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Sentencia

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 Japón, Kantō - Antigua Fábrica abandonada.

El almacén abandonado era testigo de la caída final de Light Yagami. agonizando y arrastrándose por el suelo. Las luces titilaban débilmente sobre su figura maltrecha, su ropa empapada en sangre. En un esfuerzo final, giro su cuerpo boca arriba observando la luz del sol, desde la pequeña ventana del almacén el cual parecía estar despidiéndose de él afectuosamente sin embargo por más brillante y cálido que fuera solo sintió a la parca o más irónicamente a su compañero Ryuk, el Shinigami, dándole una fría palmada en la espalda.

En los últimos momentos de Light Yagami, el tiempo pareció desenrollarse en una danza macabra, llevándolo desde el almacén desolado hasta los confines de su propia historia. En medio de la penumbra, las sombras de su vida se proyectaron como una película desgarradora, devolviéndolo a la raíz de su caída.

Light siente cómo la realidad se desvanece, como si el tejido mismo de su vida se estuviera deshilachando. Las palabras de Ryuk resuenan en su mente: "Sentirás el miedo y el dolor sólo conocido por aquellos que han usado la libreta y cuando sea tu hora de morir seré yo quien escriba tu nombre en la death note". El destino de aquellos que desafían las leyes divinas se manifiesta ahora, sin escapatoria, en el oscuro almacén donde su reinado llega a su fin.

La sala se llena de un silencio sepulcral, roto solo por los susurros del viento que se filtran por las rendijas del almacén. Near, impasible, observa el cadáver de quien una vez fue Kira, un hombre que trató de elevarse por encima de la moralidad y pagar el precio por sus ansias de divinidad.

"Se acabó..." dijo Near completamente exhausto

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Ryuk, el shinigami, observa la escena desde las sombras del almacén abandonado con ojos opacos pero curiosos. La risa sardónica que siempre parece acompañar sus palabras resuena en la penumbra mientras contempla el inevitable desenlace de Light Yagami, el humano que jugó con fuerzas más allá de su comprensión.

"Interesante", murmura Ryuk consigo mismo, sin dejar entrever emoción alguna. La Death Note, aún cálida por el toque de Light, yace olvidada en el suelo, marcando el fin de la danza mortal que el humano había elegido.

Ryuk, con su actitud desapegada y su eterna sensación de hastío, se aproxima al lugar donde descansa la Death Note. Observa con cierta curiosidad las últimas palabras escritas por Light, los destellos de una ambición desmedida que ahora se desvanecen en el aire.

"Te divirtieron bastante, Light Yagami", murmura Ryuk, dirigiéndose al cadáver inerte. La ironía de la situación no se pierde en el shinigami, quien ha sido testigo de innumerables tragedias humanas desencadenadas por el cuaderno mortal.

Sin más ceremonia, Ryuk alza la Death Note, preparado para regresar a su mundo, dejando atrás el escenario de un humano que buscó convertirse en un dios y terminó siendo solo otro espectáculo para los ojos aburridos de un shinigami. El almacén queda en silencio, la historia de Light Yagami sellada en las páginas de la Death Note, un recordatorio de que, en el juego de la vida y la muerte, los humanos son meros actores en un drama cósmico.

"El humano que use la libreta no entrará al cielo ni al infierno por toda la eternidad" Fue el último pensamiento de Ryuk. Con una carcajada antes de desaparecer para siempre.

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 Reino Shinigami - Purgatorio

En las sombras que oscilan entre los reinos el alma desarraigada de Light Yagami flota en un estado de contemplación sin fin. Sin un cuerpo que contener, su conciencia fluye entre fragmentos de recuerdos y susurros de decisiones pasadas que resonaban en la oscuridad de su existencia. La sensación de pérdida, de un propósito desvanecido, envuelve su esencia como una neblina perpetua

La luz difusa que filtra la penumbra parece teñir los recuerdos de Light con un matiz sombrío. La ambición que lo impulsó, la sed de poder y el deseo de remodelar el mundo, ahora parecen sombras distorsionadas en el rincón etéreo donde su alma flota en la deriva.

"¿Cuánto tiempo ha pasado...? ¿Una década? ¿Dos Décadas? ¿Un milenio?" sus pensamientos resuenan en la vastedad sin límites de la tierra seca, gris y desértica "Mi propósito, mis logros, se han disuelto en la nada." Atormentado por sus acciones. Sus recuerdos intactos como una divina comedia. La ausencia de un cuerpo tangible solo amplifica la carga emocional de sus reflexiones. Las relaciones rotas, las traiciones ocultas y las ambiciones desmesuradas se agitan en su conciencia como espectros, recordándole las consecuencias de sus acciones.

"Mi deseo de cambiar el mundo, de purificarlo de aquellos que consideraba corruptos, ¿fue una noble aspiración o simplemente una máscara para ocultar mi sed de poder?" Un suspiro se pierde en la inmensidad

"La línea entre justicia y tiranía se desdibujó, y ahora estoy atrapado en esta penumbra, enfrentando las consecuencias de mis propias elecciones." Su pensamiento era como la cuerda de un reloj antiguo, meciéndose de lado a lado sin detenerse.

Las relaciones rotas y los vínculos fracturados resurgen como espectros de un pasado que ya no puede cambiar. Sus padres, su hermana, los aliados que traicionó, todo se entrelaza en un tapiz de remordimientos que flota junto a su alma en el purgatorio.

El desierto se convierte en un escenario para la reflexión sin fin, donde las sombras de las acciones pasadas se entrelazan con la incertidumbre del futuro. Light Yagami, ahora solo un espectro de lo que fue, se ve obligado a esperar su juicio.

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 Reino Shinigami - Torre del Juicio 

En el centro del reino shinigami, donde las sombras y la muerte convergen en una danza eterna, se alza la imponente Torre del Juicio. Esta estructura colosal se yergue en lo más alto de la vastedad sombría, dominando el horizonte con su arquitectura macabra y majestuosa.

Esta Torre se compone de huesos retorcidos que se entrelazan en patrones intrincados, creando una estructura esquelética que parece estirarse hacia el mismo corazón de la oscuridad. Los contornos de cráneos y fémures crean una amalgama de belleza y temor, simbolizando la naturaleza etérea y ancestral de aquellos que esperan su juicio.

A medida que se asciende por la torre, las sombras se espesan, oscureciendo cada piso con una penumbra que parece tener vida propia. Las espirales de humo serpentean alrededor de las escaleras, creando una atmosfera cargada de misterio y solemnidad mientras los juicios de almas perdidas se llevan a cabo.

En la cima, el Rey Shinigami observando desde la ventana de la torre hacia abajo con ojos que destilan conocimiento ancestral. Los corredores de la torre se extienden en todas direcciones, conectando con salas del juicio donde las sombras de las acciones pasadas son examinadas con escrutinio.

El suelo de la Torre está formado por una trama de sombras entrelazadas, cada paso resonando con ecos de decisiones y consecuencias. En los pasillos, sombras errantes se desplazan silenciosamente, recordatorios de las almas que aguardan su juicio y la inevitable travesía a través de la penumbra.

La Torre del Juicio en el Mundo Shinigami, con su esencia oscura y su arquitectura espectral, sirve como un recordatorio imponente de la jerarquía cósmica y la inmutable naturaleza del juicio en este reino entre la vida y la muerte.

Su rey por otro lado. Se erige como una figura esquelética y majestuosa, envuelto en la penumbra que emana de su propio ser. Su apariencia, una mezcla de huesos retorcidos y sombras danzantes, evoca la imagen de un ser antiguo y etéreo, como si hubiera existido desde tiempos inmemoriales.

La estructura ósea del Rey Shinigami, reminiscente de un esqueleto humano, se fusiona con una oscuridad misteriosa que parece tener vida propia. Las sombras serpentean a lo largo de sus huesos como espirales de humo, creando una amalgama única entre la muerte y la oscuridad.

La corona que adorna su calavera es una obra maestra macabra, formada por fragmentos de huesos entrelazados que se elevan hacia lo alto. Cada detalle de su figura, desde sus manos esqueléticas hasta la larga capa que parece estar compuesta de sombras fluidas, emana una presencia que inspira reverencia y temor.

Los ojos del Rey Shinigami resplandecen con una luz mortecina, como dos orbes de oscuridad que contienen la sabiduría de eras incontables. Su mirada penetra en lo más profundo de las almas perdidas y de aquellos que desafían las reglas de la vida y la muerte, revelando un conocimiento que se extiende más allá de la comprensión humana.

A medida que se sienta en su trono de huesos, la sombra del Rey Shinigami se extiende por el reino, como una amalgama de rey y juez en este dominio entre la existencia y la no existencia. Su presencia es la personificación de la eternidad, un recordatorio sombrío de la inevitabilidad de la muerte y la inmutable jerarquía de los shinigamis.

A los pies de la Torre del Juicio, se extiende una vasta llanura de sombras que se despliega en todas direcciones. Una inmensa fila de almas, con sus contornos apenas perceptibles en la penumbra, se alinea pacientemente, extendiéndose más allá de la vista. Cada alma, una manifestación etérea de sus elecciones y actos terrenales, aguarda su turno para enfrentar el juicio del Rey Shinigami.

La fila de almas se serpentea por la llanura sombría como un río de oscuridad, cada figura impregnada con la carga de su pasado mortal. Siluetas enigmáticas se mezclan en la espera, susurros de conversaciones y suspiros de remordimiento flotan en el aire, creando una sinfonía de penas y expectativas en el reino entre la vida y la muerte.

El ascenso hacia la Torre del Juicio es lento, y las sombras avanzan con solemnidad. Las almas perdidas intercambian miradas fugaces, compartiendo el peso común de la incertidumbre. Algunas llevan las marcas de sus errores pasados, mientras que otras ocultan secretos que solo la oscuridad conoce.

Mientras la fila avanza, la arquitectura esquelética de la torre se alza imponente, una presencia ominosa que observa cada paso. A medida que las almas avanzan en la interminable fila hacia la Torre del Juicio, un grupo de asistentes, sombras etéreas con la autoridad para evaluar las acciones pasadas, se despliega para recibir a aquellos de rango medio y bajo. Estos asistentes, cada uno con una esencia única, llevan consigo la responsabilidad de revisar las elecciones terrenales de las almas y determinar su destino en la penumbra.

En un sector lateral de la llanura, donde la oscuridad se espesa y la energía es más densa, almas de rango alto son dirigidas hacia salas de juicio especializadas. Aquí, asistentes de mayor antigüedad y sabiduría se preparan para analizar las vidas de aquellos que dejaron una marca significativa en el tejido del mundo mortal. Cada juicio es minucioso, examinando el impacto y las intenciones detrás de las acciones que marcaron la existencia de estas almas destacadas.

Mientras las filas avanzan y los asistentes trabajan diligentemente, ciertas almas de naturaleza excepcional son separadas del flujo principal. Estas almas anormales, aquellas que desafiaron los límites de la moralidad y la existencia misma, son conducidas hacia una cámara especial en lo más profundo de la Torre del Juicio.

En esta cámara única, la presencia del Rey Shinigami se intensifica. Su trono de huesos resplandece con una luz siniestra mientras las almas anormales son presentadas ante él. El juicio de estas almas se convierte en un evento singular, donde el Rey Shinigami, con sus ojos que parecen contener la esencia misma de la oscuridad, examina cada detalle de sus elecciones y acciones.

Las almas anormales, cada una con una historia que desafía las convenciones de la existencia, son presentadas una a una ante el Rey Shinigami. Su mirada, profunda como un abismo sin fin, escudriña cada rincón oscuro de sus elecciones y acciones terrenales.

"Vuestras acciones han trascendido los límites del entendimiento. ¿Qué buscáis al desafiar las leyes cósmicas que atan a las almas a su destino?" La voz Rey era como un trueno y causaba dolor en los más cercano a él. 

En este rincón especial de la Torre del Juicio, las almas anormales, escasas y extraordinarias, se convierten en la excepción a las reglas establecidas, sometidas a un juicio singular que solo el Rey Shinigami puede dictaminar.

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 Reino Shinigami - Sendero del Juicio 

En la penumbra interminable, Light Yagami flota entre las sombras que parecen acariciar cada recuerdo de su vida mortal. Su esencia, un eco distorsionado de la ambición y las elecciones terrenales, espera su turno en la fila interminable hacia la Torre del Juicio.

El tiempo en este reino entre la vida y la muerte parece transcurrir en una dimensión propia, dilatándose y contrayéndose de formas desconocidas. Mientras las sombras de almas de rango alto, medio y bajo son sometidas a juicio, la anticipación de Light crece con cada paso. La incertidumbre sobre el destino que le aguarda se refleja en las sombras danzantes a su alrededor.

La fila avanza inexorablemente, llevando a Light Yagami hacia la cámara especial donde el Rey Shinigami espera en su trono de huesos.

El futuro incierto y el peso de las sombras pasadas se ciernen sobre él, mientras se prepara para enfrentar el juicio singular que aguarda en la oscuridad.

Mientras Light Yagami avanza por sendero del juicio hacia la cámara especial, las sombras de las almas que lo rodean susurran entre sí, cuestionando su presencia en este lugar entre la vida y la muerte.

El de la fila adelante de él le pregunto a light "¿Y tú? ¿cómo moriste?" Light sale de sus pensamientos al oir una voz, mira adelante y ve un orbe flotando, pero responde al cabo de unos minutos "Mis acciones en vida me han llevado a este paramo... buscaba cambiar el mundo, imponer mi propia versión de justicia.

Entre murmullos dijo alguien "¿Justicia?" "¿Qué clase de Justicia?" Alguien con un tono acusatorio grito "¿Acaso pensaste que podrías escapar de la muerte?""¿Escapar... no lo sé...?" Light nunca se había imaginado que lo atraparían y que moriría. "¿Cómo es posible? ¿Sabes a donde nos llevan?"

Los murmullos se hicieron más grande, las almas más antiguas que estaban esperando en la fila, mientras que los nuevos como light estaban llenos de preguntas Las almas se agitaban en el Sendero del Juicio, revelando una nueva capa de misterio y ansiedad. Light Yagami, desconcertado por la revelación de la jerarquía en este reino, avanza con incertidumbre hacia la cámara especial, donde el Rey Shinigami aguarda en su trono de huesos. 

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Reino Shinigami - Sala del Rey

Desde la ventana de la torre, observando detalladamente a las almas flotando sobre el sendero a paso de tortuga, en ella, El Rey observo el flujo constante de aquellos que llegan y parten. Las almas vinientes, como luciérnagas fugaces, ingresan con sus historias aún sin contar, mientras que las venides, llevando consigo los relatos de sus vidas pasadas que se desvanecen en el aire al dictaminar sus juicios. En esta amalgama de destinos entrelazados, la casualidad juega un papel fascinante. Entre las hileras infinitas de almas, destaca una singularidad: Una luz roja, que emana de la esencia de Light. Su alma, enmarcada por un matiz único. 

Sin embargo, en la sinfonía de almas que lo rodean, otras historias se entrelazan de manera inadvertida. El fulgor azul de un alma en la fila contigua revela una vida de noble sacrificio, mientras que el resplandor verde a su lado cuenta la historia de la curiosidad y la exploración. Cada alma es un píxel en el vasto lienzo de la existencia, contribuyendo a la compleja narrativa del universo.

La casualidad teje una red invisible entre estas almas, conectándolas en un tapiz de encuentros y despedidas. El destino de Light se ve envuelto en esta maraña cósmica, donde su luz dorada se entrecruza con otras chispas de vida, todas ellas deslizándose en una coreografía predestinada de experiencias compartidas.

Entre las sombras del destino, algunas almas se destacan con destellos de misterio. En el rincón donde convergen los destinos, susurros enigmáticos fluyen entre las hileras infinitas. Las almas únicas, diferenciadas del flujo constante, atraen mi atención como constelaciones brillantes en el firmamento.

De repente, en el corazón de la Torre del Juicio, donde la oscuridad y la muerte convergen un ser de aspecto abominable sostenía la trompeta con manos esqueléticas, envueltas en sombras oscuras que se retorcían y serpentean como hilos de humo. Su figura era un espectáculo grotesco, una amalgama de huesos retorcidos que se entrelazaban en un patrón caótico.

El rostro de esta abominación estaba cubierto por una capa de oscuridad densa, con cuencas de ojos vacías que destellaban con una luz mortecina.

No había rasgos discernibles, solo la impresión de una entidad antigua y oscura. El rostro de esta abominación estaba cubierto por una capa de oscuridad densa, con cuencas de ojos vacías que destellaban con una luz mortecina. No había rasgos discernibles, solo la impresión de una entidad antigua y oscura 

Una onda de energía oscura se propagaba por el Reino Shinigami.

Las almas se agitaban y temblaban, respondiendo al sonido que creaba una resonancia única en la penumbra eterna.

Aquel que tocaba la trompeta no solo era un espectador, sino un verdugo que desataba una sinfonía en aviso sobre las almas en espera. Su presencia imponente y su capacidad para extraer sonidos sobrenaturales de la trompeta marcaban este ser como una entidad única, encargada de anunciar y ejecutar los eventos que sucedían en la corte.

Los murmullos de las almas en el Sendero del Juicio se mezclaban con el eco de la trompeta, creando una atmósfera tensa y cargada de anticipación.

Con el eco persistente de la trompeta retumbando en el Reino, las almas avanzaban por el Sendero del Juicio, cada paso resonando con la anticipación y el temor de lo que aguardaba. Las sombras danzaban a su alrededor, tejiendo un telón de misterio mientras se dirigían hacia la imponente Torre del Juicio.

El ser abominable continuaba tocando la trompeta, y con cada nota, las salas de juicio en la Torre cobraban vida. Los asistentes sombríos, con sus esencias ancestrales, se preparaban para examinar las acciones terrenales de las almas que se acercaban. El Reino se sumergía en una ceremonia cósmica, donde las sombras se convertían en jueces de las elecciones humanas.

Las almas, marcadas por sus experiencias mortales, se enfrentaban a la escalada interminable de la Torre del Juicio. El suelo de sombras crujía bajo sus pies, recordándoles la carga de sus acciones pasadas. Mientras ascendían, las sombras del pasado y del presente se entrelazaban, creando un tapiz oscuro que narraba la historia de cada alma.

Cuando un alma era presentada ante los asistentes en la cámara especial, la intensidad de la luz verde variaba según el veredicto. Una luz suave indicaba la absolución y la paz eterna, mientras que una luz más intensa señalaba la condena o el castigo que aguardaba a aquellas almas cuyas acciones desafiaban las leyes cósmicas.

El ejecutor de este juicio lumínico era una entidad etérea, una figura fantasmal que controlaba el flujo de la luz con un gesto sutil de su mano. Esta entidad, envuelta en capa oscura, emanaba una presencia misteriosa y aterradora, siendo el arquitecto del destino de las almas en este reino entre la vida y la muerte.

Light, al avanzar por el Sendero del Juicio, veía cómo la luz verde iluminaba cada paso de las almas que le precedían. Cada cambio en la intensidad de la luz verde revelaba el veredicto de los asistentes y la eternidad que aguardaba a esas almas en la penumbra.

La fila interminable de almas en el Sendero del Juicio se estremeció con expectación cuando Light Yagami, el hombre cuyas acciones resonaron en los jueces y el Rey, finalmente alcanzó el momento culminante de su travesía en el Reino Shinigami.

A medida que avanzaba hacia la cámara especial, las sombras a su alrededor parecían agitarse, como si la misma esencia del reino estuviera expectante ante la llegada de alguien tan extraordinario.

Los murmullos entre las almas, cargados de misterio y anticipación, se desvanecieron en un susurro colectivo de buenos deseos cuando Light se preparaba para enfrentar su juicio.

El Rey levantó la mano, y un silencio profundo descendió sobre la sala. Cada sombra, cada rincón oscuro, parecía contener la expectativa de lo que estaba por venir aguardando el dictamen del monarca de la muerte. Se levantó majestuosamente de su trono, una figura espectral y etérea que dominaba la sala con su presencia imponente. Desde la gran altura de su asiento, observó con ojos rojos activados la figura de Light Yagami, cuya presencia parecía perturbar la armonía del reino entre la vida y la muerte.

El silencio reinaba en la sala del juicio, solo interrumpido por el susurro de las sombras y el crujir de los huesos que componían la estructura de la Torre del Juicio. Los asistentes, testigos de innumerables juicios, fruncieron el ceño al ver a Light, una anomalía en su rutina milenaria.

Los asistentes con sus ojos de shinigami podían ver los años de vida de Light [X] pero el Rey observo otra cosa en su nombre, el símbolo del [∞]. La ira del Rey se manifestó en un aura sombría que oscureció aún más la sala del juicio. Su enojo reverberaba en cada rincón mientras contemplaba con disgusto el símbolo arriba del alma de Light. los asistentes palpitaban con temor ante la furia del Rey, quien comprendía a la perfección el desequilibrio y la anormalidad que representaba aquel número infinito. 

Con un rugido que retumbó en la Torre del Juicio, el Rey se lanzó hacia Light con una furia inigualable. Su figura esquelética se movió con una velocidad sobrenatural, y su mano huesuda se extendió para tocar la frente de Light, desatando una oleada de visiones y recuerdos.

La mente de Light fue inundada por la avalancha de sus propios recuerdos, pero ahora, cada detalle oscuro y cada elección cuestionable se magnificaban ante la visión del Rey Shinigami. Cada acto de arrogancia, cada vida segada con la Death Note, fue expuesto sin piedad ante el juicio del soberano.

La sala temblaba con la intensidad de la confrontación, mientras el Rey Shinigami exploraba los rincones más oscuros de la psique de Light. Cada mentira, cada manipulación, se desplegaba como un teatro macabro frente a la presencia iracunda del monarca.

La mirada del Rey penetró más allá de la superficie, alcanzando los fundamentos mismos de la moralidad y la justicia. La energía en la sala se condensaba, creando un campo tenso donde la esencia misma de Light estaba siendo examinada y juzgada. 

Con un decreto que resonó en la vastedad de la Torre del Juicio, el Rey Shinigami condenó a Light Yagami a un destino aún más oscuro. En lugar de la ansiada paz en la penumbra, la sentencia recaía en una forma de sufrimiento perpetuo. El Rey, con su mirada inescrutable y ojos que destilaban conocimiento ancestral, dictaminó:

"Light Yagami, tus crímenes no merecen la paz. Serás condenado al ciclo del renacimiento, experimentaras cada sufrimiento y consecuencia de tus acciones en una cadena interminable de tu existencia. Tu alma será atormentada por las sombras de tu pasado, enfrentando el peso de cada elección equivocada en cada nueva vida. Que esta condena sea tu castigo eterno por romper el equilibrio."

El propio Light, ahora envuelto en la oscuridad de su destino, miraba al Rey Shinigami con una mezcla de incredulidad y desesperación. La idea de renacer, condenado a revivir una y otra vez las consecuencias de sus acciones, era un castigo que trascendía cualquier comprensión humana.

El Rey Shinigami, tras emitir su veredicto, volvió a su trono de huesos con un gesto majestuoso. Los asistentes, aunque inmóviles, reflejaban la solemnidad de la ocasión en sus ojos de shinigami. La sala, sumida en la penumbra. Mientras tanto, el Sendero del Juicio, la vasta llanura de sombras y almas que aguardaban, presenciaba el destino inusual de Light Yagami. Las conversaciones en voz baja entre las almas resonaban, expresando la sorpresa y la incomodidad ante la excepcionalidad de la condena.

La luz verde que iluminaba cada sentencia en la Torre del Juicio ahora adquiría una tonalidad más sombría, reflejando la singularidad del destino que le esperaba a Light. La melancolía se mezclaba con la oscuridad, creando un aura única alrededor de aquel cuya alma había sido marcada por una condena sin precedentes.

Light, ante la sentencia final, se sumió en sus propios pensamientos. ¿Cómo sería esa existencia continua, atrapado en el ciclo interminable de renacimiento y sufrimiento? Cada sombra de su pasado le perseguiría, una carga eterna que le recordaría las elecciones que alguna vez creyó justas.

El Rey Shinigami, desde su trono, observaba la reacción de Light con una expresión inescrutable.

Con la sentencia del Rey Shinigami aún resonando en la penumbra, Light se vio envuelto en una espiral de oscuridad. Un torbellino de sombras lo engulló, desdibujando su forma en la vastedad del Reino Shinigami. La luz de la sala del juicio titiló por un instante, y Light desapareció de la vista de las almas expectantes.

En algún rincón indefinido entre la vida y la muerte, la esencia de Light se desplazó hacia su condena eterna. La transición entre la existencia pasada y el renacimiento futuro se llevó a cabo en un susurro de sombras, sin fanfarrias ni despedidas.

La oscuridad, como un velo interminable, envolvió a Light mientras se adentraba en el ciclo de renacimiento. Cada sombra, cada elección, se desvaneció en el tejido cósmico mientras su alma era arrojada una vez más al tumulto del nacimiento y la vida.

En su renacer, Light estaría destinado a enfrentar las consecuencias de sus acciones una y otra vez, con cada vida marcada por las sombras de su pasado. La espiral de sufrimiento se convertiría en su compañera constante, una cadena eterna de lecciones y tormentos que le recordarían la fragilidad de la existencia y las ramificaciones de sus elecciones terrenales.

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-Fin-