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Cuatro. Naturaleza.

Estaba siendo una semana muy pesada.

El tema de Victoria se había vuelto algo que en mi opinión nunca se terminaba, pero en todo caso ¿Era posible que ella se rindiera tan fácil? La respuesta era bastante obvia: No.

Faltaban unas cuantas semanas para la graduación. Me sentía totalmente inútil y débil, tanto era mi sentimiento de debilidad que me plantee el preguntarle a Edward si podíamos adelantar mi trasformación para ser de ayuda en algo, pero rápido lo descarte porque sabía que eso era algo que yo no quería en esos momento, así que solo me dedique a no estorbar tanto y en acatar las reglas de prevención que me había dicho Edward en su momento.

—Somos siete, Elina. —había dicho Carlisle un día que me vio preocupada por ellos. —Y con Alice a nuestro lado dudo que Victoria pueda sorprendernos con la guardia baja, y creo que es más conveniente para tu familia, que nos enfoquemos en el plan original. —

Y Esme agrego:

—Jamás dejaremos que te pase algo malo, corazón. Ya lo sabes. Por favor no me pongas nerviosa. —y después me dio un beso en la frente.

Emmett había dicho:

—Estoy tan contento de que Edward no te haya matado. Todo es más divertido contigo alrededor. —

Después de decir eso Rosalie le lanzo una mirada reprobatoria.

Alice había puesto los ojos en blanco y dijo:

—Estoy ofendida. ¿Verdad que no estas preocupada con esto? —

—Si no fuera para tanto, Edward no hubiera insistido tanto en ir a visitar a mi abuela, ¿Verdad? —dije.

—Hay Elina, como si no lo conocieras, sabes que tiende a exagerar todo. —dijo Alice.

Asentí dándole la razón.

Silenciosamente, Jasper había borrado toda preocupación de mi cuerpo, haciendo que me sintiera más alegre de lo normal. Pero claro toda esa calma y felicidad se fue al caño cuando salí de esa habitación junto con Edward, pero me obligue a olvidar que un vampiro quería matarme e intente relajarme, cosa que extrañamente funciono.

Los días no parecían mejorar y menos con la ausencia de Edward aquel día. Alice no había visto nada fuera de lo normal ese fin de semana, así que insistí en que aprovechara para irse de cacería con los chicos. Yo sabía que se aburria con presas fáciles y esas eran las que cazaba últimamente para mantenerse cerca de mí.

—Ve y diviértete. —dije. —Caza algo que te dé un poco de lucha y después me cuantas como te fue. —

Sabía que para una relación era sana la distancia en algunas ocasiones, así que le insistía que saliera cada vez que Emmett y Jasper querían ir a "Una cacería de machos".

Ese mañana al despertar había encontrado una nota en mi almohada.

*Volveré tan pronto que no tendrás tiempo de extrañarme. Cuida mi corazón…lo dejo contigo.*

Así que tenía todo un sábado para mi solita, bueno menos la parte en que tenía que trabajar en la tienda de los Newton. Lo bueno del trabajo era que ahora Isabella ya no trabajaba ahí, la señora newton la había despedido después de enterarse de la pelea que ella había empezado.

También me había quedado la promesa que me había dicho Alice.

—Cazare cerca de aquí. Si me necesitas estaré a quince minutos de aquí. Estaré al pendiente de algún problema. —y sonrió ampliamente dándome un guiño.

A lo que yo pude traducir a: No intentes nada divertido solo porque Edward no estará. No sin que yo esté presente.

Lo bueno es que este día no estaría sin hacer nada, hoy había quedado con Angela en ayudarla con sus tarjetas de graduación, así que tenía una cosa que podía distraerme.

Me levanté de mi cama e hice mi rutina de belleza. Luego me cambie, me puse una blusa de manga corta negra, unos pantalones negros con rayas blancas y unos tenis tipo converse.

Aún era temprano como para ir al trabajo así que me esmere en hacer algo rico de desayuno para todos. Cuando ya había terminado de poner la mesa todos bajaron y comenzamos a desayunar.

Cuando llegue a Newton's Olympic, Mike limpiaba metódicamente los pasillos mientras su madre arreglaba un nuevo escaparate en el aparador. Los sorprendí en medio de una discusión, así que no notaron que había llegado.

—Pero es el único momento en que Tyler puede ir. —se quejaba Mike. —Dijiste que después de la graduación…—

—Pues van a tener que esperar. —contesto con brusquedad la señora Newton. —Tyler y tu pueden ir pensando en otra cosa. No vas a ir a Seattle hasta que la policía solucione lo que está pasando, sea lo que sea. Ya sé que Betty Crowley le dijo lo mismo a Tyler, así que no me vengas con que soy la mala de la historia. Oh buenos días, Elina. —dijo en cuanto me vio, cambiando a un tono de voz más calmado. —Llegas temprano. —

—No había tanto tráfico. —bromee.

—Este…eh…—

La señora Newton empezó a juguetear de manera nerviosa con sus dedos.

Había notificado con anterioridad que no iba a poder ir a trabajar tantas horas como se suponía, ya que con todo lo de la universidad, la graduación y lo de Victoria se me hacía muy difícil todo, así que empezaron a ensenar a Katie Marshall para ocupar mi lugar. Ya había despedido a Isabella con el pretexto de ser chica problema, y creo que no se podía dar el lujo de pagar dos sueldos como antes así que ya me venía venir lo que me iba a decir.

—Te iba a llamar. —continuo la señora Newton. —No creo que vayamos a tener mucho trabajo hoy, creo que entre Mike y yo podemos arreglándonoslas. Lamento haber hecho que hayas venido hasta aquí. —

—Oh… está bien, no se preocupe de todos modos tengo que estudiar y esas cosa…—dije.

—Gracias, Elina. Mike te saltaste el pasillo cuatro. Eh…Elina, ¿No te molestaría tirar estos folletos a la basura? Le dije a la chica que los dejo que los pondría en el mostrador pero la verdad no tengo espacio. —dijo la señora Newton.

—Claro no hay problema. —dije.

Tome los folletos para salir de nuevo al exterior donde lloviznaba. Cerré bien mi chamarra, me puse el gorro de esta y caminé hacia los contenedores que estaban del otro lado del estacionamiento. Cuando estaba a punto de tirar el paquete brillante de papeles amarillos mire el título que me llamo la atención.

SALVEMOS AL LOBO

DE LA PENÍNSULA DE OLYMPIC

Bajo las palabras había un dibujo bien detallado de un lobo frente a un pino, con la cabeza hacia atrás, aullándole a la luna. Algo en estos folletos hizo que un chip en mi cabeza se encendiera.

Rápidamente comencé a correr hacia mi auto, con los folletos aun en mi mano. Quince minutos eso era lo único que tenía. Solo eran quince minutos hacia La Push y seguramente cruzaría la frontera unos minutos antes de llegar al pueblo.

El auto arranco con facilidad.

Alice no iba ser lo suficientemente rápida, ya que esto no lo había planeado. Lancé los papeles al asiento del copiloto y conduje a toda velocidad hacia La Push.

Iba a toda velocidad por la autopista y con los limpia para brizas a toda marcha. No sabía en donde comenzaba la frontera, pero supe que ya la había cruzado cuando comencé a ver la primeras casas de la reserva. Seguro Alice ya no podría detenerme.

La llamaría más tarde cuando ya estuviera en la casa de Angela, para que no se preocupara. Lo que si sabía era que Edward estaría muy enojado conmigo.

Cuando menos lo espere ya estaba enfrente de esa casita color rojo desteñido, en donde hace un año pasaba casi todo mi día.

Antes de que pudiera apagar el motor, Jacob ya estaba en la puerta con una expresión de sorpresa.

Apague el motor y baje de mi auto.

—¿Elina? —

—¡Hola, Jake! —dije totalmente alegre.

—¡Elina! —grito y sonrió. —¡No lo puedo creer! —

Corrió hacia mí.

—¿Cómo llegaste hasta aquí? —dijo.

—¡Tenía ganas de venir! —

—¡Asombroso! —

—¡Hola, Elina! —dijo Billy en la entrada de la casa.

—¡Hola, Bil…! —

En ese momento me vi interrumpida por un gran abrazo de parte de Jacob que me saco el aire, y no mejoro que empezara a dar vueltas conmigo en sus brazos.

—¡Es genial tenerte aquí de nuevo! —grito Jacob.

—Jake…no puedo…respirar. —murmuré a como pude.

Él se rio y me puso de nuevo en el piso.

—Bienvenida de nuevo, Elina. —dijo con una gran sonrisa.

Después de esperar que la lluvia se detuviera un poco decidimos ir a caminar un rato, no se nos apetecía estar sentados en su casa. Jacob iba prácticamente saltando de la emoción mientras caminábamos y tuve que decirle varias veces que yo no era demasiado rápida como para seguirle el paso.

Los primeros temas de conversación que salió fue el cómo había decidido ir tan repentinamente, le tuve que contar con un poco de vergüenza sobre los folletos, el solo soltó una carcajada. También estuvimos poniéndonos al día sobre lo que había ocurrido en este tiempo que no estuvimos en contacto.

Pero cuando pasamos detrás de la única tienda de la reserva llegamos a los temas más difíciles de tratar. Pronto tuvimos que hablar por qué tuve que estar tanto tiempo separada de él, pude ver como el rostro de mi mejor amigo se tornaba serio y amargo.

—Entonces, ¿Qué está ocurriendo? —pregunto Jacob al mismo tiempo que pateaba un tronco y lo mandaba volando. —Bueno…desde la última vez… bueno…antes, de ya sabes…—no encontraba las palabras adecuadas. —Lo que quiero saber es si… ¿Simplemente volvió a donde estaba antes de que él se fuera? ¿Se lo perdonaste todo? —

—En parte. —me miro confundido. —Bueno…como te lo explico. —murmure para mí misma. —Ya volvimos a estar juntos pero no como antes, ósea… ya lo perdone pero no se me olvida todo lo que me hizo, ¿Sabes?, Es como cuando rompes un plato, lo puedes volver a pegar y todo eso, pero no vuelve a quedar igual. —

—Me hubiera gustado tomar una foto de cuando te salve del acantilado esa hubiera sido la prueba A. —

—Eso no tuvo nada que ver y eso no fue mi culpa. —reclame.

—Si, vi lo que te hizo en el acantilado, y supe lo de la pelea en la escuela. —dijo.

Eso hizo que me acordara de la ilusión, holograma o no sé qué cosa de Jacob, que había desaparecido en cuanto Isabella lo había golpeado.

—Ya no está más aquí. —

—¿Qué? ¿Quién? —dije volviendo a la conversación.

—Bella. —me contesto. —Charlie la mando de vuelta con su madre a Florida. Según lo que le conto Charlie a mi viejo, ya no podía más con las cosas locas que hacía, así que en cuanto la escuela llamo diciendo que había empezado una pelea llamo a su madre para decirle que ya no podía estar más en Forks, creo que esa fue la gota que rebasó el vaso. Creo que la iban a mandar a un psicólogo o algo así. —termino de contarme Jacob.

—Bueno al menos ya no tendré que esperar a que Isabella se acerque para que le dé una lección. —dije mientras levantaba los brazos y los flexionaba el poco musculo que tenía. —Y espero que le puedan dar la ayuda que necesita. —

Caminamos un momento en silencio hasta que Jacob lo rompió.

—Pensé que él ya no volvería. —

Suspire.

—Nunca supe la historia de cuando fuiste por él, ¿Qué sucedió en realidad? O ¿Es un secreto? —dijo burlón. —¿Acaso no me lo puedes contar? —

—No, además es una historia algo larga. —conteste.

Él sonrió con arrogancia y comenzó a caminar por la playa, esperando que lo siguiera. Jacob llego hasta un enorme tronco que me era familiar. Se sentó en aquel árbol y dio unas palmaditas a un lado de el para que me sentara.

—No me molestan las historias largas, al menos dime ¿Hay algo de acción? —

Me senté a un lado de él.

—Algo. —dije.

—No puede dar miedo de verdad si no hay algo de acción. —

—¿Me vas a dejar contar la historia o vas a seguir interrumpiéndome? —dije.

Hizo como que se cerraba los labios con llave y luego tiraba esa llave por encima de sus hombro. Sonreí divertida.

—Bueno, pero voy a empezar la historia desde donde estabas tú. —dije mientras acomodaba la historia en mi cabeza.

Jacob levanto una mano pidiendo permiso para hablar.

Rodé los ojos y asentí para que hablara.

—Está bien, de todos modos no entendí nada. —

—Ok, bueno esto será un poco complicado de explicar, así que presta mucha atención. ¿Si sabes que Alice tiene visiones? —

Interprete su ceño fruncido como una afirmación. No era un secreto para los Hombres lobos que algunos vampiros tenían dones.

Intenté de explicar todo con la mayor exactitud que podía, sin omitir y agregar nada, le conté todo de cabo a rabo. Le dije que Alice había visto los planes de Edward de suicidarse al pensar que me había muerto. Solo me interrumpió una sola vez.

—¿La adivina chupasangre no puede vernos? —pregunto con alegría y ferocidad. —¡Eso es extraordinario! —

—Jacob, ya te había dicho que no me gusta que les digas así. —lo regañe.

—¡Ups! Lo siento. —y cerro la boca otra vez.

Su reacción fue la que esperaba cuando llegue a la parte de los Vulturis. Apretó los dientes y comenzó a temblar, continúe con la historia para que se calmara. Termine la historia diciendo que habías salido del problema, obviamente omitiendo el trato que teníamos con los Vulturis y de su posible visita en un futuro. No quería empeorar las cosas.

—Ahora ya sabes la historia completa. —termine. —Ahora te toca a ti. ¿Qué fue lo que paso en fin de semana que no estuve aquí? —

Asintió y se aclaró la garganta.

—Embry, Quil y yo estábamos patrullando el sábado por la noche, solo de rutina, cuando de repente ahí estaba, saliendo de ninguna parte, ¡Pum! Una pista fresca de no más de quince minutos. —dijo mientras simulaba una explosión. —Sam quería que la esperáramos, pero yo no sabía que te habías ido y no sabía si tus chupasangres estaban atentos. Así que salimos a toda máquina detrás de ella pero cruzo la línea del tratado antes de que pudiéramos atraparla. Nos colocamos en línea para esperarla, fue tan frustrante. —dijo haciendo una mueca y resoplando. —Nos fuimos hacia el sur y los Cullen la persiguieron hacia donde estábamos, solo unos kilómetros de nuestra ubicación. Habría sido la emboscada perfecta si hubiéramos sabido donde esperar. —negó con la cabeza. —Entonces fue cuando las cosas se tornaron peligrosas. Sam y los otros recuperaron el rastro antes de que llegáramos, pero ella estaba de un lado a otro de la línea y el aquelarre estaba del otro lado. El grande, ¿Cómo se llama…? —

—Emmett. —conteste.

—Ese, bueno, pues se lanzó contra ella, pero ¡Que rápida es la pelirroja! Prácticamente voló detrás de ella y casi se estrella con Paul. Y ya sabes, Paul…bueno ya sabes. —

—Si. —dije.

—Se volvió loco. No lo culpo, tenía al chupasangre grandote justo encima de él. Así que salto…he no me mires así. El vampiro está en nuestro territorio. —

—Ya te dije que se llama Emmett. —dije rondando los ojos.

—De todos modos. —continúo hablando. —Paul fallo y el grandulón regreso a su lado, pero entonces, este…la…eh, bien, la rubia. —

No encontraba las palabras para describir a la hermana de Edward.

—Rosalie. —dije.

—Como quieras. Se había vuelto a un asunto realmente territorial, así que Sam y yo nos quedamos atrás para cubrir los flancos de Paul. Entonces el líder y el otro tipo rubio. —

—Carlisle y Jasper. —

Me miro exasperado.

—Elina, me da igual como se llamen. Como sea, Carlisle hablo con Sam en un intento de calmar las cosas. Y fue bastante raro, de repente todos nos calmarnos muy rápido. Creo que fue ese otro tipo que dice, que nos hizo algo raro en la cabeza, pero aun así sabíamos que teníamos que estar alertas. —

—Si, ya se cómo se siente. —dije.

—Realmente furioso, así es como nos sentimos. Solo que al final no estas tan enojado. —Sacudió la cabeza con confusión. —Así que Sam y el vampiro líder acordaron que Victoria seria la prioridad y volvimos a la caza. Carlisle nos dio la pista, para que pudimos ir en el sentido correcto, pero entonces cambio de rumbo hacia los acantilado y se volvió a meter al agua. El grandulón y el tranquilo nos pidieron cruzar a nuestro territorio para seguirla, pero nos negamos, como es lógico. —

—Hay…Emmett nunca piensa antes de actuar. —dije.

Jake resoplo.

—Así que tu vampiro te dijo que los atacamos sin razón y que su aquelarre, totalmente inocente…—

—No. —lo interrumpí. —De hecho me dijo lo mismo que tú me contaste, pero desde su punto de vista. —

—Ah. —dijo irritado. —Bueno, ella volverá, supongo que la tendremos que estar atentos. —

Asentí y lo volteé a ver. Estaba sumido en sus pensamientos.

—¿En qué piensas? —pregunte.

—Estaba pensando en lo que me dijiste. En que la adivina te vio ser empujada y que pensó que te habías muerto y luego eso desato todo lo demás… ¿Si te das cuenta de que si me hubieras esperado, esa chupa…Alice no habría visto lo que vio? Nada habría cambiado. Probablemente tu y yo estaríamos en mi taller, como cualquier otro sábado. No habría vampiros en Forks y tú y yo…—su voz se fue apagando.

Negué.

—Estoy segura de que él hubiera vuelto. —dije.

—¿Tan segura estas? —pregunto con una actitud desafiante.

—Claro, no podemos pasar demasiado tiempo separados, siempre volvemos al otro. —

Suspiro con pesar.

—¿Sabías que Sam se enojó mucho contigo? —cambio de tema.

—¿Conmigo? ¿Por qué? —lo mire confundida.

—Cuando Sam vio como estabas al principio, y cuando Billy les conto lo preocupado que estaba Graham, entonces paso lo del acantilado… pensamos que serias la primera en estar en contra de los Cullen por cómo te trataron. —

Sabía que algo así podría pasar. Algo me decía que Sam no era el único que pensaba de esa forma, pero de todos modos al final es mi decisión si termino perdonándolos o no.

—Mira, Elina. —dijo Jacob sacándome de mis pensamientos.

Me señaló un águila que bajaba en picada hacia el océano desde una altura increíble. Se recupero en el último momento y solo sus garras rozaron el agua, para después volver a volar con un enorme pez en sus garras.

—Lo vez por todas partes. —comenzó de nuevo Jacob. —La naturaleza sigue su curso, cazador y presa, el circulo infinito de la vida y la muerte. —no entendí el sermón sobre la naturaleza que dio.—Nunca veras al pez intentar besar al águila. —me miro de manera burlona.

Me comencé a reír por su broma en forma de indirecta muy directa que me dio.

—Bueno, nunca sabrás lo que piensa el pez, no a menos que tengas cerebro de uno. —me reí y lo miré burlona. —Talvez al pez se le hace llamativa el águila. —

—¿Entonces eso es lo único que importa? ¿El buen aspecto? —me pregunto.

—No seas tonto, Jacob. —lo mire con el ceño fruncido.

—¿Es el dinero? —pregunto de nuevo.

Esta vez sí me indigne.

—¿Enserio tú crees que yo estaría con una persona solo porque es guapa y tiene dinero? Porque si piensas así entonces no me conoces. —dije mientras me levantaba y comenzaba a caminar dándole la espalda.

—Vamos, Elina, no te pongas así. —me alcanzo y me tomo de la mano para que diera la vuelta. —Solo intento comprenderte. —

—Entiéndelo, Jacob, Lo amo ¡Y no porque sea guapo y rico! Y aunque no lo creas él tiene también defectos. Me conquisto de otras formas, él es una persona encantadora, brillante, generosa y decente. Tú que eres mi amigo deberías saber que no me importa lo monetario y el físico de las personas, me guio por lo que la persona tiene en su interior. —

—No entiendo. —dijo.

—Dime entonces, porque según tú lo estoy haciendo mal. ¿Cuál es la mejor razón para amar a alguien? Ilumíname por favor. —dije.

—Creo que el primer lugar donde deberías ver seria mirando dentro de tu propia especie. Eso funcionaria. —

—¿Qué? Entonces tendría que estar enamorada de Mike Newton, ¿Eso estaría mejor para ti? —

Jacob se estremeció y se cruzó de brazos de mal humor.

—Yo soy humano. —susurro.

—¿Sigues pensando que es la consideración más importante? —

—No es lo mismo, yo no pedí esto. —

—¿Y crees que Edward sí? Él no sabía lo que pasaba. Y para que sepas ninguno de los Cullen lo escogió. —

Jacob movió la cabeza para adelante en un movimiento rápido.

—No deberías de juzgarlos así. Los Cullen son personas muy humildes y honradas, deberías de ser un poco más compresibles con ellos, son demasiado buenos en realidad. —

Frunció el ceño.

—No deberían de existir. Su existencia está en contra de la naturaleza. —dijo.

—¿Enserio dijiste eso? —pregunte incrédula.

—Elina, lo que yo soy nació conmigo. Es parte de mi naturaleza, de mi familia, de lo que somos como tribu, es la razón por la cual todavía estamos aquí. Aparte de eso sigo siendo humano. —

—Lo sé, pero eso no te da derecho de hablar de ellos de esa manera, al menos no en mi presencia. —dije. —Además los humanos normales no arrojan motos por ahí, como lo haces tú, pero aparte de eso me pareces demasiado humano. —

—Me siento humano. —susurro mirando a lo lejos, para después mirarme.

Le temblaba el labio inferior.

—Oh, Jake. —dije para después abrazarlo intentando consolarlo.

Sabía que bajo toda esa capa de ira Jacob sufría y no podía permitir que mi amigo sufriera mientras yo era feliz, tenía que ayudarlo como él me ayudo.