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Capítulo 5: Compromiso con la familia real

Morgan entró al despacho, dentro recorrió discretamente con la mirada la elegante y espaciosa habitación hasta que sus ojos violeta se vieron atraídos al retrato de una bella mujer de ojos y cabello café ondulado, su expresión serena transmitía una calidez que parecía desbordarse de la pintura, Morgan sintió la profunda necesidad de acercarse para tocar la imagen en óleo, su corazón sintiéndose pesado dentro de su pecho.

Apartó la mirada, obligándose a dirigir su atención a Clarence Slorrance sentado del otro lado de un escritorio de madera.

—Frederick dijo querías verme, ¿levantarás mi castigo ya?

La mirada evaluadora lo hizo preocuparse, pero mantuvo una expresión irritada y despectiva, había llegado a la conclusión de que lo más seguro y menos problemático era asegurarse que nadie supiera jamás él era un alma ajena a ese cuerpo y mundo, así que debería actuar como el antiguo Morgan Slorrance para no levantar sospechas, por lo menos durante un tiempo.

—Ayer fui llamado al palacio —declaró el barón Slorrance, su rostro ilegible.

Morgan parpadeó, había obedecido la orden de no salir de su habitación, aprovechando el aislamiento para comprender y catalogar la información junto a los recuerdos adquiridos tras transmigrar, también había evitado hablar con los sirvientes que lo atendieran, así que realmente no había sabido que pensar cuando el mayordomo lo buscará para transmitirle su padre lo esperaba en su despacho. Se había desconectado del mundo fuera de su habitación.

—… ¿Qué tiene que ver eso conmigo? —espetó.

—¿No lo imaginas? —preguntó con seriedad el barón.

Su encuentro con Allen Edevane vino a su memoria. Comprendió de inmediato esa visita estaba relacionado a lo sucedido en esa posada. Bajó la mirada para ocultar cualquier rastro de aprensión.

—Tú matrimonio ha sido decidido por nuestro rey —continuó el hombre—. Desde ahora estas comprometido con el primer príncipe.

Levantó la cabeza de golpe.

—¿Qué?

Por la reacción del barón suponía las relaciones entre personas del mismo sexo no eran algo inaudito en ese mundo, o por lo menos no en ese reino, algo sorprendente y increíble para la época en la que estaba ambientada la novela, solo posible en el mundo de una novela de fantasía.

—¿Hay algo que quieras decirme, Morgan? —preguntó el barón, un tono que detonaba inquietud.

—No… yo… entiendo.

El barón alzó sus cejas.

—¿Estas de acuerdo con esto?

Lo miró en conflicto ante lo que claramente era preocupación paternal, en la novela no se había mencionado mucho la relación de Slorrance con su padre, pero sabía su relación no había sido buena, no pretendía buscar arreglarla.

—No importa si estoy de acuerdo o no, es una orden del rey, no podemos ofenderlo.

Por las memorias adquiridas sabía había cierta tensión entre la casa Slorrance y la familia real, y si no recordaba mal, en la novela, antes de que Morgan Slorrance cometiera actos contra los protagonistas la familia de este ya había perdido poder junto a su título nobiliario. No mucho después por culpa de Morgan Slorrance su familia sería acusada de traición para luego ser decapitados. Se estremeció internamente ante la idea de tener ese final y condenar a inocentes al mismo destino.

La sorpresa en los ojos violeta le hizo saber había dicho algo inadecuado dado el carácter de Morgan Slorrance, si lo pensaba el otro Morgan probablemente se opondría armando una rabieta en base al desprecio que como su círculo social sentía hacia el primer príncipe, no pensaría en las consecuencias de su negativa.

No podía retractarse de sus palabras, lo mejor era usar su equivocación como una muestra del inicio de su cambio de actitud que pretendía atribuir a una incipiente madurez.

—Es bueno lo entiendas, hijo —habló con un atisbo de aprobación—, dado qué has reflexionado, puedes salir de tu habitación.

Morgan ocultó su incomodidad y sin pedir permiso salió sin decir nada más.

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Horas después dentro de la biblioteca en la mansión, Morgan devolvió a un estante el libro sobre la historia del reino Solaris. Confirmaba la novela estaba desarrollada en un lugar inspirado en la Europa occidental de inicios del mil seiscientos, un intentó de fantasía histórica por parte de una escritora demasiado perezosa para investigar a profundidad la época en la que se situaba la novela, combinando a conveniencia estética, características y desarrollo de países antiguos para escribir sobre un mundo construido a medias.

Tomó un mapa del reino para estudiar, el tamaño del reino Solaris correspondía a uno de un pequeño país. Después tomó otros libros sobre magia, religión y reinos circundantes para llevarlos a una mesa cercana.

Morgan se enteró rápidamente debido a las cartas e invitaciones dirigidas a él que la noticia de su compromiso ya había sido anunciada. También que al primer príncipe se le concedería el título de Duque, entregándole un territorio alejado para su manejo y protección. Una recompensa dada demasiado tarde según había entendido.

En su opinión, un matrimonio con Morgan Slorrance era un castigo tomando en cuenta la personalidad y reputación de este, sin embargo, la decisión del rey de convertirlo en prometido del primer príncipe no solo podía ser solo un tipo de reprimenda o una búsqueda de eliminar los malos rumores en torno a la familia real.

Inauditamente, la boda tendría lugar dentro de un mes, para diversión de muchos. Avivando los rumores sobre la razón detrás del apremio. Averiguó hablando con sirvientes que el motivo por el cual se llevaría acabo ese matrimonio ya era bien conocido en los círculos sociales, al parecer alguien detrás una cortina se había asegurado de eso. Realmente parecía haber más que un simple matrimonio para restaurar faltas.

—Jon —llamó al joven sirviente, parado cerca de la mesa.

—¿Si, joven maestro?

—Manda llamar a Thomas.

—Thomas abandono la mansión el día de ayer, fue despedido, joven maestro.

—¿Por quién?

—Su padre.

Morgan solo pudo adivinar la razón, seguramente el barón había llegado a la misma conclusión que él, que de alguna forma Thomas había estado involucrado en que Morgan terminará en aquella situación con el primer príncipe, para conocer esa información tendría que hablar con el barón, algo que quería evitar hacer. No obstante, tenía una sospecha dado donde habían estado Allen y Morgan antes de terminar en esa posada, involucrarse con Verónica Relish, la villana, era otra cosa que tampoco quería hacer.

—Ya veo —murmuró, cerrando uno de los libros— Trae aquí los libros sobre el territorio Brimstone… También necesitaré informes de la situación del ducado.

—Me encargaré, joven maestro.

Sobre un pequeño balcón en medio de altas estanterías de madera en potradas a la pared, Aiden Slorrance observaba a su hermano menor con contradicción en su bello rostro.

Estaba desconcertado por la tranquila aceptación de Morgan y molesto por las habladurías sobre su hermano con el príncipe, habladurías sabía eran verdad, nunca creyó Morgan podría ser tan imprudente como para involucrarse con un miembro de la familia real y perjudicar así a su familia, ni siquiera había sabido el interés de su hermano eran los hombres, solo demostraba cuan poco conocía a su hermano y cuan grande se había vuelto la distancia entre ambos desde su niñez.

Ver a Morgan tomarse tan seriamente su futuro matrimonio era extraño, no recordaba ver a Morgan tan serio sobre nada antes, no recordaba cuando lo había visto en la biblioteca por última vez. Solo podía hacer conjeturas sobre las razones detrás de la aceptación de su hermano hacia ese compromiso.

Retiró sus manso del balaustre y dio media vuelta, no dio siquiera unos diez pasos cuando un sirviente salió de su escondite tras una de las estanterías. El hombre de cabello blanco en una coleta baja y ojos dorados se interpuso en su camino, Aiden alzó la mirada para enfrentarlo.

—¿Qué crees que estas haciendo? —reprendió.

El hombre respondió con una divertida y pequeña sonrisa, paso su brazo alrededor de la cintura de Aiden para jalarlo a su escondite, la espalda de Aiden se apoyó suavemente en tomos de libros mientras su sirviente personal se cernía sobre él. Lo vio tronar los dedos de su mano libre, un segundo después las sombras los envolvieron a pesar de la luz solar que entraba por las ventanas.

Un toque en su barbilla le hizo levantar la cabeza, Aiden frunció el ceño y golpeó la mano.

—Tú… —dijo con desaprobación—, ahora eres un sirviente, este comportamiento hacia tu maestro es inadecuado.

—Discúlpame, Aiden, pero sabes que me esta costando acostumbrarme a mi nueva posición.

—¿Seis meses no han sido suficientes para que aprendas la etiqueta básica, Cal? —cuestionó, en lugar de recordarle él era quien se había ofrecido a ser su sirviente.

Cal tomó una de las manos de Aiden para llevarla hacia sus labios.

—Me he portado mal, maestro. Deberías castigarme —susurró, sosteniendo su mirada mientras besaba sus nudillos.

Aiden procedió a golpear la frente de Cal con su dedo índice y pulgar, un momento después se liberó del agarre del hombre más alto con facilidad.

—Ciertamente lo has hecho, trabajarás en los establos durante una semana —le dio la espalda, ocultándole su rostro mientras se alejaba—. Sin magia.

Aiden escuchó un gruñido irritado, pero nada más.

Calisto se tomó un momento para lanzarle una mirada ilegible a Morgan antes de seguir al bello noble con corazón de hielo que continuaba probándolo y desconfiando de él.

Gracias por leer

Mari_Solezcreators' thoughts
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