Las comisuras de sus labios se estrecharon. Le quitó el pañuelo y se limpió la cara despreocupadamente. Entonces, le oyó decir: —Es una broma. Es porque sé que no eres alguien así.
Tan pronto como Whitney dijo eso, una voz baja y profunda llegó a ella: —No sé si es él o no, pero sí sé que puedo ayudarte a ir al cielo y hablar con él.