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OCID

U-4

Habían pasado 9 años desde la última vez que estuve frente a la fachada de este edificio y para mí seguía viéndose igual de aterrador. No tanto por su aspecto si no por lo que significaba para mí, control, la última ves que estuve aquí se me prohibió él utilizar mis poderes fuera de mis anormales capacidades físicas. Sé que el accidente fue mi culpa y que de una u otra manera debía hacerme cargo de ello, pero mis poderes significaban todo para mí y me temo que ahora estoy muy atrasada en lo que es saber como controlarlos, dicen que de los errores se aprende, pero a mí no se me permite ni siquiera recordar que tan grabe fue ese error. Estaba nerviosa por entrar a ese edificio de nuevo, nerviosa de que se me volviera a clasificar como "peligro para la sociedad" como hace 9 años, también nerviosa de que mientras me hagan las pruebas para que me clasifiquen, que era la razón por la que anteriormente de lo sucedido ayer tenía planeado venir aquí, se den cuenta de que no sé cómo ocupar mis poderes y los demás haciéndolas se burlen de mí. Tengo miedo. No quiero volver a entrar.

-¿Este es?- Preguntó Miguel mientras se acomodaba el pelo, hace un rato que me había pasado su gorro porque no tenía sentido que lo ocupara bajo tierra. Yo asentí. Después de un rato de haber bajado nos subimos a uno del los metros, que servían para agilizar nuestro camino en la ciudad subterránea, y hace ya un minuto que nos encontrábamos de pie frente al imponente edifico de la central de la OCID- ¿Por qué no entras?

-¿Y por qué no entras tú?- le pregunte burlándome de él mientras lo golpeaba con el codo.

-Porque te estoy siguiendo a ti estúpida- Contraataco devolviéndome los codazos. Eso me relajo un poco y me decidí a entrar con él a mis espaldas. Miguel apenas entro miro hacia todos lados sorprendido por la tecnología y arquitectura, o talvez por la diferencia de luz pues dentro de la central había unas potentes luces blancas que contrastaban mucho con la tenue luz de la ciudad, aquí abajo no parecía que fueran las 11 de la mañana. Por mi parte yo solo trataba que ignorar un poco todo, quería irme y acababa de entrar.

Después de haber entrado nos dirigimos una de las recepcionistas que estaba desocupada le explique a ella que venía a que me hicieran la recalificación adolescente y ella muy amablemente me dijo que subiera al quinto piso lugar donde se hacían esas pruebas, subimos al quinto piso y a dos metros del ascensor se encontraban otras recepcionistas, pero esta vez había fila, nos formamos y esperamos hasta que fuera nuestro turno.

-Buenos días, vengo a para hacerme la recalificación adolescente- Ella asintió como respuesta a mi saludo y luego miro al rubio detrás de mí -Él solo viene a acompañarme.

-Okay, entonces es un pase de acompañante...- Dijo mientas le pasaba a mi amigo una pulsera desechable azul con número de serie- y... necesito que tú me des tu RUT- Hice lo que me pidió mientras ella lo anotaba en su computadora- ¿Geomara Garcia Gómez?

-Si- Le respondí ella escribió algo en una de esas pulseras, pero de color amarillo, y me la paso.

-En la parte contraria de tu pulsera puse tu número, te lo van a estar preguntando para ingresar los resultados de tus pruebas. Las pulseras tienen un código que tienen que escanear cada vez que quieran pasar por una puerta dentro de nuestras instalaciones del piso 5, ¿me siguen hasta ahora?- ambos asentimos en respuesta -Bien, son 4 pruebas base, 2 si tienes poderes y otras 2 si tienes particularidades. Tu sola tienes que acercarte a las distintas estaciones para hacer las pruebas, los moderadores te pedirán que digas tu número antes, estarás siendo grabada en todo momento al igual que todos y tu acompañante tendrá que quedarse sentado en la zona que hay para quienes esperan a otros, ¿dudas?

-Sí, tengo prohibido usar mis poderes por decreto de la OCID ¿Tengo que hacer las pruebas de poderes?- Eso era lo que más nerviosa me tenía, de tener que hacerlas pasaría una de dos, alguien iba a morir o todos se iban a burlar de mí, la primera sin duda era la peor. La secretaria frente a mí abrió los ojos con sorpresa y algo confundida miro la pantalla de su ordenador, pude sentir que se inquietó al oírme.

-Como tienes los 16 recién cumplidos yo diría que no, porque para que se evalúe el quitarte la prohibición tienes que tener 18. Ahora ya puedes ir a tomar tus pruebas- Dijo incómoda y me dio una sonrisa formada. Suspire y camine por el pasillo, el Miguel sé quedo pegado por lo que se tardó unos segundos en seguirme.

-¿Cómo es que no sabía que tienes una prohibición?- Me pregunto en un susurro como si le ofendiera el hecho de tener que hacerlo.

-Es una larga historia que no sé contar- le dije como si no me importara mientras me encogía de hombros. Él me dio una mirada reprobatoria que significaba una cosa muy clara "habla o me voy", lo que me hizo suspirar otra vez- Puedo hacer el intento pero no aquí y no hoy.

Fue lo último que le dije antes de que ambos estiráramos nuestras muñecas para que el lector que estaba al lado de la única puerta que había escaneara nuestras pulseras, sonó un pitido y la puerta corrediza se abrió dejando a la vista un gran salón de tres metros de alto y murallas blancas dentro de la cual había unas 50 personas repartidas en 4 zonas marcadas con cinta amarilla en el suelo liso de color gris.

-Te espero por ahí- Dijo Miguel, en tono que no supe si reconocer como molesto o triste, mientras se iba a una de las zonas que tenía sillas como en una típica sala de espera de las que hay en los consultorios. Una vez ahí saco su teléfono y se puso a jugar, probablemente Pokémon.

Yo me limite a caminar hasta el fondo del salón, que fueron como unos 20 metros, y me forme en la segunda de muchas filas que tendría que hacer el día de hoy. Mientras esperaba mire a quien se encontraba haciendo la prueba, estábamos como 12 personas formadas y uno acababa de pasar, era un chico detectable, lo supe por sus cuernos como de toro que estaban a la vista, alto quisa de 1.70, era fornido, su cabello era negro y su piel morena. Definitivamente era mi tipo. Él se paró cerca de un cubo de piedra que había en nuestra sección de prueba, tal parece esta era la prueba de fuerza, a unos cuantos metros del cubo estaba un señor como de unos treinta años sentado en una silla con una tablet en la mano, era el moderador de la prueba, le pregunto su número, él respondió y el señor le pidió que golpeara suave, lo hizo y luego el señor le dijo que golpeara fuerte y el golpeo tan fuerte que la piedra se agrietó, no mucho, pero lo suficiente para que se moviera y el suelo se estremeciera. Unos chicos en la fila, que supuse venían con él, le hicieron ovaciones y lo que él soltó una carcajada. El moderador agarró un escáner que había estado apoyado en el suelo y lo apuntó al cubo, tal ves para ver que tan dañado estaba, luego se giró a ver a la fila y me señalo.

-Tú, la de gris, eres la que sigue- yo sin saber el porqué pase al centro mientras el chico pasaba a mi lado.

-Suerte- dijo él por lo bajo mientras se escuchaban las quejas de los demás en la fila. O dios. Me encanta su voz.

-Eres la numero...- Me dijo el moderador, yo miré la parte de atrás de la pulsera.

-114.-respondí.

-Golpea suave, 114- Ordenó y lo hice no es como si hubiera sido especialmente difícil, pero cuando lo hice note que no era una roca normal tenía mayor resistencia al impacto -Ahora fuerte, pero no bayas a lastimarte- Su comentario hizo reír a los que estaban en la fila, seguramente picados porque me dejo pasar antes, eso me hizo enojar.

-¿Tengo que moverlo o destruirlo?- Le pregunte nada más para provocar mayor interés por parte de los estúpidos de la fila, el señor me miro con más atención que antes, pero su mirada paso de ser una de sorpresa a una de decepción muy pronto, casi como si quisiera regañarme.

-¿Puedes destruirlo?- Cuestiono.

-Eso creo- Respondí con convicción para que notara que no estoy de broma. Los de la fila empezaron a cuchichiar y reírse entre ellos, definitivamente tenía su atención.

-Hazlo- Me alentó, pero esta vez como si realmente confiara en mí.

Y eso hice, solo un golpe me basto para que lo que era un solido bloque de piedra se trisara por completo de manera bastante ruidosa haciendo que todos en la sala voltearan a ver que había pasado, tanta atención estuvo a punto de hacer que me incomodara de no ser que Miguel se paró de su silla y empezó a aplaudir.

-¡Así se hace, enséñales quien manda!- Grito desde el otro extremo llamando la atención de todos y haciendo que me riera, él se avergonzó de tantas miradas y se volvió a sentar. Me siento feliz de haberlo traído conmigo.

-114, ven un momento- Me llamo el moderador, mientras me acercaba a él pensé que iba a retarme por eso, pero luego recorde que él me alentó a hacerlo así que no tendría sentido -Fue un buen golpe, por eso estás citada para el próximo coliseo, si no asistes se te dará una multa- Valla que suerte la mía tendré que volver a venir y no solo eso, sino que tendré que pelearme con quien sabe cuanta gente, perfecto- A y una cosa más, te hice pasar antes porque quería que pasara la mayor cantidad de personas antes de que se rompiera el cubo, lo acababan de cambiar, y lo de que no te fueras a lastimar lo dije porque siempre después de que pasa uno fuerte él o la que sigue se esfuerza de sobre manera para alcanzarlo, no sabes cuantos idiotas se fracturan la mano a diario y luego a mí me llegan los retos, así que no te lo tomes a mal.

Bueno eso explico muchas cosas. Después de agradecerle por sus explicaciones seguí con el resto de las pruebas que me correspondían, luego llegaron las una y como teníamos que esperar para que me dieran los resultados me fui con el Miguel a pasear y almorzar por las cercanías del lugar, él quedó fascinado con las luces de neón que decoraban las fachadas de todos los negocios, también aproveche de comprar la medicina que mama me había encargado para mi prima. Cuando volvimos a la central había mucha menos gente que en la mañana por lo que era más fácil apreciar la recepción que era de murallas blancas, donde había distintas pantallas táctiles, y piso de baldosas grises, lo que más atraía la atención a la vista era el gran escritorio con forma semi óvalo en el fondo y centro de la instancia donde estaban las 9 secretarias muchas no estaban ahora, supongo que porque era su turno de almorzar, detrás de este había una muralla con un gran cuadro de los fundadores de la OCID y a los costados de esta zona estaban dos elevadores a cada lado, era un lugar espacioso sin duda. Nos acercamos a la única secretaria que estaba desocupada, pero antes de que pudiera hablarle se interpuso un chico, él era alto probablemente 1.80, castaño y moreno, se le veía apurado.

-Permiso- Dijo el chico antes de colocarse frente a mí. Miguel bufo, tal vez molesto porque el chico se colara o tal vez era que ya quería irse a casa, este día no salió como esperaba, pucha -Buenas tardes, necesitó que imprimas tres copias de la orden de captura de Geomara Garcia, por favor.

-¡¿Qué?!- no puede evitar que la pregunta saliera de mi boca, lo que hizo que el chico se volteara y clavara sus ojos de reptil en mí. Puede notar que me reconoció. Joder, ahora que fue lo que hice.