle -"Tienes que vivir".