1 Elegidos

El campo de batalla estaba envuelto en un caos indescriptible. El estruendo de las espadas chocando y los gritos de los guerreros llenaban el aire, mientras el humo y el polvo oscurecían el cielo. En medio de la carnicería, un samurái gravemente herido luchaba por mantenerse en pie, su espada ensangrentada aún aferrada con fuerza en su mano.Cada aliento era un esfuerzo agonizante mientras el samurái luchaba contra el dolor y la debilidad. Sus ojos se nublaban con el peso de sus heridas, pero su espíritu se negaba a rendirse. Con cada golpe de su espada, defendía su honor y el de su clan, determinado a luchar hasta el último aliento. De repente, en medio del fragor de la batalla, una luz resplandeció a su alrededor, cortando a través de la oscuridad como un rayo de esperanza en la noche más oscura. El samurái se detuvo por un momento, sorprendido por la visión que se desplegaba ante él. Una figura divina, envuelta en una luz dorada, se materializó frente a él. Era un dios ancestral, con una presencia que irradiaba poder y majestuosidad. Sus ojos, llenos de sabiduría milenaria, se posaron en el samurái moribundo con una intensidad penetrante." Samurái valiente", dijo el dios con una voz que resonaba como el trueno distante, "tu coraje y tu honor en la batalla han sido observados por los dioses. Ahora, en tu hora más oscura, te ofrezco una oportunidad de redención". El samurái, asombrado por la aparición divina, escuchó atentamente las palabras del dios. Con el corazón lleno de esperanza, aceptó la oferta del dios, dispuesto a seguir cualquier camino que le llevara a la redención y la paz en el más allá. Entonces, en un destello de luz deslumbrante, el samurái fue elevado por encima del campo de batalla, dejando atrás el dolor y la violencia de la guerra. Con el dios como su guía, se embarcó en un viaje épico que lo llevaría a través de los reinos divinos y más allá, en busca de la redención y el perdón que tanto anhelaba. Y así, mientras la guerra rugía en la tierra mortal, el samurái moribundo se convirtió en un héroe legendario, cuyo destino estaba entrelazado con los dioses mismos. Su historia perduraría a través de los siglos, recordada como un ejemplo de coraje, honor y sacrificio en tiempos de guerra.El samurái moribundo, aún aturdido por la aparición del dios llamado Yamoshae, escuchó con atención las palabras del ser divino. Sus ojos, llenos de determinación, reflejaban la gravedad de la situación que se le presentaba."Samurái valiente", comenzó Yamoshae con solemnidad, "mi mundo, el mundo que he creado para los humanos, está en grave peligro. Los demonios, conocidos como Oni, han surgido de las profundidades del inframundo y están diezmando a los humanos, causando estragos y destrucción en su paso".El samurái asintió, comprendiendo la urgencia de la situación. "¿Y por qué me has elegido a mí para esta tarea, Yamoshae-sama?" preguntó con humildad, su voz apenas un susurro en el viento.Yamoshae miró al samurái con una mezcla de tristeza y determinación. "Porque tú, samurái, posees la valentía, el honor y la fuerza necesarios para enfrentarte a esta amenaza. Eres el último rayo de esperanza para mi mundo y su gente. Solo tú tienes el poder de detener a los Oni y restaurar la paz y la armonía".El samurái se sintió abrumado por la responsabilidad que se le había encomendado, pero sabía que no podía permitirse dudar. "Haré todo lo que esté en mi poder para proteger tu mundo y a su gente, Yamoshae-sama. Me comprometo a luchar hasta el último aliento para cumplir con esta misión".Con un gesto de agradecimiento, Yamoshae extendió su mano hacia el samurái, irradiando una luz cálida y reconfortante. "Que la fuerza de los dioses te acompañe en tu viaje, samurái. Que tu espada sea afilada y tu corazón valiente mientras te enfrentas al mal que amenaza a mi mundo".El samurái aceptó la bendición del dios con humildad, sintiendo una determinación renovada ardiendo en su pecho. Con una reverencia hacia Yamoshae, se preparó para partir en su nueva misión, sabiendo que su destino estaba entrelazado con el de un mundo que dependía de él para su salvación.Ante ellos, una puerta dimensional se abre lentamente, revelando un resplandor dorado que emana de su interior. La energía que emana de la puerta es palpable, envolviendo la escena en un aura mística y solemne.Yamoshae, con su presencia majestuosa, señala hacia la puerta con solemnidad. "Takeshi, samurái valiente", comienza, su voz resonando con autoridad divina, "he abierto una puerta que te llevará a través de dimensiones desconocidas. Debes comprender que una vez que pases por esta puerta, no habrá retorno. El destino que te aguarda es incierto, pero confío en tu valentía para enfrentarlo".Takeshi, con su espíritu indomable, asiente con determinación. "Entiendo, Yamoshae-sama. Estoy preparado para enfrentar lo que sea que me depare el destino".Pero antes de que pueda cruzar la puerta, Yamoshae lo detiene con una advertencia sombría. "Sin embargo, debes saber que no eres el único elegido para esta tarea. Algunos demonios han elegido humanos talentosos para poner fin a tu vida. Debes tener cuidado y estar atento, Takeshi, pues los peligros que te aguardan son mayores de lo que puedas imaginar".Con estas palabras, Takeshi se prepara para cruzar la puerta dimensional, sabiendo que su destino está entrelazado con el de su mundo y que su valentía será puesta a prueba como nunca antes. La luz dorada de la puerta lo envuelve, y con un último vistazo hacia Yamoshae, Takeshi se adentra en lo desconocido, listo para enfrentar los desafíos que le aguardan en su búsqueda por salvar su mundo y su propia vida.
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