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WINCHESTER

su pasado es misterioso, sus orígenes varían demasiado; pero todos tienen por seguro que es una de las cazarrecompensas mas peligrosas de todo el viejo oeste. vistiendo de negro de pies a cabeza con la excepción de un pañuelo azul que cubre su cuello y hace juego con sus fríos ojos azules, su nombre también es desconocido; pero posee un apodo que aleja aun al mas valiente, ella es: Winchester la cazarrecompensas

crazor_productions · Fantasy
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12 Chs

CAPITULO 6: UN DÍA EN EL PUEBLO

El sol salió por el este como lo hacía cada mañana, las luces rojizas del naciente sol iluminaban su rostro y hacían que su cabello, casi anaranjado, brillara con más fuerza. Ana no había pegado ojo en toda la noche, no sentía sueño ni deseos de dormir, estaba más a la espera de algún ataque antes que deseando planear algo. Winchester durmió como un tronco toda la noche y al parecer iba a continuar gran parte de la mañana, estaba bien, no deseaba despertarla ni mucho menos entablar conversación con ella, al menos no todavía. Sentándose en la silla donde solía hablar con Santiago, Ana, rompió a llorar debido a la amargura que sentía por su amado. A pesar de todas las conversaciones que tuvieron, el mero hecho de que no supiera de su pasado la destrozaba y ver como el hombre que amaba con todo su corazón fue despojado de su virilidad también la hería en su corazón; pero el llanto de pena cambió a uno de ira, aquellos miserables se atrevieron a dañar a un gran muchacho como Santiago, a quitarle su hombría, a despojarlo de su dignidad y virilidad ¡Eso lo pagarían caro! Aun con lágrimas en los ojos, buscó su escopeta disponiéndose a partir a donde estaban aquellos desgraciados; pero antes de salir por la puerta, la voz dura y severa de Winchester le dijo:

- ¡Espera Ana! Si partes ahora a matarlos, entonces todo se habrá perdido y Santiago se sacrificó por ti en vano- Ana se dio vuelta viéndola y notó como Winchester sonreía tras su sombrero, con un tono más amable le dijo- antes deja que vea con mis propios ojos el pueblo y como son los pobladores conmigo

- Pensé que ya lo habías deducido ayer- le contestó Ana aun molesta, pero sorprendida por la sorprendente habilidad actoral de Winchester ¿Cuánto tiempo estuvo ella dormida en realidad? ¿O se mantuvo despierta toda la noche?

- Las personas que van a la cantina no son el pueblo en su totalidad; pero si los primeros que una debe tener en cuenta cuando se encuentra en territorio desconocido- le explicó Winchester- tenemos que organizar un plan para poder ganarle a Timber sin sufrir ningún daño

- ¿Y que tienes en mente de momento?- le inquirió Ana tratando de no estallar en ira ante la idea de ser paciente un solo minuto más. Winchester le contestó, con una sonrisa más amplia

- Un cambio de imagen

James abrió la cantina, como solía hacerlo todos los días, cuando vio a Ana bajar de su cuarto, sonriendo la saludó con cordialidad:

- Buenos días Ana ¿Cómo dormiste?

- Bien, Shirley bajara enseguida, dime ¿Has sabido algo de los demás revolucionarios o de Santiago, James?- le preguntó Ana a lo que James, bajando la cabeza, le dijo con una señal de negación

- Nada bueno Ana. Algunos de ellos se asustaron y se entregaron al Alguacil, otros fueron ejecutados por los traidores que se han aliado al alcalde y el resto sigue en fuga; pero con un paradero desconocido, en cuanto a Santiago… no sé si deba decírtelo

- Por favor James- le pidió Ana con una mirada angelical- dime

- Un bastardo llamado Juan dijo haberlo… dijo también que alguien muy parecido a tu sobrina mató a su compañero y por poco no lo mata a él; pero Santiago sigue vivo Ana, solo que… ya no es el mismo muchacho que ambos conocimos- le contó James bajando la vista junto con su cabeza. Dando un pequeño lamento, añadió- lo siento Ana, sé que tú y él eran grandes amigos al igual que amantes. Esta vez el alcalde se pasó de la raya, eso no se le hace a un hombre, menos a un hombre como Santiago

- No te preocupes James- lo consoló Ana con un tono de pesar. Secándose, con su mano, una lagrima nada fingida de su ojo derecho- me alegra saber que aun vive, una parte de mi me grita que vaya por él; pero…

- ¡Aun puede ser peligroso Ana! Sé que necesita contención; pero si esos cerdos te llegasen a encontrar a su lado… si no se contuvieron con Santiago, entonces tiemblo al pensar lo que podrían hacerte a ti- le suplicó James con temor y un mayor pesar

- No creo que me hagan nada que no me hayan pagado por hacerme antes- lo tranquilizó Ana con una sonrisa tierna. Recuperando un poco su temple, gritó- ¡Shirley! ¡¿Piensas quedarte allí arriba todo el día, pequeña?!

- ¡Claro que no tía!- le respondió Winchester desde arriba- ¡Lo que sucede es que no encontraba el color adecuado para mi atuendo!

Bajando las escaleras Winchester apareció con su nuevo vestido y James tuvo que restregarse los ojos solo para poder dar crédito ante lo que veía, la mujer que llegó a la taberna el día anterior había desaparecido siendo reemplazada por una hermosa dama cuyo cabello negro seguía suelto; pero sus ropas habían cambiado de forma drástica a un vestido negro elegante y con una falda ancha con unos volantines blancos muy elegantes. Aunque toda su vestimenta era negra, el pañuelo azul seguía sobre su cuello junto con el sombrero vaquero que tenía el día anterior que cubría su cabeza. Las botas negras con tacones llegaron al suelo de la cantina y su boca, pintada de un rojo demasiado sensual, esbozó una sonrisa agradable, moviéndose con mayor soltura Winchester dijo:

- Bueno ¿Qué les parece?

- Que ahora sí parece una bella dama- la halagó James asombrado

- ¿Por qué de negro, Shirley?- preguntó Ana inquieta y Winchester, sin perder su sonrisa, le respondió

- Me gusta ese color- tras decir aquello continuó camino por la taberna dirigiéndose al pueblo- bien tía ¿Qué esperas? Piensas enseñarme el pueblo ¿O no?

- Si, ahora mismo- le respondió Ana acompañándola a la salida- nos vemos luego James

- Nos vemos luego Ana y cuidado, no sabemos hasta qué puntos pueden llegar esos desgraciados- los saludó James. Tras verlo en silencio por un minuto, Ana, le respondió

- Lo sé

El sol de la mañana iluminaba todo el pueblo de San Dominguez, Winchester, con una sonrisa, inició la caminata a donde estaba la iglesia, Ana la siguió con una expresión de autentica preocupación en su rostro, Winchester notó aquello y le preguntó:

- ¿Algún problema, Ana?

- Si, las personas que van a esa iglesia… ellos… no son de la idea de que yo este por allí- le respondió Ana con la cabeza abajo

- De acuerdo, entrare sola, no tienes porque acompañarme- le informó Winchester sin perder su neutralidad ni tampoco su calma

- ¡Winchester, espera!- le pidió Ana; pero era tarde, ella ya se había adentrado a la iglesia

El interior del lugar le daba mala espina: estatuas de santos en los costados, estatuas de la virgen María cerca del altar y en el centro un crucifijo enorme con la imagen de Jesús en él. Los pobladores estaban allí oyendo al sacerdote dando su sermón dominical ¿O seria semanal? No lo sabía, sin embargo escuchó con calma lo que aquel hombre decía:

- ¡Y por haber pecado, Santiago, fue castigado por Dios en persona! El orgullo es un pecado capital y aun si la causa puede ser justa, no es deber del hombre el actuar sino de Dios nuestro señor- aquel cura obeso con poco cabello y rostro demasiado vulgar parecía decirle a Winchester de qué lado estaba en todo el asunto, su voz sonaba con demasiada severidad- por haber pecado con orgullo, ahora Santiago es menos que un hombre, incluso el que siga vivo es algo trágico. Espero que sea un recuerdo para todos que hay castigos peores que la muerte para los pecadores

- ¡Mejor cierra la boca!- exclamó Ana furiosa entrando en la iglesia- ¡Santiago no es un pecador, es un hombre decente que ha tenido más pelotas que tú para enfrentar todo lo que ha enfrentado!

- ¡¿Que hace esta puta en el recinto sagrado?! ¡Fuera de aquí pecadora o juro qué…!- no pudo continuar porque Winchester le dio un puñetazo en el rostro que lo dejo inconsciente. Todos la miraban con asombro e incredulidad; pero nadie la veía con enojo, al contrario, los hombres se contenían de aplaudir debido a que sus esposas estaban allí a su lado mirando con desaprobación aquello, sin embargo en el fondo pensaban que Ana tenía razón en lo que decía y el padre estaba mostrando su corrupto pensamiento. Jadeando, Winchester, se disculpó diciendo

- Lo siento; pero no me gusta que insulten a mi tía- tras decir eso se retiró de allí pidiéndole a Ana- por favor tía Ana, sígueme, no tenemos por qué estar aquí soportando esto

- Si claro- dijo Ana sorprendida y con una sonrisa de júbilo al ver aquello

Ambas mujeres continuaron camino por la barbería que se encontraba cerrada debido a que el barbero se encontraba en la iglesia. Winchester entró al banco solo para ver como un simpático hombre de cabello negro y rostro apuesto estaba atendiendo el establecimiento, Winchester se acercó a donde estaba aquel muchacho y le dijo:

- Hola lindura, dime ¿Puedo abrir una cuenta en este banco aunque sea de forma temporal?- la mirada seductora de aquellos ojos azules hicieron que el muchacho de ojos castaños le respondiera

- Claro que si señorita, dígame su nombre y dirección para poder abrir dicha cuenta

- Mi nombre es Shirley Winchester; pero solo hazlo bajo el nombre de Winchester- le respondió ella sonriendo- por cierto, dime ¿Qué tienes en mente después del trabajo?

- Señorita Winchester ¡Caray! No sé cómo decirle esto; pero… soy casado y tengo un hijo- se disculpó el muchacho con una sonrisa nerviosa

- Casado no es sinónimo de castrado- le explicó Winchester sonriendo, aquel muchacho intentaba resistir aquel coqueteo; pero su voz se había trabado en la letra A

- A…A…A…A

El sonido de unos disparos fue suficiente para que aquel muchacho exclamara:

- ¡Gracias a Dios! Es decir ¡Oh por Dios! Es la banda de Frank Tuller

Tres hombres armados con pañuelos rojos tapando sus bocas se adentraron al banco y apuntaron a Winchester con sus revólveres diciendo:

- Muy bien señores, hemos venido a hacer un retiro, por lo que debo pedirles que pongan sus manos donde las veamos- con rapidez tomó a Winchester quien apenas si se resistió- muy bien amigo, quédate como estatua mientras mi amigo se encarga de llenar nuestra bolsa con dinero y mejor que no juegues al héroe porque odiaría hacerle algo a la señorita por tu culpa ¿entendido?

Aquel muchacho asintió de forma temblorosa con la cabeza. Uno de los ladrones se adentró a la caja fuerte con varias bolsas enormes listas para ser llenadas con dinero, como si fuesen papas en un costal. El otro ladrón vigilaba la entrada y Ana observaba, desde afuera del banco, aquello sorprendida, tratando de moverse con cautela se alejó del banco para poder ir a buscar su escopeta cuanto antes.

Winchester viendo la situación, suspiró con resignación y dijo en voz baja

- Ni modo, habrá que hacerlo

- ¿De que hablas preciosa?- le preguntó el ladrón acariciando, con su mano, su seno derecho

- De esto- le respondió ella dándole una fuerte pisada en su bota con el tacón de la suya, aquel ladrón gritó alertando a los otros dos; pero Winchester le dio un codazo tan fuerte al jefe de la banda en su estomago que lo dejó sin aliento. Con un golpe demasiado fuerte en su cuello lo dejo inconsciente y tomando, con su mano izquierda, el cuerpo inconsciente del ladrón y, con la derecha, su pistola, Winchester apuntó al cómplice que salía del interior de la caja fuerte quien no podía creer que aquella mujer sostuviese a su jefe con una sola mano. Winchester le disparó con la pistola a su cabeza dando en el blanco, el otro ladrón disparó, sin pensárselo dos veces, a donde estaba Winchester; pero las balas daban en el cuerpo de su compañero antes que en el de ella. Soltando su revólver, Winchester, subió su falda delante del muchacho que atendía el banco, que estaba aterrado, y vio como sacaba debajo de dicha falda un rifle de la marca Winchester. Sin siquiera perder un segundo, Winchester, apuntó con su rifle al ladrón que quedaba, este continuaba disparando a donde ella se encontraba sin importarle si mataba a su jefe o no en el proceso, Winchester disparó y la cabeza del último pistolero explotó como si fuese una sandia.

Soltando el maltrecho cuerpo del jefe de la banda, Winchester le preguntó al muchacho

- ¿Te encuentras bien?

- ¡Oh por Dios, eso fue genial!- le respondió aquel jovencito que sentía la adrenalina correr a la par con sus hormonas

- A las ocho de la noche en donde se encuentra Ana, creo que tienes una buena excusa para tu esposa- le respondió Winchester con una sonrisa sensual, saliendo del banco- y recuerda, mi cuenta a nombre de Winchester

- S… si claro- le respondió aquel muchacho, todavía anonadado, viendo, con admiración, a Winchester salir del banco

Cuando salió vio que todos en el pueblo la aplaudían por haber vencido a todos los ladrones ella sola.

Al parecer el Alguacil del pueblo tendría competencia seria en la siguiente re elección.