16 Cuando baja el Sol

El Sol ardía sobre nuestras cabezas. Apenas nos bajamos del bus y ya saboreaba el infierno sobre mi piel. Sieg se estaba dejando blanco como la nieve con todo el bloqueador que se puso. -¿Es en serio?- Bajó Fred detrás de mí.

-¡Hace mucho calor!-

-Sí, y eso que estamos cerca de la costa-

-Parece que la marea está muy baja- Analizó Jake.

-¡Ahí voy!- Se lanzó desde la escalera del bus Casim. Dejando a Jake como caballito. -¡Eh, por fin playa! ¿Creen que haya omegas lindas?-

-¿Quién se fijaría en tí?- Lo botó al suelo el castaño.

-¡Niños!- Nos gritó la profesora. -¡En fila, rápido! Pasaré la lista- Obedecimos. -Se hospedaran en un hotel, compartirán habitación-

-¿Podré compartir con Eli?- Jake le pegó al pelirrojo.

-Sigue soñando, por supuesto que no- Se burló de él.

-Irán así... Jake, Casimiro y Fred tendrán la habitación 105, en cuanto a Elián y Sieg tendrán la 104- Dijo, así que fuimos a dejar nuestras cosas en la pieza reservada.

-¡Mira, Eli, la ventana!-

-¡De lujo!- Se veía el estadio y el mar desde ahí. En ello, tocaron la puerta y los chicos entraron sin preguntar.

-¡Oh, se ve el estadio!- Dijo Fred. Casim se tiró sobre una cama.

-¿Cuál era el programa de hoy?-

-En una hora iremos a entrenar en la playa, luego iremos a almorzar y una sorpresa para la noche, o eso leí en el itinerario- Respondió el pelinegro.

-Aprovecharé de rociarme de bloqueador- Me eché por todos los lados que tenía mi piel descubierta.

Nuestro entrenamiento se basó en correr por la playa, ibamos el doble de lento, debido a la arena. Algunos ya empezaron a cansarse. Entre ellos, el pequeño Sieg. -¿Estás bien?- Le pregunté, él apenas podía continuar.

-¡Rápido o los dejaremos atrás!- Gritó la entrenadora.

-Sieg, súbete- Se agachó Jake, para llevar a caballito al pelirrojo.

-¡Ehh, claro, él si puede!- Crítico Casimiro. -¡Pero, a mí me tiras de tu espalda!-

-Ahaja, parece que no te quiere lo suficiente- Me burlé.

-Es tan triste, cuando él no te ama~- Canturreó Fred

-¡Llegamos, preparen la red!- Ordenó la encargada. Colocamos una red de volleyball y nos quedamos jugando.

El ultimo entrenamiento, era una prueba de orientación. La idea era conseguir los diferentes banderines de nuestro equipo, estos estaban ocultos en diferentes lugares del bosque. Los profesores nos dieron linternas. -¿En verdad esto es una buena idea?- Miramos el bosque oscuro.

-¡Oh, hay luciérnagas!- Divisó Sieg.

-No es tan aterrador con esos pequeños, así que no teman- Dramaticé.

-¿Q-quién tiene miedo...?- Comentó Fred reacio a aventurarse al bosque.

-En este caso... ¿No es mejor separarnos?- Propuso Jake.

-Sí, tienes razón, haría la búsqueda más fácil-

-¿Y-y si uno se pierde? ¿No es mejor permanecer juntos?- Opinó Fred.

-Vamos, no seas Llorica- Dije.

-¡En ese caso, yo voy contigo, Eli!- Se acercó, Casim.

-Entonces... ¿Sieg, vienes conmigo?- Sieg acompañó a Jake.

-¡N-no me dejen atrás!- Fred nos siguió.

-¿Dónde habrán escondido esas banderas?- Miré las copas de los árboles y cuando alumbré una bandada de polillas salió. -¡ahg!-

-¡AHHH!- El pelinegro terminó en el suelo del susto.

-¡Ah, maldición, fuera!- El pelirrojo me ayudó a quitarme algunos de esos bichos. -¡Odio los insectos, me asustaron!- Me quejé. Aunque en comparación a mi, el más asustado era Fred. -Fred... ¿Estás bien?- Lo miramos.

-¡C-claro que sí! ¡Solo eran unas insignificantes mariposas nocturnas!-

-Ya...- Levanté una ceja.

-¡Un banderín!- Casimiro sacó una del arbusto donde casi cae Fred. -Eres una gran ayuda, amigo- El otro lo miró disgustado.

No nos costó mucho encontrar las demás, llevábamos 6 de 10. Tal vez, Jake y Sieg encontraron las otras. En un segundo de descuido Casimiro se resbaló por un sendero destruido que llevaba a la playa. -¡Casim! ¿¡Te lastimaste!?-

-¡Creo que no, solo rodé y no habían piedras al parecer, solo tengo unos cuantos raspones!-

-¡La competencia es pasado mañana, ten cuidado!-

-¡Volveré a la línea de meta por aquí, así que continúen!-

Fred y yo nos quedamos solos, andando por la vegetación en medio de un cielo estrellado. El pobre daba saltos cada vez que oía un ruido. -Hey... ¿Quieres tomar mi mano?- Le pregunté, porque me estaba poniendo ansioso.

-¿P-por qué? ¿Acaso crees que estoy asustado?- Se ofendió. Su orgullo era demasiado...

-No, pero yo sí tengo algo de temor... Creo que me sentiría más seguro así- Mentí.

-En ese caso, no se puede evitar... Yo te protegeré, Eli- Quería reírme fuertemente, pero debía mantenerme callado. -¡Esto es solo de una vez, no me gusta tocar a la gente! ¡Como estás asustado no se puede evitar!- Tuve que morderme el labio, para no dejar salir una carcajada.

Su mano temerosa, se entrelazó con la mía. Dejó de temblar luego de un rato. Logré mi objetivo de trasmitirle seguridad. Fred es realmente divertido. Sonreí ampliamente. -¡Un banderín!- Apuntó la rama y nos llevabamos la séptima bandera.

-Ahora que vamos así pude sentirme aliviado- Dije. -Lo estoy pasando bien- Él me miró por unos segundos.

-Yo también me divierto contigo- Murmuró.

-¿Qué?-

-¡Nada, no dije nada!- Me reí.

-No sabía que podías ser dulce-

-No soy dulce...- Esquivó. -Dices un montón de tonterías-

-¿Tanto te cuesta admitirlo?- La linterna se apagó dejando solo a las luciérnagas alumbrarnos. El sentimiento de terror ya no enamaba en Fred. Él se acercó hasta tocar mis labios con los suyos... Un instante generado por el clima del lugar, nada muy importante, pero fue muy tierno. Había sido besado por el intocable Fred, y de algún modo me alegraba. Sin embargo, recordé a ese niño que siempre me perseguía. Y sin darme cuenta, aparte a Fred. -Oh... Yo-

-Llegamos a la meta- Avanzó ignorando lo que acabó de pasar.

Conseguimos las 10 banderas, Casimiro encontró el camino, completando con éxito la prueba. Sin embargo, el sabor de los labios de Fred se me había quedado grabado, pero también sentí que había traicionado a Leo ese día. A pesar de que no tenía una relación romántica con ninguno, un montón de sentimientos me ahogaron esa noche. Y no sé si era por el mar que se oía a la distancia, logré soñar que caía en lo profundo del océano, adormeciendome en la paz.

A la mañana siguiente, Sieg me confesó que le gustaba Fred. Me tomó por sorpresa, por suerte mi personalidad actuó con naturalidad al instante. Obviamente iba a ayudar a mi amigo, así que era mejor olvidar lo que sucedió la anterior noche, olvidarme de cualquier cosa que hizo quedarme pensando en Fred y alegrarme por los sentimientos de mi amigo.

Formé equipo con Casimiro y Jake. Y dejé a Sieg con Fred aquella noche en el bosque, si era posible, del mismo modo que Fred me besó, quisiera que este lugar uniera a ese par.

Esa vez hicimos otras pruebas, enfocadas en explorar la locación, debiamos todos volver antes del anochecer al punto inicial. Sin embargo, ni Fred, ni Sieg aparecieron. Primero no nos preocupamos, confiamos en que llegarían pronto. Pero, no lo hicieron. Nos volvimos locos buscándolos.

-¡Fred, Sieg!-

-¡Hermano, hermanito!-

-¡Sieg!- Resonaban nuestras voces. Entonces, Fred volvió con Sieg en su espalda, se había lastimado el tobillo y le sería imposible competir. No... ¿Habrá sido mi culpa? ¿Por cambiar mis decisiones? ¡No, no es como si yo fuera el eje de lo que podría pasar!

Luego de la competencia nos quedamos un día más. Ese último día, repentinamente Sieg cambió su decisión. Después de una noche fuera de la habitación, es como si su mentalidad optimista se hubiera apagado. -Creo que tal vez debería rendirme- Cerró la maleta. -Creo que Fred nunca va a corresponderme-

-¿Qué? ¿Cómo puedes estar tan seguro? ¿No es muy rápido para que digas eso? ¡Aún no haz intentado nada!-

-Llevo mucho más tiempo con este amor no correspondido de lo que crees... Lamento no decirte antes... Pero, ahora estoy seguro, no funcionará- Derramó unas lágrimas y lo abracé.

Al volver a casa, nadie me recibió, estaba vacía, los empleados no tenían permitido hablar conmigo tampoco, así que era todo muy frío. Salir afuera no haría más cálido este lugar, pero tenía la esperanza de si corría muy lejos, tal vez chocaría con alguien en algún momento.

En los columpios, Leo vino a verme y me regaló una rosa. -Voy a tener una colección de rosas gracias a tí-

-Te fuiste por mucho tiempo- Se oyó molesto. Se paró sobre el columpio y empezó a impulsarse así.

-Es peligroso que hagas eso- Observé. -Solo fueron 4 días... Creo que la jodí en el campamento-

-¿Perdiste?- Me preguntó.

-No- Le mostré las cinco mendallas de oro. -¿Quieres una?- Le puse la medalla en su cuello.

-¡Siempre, traes de estas! ¿Tienes trofeos?-

-Sí tengo, pero no tantos- Respondí.

-¡Wow!- Brillaban sus ojos con la medalla. -¿En serio puedo quedarmela?-

-Sí, mi niño de las rosas puede hacerlo- Asentí. Y me saltó encima. -Cuidado-

-¡Eli, tienes que casarte conmigo!-

-Ya estás otra vez... ¿Me lo pedirás el resto de la vida?- Él estaba convencido.

-Tal vez, cuando te hagas mayor- Él permaneció sentado sobre mí. -Eres muy pesado, sal- Él me abrazó.

-¡Pero, hueles realmente bien! Tu perfume me gusta- Olfateó.

-Oye, no... No deberías hacer eso, es descortés...- Se me aceleró el corazón. No podía creer que por un niño me pusiera nervioso.

-No quiero separarme de tí-

-Aunque te dijera que estaremos siempre juntos, es imposible... Pronto te casarás con alguien ideal para tí-

-¡Aunque estuviera del otro lado del océano, te iría a buscar, porque tú eres mi omega!- Yo me reí.

-Seguramente esté en el fondo del océano- Reí cortante.

-Entonces, me hundiré contigo-

-¿Por qué harías eso...?- No comprendía su lógica.

-Leo, en verdad eres solo un niño... ¿Acaso comprendes el significado detrás de eso? ¿Morirías por alguien tan desastroso como yo?- Mi cuerpo se sentía pesado. ¡Ah, claro, estaba durmiendo con este tipo! Observé a Kenny.

Estaba todo encaramado en mí, y va a hacer difícil salir. Esa manera de abrazarme me parecía tan tierna. Me di la vuelta, para observar su rostro. A pesar de tener cejas afiladas, su personalidad no es brusca y se ve tan joven con el pelo hacia adelante. Acaricié su cara y lo besé.

-Hey~ Bello durmiente~- Él gruñó. -Si no te despiertas luego voy a comerte- Susurré en su oído. No había respuesta, así que bajé hasta sacar su miembro viril de debajo de sus pantalones. -Tan Grande y tiene un lindo color ♡- Sonriente Lengüeté el largo. Se puso enseguida duro, cosa que me emocionó y lo metí en mi boca. Comencé a jugar con él con mi lengua.

-¿Mhm...? ¿Qué...? ¿¡Qué haces!?- Se despertó.

-Oh, este chico es más rápido que tú para despertar- Continué besando su verga.

-Eli... An- Suspiró. -¿Por qué tan temprano?-

-¿No hay días que te despiertes de buenas?- Él se sonrojó. -Bien, yo estoy de humor... ¿Quieres hacerlo?- Abrí el cajón. -¿Tienes condones aquí? Oh, sí tienes- Sonreí pervertidamente y él se avergonzó. -¿Pensaste que hacerlo conmigo en la mansión era una posibilidad?-

-Yo... No es...- Tartamudeó.

-Descuida, me gusta los hombres así- Susurré en su oído. Comencé a desvestirme. Kenny me observó con la respiración acelerada debido a mis feromonas. Se abalanzó sobre mí, quitándome los pantalones. Dió besos por mi cuerpo, sacándome unas risillas. -¡Ahaja, me haces cosquillas!- Acaricié su pelo negro. -Eres tan hermoso...-

-¿Qué...?- Se sonrojó hasta las orejas.

-¿Qué sucede, nunca te han dicho que eres lindo? ¿No que sí te lo había dicho?-

-P-pero si lo dices en esta posición... Y es diferente cuando tú lo dices- Lo besé, repartiendo mi pasión en cada relamida.

-¡Tock, Tock!

Todas las ganas se nos fueron cuando la madre de Kenny abrió la puerta.

-¡Chicos, hay que preparar...! ¡Oh, my...! ¡Lo siento, por favor continúen!- Cerró la puerta, pero luego la volvió a abrir. -No usen condón, Brayan quiere nietos- Después de decirlo definitivamente se fue.

-En serio... Lo acaba de arruinar...- Me tapé la cara.

-L-lo siento... Mi madre es muy desconsiderada...- Se disculpó.

-¡Y es importante la protección! ¿Te gustaría que quedara embarazado?- Él se quedó divagando con mi pregunta. -No me digas...- Me levanté.

-Llevo soñando muchos años con este día... Así que también pensé en esa posibilidad- Me dirigí a ponerme la ropa.

-¿Sabes la responsabilidad de criar a un niño...? Yo ni siquiera sé si podré hacerlo bien... Yo estoy algo asustado- Confesé.

-No tenemos que apresurarnos, primero casémonos. Ya nos saltamos todos los anteriores pasos, así que es muy pronto para pensar en tener hijos.- Me tranquilizó. -Hay que acostumbrarnos a nuestra convivencia. Así que no te preocupes con lo que puedan decirnos nuestros padres- Yo asentí levemente y él me abrazó. -Te amo, Eli- Dijo en mi oído, con su aliento quemante. Dejando a mi corazón sobre una cuerda floja. Él dijo una cosa tan fuerte como "Te amo", volviéndome loco y extremadamente feliz.

Salí de la habitación, para irme a duchar. Dijo que me ama... Por Dios, estoy muy emocionado. ¿Por qué es tan diferente cuando él lo dice? No es la primera persona que lo hace, pero se siente tan diferente de cuando otro lo hizo... Creo que me gusta demasiado... Mi cuerpo empezó a sentirse caliente, y de pronto caí de rodillas. -¿Qué...?- Oh, maldición, esto... ¿Yo acabo de entrar en celo? Pero, desde pequeño que no me entraba así el celo. No podía moverme. Alcé mi brazo temblando y cerré el grifo. Mi cabeza daba vueltas...

-Ah...- No podía respirar. En algún punto ya no sabía que ocurría. Creo que me desmayé por 15 minutos. Entonces, la puerta fue golpeada. Oí los gritos de Kenny y las voces de mis familiares.

-¡Elián, Elián!- Abrió la puerta, y el olor de mi escencia entró de lleno en las narices del moreno.

-Kenny- Vi como su expresión se transformó en la que tanto temía de los alphas. Mostrando sus fuertes colmillos y salivando casi como si tuviera rabia.

-¡Detente ahí!- Lo agarró Cyer. Kenny pataleó, pero el otro lo dejó contra el suelo.

-¿Qué pasó? ¿Están bien?-

-¡Sal de aquí!- Le dijo a Jack. Él se tapó la boca y nariz con su chaqueta y salió. -¡Contrólate! Vas a lastimar a Eli así- Kenny había perdido todos sus estribos. Su racionamiento se había perdido por completo. Parecía estar sufriendo, incluso cuando me miró, vi como unas lágrimas salieron de sus ojos. Luego, llegó Jack con una mascarilla y amordazó a Kenny antes de amarrarlo con una ligas gruesas.

-¡Kenny, Kenny!- Jack me tomó con su chaqueta. Me dejó sobre la cama de la habitación de mi alpha y empezó a secarme con una toalla. Lo único que podía mover bien era mi boca. -Kenny...- Era lo único que decía.

-Estará bien, solo lo dormimos- Jack me vistió como pudo y me acostó. -Quédate aquí- Marcó un número en su teléfono y salió de la pieza.

Mi cuerpo estaba todo entumecido, aún podía recordar a Kenny siendo dominado por su alpha interior. A pesar del miedo, yo quería que me tomara... Olí las sábanas con el aroma de él y me enrrollé en ellas.

Nuevamente me quedé dormido, me desperté en cuanto oí ruidos fuera de mi habitación. Mi tía había entrado con una mascarilla. -¿Cómo te sientes, Elián?- Mi cuerpo continúaba ardiendo. -Parece que nada bien... ¿Cuándo fue la última vez que te dió un celo así?- Revisó los papeles que traía -Fue en tu pubertad- Mencionó. -Vaya, según veo, tu cuerpo ya ha llegado a su limite... Pudiste mantenerte bien con unos supresores. ¿Quisieras quedarte esta semana en la clínica para que te revisen? Es muy extraño que te ocurra algo como esto a tu edad, pero es muy posible que sea por la falta de un compañero. Si no eres mordido pronto, puede que empeore para tí- ¿Qué...? -También, me pregunto que fue el detonante de tu celo. ¿Qué fue lo último que hiciste?-

-Y-yo tomaba una ducha...- Jadeé.

-¿Tuviste algún pensamiento relacionado a lo que acaba de pasar?- Lo último que pensé... -Bueno, no te presiones. Te llevaremos a mi clínica- Ella me puso un collar, ya que al bañarme me lo había quitado.

-¿Cómo está Eli, tía?- Preguntó Cyer. -¿Puedo ayudarla?-

-No, tú ve a descansar, recién te recuperas de tu fiebre- Él se resignó a volver a la cama. Jack me llevó, y al bajar vi a Kenny amarrado en una silla. ¡Oigan, eso es demasiado! Lo peor es que su madre no dice nada, estaba toda asustada tras mi papá. Y el enfermito de mi papá sonreía. Seguro monta una fiesta, ya que por fin mi cuerpo se ve necesitado por un alpha.

Pasé una semana en la clínica, adormecido por los supresores que me implementaron. Mi tía dijo que era mejor que me quedara unos días más, solo por si acaso. No entiendo porque tanto jaleo, por una irregularidad en mi celo.

-¡Eli!- En la puerta aparecieron Sieg y Fred. -¡Me enteré de que estabas aquí! ¿Qué fue lo que sucedió?-

-Oh, realmente nada importante... Solo una irregularidad en mi celo. ¡Más importante! ¿Qué haces aquí Sieg? ¡Deberías estar en tu Luna de miel!- Me sorprendí.

-Ah, eso... Bueno, el padre de Jake se agravó cuando ibamos a tomar el viaje. Él me dijo que no era necesario volver, pero yo le insistí y ahora veo que tú también estás aquí. ¡La familia es más importante que una Luna de miel!- Contestó.

-Pero, Sieg, era tu luna de miel...-

-¡Qué ya no importa, te digo!- Yo suspiré.

-Llevas un buen tiempo callado, Fred-

-Sí, es solo que estaba pensando en lo difícil que es ser un omega...- Dijo.

-¡Aww~!- Ambos lo abrazamos.

-¡Eres tan lindo, Fred!-

-Siempre preocupado por nosotros- Nos aferramos a él.

-¿Qué hacen? ¡Suéltenme!- Su rostro estaba rojo. Lo empujamos a la camilla.

-Ahora que lo pienso... No te molesta para nada esta clase de trato, Fred- Continué con la broma.

-¿Qué tal si te dejas querer~?- Empezamos a besarlo y manosearlo.

-¡O-oigan!- Terminamos provocando una erección en él.

-Oh, vaya... A tí realmente no te importa quién, mientras sea omega ¿No?- Miramos el bulto de sus pantalones.

-¡Cállense! Realmente los odio...- Se avergonzó.

-¡Pero, si nosotros te amamos!- Reímos.

-Si fueras un alpha, seguro nos marcarías a los dos-

-¡No digan esas cosas!- Nos quedamos los tres tendidos en la cama.

-Estar así es realmente nostálgico- Dije.

-Sí.... ¿Saben? Todos los problemas se hubieran solucionado si hubieramos hecho un trío- Habló Sieg.

-¿En qué hubiera solucionado eso?-

-¡Así Fred no hubiera tenido que elegir!- Lo miramos.

-Fred, ahora que lo pienso... ¿Solo te gustamos porque somos omegas?- Pregunté.

-No es eso... Si sintiera cosas con cualquier omega, sería más fácil... Tal vez es porque ambos tienen personalidades alegres, y ven el lado bueno de las cosas, aún cuando su alrededor este podrido- Explicó.

-Ahora mi pregunta es... ¿Por qué no te quedaste con Sieg? ¿¡Qué mierda pasó en el campamento!? En serio... Ya estoy harto de ustedes dos... Primero, tenemos a uno que se casó con un alpha porque sí y segundo el que se da cuenta tarde de todo- Hablé directamente.

-Eli, aveces me pregunto si tienes tacto- Dijeron.

-En serio... ¿Qué pasó esa noche?- Los dos bajaron la mirada.

-Bueno... Le dije a Sieg algo como... "Los omegas son lo mejor que hay, por eso quiero quedarme con un omega"- Ambos golpeamos a Fred.

-¿Es en serio? ¡Qué idiota eres!-

-¡Y lo peor es que me había atacado cuando lo dijo...!- Sieg lloró. Y me quedé con la boca abierta, observando al pelinegro.

-¿Qué hiciste qué...? ¿Intentaste violar a Sieg?- Estaba más asombrado de lo normal. -¡Espera, espera! ¿¡Primero, vas y me besas un día antes y luego ya querías tirar con Sieg!?- Me enfadé.

-¿¡Besaste a Eli!?-

-¡Esperen, no es lo que piensan...!- Lo metimos bajo un aprieto.

-Seguro te divertiste rompiendo nuestros corazones y dejando olas de sentimientos amargos...-

-No, no, Sieg, no es así...- Sudaba en desesperación.

-¿Qué hacen?- Interrumpió Jake.

-¡Ah, nada, yo no toqué a tu eposa!- Dijo Fred y me reí con su boca suelta.

-¿Ah?- Levantó una ceja. -En realidad, no es que me importe que haga Sieg...- Se sentó en el banquito. -¿Cómo estás, Eli?-

-Bien, agradezco que vinieras, Jake-

-Claro, mi papá está en el otro piso-

-¿Hay mejora?- Jake negó. -Es una pena...-

-Bueno, tengo que ir a buscar las cosas que me pidió mi mamá, así que ya volveré- En la puerta saludó a Kenny.

-Elián... ¿Cómo estás?- Cierto, no lo he visto por una semana.

-No pongas esa cara, estoy bien- Le sonreí. -Vamos, no te quedes en la puerta-

-Sí, entra- Lo invitaron mis amigos.

-¿Qué hace Fred acostado en la misma camilla?-

-Es cómodo ¿No crees?- Jodido cizaña.

-Sal de aquí, Fred- Él se corrió.

-Tu tía dijo que puedes regresar hoy en la tarde- Se acercó a revolver mi pelo, enseguida sus dedos hicieron tacto con mi cuero cabelludo, un ráfagal calor se dirigió a todo mi cuerpo, como una tóxina explosiva.

-No... Esto...- Una alarma se activó.

-¡Rápido, salgan de aquí!- Sieg tironeó a Kenny y a Fred fuera de la habitación. Y se mantuvo bloqueando la puerta. -¡Eli, deberías correr!-

-¿A-a dónde?- Inhalé fuerte.

-¿La ventana?- ¿Sieg quiere que salte por la ventana?

-¿Q-quieres verme morir?-

-¡No, no quise decir eso! ¿No puedes moverte? ¡Normalmente puedes moverte en celo!- Yo negué derritiéndome en la cama.

Notita:

Aclaración; algunos betas son más sensibles a sentir las feromonas de un omega en celo, pero no les afecta al nivel de convertirse en un ser sediento de lujuria. Pueden mantenerse al margen, si eso quieren. Aunque, claro, esto siempre varia según la persona. Hay betas que tienen una sola hormona alpha u omega, en el caso de Fred tendría una hormona alpha, lo que le da mayores posibilidades de embarazar a una persona.

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