Angela, que llevaba un largo vestido rojo, estaba sentada en un rincón con una copa en la mano y las mejillas sonrosadas. A su lado, su grupo de amigas la alababa:
Su hija era muy descarada y siempre tenía todo tipo de ideas excéntricas. También había sido siempre una niña inteligente y sensata y nunca había dejado que los demás se aprovecharan de ella. No tenía que preocuparse por dejar que la señora Lewis la acompañara.