Los Brazaletes de Goron

Link decidió regresar a la Ciudad Goron y tocarle la nueva canción a Darunia. Subió por los setos del laberinto para llegar rápido al Bosque Perdido y en cuanto entró a este, de nuevo el búho lo sorprendió diciéndole:

—¡Buu, buu! ¿Te ha enseñado Saria alguna melodía? Esas notas parecen encerrar un poder misterioso. Quizá aprendas más melodías como esa en otros lugares de Hyrule. Te servirán de mucho. ¡Buu, buu! —y se alejó volando.

Tras escuchar al búho, Link regresó sobre sus pasos hasta que llegó a la entrada de cemento. Se metió y por un momento tuvo la incerteza de que no apareciera en Ciudad Goron, pero se alivió al ver el túnel y al goron al principio de éste.

Una vez en Ciudad Goron, Link se dirigió a la habitación de Darunia y sin esperar ni un minuto más le tocó la Canción de Saria. Inmediatamente Darunia se puso a bailar como loco, haciendo que Link retrocediera un poco. Incluso decía palabras de emoción por bailar. Cuando por fin dejó de bailar, dijo:

—¡Qué melodía más bonita! ¡De repente estoy mucho más animado! ¡Una extraña fuerza se ha apoderado de mí!... ¡Soy Darunia! ¡El gran jefe de los goron! ¿Querías preguntarme algo? —Link le mencionó la piedra espiritual. Darunia se exaltó un poco —¿Qué? ¿Quieres la piedra espiritual? La piedra espiritual del fuego, también llamada el Rubí Goron, es el tesoro oculto de nuestra raza... Obviamente no te la daría así, sin más... Aunque si la necesitas de verdad... ¿Por qué no acabas con los monstruos que moran en la cueva de los dodongos y demuestras que eres un hombre de verdad? —En su mente Link pensó que Darunia debería estar loco.

"¡Así todo el mundo volverá a estar feliz! —prosiguió —Si aceptas, te daré lo que me pidas. ¡Incluso la piedra espiritual! Y además te daré una cosa muy útil, y sin esperar nada a cambio. Con esto, hasta un niñito como tú puede levantar una flor bomba.

Y entonces Darunia le dio el Brazalete de los Goron. Se lo puso y sintió como si fuera más fuerte de repente. Trató de intentar lo que Darunia dijo sobre las flores bomba, y en efecto, las pudo levantar fácilmente, aunque al parecer éstas se encendían cuando uno las arrancaba, por lo que la soltó y huyó de ahí.

Ahora debía averiguar cómo abrir la cueva de los dodongos. Para empezar salió al Sendero de la Montaña de la Muerte y se fijó que, como el camino para llegar a Ciudad Goron se abría debajo del camino para llegar a la montaña, era muy amplio y no lo había visto del todo por llegar rápido a la ciudad. Vio una especie de balcón cercado desde el que se veía el cañón al principio del sendero y estaba encima de la cueva de los dodongos.

Allí había un goron más grande que los demás y una sola flor bomba. Link se acercó al gran goron y éste le dijo:

—Estoy resguardando esta flor bomba del sol. Verás, estas flores son una especie que sólo crece en esta montaña. El fruto de esta flor es la materia prima con la que se hacen las bombas. ¡Pero alguien que no sea del pueblo goron, sin preparación, no debería intentar recoger los frutos de las flores bomba! Normalmente crecen en lugares sombríos, así que puede decirse que ver una flor bomba en este sitio es algo muy poco común —Link puso cara de sorprendido. El goron continuó —. Por cierto, ¿has visto la cueva cuando venías hacia aquí? Esa es la cueva de los dodongos. Como la luz que hay en el interior es muy tenue, las flores bomba crecen a montones allí.

Entonces a Link se le ocurrió una idea: con mucho cuidado tomó la flor bomba que estaba allí y la lanzó a la entrada de la cueva. La flor explotó y, con éxito, destruyó las rocas que tapaban la entrada a la cueva.

Mientras anochecía, Link bajó el sendero y sin esperar más, se metió en la cueva.