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Chapter 1

- Domo de Corporaciones Kaiba – Final de Torneo Regional Japonés – Año 2001 -

- Bien, lindura, repasemos tu caso: tengo 3 cartas boca abajo, 2 monstruos de más de 2500 pts. De ATK y tu solamente tienes un pescado tan espantoso que sólo su madre amaría (Unshaven Angler) y ese triste naipe del océano que no sirve para nada (Umi). ¿No crees que es mejor si arrojaras la toalla?

La joven de cabello blanco ni siquiera se molestó en responderle al cretino.

Si bien, le gustaba disfrutar de una buena batalla verbal como a cualquier zángano adicto al Overwatch, cuando estaba en juego su dignidad como jugadora y su record de victorias, ella procuraba, siempre, mantener la cabeza en frío, no dejando que nada (NI NADIE) la distrajese, a tal punto que varios de sus competidores pensaban que estaban luchando contra una máquina oculta tras piel humana.

- Yo robo… y liberaré a mi pez, el cual cuenta como dos sacrificios, para invocar esto… "Levia Dragon – Daedalus"

Su oponente esbozó una sonrisa.

- ¡Aún es mas débil que mis criaturas! ¡No me hará nada!

La muchacha lo ignoró y declaró su movimiento.

- Efecto de Daedalus… envío "Umi" al cementerio para que mi dragón destruya todos los naipes, actualmente, en el campo, sin contarse a si mismo… "Atorantisu Foru" (Atlantis Fall / Caída de Atlantis)

La cara del irritante sujeto se tornó pálida, contemplando, impotente como el, una vez, calmo océano se convertía en una gran serie de maremotos que engullían todas y cada una de las cartas en su lado, dejándolo completamente expuesto.

Sin duda alguna, a ojos del público, había sido una remontada, verdaderamente, épica.

- N-No… no puede ser… mi campo fue…

- Batalla…

- ¡¿H-Huh?!

Al alzar la mirada, todo lo que pudo notar fue la aterradora imagen de aquella imponente serpiente marina, cargando lo que sería su último golpe.

- Daedalus te ataca directo… "Jobus Fureimu" ("Job's Flame/Flama de Job")

Un potente rayo de energía brotó de las fauces de la criatura, impactando de lleno contra el abrumado duelista quién, frustrado, cayó de rodillas al sentir como sus preciados puntos de vida bajaban hasta cero.

- O -

- ¡Y se acabooooooooooooo! – gritó, eufóricamente, uno de los comentaristas al ya tener el resultado. Una vez más, nuestra ganadora y, aún invicta estrella, es… ¡Marina Ad Astræ! ¿Qué opinas de esto Ken? ¿Crees que estamos presenciando el nacimiento de una nueva Duelista Profesional?

- Yo diría que sí, Jill- respondió su compañero a un costado. Esta jovencita ha sido una total sensación en los últimos 2 años. ¡Desde que inició su trayectoria, la talentosa Marina no ha dejado de ganar, ganar y ganar! ¡Su popularidad está por los cielos! ¿Será que esta nueva era tendrá una Reina de los Juegos en lugar de un Rey?

- ¡Sólo el tiempo lo dirá, querido amigo! ¡Ahora, nos iremos a comerciales! ¡Pero no cambien de canal, televidentes! ¡Por que en breve tendremos la fabulosa ceremonia de premiación, con la deslumbrante presencia de, nada mas y nada menos que, el gran Pegasus Crawford, presidente de Ilusiones Industriales! ¡No se lo pierdan!

- O -

- *Sigh* Al fin terminó... ¿por qué, siempre, me tocan los malos perdedores? - se preguntó para sí, la joven peliblanca, mientras se relajaba en uno de los bancos adyacentes dentro del estadio, a la espera de que los comentaristas le avisasen y tuviese que volver a salir a escena.

En lo que lo hacía, podía notar como todas las pantallas del domo transmitían un sin fin de diversos anuncios, como gorras con el logo de la tal Corporación Kaiba hasta accesorios para mantener calientes tus barajas en invierno.

Y si, aquello no era una simple broma.

El mundo al que había arribado de visita, giraba entorno a algo denominado "Duelo de Monstruos".

Al principio, no entendía mucho cual era encanto de poseer unos meros pedazos de cartón colorido, hasta que descubrió que una compañía importante de Japón había desarrollado un sistema para darle nueva vida al famoso juego.

"Solid Vision" o, en otras palabras, tecnología holográfica.

Fue aquel visionario adelanto, el que había logrado convertir un simple medio de entretenimiento pensado para niños y diseñado por un excéntrico millonario, en un fenómeno mundial de masas.

Todo el mundo y su tía, jugaban o, al menos, habían oído hablar de este nuevo y vanagloriado "deporte".

Y yo no iba a ser la excepción a la regla.

Después de todo, ya era algo inherente de mí el sobresalir en cualquier pasatiempo que implicase, al menos, una pizca de capacidad mental y estrategia.

Lo había hecho en los videojuegos... también lo llevaría acabo aquí.

En cuanto conseguí mi primer mazo en una de las tiendas cercanas, lo primero que hice, como buena conocedora, fue meterme de lleno en su lore.

¿Eran simples naipes pensados para satisfacer una glorificada "Fantasía de Poder" o tenían algo oculto debajo?

La respuesta me pareció intrigante y decepcionante a partes iguales.

Resulta que éstos basaban su origen en antiguas luchas rituales que se llevaban a cabo en Egipto. Su creador, un tal, Pegasus Crawford, había logrado dar con viejas lápidas de piedra que rememoraban estos ancestrales conflictos, buscando devolverles su gloria, convirtiéndolos en algo disponible para todos los públicos:

"Un juego de cartas para niños"

Y se que muchos se preguntarán: ¿Qué hay de malo en eso?

Pues... todo.

El famoso Presidente de Ilusiones Industriales (y sí, me tomé la molestia de investigarlo) en su "gran visión" de las cosas, había pasado por algo un detalle importante que toda actividad que se destine para un ámbito competitivo debería poseer... un "BALANCE".

Si...

Su floreciente y lucrativa obra magna era, a niveles de juego, un completo desastre.

Había algunos naipes que eran demasiado poderosos y otros, demasiado débiles y, por lo tanto, inútiles.

No me malentiendan...

Desde un punto de vista artístico, no tenía porqué estar balanceado, después de todo sus principales consumidores eran infantes cuyo único motivador era las ilustraciones impresas sobre el cartón.

Pero, una vez, que comenzó a lograr una considerable presencia en el aspecto competitivo...

Porque sí, el sujeto incentivó a la realización de torneos a todo lo ancho del globo...

Es donde más se comenzaban a "ver las costuras".

De nada servía jugar tu "arquetipo" favorito si, algún random podía hacerte besar la lona con llenar su baraja con beaters.

Tarde o temprano, lógicamente, alcanzaría un estancamiento.

Inesperadamente, con lo que no conté, fue con que el aspecto mítico del propio juego, llegaría para salvarlo de una, merecida, ruina.

Al parecer, las criaturas plasmadas en aquel cartón aprueba de balas pero sensible al agua, estaban vivas.

Bueno, no vivas como tal, sino más bien, parte de sus espíritus se alojaban en el material, siéndoles posible el convivir con el mundo humano.

Esto, más que engrandecer la visión de la obra, me pareció una completa locura por donde se la mirara.

¿De quién había sido la brillante idea de repartir el equivalente a pequeñas tablas de Ouijas a menores sin conocimiento de causa?

¿Qué pasaría si una de esas bestias, se apoderaba del cuerpo de su duelista y lo usaba para fines malévolos?

¿Eh?

¿Alguien siquiera vislumbró aquella probabilidad en su cabeza?

Pues, siguiendo las encuestas, no había sido el caso puesto que bajo el motto de "Creer en el Corazón de las Cartas", Duel Monsters™ se volvió una fiebre.

Y, al mismo tiempo, logró arruinar los procesos mentales de toda una generación de adolescentes.

¿Por qué digo esto?

Porque he sido testigo.

La noción de que puedes ganar cualquier duelo tan sólo "confiando" en que tus cartas te prestarían su fuerza, se esparció como si fuera la Peste Negra.

Y si algo, no tolero, es cuando los admins y/o desarrolladores de algo se niegan a admitir que su producto es basura y culpan al consumidor por no intentarlo lo suficiente.

Así que, con el fin de tirar abajo el sistema de la forma más pasivo agresiva posible, decidí poner manos a la obra...

Con mi capacidad de cálculo y concentración, logré construir un, perfectamente, balanceado. Sin necesidad de recurrir al factor "suerte" o a ese endemoniado "Corazón de las Cartas" al que tantos piraos le rendían alabanzas.

No tenía el tiempo para andar rezándole a entidades ficticias.

Después de todo, yo era el mismísimo Leviathan, la Bestia Primordial que representaba el Aspecto Mental de YVHV, el Ser mas poderoso y temido de mi universo.

La probabilidad matemática era mi obediente perra.

No había nada que no pudiese lograr si ponía todo mi poder cerebral en ello.

Fue así que, cuando por fin, logré crear la baraja perfecta, comencé a meterme a torneos amateur, con el fin de obtener experiencia para llegar a competiciones más grandes.

Como estaba previsto, ninguno individuo representó reto alguno.

Todos eran simples mocosos con el ridículo sueño de ser los mejores.

Lamentablemente para ellos, YO era un muro bastante difícil de atravesar, diría hasta casi imposible pero, no quería cerrar la puerta a la sorpresa tan de repente.

Una vez mi fama y reputación fueron creciendo en el circuito competitivo, muchas personas se acercaban para entrevistarme, patrocinarme o, incluso, hasta intimidarme.

Porque claro, esto era el principio de los años 2000 y era difícil de digerir que una cara femenina lograse triunfar en un deporte dominado, mayormente, por miembros del sexo masculino.

No me lo tomen a mal, duelistas con el cromosoma doble X sí que estaban presentes dentro del rubro más, la habilidad de éstas, era, notablemente, inferior a la de sus contrapartes YX, optando más por volverse "Duel Idols" o participar en duelos del tipo espectáculo… donde la presión no era tanta y las recompensas casi no variaban.

Desde una tal "Mai Kujaku" no había existido una sola competidora que diese tanto que hablar en tan poco tiempo o que sirviese como "inspiración" para una nueva generación de aspirantes a duelistas, al menos, hasta que yo aparecí en escena.

Los medios intentaban venderme como "la Nueva Mai Kujaku" o la "Invicta Estrella en Ascenso" que revolucionaría el mundo de los duelos.

Y, mientras la atención era divertida a veces, preferí seguir manteniendo mi reciente fachada de jugadora seria, fría y solitaria.

Como era de esperarse, esto me trajo varios detractores, para los cuales, yo no era otra cosa que una vulgar niña presumida que soñaba demasiado alto, más, no me importó en lo absoluto. Todos esos imbéciles que deseaban mi "inminente" fracaso, tenían que comérsela con patatas, al comprender que mis palabras y declaraciones no eran simple e infundada vanagloria.

- "Yo No Pierdo"

Esa fue la frase que me dio el Oscar, digo que compartí, una vez, en una rueda de prensa que varios participantes tuvimos que dar de manera obligatoria.

Para muchos pudo sonar como los delirios de una novata en ascenso pero, para mí, era una declaración silenciosa de que no importaba cuanto lo que intentasen o lo mucho que creyesen en sus ridículos cuentos de hadas, no serían capaces, jamás, de vencer al Leviathan en su propio ambiente.

Los juegos eran lo mío.

Mensaje que me encargué de probar día tras día, aceptando retos de duelistas "reconocidos" que intentaban bajarme los humos.

Acción que, graciosamente, jamás pudieron llevar a cabo.

Todos, sin excepción, perdían.

Algunos de maneras humillantes, otros de formas mas discretas pero… SIEMPRE perdían.

Esto, podía sonarle a muchos como un estilo de vida perfecto y duradero, después de todo, mientras ganara, los premios, así como, las ofertas de varios patrocinadores, continuarían lloviendo.

Pero... para alguien como yo, que tiende a despreciar con pasión el sentimiento de tranquilidad que la monotonía ofrece, era algo, sumamente cansino.

Nadie a mi alrededor parecía poseer el talento suficiente.

O eran malos construyendo mazos o no "jugaban en serio" o "la suerte, casualmente, no estaba de su lado en esos días"

¡Bah! Puras excusas…

El interesante y prometedor mundo cuyo destino era timoneado por un atractivo juego con bases antiguas que tanto me habían platicado mis hermanos, me estaba empezando a parecer denso y aburrido.

¿Y tenía que pasar toda una temporada en este mendigo planeta?

¿Qué cosas importantes podían pasar en una sociedad donde el medio de entretenimiento más prominente era cartón con características holográficas?

Se los diré... nada.

Pasaría mis días, destruyéndole la moral a un par de incompetentes, hasta que sea el momento de volver a mi casa.

*Sigh*

Bueno, al menos, me llevaría la satisfacción de patearles el trasero a los disque profesionales del rubro, una vez que lograse clasificar a la, tan reconocida, Pro-Liga.

Acabado el interludio, las luces, una vez más, se enfocaron en la arena, con el motivo de iluminar al grupo de trajeados hombres que cargaban consigo el trofeo y que, al mismo tiempo, parecían rodear a un sujeto de abrigo rojo y largo cabello plateado.

- Damas y Caballeros, niños y niñas de todas las edades, nos volvemos a reunir en este exquisito domo para condecorar a una duelista que ha sido capaz de superar las adversidades y hacerse con el título de Campeón por segundo año consecutivo.

Genial, otro sujeto al que le gusta oírse hablar…

- ¡No muchos creyeron que lo lograría pero, aquí esta, una vez más dispuesta a alzarse hacia lo más alto. ¡Recibamos con una gran sonrisa a nuestra más reciente estrella, la jovencita, Marina Ad Astræ! ¡Que se oiga ese aplauso!

La multitud celebró enardecida, en lo que me levantaba de mi asiento.

No imaginé que abría tantas personas pendientes de mi progreso...

Mientras avanzaba, uno de los reflectores me seguía como pirómano con lupa a un hormiguero.

Al llegar, inmediatamente, husmeé en la cabeza del "simpático" maestro de ceremonias, quien no era otro que el mismísimo Pegasus Crawford.

El "genio" detrás de todo este dinero, digo juego.

(Porque sí, una de las ventajas de ser una serpiente marina alienígena con cuerpo de niña, es que soy capaz de leerle la mente a cualquiera)

Ahora, si tan sólo pudiese entender el por qué habla como zopenco y estira las palabras cada vez que abre la boca, completaría mi objetivo del día…

- ¡Brillante, brillante! – expresó el millonario viendo la positiva reacción de su público. Veo que eres alguien muy popular, pequeña Marina. Pero, hay algo que me gustaría preguntarte y que ha despertado mi curiosidad si no te es molestia.

Miré al tipo a los ojos y relajé los hombros.

- Claro.

- Desde que comenzaste a aparecer en torneos, siempre te visto jugar con las mismas cartas, dime... ¿Qué te hizo elegirlas? ¿Mmm?

Admito que aquella pregunta me atrapó, un poco, desprevenida.

Usualmente, cuando pedían que dijese algo a la audiencia, los entrevistadores esperaban cumplir con algún tipo de agenda o dejarme mal parada o cosas de esa índole que tienden a hacer los periodistas con, prácticamente, cero escrúpulos.

Sinceramente, no esperé una consulta tan sincera e inocente, viniendo de una de las celebridades más alabadas en este planeta.

Sólo espero que, mi respuesta, no lo incentive a querer venderme un asiento en algún tipo de "entorno virtual colectivo".

Sería el tercero en lo que va del año…

Pero, bueno, volviendo al interrogante del principio…

¿Qué me había motivado a decantarme por este mazo en específico?

Haciendo un poco de memoria, el único recuerdo que me venía era el de mi yo del pasado, ingresando a una Tienda de Juegos cualquiera y exigiéndole al dueño los productos disponibles que tuviera a la venta.

El vendedor sólo tenía dos barajas esa semana, una con un gigante centauro hecho de flamas en la portada y otra con un gran monstruo marino aparentemente, bajo el agua.

No había que ser un genio para adivinar cual fue la que acabé escogiendo.

Pero… la duda era…

¿Estaría bien decir en plena TV paga y con audiencia en vivo, que…

- Elegí esas cartas porque me gustó el dibujo de la caja en la que venían…

Ups…

Dije eso en voz alta, ¿cierto?

De un momento a otro, el estadio se volvió mas silencioso que un cementerio.

Algo, físicamente, imposible más, no menos enervante.

Por los siguientes segundos, nadie pronunció palabra, hasta que la perturbadora quietud fue quebrada por una sonora carcajada.

Una que no pertenecía a otro que al mismo Creador del Duelo de Monstruos.

- ¡Fantástico! ¡En verdad, espléndido! – exclamó éste, mientras aplaudía sin una pizca de sarcasmo en su tono, gesto que me confundió por completo.

- ¿Dije algo incorrecto?

- Para nada, pequeña Marina. Tu respuesta me ha hecho muy feliz- contestó el millonario. Siempre que hago esa pregunta, oigo los mismos y repetitivos relatos sobre poder, de que escogen sus barajas pensando en vencer a sus oponentes ya sea con fuerza, inteligencia o hasta destino pero… tú, tú me has dado la razón más simple y maravillosa de todas: Has elegido tus cartas por gusto, no te importó si éstas serían fuertes o débiles, tan sólo seguiste tu corazón y, con ellas, construiste tu camino hacia la victoria. Por eso, me enorgullezco de entregarte esto… el trofeo del torneo y el premio en efectivo. ¡Felicidades! ¡Aplaudamos, ahora, a nuestra dos veces campeona consecutiva!

Las ovaciones volvieron en el momento en que el señor Pegasus depositó la, bellamente, decorada copa sobre mis manos.

No era la primera vez que ganaba un regional pero, sí era la primera vez que la persona a cargo de los discursos no intentaba desmerecer lo que había logrado.

Acabada la presentación, me retiré, tranquilamente, del estadio pensando en qué tipo de bento podía comprar durante el trayecto.

No llevaba ni dos cuadras recorridas cuando, una oscura limusina salió a mi encuentro.

Al bajarse la ventanilla, allí estaba otra vez, el excéntrico hombre de negocios.

El señor Pegasus Crawford.

- Joven Marina nos volvemos a encontrar. ¿Tendrías un minuto? - recitó.

Okay, podía entender que fuese carismático para las cámaras pero, si así se manejaba en su día a día, no quería estar cerca del sujeto.

- De hecho… señor Crawford, ya es tarde y necesito pasar por la tienda antes volver a mi departamento.

- ¡Oh! Entonces, no hay problema. Puedo llevarte hasta allí en mi vehículo - dijo con una, enervante alegría.

Y si, podía, simplemente, salir corriendo como cualquier persona normal a la que se le aproxima un extraño pero, una parte de mi quería oír lo que tenía para decirme.

¡Qué rayos, veamos a donde va esto!

Viendo que no tenía una razón válida para negarme al paseo gratis, decidí aceptar y procedí a tomar asiento al otro lado del tipo de traje, no sin antes notar que éste llevaba consigo un curioso maletín reforzado.

¿Qué hará con eso? ¿Venderme LSD?

Pegasus, al percatarse, de mi repentino interés en el objeto, procedió, entonces, a aclarar mis dudas.

A su modo, al menos.

- ¿Mmm? Oh, veo que te atrae el contenido de mi bello estuche- dijo el empresario, tomándose unos cuantos minutos para revisar el objeto antes de seguir explicando. Desafortunadamente, mi niña, no puedo revelarte sus secretos. Sólo el futuro ganador del torneo regional europeo podrá tener el lujo de abrirlo y reclamar como suyo el valioso tesoro que se esconde dentro.

- Lo comprendo, Crawford-san - contesté, mostrando mi desinterés por seguir con el tema. En ese caso, me reservaré futuras preguntas.

...

...

...

Sí, cómo no...

¡Que le escanee el cerebro dice…!

A ver… a ver… que hay en la dichosa petaca…

¿Bestias Gema…? ¿Eso es todo?

¿Me hypeó solo por un grupo de cartas de animales?

Bah, que tesoro tan triste…

- Ahora, bien, pequeña Marina.

Decepcionada, mi atención pasó a centrarse en lo que tenía para decirme el sujeto de traje.

- Volviendo a nuestro encuentro de antes… Espero que no pienses que tengo un motivo siniestro para todo esto, aunque puedo entender si así lo fuera.

Ofrecerle aventón a una menor tampoco ayuda mucho a tu causa, viejo…

- Siendo sincero, mi única motivación para este suceso era conocer un poco más sobre la curiosa y talentosa muchacha que exhibe el bizarro hábito de tornarse fría y apática cada vez que se la ve participando en un duelo…

Al oír aquella observación, mis ojos parpadearon, de manera instintiva.

¿El sujeto se había percatado de eso?

¿Cómo? ¡¿Cuándo?!

Siempre me aseguraba de no romper la fachada.

Antes de que pudiese preguntar al respecto, escuché como una breve risilla se escapaba de los labios del peliplateado.

- A juzgar por tu reacción de hace un momento, asumo que mi deducción ha dado en el clavo, ¿es eso cierto?

*Sigh* Ya que...

- Tengo que admitir, Crawford-san… que no esperé que alguien estuviera observando tan detenidamente las expresiones que hacía durante mis peleas – pronuncié, ahora, con una expresión mas genuina y relajada. Si me permite, podría decirme, ¿Qué fue lo que me delató exactamente?

Pegasus sonrió, como niño que completa el recorrido de un laberinto con crayones.

- Si te soy honesto, querida Marina, tu máscara era perfecta. En todo el tiempo que llevé monitoreando tu progreso, jamás noté un solo paso en falso de tu parte.

¿Huh?

El sujeto se ganó mi COMPLETA atención al decir eso.

- ¿Entonces…?

- Irónicamente, lo que me hizo darme cuenta de tu secreto, no fueron tus duelos- dijo éste. Sino la inocente pregunta que te hice durante la entrega de premios.

Mis ojos se abrieron ligeramente.

Fue...

- ¡Esa vez…!

- ¡Correcto! En cuanto escuché tu respuesta noté, inmediatamente, que ésta había sonado mucho más sincera y menos "planificada" que en otras ocasiones. Ese mero "desliz" fue lo que me llevó a pensar que había mucho más en ti, que la típica duelista de frío pero eficiente comportamiento.

*Sigh*

Así que eso había sido.

Bueno, supongo que mis días como la "Duelista de Hielo" han terminado.

Lástima, me estaba empezando a gustar ese tropo…

- Ya veo…

- Pero descuida mi querida estrella en ascenso, como un hombre que ha experimentado cosas más allá de la comprensión humana, sé cuándo es el momento de guardar un secreto – agregó el empresario con un guiño de ojo. Además, no me tomé tantas molestias sólo para venir y contarte esto. No no no no… dije que quería conocerte más a fondo y eso planeo hacer.

- ¿Cuál es el segundo paso, entonces? – pregunté. ¿Quiere que nos pongamos a hacer brazaletes de la amistad o algo cursi como eso?

- ¡Ohh! ¡Tienes un lado sarcástico, me gusta eso! Pero no querida mía, la dinámica que tengo en mente es mucho mas simple.

Pegasus se acomodó en el asiento, dando a entender que esto se pondría serio.

- Te haré un par de preguntas. Preguntas que podrán parecer superfluas y, un tanto, aburridas pero, créeme, ayudaran mucho a tu causa si las respondes desde lo más profundo de tu alma.

Perdón jefe, rubro equivocado...

Lo mío son las mentes, las almas las supervisa mi hermano...

- ¿Aceptas, entonces, mi pequeño reto, joven Marina?

- Claro, por qué no- respondí con una sonrisa. Supongo que mi comida tendrá que esperar por más tiempo.

- ¡Así se habla! – exclamó el empresario, haciendo una seña a su conductor para que continuase con el paseo. No te preocupes, no te estoy raptando ni nada parecido, sólo me aseguro que acabemos primero con nuestro pequeño juego. Ahora, sin más interrupciones, ¿Qué tal si comenzamos… con el esclarecedor interrogatorio?

- Año 2004 – En algún lugar del Círculo Ártico – MARINA P.O.V -

Descendí del bote con un salto, tomándome un momento para analizar el nuevo paisaje.

Academia de Duelos – Rama del Norte…

Así es como le llamaban al sitio en documentos oficiales.

Durante mi estancia en Ciudad Domino, me había familiarizado con el millonario emprendimiento que significaba la marca "Academia de Duelos" (D.A.)

Fundada originariamente por Seto Kaiba (jefe indiscutido de las Corporaciones con su mismo apellido), años después de su merecido retiro de los círculos competitivos, D.A. se había concebido como la piedra angular que acarrearía el futuro de los duelos profesionales.

Cómo su nombre lo indicaba, consistía en un imponente instituto educativo, ubicado, específicamente, en una isla a la mitad del Océano Pacífico. Ésta había sido diseñada con todas las comodidades, bajo el provechoso fin de alojar y brindar a todos aquellos aspirantes al título de Duelista Matriculado, la oportunidad de obtener los conocimientos necesarios para hacer del juego su principal fuente de ingreso a futuro. Caso contrario, los estudiantes, también, podían adquirir títulos de carácter terciario y cuasi-universitario dentro del mismo rubro.

No todos podían (o querían) ser Duelistas de Élite y no había nada de malo en ello.

Esta brillante idea por parte de la mesa directiva de Kaiba Corp., fue lo que impulsó la edificación de otras cuatro academias, las cuales pasaron a ser consideradas como "sedes anexo" de la misma marca.

Cada una de éstas, además de hallarse ubicada en países, culturalmente, diversos, tomaba como referencia un punto cardinal específico, variando su programa educativo, en pos de establecer sus propios tipos de enseñanza.

Así, la sucursal del Sur, fue instalada en Australia, la del Oeste, en América (Estados Unidos), la del Este en Turquía y, finalmente, la del Norte, por alguna razón (que ni YO entiendo) decidió instalarse en… un punto desconocido dentro del círculo ártico.

Y si, se que no soy nadie para juzgar jugadas del tipo "200 de IQ" como esas, cuando soy la primera que tiende a elegir las opciones más alocadas pero… ¿en qué diablos pensaban esos sujetos? Excéntricos o no, se supone que el objetivo de todo estirado hombre de negocios es pues… producir más dinero que el invertido.

Dudo mucho que algún padre, con sentido común, quisiese enviar a su hijo o hija al Polo Norte a aprender sobre cartón colorido cuando podría, simplemente, enrolarlo en una de las tantas instituciones menores distribuidas por su zona.

¿Habría personas tan ridículamente estúpidas como para someter a su descendencia a temperaturas que podían rozar los -50°C con tal de que les enseñasen como jugar uno de los deportes más conocido del planeta?

Pues… sí. 

Sí las hubo.

Todo lo que necesitó la mesa directiva del establecimiento para atraer clientes fue recurrir al marketing perfecto.

(Y no, no hablo de utilizar a "Santa Claus" como atracción turística, eso sería bajo hasta para ellos)

Su estrategia de comercialización consistió en vender el complejo como una institución pensada para cursos extremos e intensivos.

Una donde todo lo que importaba era tu fuerza, talento y resistencia al clima.

Una donde no aceptaban "niños de mami" (a menos que fuesen la segunda llegada de Yugi Muto)

Este nuevo "slogan" de "sólo el más apto sobrevivirá al último" acabó atrayendo a una gran cantidad de interesados, aunque no del tipo amistoso.

La Academia del Norte, en su sed de conseguir público, le abrió las puertas a todos aquellos que decidiesen asumir los riesgos y cómo su sistema de rankeo era altamente competitivo, por no decir tóxico, los individuos que buscaban allí hacer amistades o construir lazos terminaban huyendo despavoridos, dejando sólo a esas personas que eran capaces de apuñalar a un compañero con tal de seguir en la cima.

Si.

La Rama Norteña (Y no me refiero a ESE tipo de norteño, bastardo degenerado), terminó adquiriendo la reputación de ser un sitio cruel e implacable al que padres con buen status mandaban a sus hijos problema.

Algo así como un reformatorio, pero sin calefacción y con el aire acondicionado, permanentemente, encendido al máximo.

Lo cual me lleva a cuestionarme lo siguiente…

Si sólo envían aquí a los mocosos revoltosos y más difíciles de tratar…

- ¿Qué rayos hace alguien tan cálido como tú en un sitio como este, Andersen? Es lo que todavía no me explico…

Al oír esto, el muchacho de ojos turquesa a mi lado se sonrojó, desviando la mirada en lo que frotaba su frondosa cabellera del mismo tono.

- Pues… digamos que, tengo padres un tanto estrictos jeje.

¿Le llamas estricto a dejarte a tu suerte en el lugar más frío del planeta?

Algo me dice que ellos no te quieren mucho en casa, Johan…

- ¿Qué hay de ti, Marina-senpai? ¿Qué te hizo venir a este rincón del mundo?

- No necesitas llamarme, senpai. Ambos iniciaremos en el mismo año. Seremos compañeros de curso.

- Lo sé - rio el europeo despreocupado. Pero, técnicamente, tu ya has sido campeona regional de Japón dos años seguidos, tienes más experiencia, por lo que, en cierto modo, podría considerarte como mi superior.

- ¿No habías ganado un torneo, tú también, en Inglaterra?

- ¡No es lo mismo! – protestó éste. Ese sólo era uno amateur. Los rankings jamás los tienen en cuenta.

- Si tú lo dices…

A medida que avanzábamos por el gélido tramo, cada vez nos era más fácil divisar la enorme fortaleza de piedra que se levantaba a lo lejos y que sería nuestro hogar por los siguientes 3 años.

- Entonces… ¿me dirás, ahora, el por qué decidiste inscribirte en esta sede?

- No es ningún secreto, realmente – dije, sin despegar los ojos de la gran estructura. Vine a este lugar en busca de un reto y creo que este paraíso helado es capaz de dármelo.

Johan pareció pensar mi respuesta, más, inmediatamente, halló un agujero.

- En ese caso, ¿no era más conveniente asistir a la rama Central? Siempre les gusta alardear que los duelistas más prometedores se gradúan de esa isla.

Aquello me hizo suspirar divertida.

- Ahí está el detalle, Andersen. El término "promesa" implica que puedes llegar a ser algo grande. Tener potencial no significa que, automáticamente, eres bueno en una cosa. No es un dato preciso, es un estimado. Ahora, tú contéstame esto… ¿Cuántos duelistas, actualmente, en la liga profesional, han expresado el haber aprendido todo lo que saben de la Academia de Duelos?

Una breve carcajada se escapó de mis labios en cuanto vi al chico detenerse en seco y comenzar a hacer memoria.

- No hay… ¡no hay ninguno! – clamó para sí, volviendo, rápidamente, a mi lado para confirmar sus sospechas. ¡Ninguno lo ha hecho en absoluto!

- Exacto. Todos y cada uno de ellos logró llegar hasta la cima de los rankings a su manera. No estudiaron en un lugar que les prometía las mil comodidades. Empezaron desde abajo, como simples mortales. Y si, tal vez, ese modelo ya no es replicable como en días de antaño pero, ¡hey! Nada me detiene para intentar poner en práctica un régimen parecido mientras duren mis estudios.

Además…

Mi mirada se posó en el modernoso dispositivo unido a mi antebrazo.

Quiero ver qué tan lejos puedo llegar en este mundo, antes de que sea el momento de…

- Sugoi…

- ¿Huh?

- ¡Sugoi! ¡Sugoiyo! ¡Eres alguien verdaderamente increíble, Marina-san! – escuché exclamar a mi futuro compañero. ¿Será esto lo que llaman, "Mentalidad de Campeón? En verdad… ¡eres mi senpai, después de todo!

Sentí unas fuertes ganas de golpearme la frente al oír aquello.

En mi descuido, había olvidado que Johan, a veces, podía ser una (muy) impresionable bolita de energía cuando las conversaciones comenzaban a girar en torno al duelo de monstruos.

De hecho, ahora que lo pienso, el muchacho había sido así desde antes de nuestro primer encuentro hace algunos años…

- Flashback -

Pegasus me había invitado a presenciar uno de los Torneos de Clasificación a disputarse en Austria. Los ganadores de esa competencia, obtendrían un lugar garantizado dentro de los Regionales de ese año.

De más está decir que, no me impresionó para nada, el nivel que manejaban los duelistas europeos. Todos usaban barajas tipo Control o Full Aggro, cosa que hacía los combates, un tanto, (muy) predecibles.

Cuando, por fin, llegamos a los últimos dos participantes de la ronda preliminar, algo inesperado ocurrió justo frente a nuestros ojos.

El misterioso maletín, del cual el Sr. Crawford no quería separarse ni un segundo, comenzó a despedir una serie de débiles rayos luminosos que, a simple vista, parecían emular la aparición del fenómeno meteorológico, vulgarmente, referenciado como Arcoíris.

Este suceso, naturalmente, sorprendió al millonario, quién, cual niño en dulcería, procedió a relatarme la antigua historia de una colección de cartas, únicas en su tipo: "Las Bestias Gema".

Historia que no me molestaré en narrar en este recuerdo porque me causa flojera… ¡infórmense ustedes, por amor al Ziz!

Lo que sí pude rescatar de aquel bizarro relato, fue que los espíritus de las dichosas bestias, permanecían en las cartas y que serían ellas mismas las que decidirían quién sería el portador destinado a empuñarlas.

Sabiendo esto, y notando la expresión en la cara del empresario, era sencillo deducir que aquel tan ansiado momento había arribado, encontrándose el elegido, entre uno de los dos aspirantes que, actualmente, se batían a duelo.

Luego de confrontar al dúo de participantes, nuestro "destinado héroe legendario" acabó siendo, nada más y nada menos, que… un impresionable joven de 15 años llamado Johan.

¿No les encanta lo anticlimáticas que llegan a ser este tipo de revelaciones?

Como sea… el peliplateado le entregó la mítica baraja al muchacho de cabello color matiz marino y procedió a regalarle una beca de estudio con todo pago para una de las cinco academias más prestigiosas del duelo de monstruos.

Ya todos sabemos cuál acabaron escogiendo los padres del muchacho…

Trato que, también, me había sido otorgado (y que me vi en la necesidad de aceptar), puesto que, en estos días, ya no era posible volverse un duelista profesional a menos que contara uno con una credencial o título que lo habilitase para ello.

Si a muchos los persigue la desgracia, a mi me perseguía la Burocracia…

Pero bueno, dejemos ese tema a un lado y volvamos al presente…

Luego de una lenta y cautelosa caminata…

Porque no les costaba nada adoquinar el maldito trayecto desde la puerta hasta la orilla…

Johan y yo arribamos, por fin, a la entrada del complejo. Una vez allí, se nos pidió alzar nuestros brazos hacia el cielo (preferentemente, aquellos en los que descansaban nuestros Duel Disk™) con el objetivo de probar que poseíamos las 40 cartas reglamentarias y, por lo tanto, se nos permitía el acceso al fortificado recinto.

Ya adentro, nos topamos con una visión un tanto… contradictoria.

Mientras el paisaje de fuera consistía de un páramo helado con vientos que te congelarían las fosas nasales en invierno, en el interior, todo el diseño estaba ambientado en un antiguo y obsoleto pueblo del oeste.

Si esta era la brillante solución para que sus estudiantes no pensasen en las bajas temperaturas del Círculo Ártico, déjenme decirles que era una muy mala…

- ¡Qué bien, me siento como en una película de vaqueros! ¿Crees que todos los duelos aquí, sean a mediodía?

Tu optimismo es una bendición, Johan, protégelo… por lo que más quieras.

- Por el momento, busquemos al "Sheriff" de este sitio – agregué.

Al adentrarnos más en aquella enorme referencia a la cultura Western, logramos notar, a la distancia, a un fornido sujeto hamacándose en, lo que parecía, una vieja silla mecedora a los pies de una cantina.

- ¿Crees que él sepa algo? – preguntó Johan confundido.

Pienso averiguarlo…

- ¡Hey, tú! – grité, haciendo que el desconocido abriera los ojos. ¿Qué esta pasando aquí? ¿Dónde está todo el mundo?

El tipo musculoso pareció ignorar mi comentario, optando más por comportarse como un bravucón de escuela.

- Vaya vaya vaya, qué tenemos aquí. Parece que los novatos de este año han decidido hacer acto de presencia jajaja…

- ¿Novatos? (Johan)

- ¡SALGAN TODOS! ¡ES MOMENTO DE OTRA NOVATADA, MUCHACHOS!

Habiendo dicho estas palabras, 49 sujetos (y sí me tomé la molestia de contarlos) emergieron de cada ventana, puerta y/o agujero posible, rodeándonos cual pirañas hambrientas a un trozo de carne.

- Ahora que el cuerpo estudiantil entero está presente, creo que ya es hora de que expliquemos cómo hacemos las cosas en la Rama Norte. Cómo ven, aquí, lo único que importa es el talento. Nuestro proceso de bienvenida es muy sencillo, cada uno de ustedes se enfrentará a todos los duelistas de esta escuela. Un ritual que nos gusta llamar: "El Duelo de los 50 hombres".

- Gran nombre… (Johan)

- Entonces, ¿sólo tenemos que ganar 50 veces? – pregunté, para nada impresionada.

- Así es, novata – escuché decir al sujeto de la mecedora. Cada victoria asegura un rango más y más alto dentro del complejo. En el remoto caso de que logres vencer a todos, te bates a duelo conmigo, el estudiante número 50 o como muchos aquí me llaman: El Czar. Ahora… ¿Quién será la primera víctima? ¿Qué tal usted, señorita? Es la primera vez que tenemos a una aspirante tan atractiva por estos helados lugares. ¿Nos honraría con una muestra de sus habilidades?

Oh genial, no es sólo un tipo duro… es un SIMPático tipo duro…

- Suena interesante – opiné. Pero, siento que luchar contra todo tu ejército de manera individual nos consumiría demasiado tiempo, así que les propongo algo menos llevadero, caballeros…

- ¿Huh?

- ¿De qué está hablando?

La metafórica luz del reflector brillaba sobre mi persona.

- "Tag Duels" (Duelos por Equipo) – exclamé. Oí decir que son toda una nueva experiencia. ¿Por qué no probarla?

- ¿Y en qué consisten? – se atrevió a preguntar uno de los 4 sujetos más próximos al Czar.

¿Su harem inverso, tal vez?

- Es fácil, 2 de nosotros contra 2 de ustedes. 8000 pts. de vida por pareja y compartimos tablero. Si ganamos, avanzamos, si perdemos, ahí quedamos. Es simple, es novedoso…

¡Y no nos come tanto tiempo!

- Así que… ¿Qué me dice Czar? ¿Aceptarán sus súbditos el reto?

- ¡Ja, una mujer astuta, eso me gusta! – replicó el musculoso. Cuando pierdas, me encargaré de hacerte mi Reina.

Técnicamente, el término correcto sería Czarina pero, aun así… ¡Eww!

- Creo que le gústate a nuestro amigo, Mari. ¿Me invitarás a tu boda?

- Tienes suerte de caerme bien, Johan…

- ¡AHORA! - exclamó una vez más el fornido, dirigiéndose a nuestro par de oponentes. ¡Que de inicio la novatada anual del Norte!

Con un coro de vitoreantes enemigos de fondo, me volteé, una vez más, para ver a mi animado compañero de camiseta blanca.

- Listo, ¿niño arcoíris?

- Me conoces, Marina. Cuando se trata de duelos, ¡siempre estoy listo!

*Sonido de Disco de Duelo activándose*

Pues, entonces...

- ¡ES HORA DEL DUELO! (Los 4 combatientes)