679 Primera vez.

En la Ciudad de Zerzura, en el restaurante en el último piso de la Empresa Apicius, Alice miró hacia abajo, específicamente a la multitud reunida en la sala.

Este último piso, únicamente se encontraba ella y esa multitud que se amontonó eran mayormente periodistas.

A ella le hubiera gustado, que esas personas estuvieran aquí para quejarse, protestar o cualquier asunto similar, sin embargo, estaban aquí por una persona.

Los pasos se escucharon desde el ascensor y un hombre entró con una sonrisa mientras tarareaba.

"Viendo mis fanáticos. ¿No soy increíble?" Preguntó Hermes con una sonrisa descarada y al trotar para acercarse a su lado, comentó. "No esperaba que cerraras el restaurante para mí, estoy agradecido."

La expresión de Alice se volvió seria ante su broma estúpida y miró a ese hombre durante un minuto, hasta que ese idiota se rascó la mejilla.

"Era broma…" Murmuró el hombre con lo que cualquiera podría describir como incomodidad y en voz baja, explicó. "Mi película esta pronto a estrenarse y el fanatismo ha aumentado."

Era una explicación para mostrar su inocencia frente a la multitud, que estaba afuera, enloqueciendo.

No eran muchas personas, alrededor de unas cien a doscientas personas, siendo mayormente periodistas y paparazzi que buscaba alguna premisa.

Alice estaba por responder, cuando percibió un movimiento y para su sorpresa, vio a un paparazzi saltando de un edificio y mientras volaba con un artefacto, pasó por el frente de la ventana, sacando fotos.

"…"

Alice que estaba sorprendida lo vio pasar y tras unos momentos, observó cómo los miembros de seguridad de la Empresa Apicius lo retenían en el aire.

"No podrán borrar las fotos, ya que las sube y las publica de inmediato." Murmuró Hermes al ver como lo detenían y sonriendo, cuestionó. "¿Ves a lo que tengo que aguantar?"

Un fotógrafo saltó de un edificio voló hasta donde estaban ellos para sacar fotos, tomándolos por sorpresa y por la expresión de ese idiota, no era la primera vez que sucedía.

Los de seguridad enviarían al periodista a las autoridades y era probable, que se deshicieran de las fotos si es que estaban guardadas, pero si era como ese hombre decía, ya estaban en las redes.

Era posible que por incumplir las reglas ese periodista fuera denunciado a las autoridades y como si fuera poco, que intentara fotografiar la Empresa Apicius, llevaría a que la empresa actuara.

Aun así, lo hizo y era por este hombre.

"No engañas a nadie. Adoras la atención." Dijo Alice y viendo que la expresión de ese hombre temblaba sin negarlo, preguntó. "¿Qué es lo que deseabas hablar?"

Su hermana estaba ocupando su tiempo en una cita con su pretendiente y Alice para pasarla bien, quería comer todo lo que deseaba durante la mayor parte del día.

Por tal razón, pidió que el restaurante de la empresa cerrara para que la recibiera a ella y lo mejor era que hasta Gaspard había venido a cocinarle.

Ella tenía planeado comer durante varias horas, leer un libro y en la noche enviarle un mensaje a su hermana, con una transferencia bancaria para que vaya a un 'hotel de amor' con su cita y a no la casa en modo de broma.

No le agradaba tanto ese pervertido, pero a Aurora la hacía feliz y Alice se iba a divertir a costa de su hermana.

El problema con el periodista era que, Aurora respondería sus juegos y si las fotos se compartían, su hermana se daría cuenta de que ella y el idiota estaban en el mismo restaurante.

"¿Por qué me miras de esa forma? Siento que me quieres matar." Murmuró el idiota agitando su cuerpo como si tuviera un escalofrío y antes de que hablara, vio como Gaspard y su aprendiz se acercaba.

"Sigues teniendo buen instinto." Respondió Alice sentándose en la mesa y viendo que la mesera activaba el encanto de la pared, para que nadie sacara fotos del interior.

Viendo los platos de comida, ella se animó un poco, cuando los meseros trajeron otra silla y Gaspard le sirvió unos platos a Hermes, quien agradeció con una sonrisa.

"Un plato tan maravilloso como siempre, Gaspard." Murmuró Alice al ver los platos que le servían.

Un Maestro Culinario, de lo mejor que este mundo tenía para ofrecer, los platos que preparaba eran visualmente atractivos y el aroma abría el apetito.

Lo mejor era que Gaspard, no era estético y las porciones eran grandes con varios platos diferentes.

"Disfruten. Seguiré preparando la segunda tanda." Dijo Gaspard y junto a los meseros, se inclinaron con perfectos modales y se retiraron.

Alice que estaba tomando el cubierto asintió atraída por la amalgama de colores y los olores que al entremezclarse causaban que ella tuviera demasiada hambre.

"Gaspard es increíble. Se ganó un cumplido de ti." Murmuró el idiota y luego hubo silencio.

Ella terminó sus platos lentamente, centrándose en su comida y el silencio fue relajante y agradable.

Probaba cada plato deleitándose con el sabor y luego seguía con el otro, terminando uno por uno, hasta que no quedo nada de la primera tanda.

No se había dado cuenta de quien sacaba los platos vacíos o le servía la bebida hasta que levantó la cabeza y vio a Hermes, que, tras terminar la comida, estaba llevando los platos trabajando como un mesero.

Lo hizo sin dejar salir ningún ruido y con un profesionalismo que solo podía salir de un veterano.

"¿Qué era lo que deseabas hablar?" Preguntó Alice tras terminar sus platos y haciéndole una señal a Gaspard que le sirviera en unos minutos, dudó. "¿Se trata de lo que sucedió en Ankara?"

Aurora quedó como una heroína y Cithrel como una peligrosa vampira.

El daño que fue causado por la batalla de ambas fue alto y si bien la llegada de la Luz de Plata y la Iglesia del Tiempo y el Espacio facilitó los problemas, las autoridades de la zona, no molestaron.

Ankara era una ciudad independiente y cuyas autoridades eran del gobierno de los Restos de Turquía, aun así, podrían haber causado problemas.

"Sí. Específicamente de la investigadora." Respondió Hermes y con una sonrisa orgullosa, explicó. "Ella logró entregarme todo el conocimiento antes de que el tirador le pegara un tiro en la cabeza."

Junto a esas palabras proyectó una imagen desde los ojos de la investigadora, que estaba maldiciendo y luego cuando percibió una onda, tomó la mano de Jake y al llegar al otro lado se escuchó una voz borrosa, antes de que el tirador le pegara un tiro en la cabeza.

"Me demoré varios días recrear todos los recuerdos. Los psiónicos son malditamente buenos para jugar con la mente. Quien sea que estaba detrás del tirador difumino los recuerdos y aunque probablemente no me notó, fue paranoico para cubrir sus rastros." Dijo Hermes con un medio suspiro mientras agitaba su cabeza.

¿Utilizó un hechizo para seguir la investigadora? Era probable que más por la investigadora lo hiciera por el tirador y para capturarlo y entregarlo.

"Imagine que eras un profesional en esos temas." Murmuró Alice y bebiendo de su copa, añadió. "Al final, terminaste siendo un novato."

La expresión de ese hombre tembló entre seriedad, risa y rechazo ante el título que probablemente no le agradaba.

Y Alice dio una sonrisa al ver que el idiota asentía.

"Soy bueno tentando a las personas, quizás sabiendo como corromperlas y soy lo suficiente tenaz como para levantarme y nunca rendirme, pero los psiónicos no son una broma." Dijo Hermes y con seriedad, recalcó. "Ellos no han mostrado todo su poder y es probable que un rango SS o SSS pueda afectar la realidad."

En la actualidad se desconocía la fuerza exacta de los individuos psiónicos, pero si lo que Clémentine decía era correcto, entonces la Bestia Santa de China era un tipo de criatura psiónica.

Un rango SSS, que era capaz de controlar el cuerpo de una persona a distancia y mantenerse oculto.

Era probable que mientras más diferente fueran las capacidades, más extraordinarias podrían resultar ser sus acciones y esos individuos no mostraban su fuerza.

Al igual que cualquier alto rango, muy pocos de ellos tenían necesidad de luchar y mostrar su verdadera fuerza.

"Hazañas sorprendentes como cualquier mago." Respondió Alice y con un tono simple, añadió. "El único problema es que no se sabe mucho de ellos."

Los magos eran aterradores y un mago de ilusión podía alterar la realidad afectando a miles y un mago espiritual podía desencadenar un dominio en donde los vestigios de espíritus que deseaban venganza, se levantaban.

O un mago mental era capaz de alterar la mente de una persona o si utilizaba sus trucos en su voz para encantar, podría hacer que los elementos lo obedecieran.

En otra medida estaba ella, que estaba del lado más mágico y que era capaz de aumentar su oscuridad, devorando.

"Buen punto." Murmuró Hermes asintiendo múltiples veces y con calma, dudó. "¿Deseas la información?"

Si era como mencionó y le robó el conocimiento a la investigadora, eso significaba que él tenía en su poder el conocimiento sobre el Linaje Caín y como recrear uno propio.

Luciana realizó sus experimentos con los goblins y Alice no necesitaba imaginarse, lo que sucedería si era utilizado en humanos.

Si tenían suerte, un nuevo linaje podía aparecer y si era tan extraordinario como el linaje de Caín, los rangos S que se convirtieran podrían volverse rangos SS.

"¿Qué es lo que quieres?" Preguntó Alice con seriedad observando a ese hombre, que dio una encantadora sonrisa.

"Oh, me hieres, Alice. No soy todo tratos, favores y planes malvados o búsquedas para mi propia diversión." Exclamó el idiota poniendo su mano en el pecho como si estuviera herido y sonriendo astutamente, añadió. "Y aunque no me interesa tener una legión de vampiros, si quiero algo de ti."

Ojos rojos que brillaban con diversión, entusiasmo y lo que se podía identificar, como un lado juguetón.

Una presencia siniestra apareció y no salió del idiota, sino que, de ella, quien estaba lista para atacarlo en caso de que se le ocurriera un pedido excesivo.

El silencio se extendió durante unos segundos y…

"¿Quieres ir a ver el estreno de mi película? Será divertido." Preguntó Hermes con una sonrisa brillante y emocionada.

Estaba emocionado porque fue en esa película, en la que ella participó y ahora de todo lo que él era capaz de pedir, se conformó con que ella lo acompañara.

Alice suspiró y ocultó la atmósfera siniestra.

"Eres un idiota." Murmuró Alice haciéndole una señal para que Gaspard trajera los nuevos platos.

"Técnicamente, no te estás negando." Respondió el idiota y riéndose divertido, añadió. "Confía en mí, disfrutarás de la película."

Alice lo ignoró por completo y siguió comiendo.

******

En un bosque en la Ciudad Atlántida, Aurora caminó observando la naturaleza.

Los árboles eran curiosos, no tan altos como para compararse a los árboles del bosque mágico y sus hojas eran de color rosa.

Esas hojas al caer del árbol se extendían por el área, cayendo al suelo y disolviéndose mágicamente, convirtiéndose en motas de polvo, que desaparecía con el viento.

El aroma también era muy agradable y aunque en ese punto, Aurora suponía, que no era de la naturaleza, sino que del perfume de la persona que estaba a su lado.

Una figura que estaba en forma y llevaba una camisa suelta, que dejaba ver el físico ocultó detrás de esa camisa.

Cabello castaño, bien peinado y muy bien vestido, no utilizaba joyas y únicamente llevaba el reloj holográfico junto a un anillo espacial.

Sus ojos estaban fijos en los pétalos y esos hermosos ojos de color zafiro se giraron hacia ella, observándola.

Tan misteriosos, tan atractivos y profundos… Aurora no iba a negar que le fascinaba los ojos y su mirada fue bajando, por las mejillas a los labios, que la hizo preguntarse, si eran apetecibles.

"¿Sucede algo?" Preguntó Kairos inclinando la cabeza.

Ni siquiera se dio cuenta de que lo estaba mirando con ojos impuros… Aurora controló su expresión y apartó la mirada a los árboles.

"¿Me estaba preguntando como estos árboles crecieron tan rápido? No he visitado toda la ciudad, pero por lo que recuerdo, esta sección no estaba." Dijo Aurora con la expresión más solemne que pudo dar.

¡No iba a mostrar sus pensamientos!

Así que prefirió cambiar el tema a un asunto extraño.

Estaban caminando por un nuevo bosque romántico de la Ciudad Atlántida, que antes no había existido.

Al menos ella no recordaba que en la Ciudad Atlántida hubiera un bosque romántico y si bien la isla era lo suficiente grande, como para que ella no explorara toda la sección era imposible que no supiera de este lugar.

"Y los árboles son raros. Muy mágicos, pero raros." Murmuró Aurora tocando un pétalo rosa que se disolvió en su dedo.

No eran árboles terrícolas, al menos no ninguno que ella reconociera.

"Decidimos que a la ciudad le faltaba un lugar impresionante y creamos este sitio." Dijo Kairos y al recibir su mirada, dio media sonrisa y añadió. "Cuando me mencionaron el proyecto, lo primero que pensé, fue que sería un excelente lugar para una cita."

La primera respuesta era la excusa pública y la segunda era la razón por la cual él la invitó a este lugar.

Este era una cita, pero no una que ella organizaba, sino que él preparó para ambos y fue divertida.

Almorzaron en un restaurante elegante en Francia y luego fueron al cine, para divertirse con una película y pasaron por una feria alemana.

Usaron portales privados de la Empresa Cosmos, que les permitió moverse a diferentes partes y Aurora no iba a negar, que él se estaba esforzando.

"Hasta ahora ha sido una cita excelente." Dijo Aurora y entrecerrando sus ojos al ver a Kairos, dudó. "¿Has buscado consejos?"

Lo que lo hizo perfecto fue que Kairos se esforzaba por invitarla a nuevos lugares y lo que mostró que estaba siguiendo consejos, se debió a la multiplicidad de eventos.

El restaurante con el cual comenzaron fue elegante y sofisticado lo suficiente como para mostrar una impresión única y luego pasaron al cine, que fue más tranquilo y calmado.

Nada de mostrar riqueza o dinero, simplemente un cine común que estaba repleto de personas y fue similar con la feria.

Y ahora estaban aquí, en un bosque cuyos árboles eran tan extraños y hermosos.

El camino del bosque era increíble y lo mejor era que a pesar de que estaba anocheciendo los pétalos rosas de los árboles, brillaban iluminando los alrededores.

Este sitio estaba completamente preparado y tal hecho, le demostró que Kairos vino con todas sus armas disponibles y buscó consejos.

"Sí. ¿Conoces a Elerius? Él tiene esposa y tiene dos hijas. Fue él quien me recomendó invitarte a una feria que desconozcas y finalizar en un lugar romántico." Reveló Kairos y con calma, añadió. "Aquila me recomendó que cenáramos en un lugar importante y elegante. En cuanto al cine, como la última vez te gusto, quise repetirlo."

Elerius y Aquila Trenus los dos gemelos rangos SS que trabajaban para la Empresa Cosmos y para el ejército de la Ciudad Atlántida.

Esos pesos pesados terminaron siendo consejeros para una cita.

"Déjame adivinar, estos árboles fueron creados por Lucius." Dijo Aurora con una sonrisa.

"Sí. Árboles diseñados desde cero, lo hizo cuando le mencione que deseaba un lugar romántico." Respondió Kairos y sonriendo a medias, murmuró. "Sin embargo, él recomendó finalizar con una cena romántica en el espacio."

Era imposible que estos árboles fueran naturales y más que se ajustaran con tan perfección a este bosque romántico.

Aquila, Elerius y Lucius eran las tres personas que estaban más cercana de Kairos y si bien él no se refería a los primeros dos como amigos, sino que más como subordinados, el último era un amigo.

Un amigo que era tan excéntrico como siempre.

"Espero que no tengamos que ir al espacio. Mi hermana se enojaría si llegó muy tarde." Murmuró Aurora y al darse cuenta lo que acababa decir, se puso completamente roja y anunció. "Vamos."

¿Cómo iba a decir que su hermana se enojaría si llegaba tarde? Dio la impresión de que era una adolescente, que la obligaban a llegar a una hora determinada o si no sería castigada.

Aurora se ruborizó completamente y…

"No te preocupes, te llevaré a casa a horario." Respondió Kairos sonriendo divertido.

Era imposible que él desaprovechara la oportunidad y Aurora al escuchar las palabras de Kairos, se puso aún más roja.

"Mejor vamos. Quiero ver que más tienes preparado." Instó Aurora tomando su mano y moviéndose por el camino del lugar.

Estaba anocheciendo y lo más increíble era que los árboles brillaban no lo suficiente como para encandilar, pero si lo suficiente como para que ambos pudieran caminar.

Moviéndose con rapidez, Aurora lentamente bajó la velocidad maravillada al ver que más árboles empezaban a brillar y entonces muy tarde, se dio cuenta de que estaba sosteniendo la mano de él mientras caminaba.

De inmediato se puso nerviosa y al darse cuenta, se rio ante su infantilismo.

Nunca estuvo interesada en lo romántico y algunos podrían pensar que ella perdió su adolescencia y juventud, sin nunca tener un noviazgo.

De cierta manera, estarían en lo correcto, ya que, en este momento, ella se estaba avergonzado por sostener la mano con su pretendiente.

Una situación que pondría nerviosa a una adolescente, no a una mujer adulta… O eso era lo que Aurora creía y por tal razón tomó coraje.

"¿Nervioso?" Preguntó Aurora al sostener la mano de él con mayor fuerza y jugar con ella.

"No. Solo estaba pensando que tu mano es suave y pequeña." Respondió Kairos tomando su mano y observándola con calma.

¿Pequeña? Él era un poco alto y sus manos eran fuertes y ligeramente grande, lo suficiente como para que ella pareciera pequeña, aunque no tanto.

En cuanto a la suavidad…

"Lo sé. No importa cuánto entrene con mi espada, mis manos siguen suaves." Murmuró Aurora y mostrando su mano con una sonrisa, añadió. "Y créeme he entrenado más de lo que he vivido en un lugar… Maravilloso."

En un lugar en donde el tiempo no tenía sentido.

Durante años entrenó en un sitio misterioso y cuando era joven, ella era de quedarse mucho tiempo entrenando, lo suficiente como para que admitiera, que tal vez terminó entrenando más de lo que había vivido.

Actualmente, estaba volviendo a ese tiempo y el problema, fue que ella no pudo mencionar ese lugar y para su sorpresa, Kairos tomó su mano con calma sin profundizar en la rareza del lugar.

"Suenas como si hubieras preferido tener callos." Dijo Kairos mientras la guiaba, tomándola de la mano.

El modo casual con el cual respondió fue cautivador y a la vez liberador, como si estuviera diciendo que todo lo que ella hablara, él lo entendería.

"¡Por supuesto! ¡Los callos son la prueba del entrenamiento!" Exclamó Aurora y sonriendo encantadoramente, comentó. "Y me he dedicado durante incontables años a mi espada. Mis manos deberían mostrar mi experiencia."

Su maestro tenía callos en la mano y había múltiples espadachines veteranos que no se encargaban de deshacerse de tales muestras de progreso.

Por su parte, ella comenzó a entrenar desde que era una niña y mayormente lo hizo en el lugar de su maestro, en donde su cuerpo no cambiaba.

No importaba si ella se quedaba durante meses o incluso si ella llegaba quedarse años en ese sitio, Aurora desde hace tiempo se había dado cuenta de que no envejecía.

Era raro, ya que su cuerpo se fortalecía, pero a la vez no cambiaba y su apariencia tampoco lo hizo… O si no era probable que pareciera un poco mayor.

Le gustaba creer que era un 'poco', pero en este punto, ya no estaba segura cuál era la diferencia de tiempo en ese lugar.

Caminando tomado de la mano con su pretendiente Aurora sonrió y jugueteó un poco con la mano de su Kairos mientras anochecía.

Pasando por los últimos árboles, Aurora vio una mesa y a lo lejos el mar golpeando la playa, entonces…

"Wow."

Una mesa en la entrada de una playa con los árboles a su espalda, que iluminaba los alrededores.

Lo que resaltaba de esa mesa, completamente preparada para una cena era la luna en lo alto y las estrellas que brillaban con una mayor intensidad que en cualquier otra parte.

Dando la impresión de que el cielo brillaba con una mayor intensidad especialmente para ella.

Posiblemente, una barrera evitaba que la luz de la ciudad afectara el cielo nocturno.

"Si me hubieras mencionado que vendríamos a la playa, hubiera traído mi traje de baño." Murmuró Aurora lo primero que se le ocurrió al escuchar las olas del mar.

No era de ir de vacaciones y salir a la playa, pero gracias a Akira, tenía algunos trajes de baño de los que estaba orgullosa.

Por supuesto, un asunto era bañarse con su amiga y otro asunto muy diferente, era hacerlo frente a la persona que le gustaba.

Aunque…

"…"

Aurora miró a Kairos especialmente su físico y se preguntó cómo se vería en un traje de baño que revelara completamente la figura.

"Así que una cena bajo la luz de la luna. Tengo que admitir, que es más romántico de lo que había imaginado." Dijo Aurora cambiando de tema mientras se sentaba.

Últimamente, tenía pensamientos que no concordaban con su inocencia y Aurora le gustaba creer, que estaba creciendo… Eso era mejor que creer, que Cithrel al irse le dejó una parte del caballero galante-pervertido.

"Me alegro de que te gustara." Respondió Kairos y sonriendo mientras servía el vino, añadió. "La cena es especial. Esperó que te guste"

¿La cena era especial? Había muy pocas cenas que podían sorprenderla y menos cuando era hermana de una gourmet, que le gustaba probar la comida de diferentes partes del mundo, creadas por maestros culinaria e incluso chefs novatos.

Aun así, Aurora sintió expectativa y mientras tomaba una copa del vino, que resultó ser maravilloso, vio como Kairos le servía.

Esta era la cita que él preparó para ella y hasta ahora él estaba poniendo el listón demasiado alto, como para que ella pudiera superarlo cuando fuera su turno de organizar la cita.

Viendo como Kairos servía la comida y la ensalada, ambos lo probaron.

"…"

Aurora que estaba saboreando la comida recibió la mirada expectante de Kairos, que trataba de pasar desapercibido y no lo lograba.

"Oh, esto sabe bien. ¿A qué chef de prestigio has contratado para hoy?" Preguntó Aurora con seriedad al probar otro trozo de carne.

Era un sabor delicioso y la carne era de la mejor calidad al igual que todos los ingredientes y…

"Por favor. No necesitas jugar conmigo." Dijo Kairos algo avergonzado por su halago.

"No sé de lo que hablas. No trates de ocultarlo, es probable que hayas contratado a alguien reconocido." Respondió Aurora y saboreando la comida, dio una sonrisa al darse cuenta de que Kairos la miraba con cierta vergüenza y añadió. "De verdad. Está delicioso."

La comida estaba deliciosa y si bien ella reconocía algunas fallas gracias a que le gustaba cocinar, también pudo reconocer la dedicación de un novato.

El esfuerzo y la dedicación, no era algo que cualquiera pudiera lograr y era probable que Kairos, se demorara mucho tiempo y fallara múltiples veces, para cocinar un plato tan complejo como este.

"¿Fue una recomendación de aquellos cercanos a ti?" Preguntó Aurora con curiosidad.

Esta cena era casera y era imposible no darse cuenta de que él mismo la preparó.

"No. Quise darte algo único. Con tu estatus y trasfondo, fue imposible para mí pensar en una comida que te sorprendiera. Así que decidí cocinarte algo y esta es mi primera vez cocinando para alguien más." Respondió Kairos y con una sonrisa, añadió. "Aquila y Trenus me aconsejaron de comprar materiales muy caros y Lucius… Él mencionó de usar materiales de otros mundos."

Tal como se esperaba del Sabio Lucius, sin duda optaría por algo extraño y Aurora estaba agradecida, de que a ese genio no se le ocurriera crear algún tipo de vaca genéticamente modificada o diseñar una desde cero.

"¿Así que me entregaste tu primera vez? Me siento halagada." Dijo Aurora sin pensarlo demasiado.

Para su sorpresa Kairos tosió cuando estuvo por tomar vino y la expresión de Aurora tembló al darse cuenta de lo que extraño que sonaba esa frase.

Él era inconmensurablemente rico así que sin duda nunca tuvo que cocinar y en ese estilo era similar a Alice, quien nunca había tocado utensilios de cocina y siempre le preparaban la comida.

Luego de esa broma no intencional, ambos siguieron comiendo, charlando y conversando con calma.

De quince minutos a media hora a una hora y antes de que Aurora se diera cuenta, ella estaba sentada en la arena con él a su lado.

Observando la arena mientras sus pies se hundían en la arena, Aurora se preguntó qué haría alguien de su edad.

Lo conocía hace más de un año y desde el torneo internacional, él había estado coqueteando con ella, siendo su pretendiente.

¿Cuánto había avanzado su relación? Una persona normal avanzaría más rápido que ella, cuyo avance era a paso de tortuga.

Ya tenía veintidós años y le seguía avergonzando tocar la mano del hombre que le gustaba… ¿No era eso patético?

"Lo siento." Murmuró Aurora de manera inevitable y cuando Kairos la miró con sorpresa, explicó. "Soy muy lenta para las relaciones. Me avergüenzo de tomar tu mano y aunque a veces quiero hacer algo, no me animo."

No se animaba ni siquiera a darle un beso como correspondía y aunque esa idea estaba en su mente, se avergonzaba con solo pensarlo.

¡¿Era capaz de enfrentarse a una maldita criatura de rango SS, pero no era capaz de animarse de darle un beso a la persona que le gustaba?!

"A veces me pregunto si te hago perder el tiempo." Murmuró Aurora con honestidad.

¿No se vería de esa manera? Hace más de un año él trataba de coquetear y ella ni siquiera lo dejaba ir a lo que algunos consideraban primera base.

Una risa salió de Kairos, quien mostró una sonrisa relajada y madura, que logró avergonzar a Aurora, que por segundos se sintió que sus dudas eran un sin sentido.

"¡Son preocupaciones serias!" Exclamó Aurora pareciendo medio infantil y él sonrió aún más.

Hasta que ella le dio una mirada lamentable por ser intimidada y él calmó su risa y la observó.

Esos ojos de color zafiro brillaban revelando un universo estrellado, que era hechizante.

"Lo son, es cierto. Perdón." Dijo Kairos y sonriéndole con calma y madurez, añadió. "No necesitas preocuparte por la velocidad, ni por si nos parecemos a otros en sus avances. Debes tomarte tu tiempo. Todo el tiempo que quieras para conocerme y para decidir lo que quieres hacer. Después de todo, tenemos todo el tiempo del mundo."

Su voz llevaba una fuerza única, que era imposible de contradecir y eran sus ojos, esos hermosos ojos, lo que mostraban que ella era lo único que él observaba.

Tenían tiempo para conocerse entre sí, descubrir y contar los secretos que antes no podían decir y a la vez, decidir cuando era momento de avanzar.

"Es cierto." Murmuró Aurora y observándolo con cuidado, anunció. "Y ahora quiero hacer algo que estado pensando mucho."

Viendo que él inclinaba la cabeza sin comprenderla, Aurora se acercó a Kairos y dándose cuenta de que él estaba congelado, lo besó suavemente.

Un beso inocente de ambos poniendo sus labios pegados y Aurora en vez de retirarse, continuó besándolo, dándose cuenta de que él respondía.

No era un beso apasionado, era un beso de aprendizaje, siguiendo lo que veían cuando otras personas se besaban, tratando de encontrar su propio camino en los labios de la otra persona.

Fue emocionante, atractivo y para Aurora, una maldita delicia que cuando se separaron, ella se lamentó al haberse alejado.

Sintiendo que no había aprendido lo suficiente, ni lo había intentado lo suficiente y…

"A la mierda." Maldijo Aurora y volvió a avanzar, esta vez tirándolo a él en contra de la arena.

Presionándolo y besándolo con entusiasmo, dedicación y cierta pasión que no pudo ser ocultada.

Aurora admitía que era inocente, inexperta y prácticamente que nunca estuvo interesada en estas situaciones, pero no iba a negar que era entusiasta, dedicada y que siempre buscaba aprender.

Ahora literalmente buscó aprender en los labios de Kairos en un beso inexperto, que era entusiasta y cuando ambos se apartaron, Aurora vio a ese hombre debajo de ella.

Kairos estaba aturdido y la miraba, como si su alma hubiera dejado su cuerpo y a sus ojos, dio la impresión de un conejito asustado de un depredador salvaje.

Estaba completamente rojo y era posible que ella estuviera igual de ruborizada.

"Creo que el alcohol nos ha afectado a ambos y estamos siendo guiados por…" Dijo Kairos y viéndola a ella arriba de él presionando su cuerpo de cerca, tragó conteniendo lo que amenazaba por salir y murmuró. "El calor del momento."

¿El calor del momento? Aurora no iba a negar que en este momento estaba sintiendo esa clase de calor.

No obstante…

"No es alcohol. Darte un beso es algo que deseaba hacer… Y lo deseaba mucho." Dijo Aurora y sin apartarse, observó como él se ruborizaba y anunció. "Sé que soy muy lenta para las relaciones y que no tengo coraje. Comprendo que eres demasiado amable, para dar el primer paso y deseas esperarme a que me sienta cómoda."

Esto no estaba guiado por el alcohol, ni por el calor del momento, esto era algo que ella deseaba hacer.

Ella era muy lenta en esta relación y a veces no tenía coraje, como para intentar animarse a dar un pequeño paso más lejos.

Mientras que él daba la impresión de ser inocente y denso, sin embargo, para Aurora era alguien que esperaba y no importa cuánto tiempo le tomara, él esperaría hasta que ella se sintiera cómoda.

"También sé que soy una persona que pasa la mayor parte en el trabajo, concentrándose en otros temas, que en las relaciones románticas. Que no te envía mensajes por una semana por entrenamiento. Sé que no soy una buena novia… Ni hablar de pretendiente." Dijo Aurora y observándolo con seriedad, añadió. "Y entiendo que ambos tenemos secretos, que quizás algunos lleven a que nuestra relación termine. Sin embargo, con todo lo bueno y lo malo, me gustas. Lo suficiente como para querer comerte la boca."

Aurora no iba a negar que tenía defectos y a veces demasiados.

La lentitud de la relación, su dedicación y casi obsesión por su trabajo, el énfasis que le ponía para ayudar y su modo de arriesgar su vida.

Ni hablar de los secretos que guardaba, sobre su sistema, sus maestros, ese lugar blanco y otros más que ocultaba.

Y él la aceptaba, dejando que se tomara su tiempo y esperándola, más de lo que cualquiera podría haber hecho y el único defecto que él podría tener eran sus propios secretos.

"Así que… Si eres capaz de esperarme y aguantarme con todos mis defectos, me gustaría…" Dijo Aurora y tragando con nerviosismo, añadió. "Avanzar en el rango de pretendiente."

¿Avanzar en el rango de pretendiente? ¡¿A quién demonios se le ocurría tal frase?!

En su defensa, su cerebro estaba haciendo cortocircuito por el subidón de adrenalina, emoción y vergüenza.

Le estaba pidiendo que fueran novios… Si es que ese era el rango siguiente.

¿O tal vez era algo menos formal que novios? ¿Más ligero que novios? ¿Amigos con una cercanía de novios? ¿Pretendientes muy cercanos? Aurora que tuvo miles de preguntas en su cabeza y se congeló cuando lo vio a él acercarse.

"…"

Esta vez fue él quien le dio un beso y fue suave, amable y a la vez maravillado y fascinado, entonces al separarse sonrió.

"No lo pienses demasiado. Y tomemos nuestro tiempo para conocernos." Dijo Kairos lo suficiente cerca de ella, como para que Aurora se diera cuenta de que los ojos de él brillaban con sutilidad.

¿Era su cabeza que estaba perdida? ¿O era porque se veía completamente galante? Fuera lo que fuera, la voz de Kairos sonaba madura, dándose cuenta de que ella tenía miles de pensamientos y tranquilizándola.

¿Y a quién le importaba la definición del avance? Al final era lo mismo, ella quería avanzar y él también.

Aurora al darse cuenta de ese hecho, suspiró y se apartó avergonzada, acostándose en la arena sin querer mirarlo directamente.

Estaba avergonzada y por sobre todo…

"Siento que acabo de gastar el coraje de meses." Murmuró Aurora con seriedad.

"Siento que acabo gastar la suerte de toda mi existencia." Murmuró Kairos a su lado.

Ella gastó su coraje y él toda la suerte de su vida y tal vez de las vidas siguientes... Ante tales ideas, ambos se rieron suavemente divertidos por sus propias perspectivas.

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