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Así que... ¿esta es mi condena?

Daniel respiró fuertemente, un poco de sangre escapaba de su boca.

Las gotas de sangre al llegar al suelo teñido de lo que parecía ser nieve, aunque infernal... quedaban congeladas.

Frío.

Tanto frío.

Un bosque extenso y completamente blanco se presentaba a sus ojos.

Casi parecía una pintura de lienzo, y los extraños animales parecidos a perros lobos a los pies de Daniel, complementaban la pintura con salvajismo.

Daniel miró sus manos ensangrentadas...

Él siempre fue una persona que amó a los animales, en especial a los domésticos como perros y gatos...

Pero aquí, en este... supuesto "infierno", unos animales parecidos a perros, con leguas extremadamente largas, lo habían atacado e incluso uno le había mordido el dorso de la mano.

Un pedazo de carne que era separado salvajemente de tu cuerpo... eso, ese dolor, más que dolor físico, representaba un dolor que traía pura desesperanza.

Quién lo diría.

El cuerpo de Daniel se movió según sus instintos más primitivos, apoyado en todo el entrenamiento de artes marciales que había realizado en su otra vida, y de alguna manera, dobló los cuellos de los perros para matarlos.

La mirada de Daniel en este momento, era indescriptible.

Hace solo minutos, según su conciencia, era un chico normal del mundo, pero ahora...

Su mirada tenía un toque de barbarie y locura escondidas en ella.

Este maldito lugar... ¿qué diablos es?

Mientras pensaba, Daniel se dió cuenta de que no debería perderse tanto en sus pensamientos.

¡Hauuuuuu!

Uno, dos, tres, cuatro... cinco perros infernales habían aparecido de la maleza.

Lo miraban como si ellos estuvieran hambrientos, y también como si él fuera un jugoso pastel de carne que cayó del cielo.

En ese momento, Daniel se dió cuenta de que al enfrentarse a solo tres perros y matarlos...

Había realizado una hazaña... que equivalía a nada.

Detrás de esos 5 perros infernales, los aullidos de lobo que salían de sus extrañas bocas se podían sentir por el bosque en lo cercano.

Eso significa que hay más.

La mirada de Daniel se volvió una de desesperación.

O, fue así hasta el vió la cara de los perros infernales delante de él.

Se estaban burlando, con expresiones muy humanas.

En ese momento, algo se desprendió dentro de Daniel.

Esta es la tercera vez... esta es la tercera vez en mi vida que siento esa humillación innatural, una que no puede ser causada por cosas mundanas, una humillación desde el alma.

"Mierda, mierda, mierda, ¡mierda!"

El tiempo corrió, sin esperar a nadie, fríamente, mientras en cierto lugar del infierno... un chico abandonaba su inocencia.

Era algo trágico, pero más que trágico, necesario.

Historias nuevas eran escritas, antiguas eran registradas, y las historias de antaño... aquellas que contenían la verdad de este mundo, brillaban.

.......

A Daniel le tomó... una semana.

Le tomó una semana adaptarse a este medio tan... infernal.

Comprendió que aunque los perros infernales eran increíblemente, unas bestias de matar, tenían sus puntos débiles.

Descubrir uno de esos puntos débiles le costó casi perder todo un brazo, y descubrir otro punto débil le costó casi quedarse completamente paralizado por una aterradora lesión en la espalda.

Pero, después de eso, Daniel perdió la cuenta de cuantos de esos perros lobos mató.

Siempre, siempre, jodidamente siempre estaban detrás de él.

No hubo un momento en 168 horas que Daniel no estaba luchando, o perdiendo el rastro de uno de esos perros infernales, como ahora.

Después de treparse a un árbol escogido con esfuerzo, sangre y sudor, Daniel, todavía vestido con la camisa y el pantalón, aunque tan rasgados que eran irreconocibles, simplemente se durmió, incluso con todo el frío que había en el ambiente.

De hecho, Daniel había notado que aunque el frío era tan molesto como tener una cuchilla siempre pegada a tu cuerpo, no le impedía moverse o lo enfermaba en general.

Al mismo tiempo, también notó que aunque siempre tenía hambre, su cuerpo, o su alma, realmente no necesitaba de orinar, o defecar.

Por eso, y solo por eso, Daniel pudo sobrevivir todo este tiempo.

Porque sabía que no moriría de hambre o de sed, es que Daniel pudo aguantar toda una semana en este estado, en este lugar.

Unas pocas horas de sueño, fueron tan revitalizables que Daniel incluso se sorprendió cuando se despertó.

"¿Estoy completamente curado?"

Todo tipo de heridas abiertas, se habían cerrado, e incluso su estamina, se había cargado completamente al 100%.

Daniel sintió que estaba listo para todo en ese momento, incluso sintió que el frío de antes no era tan aterrador como lo era en un principio.

Daniel se quedó en ese raro árbol, esperando allí, mientras de vez en cuando los perros infernales de abajo pasaban y se quedaban por un tiempo, como que olfateando algo.

La mirada de Daniel era fría al ver esto.

Allí, en ese aburrido árbol, Daniel no pudo evitar pensar en varias cosas.

Ya ha sido una semana... me pregunto cómo va todo en casa...

Ana... ¿por qué me hiciste eso...?

¿Dónde... dónde estoy?

Yo, tengo miedo. Tengo mucho miedo...

Sus ojos soltaron lentamente un poco de lágrimas, pensando en esto, y se encontró desesperado.

Se encontró completamente aterrado por su probable futuro.

Pero...

De pronto, su mirada cambió lentamente.

Si este fue el destino que me tocó... entonces no seré cortés en explorarlo.

Una pequeña luz dorada se encendió en las pupilas de sus ojos.

Daniel pensó entonces en lo que tendría que hacer más adelante.

Pensó que cómo podría sobrevivir en un bosque aparentemente infinito, lleno completamente de perros lobos infernales... en el infierno.

.....

"Jajaja."

El rufián Gregor, un malechor de la ciudad más cercana, actualmente estaba atravesando las malezas que llevaban a uno hacia el Bosque Congelado, en el territorio de un ministro Vampiro.

Este tipo, estaba extremadamente contento el día de hoy, incluso adentrándose hacia semejante lugar tan aterrador en esta parte de este Reino Infernal.

Eso era, naturalmente, porque encontró unas pistas y unos detalles de una fuente extremadamente confiable, acerca de una tumba por el lugar. Más especialmente, en la parte central de este bosque, cerca del lago extrañamente normal, en un bosque que tiene la temperatura más fría de todo un Reino Infernal, o sea, un mundo, entero.

Era la tumba de un Antiguo Mago Vampiro, una de las tumbas que siempre se habían buscado en este lugar.

Era una de esas cosas dónde si se hicieran públicas, incluso personas y seres de un Reino Infernal central vendrían aquí.

Olvídate de ellos, incluso el ejército celestial trataría de desplegar sus garras hasta aquí, por tal oportunidad.

Y eso era, naturalmente, por el prestigio de Amod, Leinus Amod, uno de los magos Infernales más poderosos de todos los Reinos Infernales.

En su camino, había que decir que este rufián, había encontrado varios híbridos, perros parecidos a lobos y de lengua increíblemente larga, pero con trabajo, había matado a todos gracias a la técnica de poder que poseía.

Esta técnica le permitía volverse el doble de poderoso de lo que era actualmente, por un corto periodo de tiempo, pero la ventaja era que lo podía utilizar cada poco tramo de tiempo.

Pero su desventaja natural, era la capacidad de poder que tenía el que la usaba.

El poder de este rufián, era solo suficiente para activar tal técnica solo por 10 minutos.

Aún así, todavía mataba con cierta facilidad a los monstruos, cortando de un tajo de su hacha de Oricalcum, a la cabeza de estos como si fueran mantequilla caliente.

Poco a poco, pensando en sus ganancias, el rufián se acercaba a un área donde estaba un lago enorme, tan enorme que la otra parte casi no se podía ver.

"¡Si, si mal no recuerdo, era por acá!"

Su información registraba que un poco antes del lago, a unos cuantos metros bajo tierra, habitaba la tumba de ese legendario mago.

Entonces, Gregor se llenó de felicidad, su cara todo rasgada sacó una sonrisa escalofriante, y así, procedió a excavar un metro bajo de tierra con una pala que había traído en su espalda, apoyado con su técnica de poder.

Luego, Gregor tomó una botella de su cinturón, una pequeña botella que contenía líquido rojo, y dejando la punta de un pequeño cordel tocando ligeramente ese líquido, Gregor acomodó la botella en la tierra congelada al fondo del pequeño hueco, la tapó un poco con tierra y entonces salió de allí.

Finalmente, encendió una cerilla y quemó la otra punta del cordel.

Este tipo de cordel era increíblemente inflamable, por lo que ni siquiera el frío presente podía apagar el cordel una vez quemado, quedando así la escena donde el fuego recorría el cordel lentamente hasta abajo.

El rufián corrió lejos y se posicionó detrás de un árbol, aparentemente, contando.

"Cuatro, tres, dos... uno...."

¡Boomm!

Una sórdida explosión se hizo de oír, y una leve nube tóxica de hongo se extendió en ese lugar, demostrando el poder de ese pequeño líquido rojo que este rufián, Gregor, había puesto en la botella.

Llegando al sitio, Gregor rápidamente se introdujo en el enorme cráter de más de 15 metros de profundidad, buscando cualquier señal de edificación, o de cualquier estructura rara y antigua.

Lástima.

Pues el destino le jugó una mala broma a este rufián, no solo no encontró señal de nada en ese lugar, sino que incluso se dió cuenta de algo...

Ese adormecedor sonido... había llamado la atención de una gran cantidad de híbridos.

Cuando su atención se centró en los más de centenares de ojos que lo miraban desde arriba, este rufián, Gregor... se puso pálido del miedo y el terror.

Así como así, se había buscado su muerte.