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Harry Potter: Linajes Entrelazados

Harry Potter muere en su enfrentamiento con Quirrell, pero la Muerte decide que le concederá al último del linaje de Ignotus Peverell una nueva oportunidad. Harry es enviado al pasado donde conocerá a la contraparte de un mundo alternativo del mismísimo Voldemort. AU - Fem Riddle. [Emparejamiento: Harry James Peverell/Emily Merope Riddle] [Este FanFic contiene mucha creación de Mundos, y es mi visión ampliada del Mundo de Harry Potter, esta historia estará repleta de magia original, personajes originales, locaciones y tramas no canon] [No soy propietario de Harry Potter, los derechos de Propiedad corresponden a J.K.Rowling, solo me atribuyo el crédito por tramas y personajes originales, parte de esta historia estará basada en los datos canon de la cronología de la Guerra Mágica Global]

IgnathiusNZX · Book&Literature
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14 Chs

Revelándose al mundo.

Tras su conversación con Boockart, y luego de pasar el resto del día con Tuffy, Harry se dirigió a la cama, esperando que unas cuantas horas de sueño le permitieran asimilar lo que logro aprender durante aquel ajetreado día.

A la mañana siguiente, Harry desayuno con Tuffy, como ya era costumbre para él, y tras alistarse para la jornada, decidió poner en practica su más reciente idea.

Ya había aprendido tanto como era posible de las Tierras en que se ubicaba el Castillo, pero tras averiguar que se trataba de una enorme isla aislada del resto del mundo mágico Británico, Harry se dio cuenta de que le seria imposible aprender más sobre el mundo si se quedaba en el castillo.

Harry se encontraba con Tuffy en el estudio ubicado en el piso superior en que se encontraba su habitación, se trataba de una amplia sala con un escritorio de madera de roble negro de aspecto elegante, cinco estanterías ocupaban el espacio de la pared derecha, una acogedora chimenea ocupaba una esquina del cuarto, un sillón de tres cuerpos se situaba directamente frente a ella, el niño y la elfina estaban allí sentados, cada uno apoyado contra uno de los reposabrazos del sillón, ambos se encontraban inmersos en la lectura.

—Tuffy, necesito tu ayuda — suspirando, Harry llamo la atención de la elfina, cerrando el gran tomo que se encontraba leyendo.

—Si, Harry, ¿en que puede Tuffy ayudar? —respondió curiosa, levantando la vista del libro de Cuentos de Beedle el Bardo, que por cierto era su favorito.

El joven Peverell sonrió al escuchar su risueña y un tanto infantil forma de hablar.

—Tuffy, ¿sabes si los Peverell tenemos alguna propiedad en la Britania mágica? —cuestiono Harry pensativo.

La pequeña elfina inclino la cabeza ligeramente, como si se esforzara para encontrar la respuesta.

—Tuffy teme que no lo sabe —respondió desanimada— pero el Jefe Elfo puede saber, eso cree Tuffy.

Harry no había conocido aun a los otros elfos domésticos del Castillo, solo a Tuffy su amiga y asistente, y a Boockart el huraño bibliotecario.

—¿El elfo principal? —pregunto.

—Uh hu, el elfo principal —respondió la elfina— el se encarga de tooodos los elfos de Peverell, pero no de Tuffy.

Harry ya sabia el porque Tuffy era tratada de diferente manera por los otros elfos del Castillo, por lo que simplemente lo ignoro.

—¿Puedes pedirle que venga aquí? Creo que necesitaremos de su ayuda —pidió Harry.

Tuffy parecía un poco incomoda ante la petición de Harry, pero asintió, cerro su libro, lo dejo en el sillón y desapareció con un *crack*

Pasaron unos minutos, y Harry se comenzó a preguntar porque le tomaría tanto tiempo a Tuffy regresar. Pero de pronto, con otro *crack* la pequeña elfina apareció de vuelta, con un elfo domestico visiblemente mayor que ella, envuelto en sogas, completamente atado.

—¡No quería escuchar a Tuffy! —dijo la elfina haciendo pucheros, y dando un pequeño pisotón malhumorada— ¡Tuffy tuvo que obligarlo a venir!

Eso realmente sorprendió a Harry, jamás habría esperado que Tuffy, siendo tan pequeña, jovial, y adorable; pudiera actuar de una forma tan… ¿decisiva? ¿violenta? La verdad Harry no sabía que pensar.

—¿Tuffy… que paso? —pregunto Harry preocupado— ¿Por qué tuviste que atarlo?

Tuffy miro a Harry a los ojos, parecía estar a punto de llorar.

—Tuffy pidió que viniera a ver a Harry —comenzó a explicar— pero el dijo que Tuffy no daba ordenes, y que estaba ocupado, Tuffy insistió que Harry quería hablar con él, pero no le creyó a Tuffy.

—¡Elfina mala! ¡Repugnante elfina! ¡¿Cómo se atreve una elfina mala a interrumpir el trabajo de los buenos elfos, como se atreve a dar ordenes a Tirok?! —gritó el elfo atado, en respuesta a la explicación de Tuffy.

Harry, al escucharlo, se sintió molesto, muy molesto. El había sido quien le pidió a Tuffy que llamara al elfo principal, pero, no solo no siguió las instrucciones que Tuffy transmitió, sino que se atrevió a rechazarla, y aun peor, a insultarla frente al señor de la Casa Peverell.

—¡Tirok! —dijo Harry alzando la voz, ante lo cual el elfo doméstico, aun amarrado, miro en su dirección, con los ojos abiertos como un platos, y guardando silencio al instante— Fue por mi orden que Tuffy te trajo aquí —explico el joven Lord Peverell cortante— Tuffy es la elfina personal de un miembro de la Casa Peverell, y no solo eso. Al morir mi padre, me convertí en el Lord de la Casa, eso convierte a Tuffy en la elfina personal del señor. Ella puede dar ordenes a todos los demás elfos domésticos que sirven a los Peverell —añadió con un tono frio y autoritario, del que el mismo Harry no se creía capaz.

El elfo principal, trago saliva sonoramente, con los ojos desorbitados. Por su parte, Tuffy sonrió felizmente a un lado, balanceándose sobre sus pies divertida.

—¡Amo Harry! —chillo Tirok— Tirok no sabia que el amo le había llamado, Tuffy es una mala elfina, ella no explico —trato de excusarse.

—¡Mentira! ¡Tuffy dijo que Harry llamo a Tirok! ¡Él no quería responder! —respondió Tuffy señalando al elfo inmovilizado con el dedo.

—¡Tuffy no dijo que el amo llamo, Tuffy dijo que Harry llamo, Tirok no sabia que era el amo Harry, Tirok no tiene la culpa de que Tuffy no sepa hablar como se debe! —grito desesperado el elfo principal.

—¡Basta! —grito Harry— ¡No escuchare otra palabra al respecto! —añadió enfadado— ¡Tirok, eres el elfo principal, quiero que te informes a todos los otros elfos domésticos que Tuffy habla por mí, y todas las ordenes que de deben ser tratadas como si las hubiera dado yo mismo personalmente! —informo en tono autoritario— Pero eso puede esperar; te he llamado aquí porque es mi deseo saber si tenemos alguna propiedad en la Britania Mágica, de preferencia cerca de Londres.

El elfo principal asintió con la cabeza rápidamente, y luego respondió.

—Claro, Lord Peverell, Tirok esta para servir —dijo tan respetuoso como pudo— Cerca de la vieja Londinium, la casa Peverell no tiene propiedades, pero hay una que queda cerca de las tierras del viejo Clan del ancestro de la Casa Peverell, en Caledonia si Tirok no recuerda mal.

Harry esperaba tener al menos una propiedad cerca de Londres, pues facilitaría el acceso al Callejón Diagon, pero el mero hecho de que su familia tuviera una Casa en… ¿Caledonia?, no estaba muy seguro de que zona era esa, pero creía que tenia que ver con un viejo nombre para Escocia. Asumiendo que la casa aun estuviera en pie, eso debería ser suficiente.

—Muy bien, Tirok —dijo Harry en respuesta— Ese lugar servirá, ¿Cómo puedo ir allí? —pregunto nervioso, pues no sabia que medios de viaje existían además de la aparición, y Tuffy le había explicado que solo podía hacer apariciones de larga distancia dentro de los terrenos de la Casa Peverell.

—Tirok guarda el traslador, Tirok lo traerá en seguida… ¿pero podrían liberar a Tirok primero? —dijo el elfo principal.

—Claro… ¿Tuffy?... ¿podrías? —pregunto Harry.

Tuffy sonrió y chasqueo los dedos, desvaneciendo las cuerdas. Tirok en cuanto quedo libre, desapareció y regreso tras unos segundos, llevando una extraña llave de color negro.

—Solo debe tomar el portkey, y decir la clave, solo el amo puede decirlo, y el portkey llevara al amo a cualquier hogar de la Casa Peverell. —explico Tirok entregando el traslador, un trozo de pergamino con un par de anotaciones y desapareciendo rápidamente.

Harry, con el portkey en la mano, y leyendo el pergamino, entendió como funcionaba aquel medio de transporte, y tomando la decisión de visitar el único otro lugar que su familia conservaba, hizo un gesto a Tuffy para que se acercara.

—Tuffy, sujeta el traslador con una mano, yo diré la clave y viajaremos a la otra propiedad de Peverell en las Islas Británicas —indico a la elfina un tanto nervioso, Tuffy obedeció en seguida, y en cuanto ambos estuvieron aferrándose firmemente al portkey, Harry dijo— Finca de Lunavale.

Al instante, el entorno se deformo, y pareció llevarlos a un túnel extraño y oscuro que giraba a toda velocidad, era como si les succionaran a través de un tuvo demasiado pequeño para pasar por el, luego, tras una experiencia desconcertante que causo que Harry y Tuffy se marearan, fueron arrojados al suelo, donde cayeron sobre sus traseros justo frente a una enorme mansión deteriorada por el tiempo, la hiedra pareció invadirlo todo, las murallas agrietadas y mohosas, junto con un pórtico medio derrumbado y un techo destrozado. El pasto y las hierbas crecían frondosas, y llegaban más alto que la cintura de Harry, llegando a unos veinte centímetros del cuello de Tuffy.

Estaban sobre algunas piedras de adoquín resquebrajado y cubierto de musgo.

Desconcertado, Harry solo atinó a decir:

—Vaya… esto… no es lo que esperaba…

Tuffy por su parte parecía al borde del colapso, con los ojos muy abiertos en aparente terror.

—¡No, no, no, no! —chillo histérica— este lugar no es bueno, no lo es, Harry no puede quedarse aquí, no puede venir aquí, no puede, no debe, Tuffy no dejara que Harry entre a ese lugar, ese lugar esta mal, es un mal lugar, se puede derrumbar, Tuffy no dejara a Harry quedarse aquí, es peligroso, sucio, indigno de Harry, Tuffy no dejara a Harry entrar, no lo hará.

Harry preocupado por que la pequeña elfina pudiera colapsar, se apresuro a abrazarla, y consolarla.

—Tranquila, Tuffy —dijo en tono amable mientras frotaba la espalda de la niña elfina con suaves movientes circulares— No pienso quedarme aquí, no es un buen lugar para vivir. Ven, volvamos al castillo, ¿sí?

Tuffy hipo, y asintió presurosa, volvieron a tomar el portkey, y esta vez Harry dijo "Castillo Peverell" y, volviendo a pasar por la misma experiencia de viaje desalentadoramente incomoda, ambos aparecieron en la entrada del Castillo, nuevamente cayendo sobre sus traseros.

—¡Harry no volverá a esa casita, es fea, sucia, inapropiada, muy pequeña, y dañada para que Harry la visite! —grito la elfina, quien tras levantarse del suelo, comenzó a sermonear a Harry con las manos apoyadas sobre sus caderas, en postura de regaño— ¡Tuffy enviara a otros elfos a reparar el lugar, Tuffy lo hará, pero Harry no volverá hasta que Tuffy diga que está bien!

Harry simplemente asintió, pues no quería hacer enojar a la pequeña y vivaz Tuffy. Pues algo le decía que podía llegar a ser aterradora si la sacaban de quicio.

En medio del regaño de Tuffy, Tirok el elfo principal apareció ante ellos, titubeando un momento al ver el estado de animo de la pequeña elfina, y en cuanto Tuffy se tomo un momento para respirar en medio de su diatriba, Tirok se acercó e informo.

—Lord Peverell, ha sucedido algo importante —dijo en tono respetuoso el elfo doméstico.

Harry, feliz de que hubiera una oportunidad de desviar la atención de Tuffy, respondió rápidamente.

—Oh, vaya, Tirok. —dijo desviando la atención de Tuffy de él, a Tirok, a quien por cierto la elfina parecía querer fulminar con la mirada— ¿De qué se trata, Tirok? ¿Qué ha ocurrido?

Con un sonoro trago, Tirok respondió.

—La vieja entrada privada a Gringotts de la Casa Peverell se ha reactivado, el edificio ha emergido en el pueblo frente al castillo, Lord Peverell —explico el elfo doméstico.

Harry sorprendido por lo que el elfo principal acababa de decir, pregunto.

—¿Entrada privada a Gringotts? ¿Tenemos una entrada privada al Banco de los Duendes? —Harry tenia los ojos muy abiertos y una creciente expectativa parecía brillar en sus iris verdes.

—Si, Lord Peverell, hace mucho la Casa Peverell tenia un pacto con los Duendes, y firmaron un trato para poner una entrada al banco aquí, para no tener que viajar a Londinium —fue la respuesta de Tirok.

—Tuffy, acompáñame al pueblo, visitaremos la entrada a Gringotts —dijo Harry entusiasmado —Tirok, tu puedes volver a tus deberes normales.

—Como quiera, Lord Peverell —dijo el elfo principal antes de desaparecer con un *crack*

—¡Si, Tuffy acompañara a Harry! ¿Quiere Harry que Tuffy lo lleve al pueblo? —respondió feliz la elfina, olvidándose del sermón que le estaba dando a Harry unos minutos atrás.

Harry indico que prefería caminar, y así, con Tuffy tomada de la mano, los dos niños se dirigieron hacia la antiquísima y deshabitada aldea a los pies del castillo, donde ahora era visible un edificio de mármol con techumbre de metalizado brillo broncíneo, y puertas de oro resplandeciente, junto una gran talla en un bloque de piedra que rezaba:

«Entra, desconocido, pero ten cuidado

Con lo que le espera al pecado de la codicia,

Porque aquellos que cogen, pero no se lo han ganado,

Deberán pagar en cambio mucho más,

Así que si buscas por debajo de nuestro suelo

Un tesoro que nunca fue tuyo,

Ladrón, te hemos advertido, ten cuidado

De encontrar aquí algo más que un tesoro.»

...

...

Lo que Harry no sospechaba, fue que en el instante en que el portkey lo dejo frente a la ruinosa Mansión de Lunavale, en Gringotts, y en Hogwarts ciertas magias entraron en acción.

Añadiéndose el nombre de Harry James Peverell en la lista de estudiantes a iniciar su educación ese año de 1938.

Y en Gringotts, la reactivación de una de las más antiguas y nobles familias mágicas, lo que significaba también, la reactivación de sus cuentas, inversiones, y el cobro de los intereses de mantenimiento. Así como algunos tratos muy antiguos, que podrían cambiar muchas cosas en el mundo mágico británico.