Prólogo

Carla Brown... La mujer más hermosa que eh conocido y la más dura de roer.

Nunca pensé que sus curvas poco movidas me darían motivación de ser amable con ella. Pero, ahora solo tenía una misión:

Acostarme con ella.

Y no dejaría que nadie se interponga entre nosotros.

Ni siquiera su enorme odio hacía mí.

(...)

Siempre que llego a la oficina la encuentro sentada decidida y cómoda, en la silla ejecutiva que compre especialmente para ella. Un digno regalo tras estar repitiendo cada día que su espalda dolía debido a la que tenía. Por lo visto, odia las sillas sin espaldar.

No tenía idea de sus gustos hasta hace poco. De hecho, nunca me fijé en los gustos de ningúna mujer...

Hasta hoy... Donde pude notar que la blonda de su ropa interior de ayer era negra y la de hoy azul, que odia el café negro y prefiere el chocolate caliente, que su color favorito es el rojo por el tono que siempre recalca en sus delicadas uñas y que odia la hipocresía tanto como yo.