1 La vida anterior a mi vida.

"Entre montañas y valles… yace un reino sumido en el caos, que está siendo atacado por una amenaza desconocida, logrando atravesar las defensas como un cuchillo a través de la mantequilla. En una de las calles, se puede ver a dos caballeros, huyendo del peligro, gritando…

"¡RETIRADA! ¡RETIRADA! ¡A LA ÚLTIMA LÍNEA DE DEFENSA AHORA!"

Exclamó uno de los caballeros, corriendo a toda velocidad del lugar por la empedrada calle, derribando cualquier obstáculo que obstruyera su camino. Recuperando su aliento, el otro caballero dijo

"¡ESTAMOS CERCA! ¡ESTAREMOS A SALVO CON LOS TEMPLARIOS!"

Mientras los sonidos de destrucción y agonía de sus otros compatriotas provenientes de detrás de ellos se hacían más y más fuertes. Siguieron corriendo hasta que por fin llegaron a las trincheras donde los Templarios, unos caballeros de alto rango que portaban alabardas hechas de magia como arma, una enorme armadura, y la capacidad de erguir una barrera mágica frente a ellos.

En las trincheras, ambos caballeros, sumergidos en pánico, trataron de calmarse y recuperar su aliento, mirando hacia el cielo pensando cómo llegaron hasta esto, cuestionándose el simple hecho de haberse enlistado hace un par de años. Una vez más tranquilos, el primer caballero le preguntó al segundo, mientras su voz temblaba de solo pensar lo que presenciado...

"¿Crees que puedan detenerlo…? Viste de lo que era capaz… es increíble que solo una persona sea capaz de eliminar a tantos soldados solo, no… no puede ser una persona, tiene que ser un demonio, a ningún humano o bestia le brillan los ojos así…"

A lo que el otro caballero le respondió en un tono desanimado al sentir la presión de su mundo viniéndose abajo.

"A este ritmo acabará con todos y con todo a su paso, la única forma que veo de vencer es avisarles a los templarios, no hay de otra."

Y así fue como de un salto, el segundo caballero salió de la trinchera, acercándose a uno de los templarios para charlar con él. Levantó la voz y a todo pulmón en un tono desesperado, exclamó

"¡TEMPLARIO! ¡REQUERIMOS DE SU AYUDA! ¡LA AMENAZA CRUZO LAS LÍNEAS DE DEFENSA! ¡SE ACERCA CON RAPIDEZ Y YA ASESINÓ A MÁS DE LA MITAD DE NUESTRAS TROPAS! ¡DEBE AYUDARNOS!"

El templario había estado todo este tiempo observando hacia el horizonte, veía algunas casas ser derribadas y también una nube de polvo emergente que lentamente se acercaba. Nunca pensó él que llegaría a mayores, así que después de escuchar al caballero, el Templario seriamente le respondió.

"Un hombre contra mil soldados, ¿quién lo diría?, el telegrama que recibió el rey era verdadero."

De repente, a lo lejos, se escuchó un enorme estallido que hizo que la nube de polvo alcanzara la última línea de defensa, escombros volaron por los aires y la visibilidad era casi nula. El caballero curioso a lo que el templario se refería, le preguntó.

"¿Telegrama? ¡¿Un telegrama real?! ¿En qué momento les dijeron eso?, ¿¡Por qué no nos avisaron!?"

El templario había adoptado una posición defensiva, previendo un posible ataque sorpresa. Cuando se aseguró de todo estaba seguro, el templario le respondió.

"A ustedes no se les cuenta muchas cosas detrás de escenas… Si les hubieran enseñado ese escrito, hubieran escapado sin duda alguna. En resumen, decía que alguien vendría por el rey y que lo haría a toda costa. El rey aun así nos ordenó proteger su vida, así que como templario es mi deber seguir sus órdenes sin importar lo que sea."

El caballero se quedó asombrado por las palabras del templario, su lealtad al rey era absoluta, aunque ahora que sabe la verdad se siente como si lo hubieran usado de carnada, una combinación de sentimientos encontrados lo dejó junto al templario unos minutos cuando de pronto dos luces brillantes aparecieron desde la nube de polvo.

"¡ES ÉL!" Exclamó el caballero, refugiándose detrás del templario.

"¡Templarios! ¡Barreras ahora!" Les gritó el templario a sus compañeros para erguir una barrera combinada, asegurando así el frente de batalla.

La amenaza no se movía, al igual que los templarios con su barrera, estaban esperando el momento adecuado para actuar, minutos pasaron y en un abrir y cerrar de ojos. La figura se desvaneció. Confundido, el templario se preguntó

¿¡A dónde fue?! ¡No pudo ir tan lejos! Caballero, sé útil para algo y ¡búscalo!

Fue entonces que algo tapó el sol, el templario levantó la mirada solo para encontrarse que la sombra que lo cubría era provocada por aquella silueta de ojos brillantes que se había elevado en el aire en un intento de ataque sorpresa, sorprendido levantó su barrera y trató de bloquear la caída de la amenaza, solo que no se había fijado que la amenaza estaba cayendo con una espada filo abajo apuntado directamente al pecho del templario. La amenaza mientras caía exclamó.

"¡¿Me buscabas?!"

Al impacto con la espada, la barrera del templario se rompió en mil pedazos, trozos de magia cristalizada se esparcieron en un radio de cinco metros. Aun así, fue suficiente como para detener su ataque.

El templario quedó aturdido de la potencia del golpe que aguantó, dirigiendo su mirada de regreso al frente, ahora con una vista directa a la amenaza. Mientras que el caballero había regresado a las trincheras por el pánico.

El templario, en un intento de ataque, tomó la alabarda de su espalda y comenzó a atacar a la amenaza con cortes continuos en diagonal, apuntando principalmente a su cuello.

La amenaza esquivó sin problema alguno la mayoría de los ataques del templario, a los ojos del templario parecía muy muy rápido, sus reflejos eran impecables.

Después de esquivar varias veces, la amenaza detuvo la alabarda en seco con su espada, causando un gran estruendo en la zona, el choque había dejado endentado a ambas armas, pero la espada de la amenaza lentamente empezó a cortar el filo de la alabarda del templario, el cual estaba en pánico, considerando de que esas alabardas estaban encantadas con resistencia aumentada, hechas con el damasco más resistente de todo el reino.

A los pocos segundos, el filo de la alabarda se había partido en dos, dejando vía libre a la amenaza de acabar con él. La amenaza en un abrir y cerrar de ojos se posicionó detrás del templario y de una estocada atravesó su corazón, ríos de sangre corrieron sobre la armadura y cuando la amenaza retrajo su espada, partes de los órganos del templario, huesos pulverizados y pellejos en general vinieron con este.

El templario yacía en el suelo, Los otros dos templarios que estaban cerca, atacaron directamente a la amenaza, pero igual que con su compañero muerto, fue en vano causando que los dos sean asesinados.

Ah… recuerdo esto como si hubiera sido ayer… la destrucción, los gritos de agonía, la cara de terror profundo que tenía el caballero en las trincheras justo cuando lo miré. Cosas de las cuales no me enorgullezco hoy en día, pero que pasaron por mi insensata cabeza cuando seguía en ese lugar.

Creo que debería presentarme con ustedes, soy la hasta ahora llamada "amenaza" y seré su narrador y protagonista principal para este libro que llamé "Los Archivos del Espacio-Tiempo" eh... en inglés suena más imponente, ya saben "The Spacetime Archives" o incluso en japonés siendo 時空アーカイブ (Jikū ākaibu) El punto es… Que creé este libro para preservar las hazañas y aventuras que nosotros vivimos. ¿Qué quiénes son nosotros te preguntas? Eso, amigo mío, los verás más adelante.

Regresando con la historia, que ya se me iba por las ramas... ejem…

 

Con el asunto de los templarios resuelto nada se iba a interponer en mi camino, así que me adentré en el castillo del reino, cuyo nombre es Krawlfall por cierto y de una patada, derribé la puerta principal del castillo

Lo primero que noté fue un enorme salón, con decoraciones talladas en mármol, una alfombra de terciopelo y una vidriera mostrando un mosaico del fundador de este reino al fondo del salón y justo enfrente de este estaba el trono. Con la voz más seria que podía tener, exclamé al enorme vacío del salón.

"No tiene caso esconderse, Rey Índigo, ¡Muéstrate!"

Mi voz resonó por todo el castillo, no había lugar dentro de este donde mi voz no se hubiese escuchado y después de un tiempo de silencio absoluto el Rey decidió mostrarse quien salió de detrás del trono, vestido de armadura completa y una espada que solo puedo describir como "la típica espada heredada por la familia real". El rey se irguió y apoyándose sobre su espada, levantó la mirada y me dijo fuerte y claro.

"Usted es aquel que desea arrebatarme la vida, ¿No es cierto?"

A lo que yo le respondí manteniendo la seriedad en mi cara.

"Correcto, su majestad, mil disculpas por mi tardanza surgieron... un par de contratiempos."

 Procedí entonces a meter mi mano en el bolsillo derecho de mi vestimenta de pueblerino, sacando las placas de los tres templarios que habían perecido ante mí. Mirando directamente al rey le dije.

"Recuerdo haber escrito en el telegrama que no se resistiera, que vendría a usted pase lo que pase."

El rey dio un paso atrás y la expresión de su cara cambió a demostrar disgusto y con odio, el rey me respondió.

"¡Los templarios...! Ellos... están..."

Y sin dejar que terminara su frase, le contesté.

"Están muertos. Incluyendo a más de la mitad de tus soldados, los que quedan con vida están escondidos en las trincheras afuera del castillo ahora mismo, así que esto es entre tú y yo ahora."

El rey enfurecido levantó su espada y exclamo.

"¡Miserable... bastardo! 

 Y de su espada, un filo hecho de fuego fue lanzado hacia mí, el cual bloque sin mayor esfuerzo con mi espada. Regresé a mi posición original, y le respondí.

"Yo solo cumplo con la voluntad de los "Superiores", su majestad. Y su voluntad dictamina que su vida debe ser cobrada."

El rey sorprendido se quedó inmóvil después de verme bloquear sin un rasguño su ataque. Así que con valor procedió a pronunciar las siguientes palabras.

"¡Este no será el último día que veré la luz del día, si tanto quieres arrebatarme mi vida, ven a mí tómala!

Con sus dos manos, el rey tomó su espada y la alzó frente a él, unas inscripciones de símbolos rojos aparecieron en ella, después me apuntó con ella y dijo.

 ¡En guardia!"

Le apunté de regreso con la mía, tomándola con mi mano izquierda mientras le sonreía ligeramente.

"Si eso quieres... Entonces eso obtendrás"

Ambos nos abalanzamos el uno contra el otro, chocando con nuestras espadas directamente, provocando un gran estruendo que resonó por todo el castillo, chispas de metal volaron como fuegos artificiales diminutos, iluminando nuestras caras.

El rey inmediatamente después del choque retrajo su espada y la prendió en llamas en un abrir y cerrar de ojos, e hizo el primer movimiento, un ataque sobre la cabeza en diagonal, buscando atacar mi brazo derecho primero, debido a que es mi lado expuesto al yo ser zurdo, un inteligente movimiento de parte de él.

Viendo que se aproximaba por mi derecha, decidí rápidamente esquivar su ataque, moviéndome rápidamente a mi izquierda, haciendo que el ataque del rey fallara y golpeara el aire, pero el rey canceló su ataque y redirigió el impulso de su espada hacia mi tórax.

En un movimiento, con mis dos manos tomé mi espada y la puse en vertical, de modo que bloqueara el inminente espadazo ígneo del rey, el impacto de tal ataque me hizo retroceder un par de metros.

El rey arremetió de nuevo contra mí, esta vez con un espadazo ascendente en diagonal desde su lado izquierdo, seguido de otro ataque sobre la cabeza en dirección contraria a la diagonal inicial.

Procuré bloquear ambos ataques, primero el ascendente, que tuve que poner mi espada en bajo para bloquear la totalidad del corte, y para el ascendente levantar mi espada y bloquear desde ahí.

Pero justo cuando iba a bloquear el segundo ataque, el rey usó su técnica de nuevo, canceló su ataque y retrocedió, tomando impulso para poder así darme una estocada directamente al pecho.

Mi guardia seguía arriba y me negué a bajarla, cancelar ataques, lleva fracciones de segundo y prácticamente cuando me di cuenta, su espada me había atravesado. A lo que yo le dije perdiendo el aliento.

"Nada mal, Índigo. Tienes tus trucos bajo la manga."

Las llamas sagradas de su espada calcinaron mi interior rápidamente, carbonizando la zona más cercana a la herida, él extrajo su espada de mi cuerpo y me dejó tirado ahí, sintiéndose el victorioso ante mi derrota. O eso él creía…, ya que no sabía él, que yo soy inmortal. Así que después de unos pequeños instantes me levanté del suelo como si nada con el agujero carbonizado donde la espada había entrado, incluso se podía ver dentro de mí. El rey ya se había divertido lo suficiente, así que era hora de terminar de una vez por todas el trabajo, me le acerqué al rey por la espalda rápidamente y le dije de cerca.

"Mi turno"

En lo que él daba un paso atrás para dar un poderoso espadazo ascendente, yo tenía preparada mi espada sobre mi cabeza, para dar un espadazo descendente en la misma trayectoria que el suyo.

Una vez más nuestras espadas colisionaron con un gran estruendo, pero esta vez mi espada logro partir la suya a la mitad debido a la enorme cantidad de fuerza que ambos aplicamos sobre ellas.

Los dedos del rey también habían quedado rotos por tal impacto y sin manera de defenderse directamente, solo quedaba que su armadura aguantara los golpes.

Así que le di una patada que lo elevó por los aires, casi rozando el techo de su palacio, y de un salto lo alcancé para darle un puñetazo que lo estrellaría contra el suelo, provocando que su armadura se hiciera trizas. Y su cuerpo enterrado en suelo con múltiples fracturas.

Una vez que aterricé, me le acerqué lentamente al rey, con mi espada en mano y una cara inexpresiva, mirándolo detenidamente hacia abajo. El rey yacía en el suelo con la mayoría de sus huesos rotos y heridas de gravedad provocados por el golpe y trozos de su armadura que se habían incrustado en su cuerpo, que hacía que sangrara bastante. Me acerqué más a él y le dije.

"Ahora, quédate muy quieto"

Acto seguido, pasé el filo de mi espada por un implante metálico que tenía en mi mano derecha, del implante salía un tipo de energía verde fosforescente que poco a poco iba acumulándose en el filo de mi espada.

El rey con su mirada expresaba terror absoluto, podía ver a la mismísima parca frente a él a punto de cobrar su vida de un simple espadazo.

Levanté mi espada sobre mi cabeza y atravesé su pecho sin dañar más el cuerpo del rey, extrayendo de este un orbe de un color similar al de la energía en la que mi espada estaba imbuida. El rey confundido preguntó ya en sus últimas.

"¿Qué... me... hiciste? ¿Sigo… con vida…? ¿Qué es… ese orbe...?"

A lo que yo le respondí.

"Contestando la última pregunta, es su alma, su majestad, irá directo con los "Superiores" cuando salga de aquí. Debo agradecerle su majestad"

El rey seguía confundido, y su habla era en un volumen bastante bajo

"¿Los "Superiores"? Me… hablas de religión… justo ahora…"

De pronto sus manos comenzaron a disolverse en pequeñas partículas, como si polvo se desprendiera de él, a lo que él respondió.

"¿Qué le pasa... a mis ...? ¿Manos?"

"Las almas son el combustible de la vida. Sin ella, tu cuerpo se desvanece de la existencia"

Contemplando el fin, el rey con sus últimas fuerzas finalmente preguntó

"¿Quién demonios eres?"

Me di la vuelta hacia él, parándome erguido, y viéndolo fijamente, exclamando en voz alta.

"Me llaman de muchas maneras, pero me gusta llamarme Spacetime, soy el emisario enviado por los "Superiores" a cosechar almas para ellos. A cambio, ellos me recompensan con inmortalidad por medio de este brazalete en mi brazo derecho. Un alma equivale a un día más para mí. ¿Entiendes?"

El rey intentó contestar, pero justo en ese instante se desvaneció en una nube de polvo. Mi trabajo había terminado por este día y me dije a mí mismo

"Debería irme, se hace tarde"

De un salto, atravesé la vidriera del palacio y me escabullí del reino, jurando nunca volver ahí jamás.

 

 

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